Un burro murió frente a una iglesia. Como pasada una semana el cuerpo del burro seguía allí, el cura decidió llamar al alcalde, que era de Podemos.
—Señor alcalde, hace una semana que tengo un burro muerto frente a la iglesia
El alcalde podemita, gran adversario político del cura, contestó:
—Pero, Padre, ¿no es el Señor quien tiene la obligación de cuidar de los muertos?
—Así es, ¡pero también es mi obligación el avisar a los familiares!
Cortesía de Ramón López
