19-06-2022
Carlos M. Padrón
Se dice que fue IBM quien en 1992 inventó el smartphone, pero fuere quien fuese no creo que soñara siquiera con el profundo y mayormente desastroso cambio que ese aparatico —al que, como en España se le llama móvil, yo llamo mierdóvil— iba a causar en el mundo.
Según explica el artículo cuyo enlace copio abajo, los jóvenes —que dicen no entender el lenguaje que usan los periódicos porque han perdido y siguen perdiendo sus habilidades lingüísticas— prefieren informarse por las redes sociales en las que, aunque no estoy apuntado a ninguna, sé que aparece cualquier cantidad de bulos, aberraciones y especímenes humanos que se dicen ‘influencers’ y carecen de bases sólidas o serias para opinar sobre lo que cuentan, o, muchas veces ataviados como mamarrachos, hablan sobre estupideces que causan estragos en los adolescentes que los siguen porque los creen importantes.
Hay dos que destacan por sus grandes “valores”: Fraudebook (chismografía, engreimiento y ostentación), e Instagram (hemorragia de imágenes que ha devaluado lo que una vez supuso la fotografía).
Uno se pregunta hasta dónde va a llegar este mundo por el camino que lleva, y se entiende que las dichosas redes sociales han dejado en evidencia a la Biblia porque no aparecen entre las plagas que ésta enumera.
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El reto de los medios con los jóvenes: “Para mí, un periódico está desfasado; uso las redes”
Los menores de 25 años evitan las noticias de política y coronavirus porque afectan negativamente a su estado de ánimo, y no consumen medios tradicionales porque les resulta “difícil” entender su lenguaje. El 15% de ellos acude a TikTok para informarse