19-12-2022
Carlos M. Padrón
Falleció a las 12 de anoche en el Hospital General de La Palma víctima de un repentino derrame cerebral contra el que nada pudo hacerse.
Aunque su nombre era Gilberto, lo llamábamos Bero. Según él me explicó, cuando era pequeño le preguntaban cómo se llamaba, y contestaba que Gilbero. De ahí —y por economía verbal, supongo— se pasó a Bero. Para más señas, se añadía Carracote, que es el apodo dado a su familia desde generaciones anteriores.
Hemos sido amigos desde que yo tenía 12 años, y a partir de ahí cultivamos nuestra amistad y proximidad cada vez que tuvimos oportunidad, siendo la más destacada lo que vivimos según conté en “Agonía en La Caldera: 50° aniversario de una excursión que pudo ser mortal”, una aventura que, porque estuvo a punto de causarnos la muerte, fundamentó nuestra amistad por el resto de nuestras vidas.
Como logramos escapar con bien de este evento, cada vez que pudimos, los cuatro amigos que lo vivimos nos reuníamos en la fecha aniversario para celebrar que aún respirábamos. Con la marcha de Bero, ya quedamos sólo tres.
2009. La Cumbrecita. Celebración del 53 aniversario. De derecha a izquierda: Wifredo, Lelo, Bero y yo.
Cuando después él se fue a Tenerife a sus estudios de aparejador y yo ya trabajaba allí, seguimos con lo nuestro. Y estando yo ya en Venezuela, cada vez que tuve oportunidad me acerqué a Canarias y muchas de esas veces fue Bero quien me recogía (o nos recogía, si yo llegaba acompañado) en el aeropuerto y luego me/nos paseaba por Tenerife para que yo hiciera visitas que necesitaba hacer o a conocer lugares no visitados antes. La vuelta a la isla fue algo bastante frecuente.
En la mayoría de nuestros encuentros, tanto en Tenerife como en La Palma, íbamos a “pagar una promesa”, que es el nombre que él jocosamente daba a ir a comer con amigos a un restaurante, pues con su buen humor de siempre le buscaba el lado chistoso a todo.
La foto que sigue es de junio de 1969 cuando desde Caracas vine a El Paso por la gravedad de mi padre, que murió el 24 de ese mes. Bero había venido desde Tenerife por la fiesta del Sagrado.
Dos veces (1980 y 2001 y siempre un noviembre) estuvo en Venezuela, donde aún tiene familia, y las dos veces estuvo en mi casa. En la visita de 1980 nos tomamos en mi casa esta foto:
Y en la de 2001 pude devolverle el favor de recogidas y llevadas al aeropuerto. Además, vino a mi casa el día 07 de ese mes y me hizo el honor de quedarse esa noche.
Aunque a nuestras edades la muerte nos golpea cada vez con mayor frecuencia, cada golpe nos duele, y éste ha dolido a muchos, pues Bero tenía muchos amigos que hoy estamos de luto.
Vaya desde aquí nuestro pésame para toda su familia, tanto la de aquí como la de Venezuela, que hoy lloran una muerte inesperada.
Que descanses en paz, querido amigo Bero.