[Canarias}> 2021: acaba el año del maldito volcán

30-12-2021

Si 2020 fue el año de la pandemia, 2021 será recordado por la devastadora erupción volcánica en Cumbre Vieja, en la isla de La Palma, que el pasado sábado se dio oficialmente por concluida. Un fenómeno natural poderosamente atractivo y destructivo que durante casi tres meses ha traído de cabeza a los palmeros, que aguardan a que, una vez finalizada la emergencia, comiencen a llegar todas las ayudas comprometidas para poder rehacer sus vidas.

Un acontecimiento que ha captado la atención internacional, que ha puesto de relieve la importancia de la Ciencia y de la utilidad de las nuevas tecnologías, y que ha familiarizado al gran público con una terminología raramente empleada salvo por una minoría: lapilli, piroclastos, estromboliano, fisural, fajana…

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Desde que comenzó la erupción el 19 de septiembre en la zona de Cabeza de Vaca, en El Paso, se han entremezclado dos sentimientos opuestos: por un lado, la fascinación por el espectáculo de luz, sonido y fuego, y la certeza de estar asistiendo a un hecho histórico; y por otro lado, el temor y la visualización de sus devastadores efectos.

Las cifras son abrumadoras: más de 1.300 viviendas han sido sepultadas por la lava, además de edificaciones agrícolas, de ocio y hostelería, colegios, parte de un cementerio, un polígono industrial, un punto limpio, más de 73 kilómetros de carreteras y casi 370 hectáreas de cultivos, además de conducciones de agua, luz y telefonía.

Dos de los grandes pilares económicos de la isla se han visto seriamente golpeados: el turismo, perjudicado por los constantes cierres del aeropuerto y por las cancelaciones de reservas, y la agricultura, singularmente la producción de plátanos, uva y aguacate. Según una estimación de daños efectuada en noviembre por las administraciones locales, los daños superaban los 900 millones de euros. Por poner en perspectiva esta cifra, el PIB de La Palma en 2018 fue de 1.580 millones.

La huella emocional

El recuento de daños materiales se antoja complicado y aún llevará tiempo, pero las secuelas emocionales son incalculables. Barrios enteros como Todoque, El Paraíso o El Pampillo desaparecieron bajo la lava, y otros como La Laguna fueron parcialmente atravesados por lenguas basálticas a más de 1.000 grados de temperatura y de hasta 10 metros de altura, si no más. Más de 2.300 personas vivían dentro de ese perímetro del volcán y de las coladas.

En total fueron evacuadas más de 7.000 personas, y está por verse cuántas podrán regresar a sus viviendas y cuándo, pues sigue habiendo riesgo por la presencia de gases nocivos y algunas estructuras se podrían haber visto comprometidas.

Son muchas más las personas que han estado expuestas a un gran desgaste psicológico al encadenar noches en vela por los sismos, el rugido del volcán, la incertidumbre por el caprichoso avance de las coladas y, en el peor de los casos, la pérdida de sus casas, de su sustento económico, o de ambas cosas. Y también a concentraciones de gases, principalmente dióxido de carbono, y a una lluvia constante de arenizas cuya retirada se ha convertido en un suplicio y en una amenaza para las edificaciones en las zonas de mayores acumulaciones, por riesgo de desplome.

Un máster para la Ciencia

El anverso de la moneda de esta erupción volcánica es la oportunidad que ha brindado a la comunidad científica para estudiar «in situ» este fenómeno, medido, analizado y monitoreado por tierra, mar y aire, en este último caso con la ayuda de los drones, que han sido los ojos de los gestores de esta crisis.

Una legión de geólogos, geógrafos, vulcanólogos, sismólogos y demás especialistas se ha desplazado hasta la isla para seguir las evoluciones de un proceso eruptivo que ha batido casi todos los récords: el de superficie afectada, más de 1.200 hectáreas, y el de duración, 86 días si se tiene en cuenta cuándo se paró en seco (a las 21.00 horas del 13 de diciembre), o 97 si se incluye de plazo para darlo oficialmente por apagado.

La erupción sorprendió a los expertos por su rapidez, apenas una semana después de que se detectara un enjambre sísmico y con las primeras evacuaciones en marcha, las de personas con dificultades de movilidad.

La lava comenzó a salir por varias bocas en Cabeza de Vaca, a entre 300 y 500 metros de distancia respecto a donde los científicos predecían que podría emerger a la superficie.

Primero fueron dos, tres coladas, pero a lo largo del proceso eruptivo se contabilizaron más de una decena, varias de las cuales acabaron llegando al mar y formaron fajanas o deltas lávicos con los que La Palma ganó casi 50 hectáreas de terreno al mar.

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El reto de la reconstrucción

La morfología de la isla ha cambiado con esta erupción, pero sobre todo la superficie de buena parte del Valle de Aridane, reconvertido en un inmenso malpaís que en algunas zonas supera los 40 metros de altura. Uno de los grandes retos del proceso de reconstrucción es precisamente dónde se ubicarán definitivamente las personas que perdieron su hogar, y definir el uso de todo este terreno invadido por las coladas.

Los representantes de las diferentes administraciones, Gobierno de España, de Canarias, Cabildo de La Palma y ayuntamientos de El Paso, Los Llanos y Tazacorte, se han afanado en trabajar unidos, olvidando batallas partidistas, e intentar dar respuestas desde el minuto uno, dando prioridad a lo más urgente.

Ahora que se acabó la erupción queda lo más difícil: definir estrategias, determinar prioridades, ejecutar lo presupuestado y aumentar la cuantía de las ayudas si fuera necesario para dar cumplimiento a lo prometido por el presidente Pedro Sánchez y también por el rey Felipe VI: «No lo vamos a olvidar. La Palma saldrá adelante».

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[LE}> «Balotaje», grafía adecuada

Balotaje, con una sola ‘ele’, con una sola ‘te’ y con ‘jota’, es la adaptación adecuada en español del galicismo ballottage, sustituible igualmente por la expresión ‘segunda vuelta’.

Uso inadecuado

  • Este lunes se realizó el último debate presidencial en Chile previo al ballotage del domingo 19.
  • No es el abanderado de Chile Podemos+ quien llega al balotage, sino José Antonio Kast.
  • Elecciones en Chile: cómo se preparan los residentes en Bariloche para el ballotage.

Uso adecuado

  • Este lunes se realizó el último debate presidencial en Chile previo al balotaje del domingo 19.
  • No es el abanderado de Chile Podemos+ quien llega a la segunda vuelta, sino José Antonio Kast.
  • Elecciones en Chile: cómo se preparan los residentes en Bariloche para la segunda vuelta.

El sustantivo ‘balotaje’, y no las formas híbridas ballotaje, ballotage, ballottaje, balottaje, balotage ni balottage, está recogido en el diccionario académico y también lo incluye el Diccionario de americanismos con el significado de ‘segunda vuelta electoral, que se realiza entre los dos candidatos más votados si ninguno de ellos ha obtenido la mayoría requerida para ser proclamado vencedor’.

Como se aprecia en el párrafo anterior, este sustantivo, asentado al menos en el Perú, Chile, Bolivia, Paraguay, la Argentina y Uruguay, puede alternar con la expresión segunda vuelta, también ampliamente extendida.

En ocasiones se usa también balotaje con otro de sus significados originales en francés, para aludir no a la segunda vuelta electoral, sino al resultado de la primera cuando ningún candidato ha logrado la mayoría absoluta, según indica el diccionario bilingüe de Larousse.

En algunos países es frecuente el uso del galicismo sin adaptar, pronunciado aproximadamente como en el original francés /balotásh/; en ese caso lo adecuado es escribirlo en cursiva o, si no se dispone de este tipo de letra, entre comillas.

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[ElPaso}> Personas y personajes. ~1955. Carmen Celia, Inmaculada, Celina y Berto

  • Cuándo: Aprox. 1955
  • Motivo: Recuerdo de amigas y vecinas
  • Dónde: En casa de Tenerra

C. Celia, Inmaculada, Celina, BertoDe izquierda a derecha:  1. Carmen Celia Mederos Monterrey (Carmen Celia Monterrey);  2. Inmaculada Candelaria Pino (Inmaculada la de Mima Pino);  3. María Celina Pérez Padrón (Celina la de Tenerra. Prima y media mía: prima hermana por parte de su padre, y prima segunda por parte de su madre);  4. Jesús Alberto Pérez Monterrey (Berto el de Coralia)

Nota.- Para más información y sin ánimo de ofender, además de alguna explicación pongo entre paréntesis el apodo o sobrenombre, si lo tienen, por el que estas personas eran coloquialmente conocidas. Si no sé el nombre o primer apellido, pongo en su lugar XX. Y si sé que a fecha de hoy alguna ha fallecido, junto a su nombre pongo el símbolo †. Si no lo pongo donde debería ponerlo o si hay algún otro error, agradeceré aviso al respecto, como también agradeceré que me digan qué nombre o apellido es el que va en vez de las XX.

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[LE}> «Vacuna», palabra del año para la FundéuRAE

La Fundación del Español Urgente (FundéuRAE), promovida por la Agencia EFE y la Real Academia Española, ha elegido vacuna como palabra del año 2021.

Además de por su gran presencia en el debate social, político, científico y económico, la Fundación la ha seleccionado por su interés lingüístico. El concepto de vacuna surgió en el siglo XVIII a raíz del descubrimiento del médico inglés Edward Jenner de que los infectados por la viruela vacuna o bovina quedaban protegidos frente a la viruela humana. En español, se utilizó durante un tiempo vaccina (creada a partir del latín vaccinus, es decir, ‘de la vaca’), pero terminó imponiéndose ‘vacuna’, que aparece por primera vez en el Diccionario de la RAE en 1803, aunque no con su significado actual, que se incluyó en 1914.

«Vacuna», palabra del año 2021 de la FundéuRAE

Esta voz y sus derivados, como ‘vacunación’ o ‘vacunado’, han estado presentes en todo el mundo hispanohablante este año, ya fuera de forma aislada o como parte de construcciones más extensas: vacuna de refuerzo, punto de vacunación masiva, pauta de vacunación… Se trata de una palabra que ha motivado incluso la aparición de neologismos, nuevos conceptos como ‘vacunódromo’ (formado con la base culta -dromo, que se refiere a un espacio de grandes dimensiones destinado a fines determinados) o ‘vacuguagua’ (acrónimo de vacunación y guagua).

La FundéuRAE le ha dedicado numerosas recomendaciones durante el 2021, varias de ellas enfocadas a su confusión con otros términos, como suero, antídoto o inmunización. Asimismo, ha generado dudas su uso con ciertos verbos (inocular es un término genérico para referirse a administrar una vacuna, mientras que inyectar se refiere a una forma concreta de hacerlo). También otras voces relacionadas han protagonizado recomendaciones y consultas de la Fundación este año, como tripanofobia (‘miedo irracional a las inyecciones’) o ‘inmunidad de rebaño’ (para referirse a la teoría de que, si la mayor parte de una población se inmuniza frente a un virus, este grupo proporcionará protección indirecta a los no vacunados).

Los vocablos vinculados al coronavirus agruparon una parte importante de las candidatas a palabra del año de la FundéuRAE de 2021, como ya ocurrió en 2020. Además de vacuna, entre las elegidas se encontraban ‘negacionista’ y ‘variante’. Otras dos estaban relacionadas con la forma en la que la pandemia ha alterado nuestras vidas: ‘desabastecimiento’ y ‘cámper’. Las demás candidatas aludían al medioambiente (ecoansiedad, carbononeutralidad), la tecnología (metaverso, criptomoneda) y otras cuestiones de actualidad (fajana, megavatio, talibán).

La primera palabra del año para la Fundación fue ‘escrache’, en 2013, a la que siguieron ‘selfi’ (2014), ‘refugiado’ (2015), ‘populismo’ (2016),’ aporofobia’ (2017), ‘microplástico’ (2018), los ‘emojis’ (2019) y ‘confinamiento (2020). Este 2021, la ganadora es ‘vacuna’, que designa uno de los conceptos que más ha sonado en los medios de comunicación desde finales del 2020.

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[Canarias}> Cumbre Vieja: el volcán de las mil caras que devoró La Palma y se ‘durmió’ a los 87 días

25/12/2021

Irene Asiaín

El volcán de Cumbre Vieja, el volcán de las mil caras que devoró La Palma y se durmió a los 87 días

El perfil de la Isla Bonita ya no es el mismo que hace tres meses. De hecho, 2021 será el año en el que La Palma cambió su geografía para siempre. La erupción del volcán de Cumbre Vieja no sólo ha cubierto de lava y ceniza areniza unas 1.190 hectáreas de tierra, sino que ha sumado más terreno a la isla tras su llegada al mar.

Durante los meses que ha durado la erupción, sus mil caras y sus pulsos han hecho difícil conocer cuáles iban a ser sus próximos pasos, y los vulcanólogos han tratado de adivinar sus movimientos para intentar armar las piezas de un puzzle que, en muchas ocasiones, resultó irresoluble.

Una semana antes de producirse la erupción, el terreno se abombaba hasta alcanzar los 15 centímetros y miles de terremotos hacían temblar las tripas de la isla de La Palma. «Había gente que pensaba que el volcán podía salir debajo de su casa», recordaba en una entrevista Stavros Meletlidis, vulcanólogo del Instituto Geográfico Nacional (IGN). La incertidumbre se podía palpar, incluso entre los científicos que vigilaban el volcán, que advertían de que en cualquier momento podía haber «un cambio brusco».

Tras un leve descanso en el que parecía que el enjambre sísmico daba un respiro, el magma consiguió romper la corteza terrestre y salir a la superficie. El 19 de septiembre, a las 14:10 horas, nacía un nuevo volcán en la isla de La Palma: el de Cumbre Vieja, llamado [por ahora] así por el parque natural en el que se encuentra.

Las bocas que comenzaron a abrirse sobre las fisuras en el terreno comenzaron a escupir ceniza areniza y gases tóxicos que dieron paso a un magma acumulado durante años en las profundidades de la Isla. Su viscosidad y su composición le hacían avanzar por la ladera de la montaña a un ritmo lento que permitió a los servicios de Protección Civil de Canarias desalojar con tiempo a las personas de las viviendas y lugares de trabajo por los que se preveía que se iba a deslizar la lava.

Aún quedaban por delante semanas de destrucción en la zona de Cabeza de Vaca. La lava que iba devorando el material lávico engullía sin miramientos hectáreas de cultivos, viviendas o barrios como Todoque. Ahora son terrenos cubiertos por una lava que, cuando petrifique, formará una superficie escarpada e intransitable que los canarios denominan malpaís, además de que tardará décadas en regenerarse y volver a ser fértil. Otra de las tragedias es la de la pérdida de zonas de cultivo que se suma a la de miles de palmeros que han perdido sus hogares en estos tres meses de erupción.

Mientras la lava seguía su camino hacia el mar devorándolo todo a su paso, el volcán, de pronto, se apagó. A finales de septiembre, no había señal de tremor volcánico (esa especie de rugido constante que emite el volcán), no había sismicidad, no había lava ni piroclastos… Dos horas después, todo se reactivó, y con más fuerza que nunca.

Los vulcanólogos comenzaron a usar la palabra efusividad para definir la velocidad, la explosividad y la fiereza con la que el magma parecía salir del Cumbre Vieja tras un breve respiro. El resultado fue la formación de nuevas coladas, más hectáreas arrasadas por nuevas zonas, más desalojos y el acotamiento de una zona de exclusión que ya alcanzaba un radio de 2,5 kilómetros. En el mar, crecía días después un delta lávico una fajana que sumaba terreno nuevo a la Isla Bonita. Una fajana a la que pronto se unió otra más a pocos metros de distancia como consecuencia de la llegada al mar de otra colada de lava.

El cono principal del volcán se formó tras el colapso que tuvo lugar en las bocas por las que salía el magma, un proceso habitual en este tipo de erupciones fisurales. Como relataba en su día a EL ESPAÑOL Rosa Mateos, geóloga del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), a veces, en el cono volcánico de erupciones de este tipo «puede aparecer una grieta que dé indicios de una inestabilidad». Este, entre otros motivos, ha sido una de las razones por las que los científicos desplegados en la zona han mantenido estos meses una vigilancia constante.

«Más fuerte» de lo esperado

Entre los aspectos más llamativos de este volcán, los expertos reconocen que ha emitido una cantidad de gases —y, en especial, de dióxido de azufre— histórica, de entre unas 16.000 y 32.000 toneladas diarias. Conforme al cálculo realizado por Involcan y la Universidad de Manchester, el volcán de La Palma habría emitido en 59 días tanto dióxido de azufre como los 28 países de la Unión Europea en todo 2019. Pero, además, desde las primeras semanas, ha sido un volcán que ha funcionado a pulsos, sin una actividad homogénea, pero de una manera «más fuerte» de la que se esperaba.

Así lo aseguraba a este periódico Itahiza Domínguez, sismólogo del IGN, quien añadía que las erupciones más destructivas en las Islas Canarias datan de hace siglos y, al final, «se pierde memoria». El ejemplo más claro es el de la erupción del Timanfaya en Lanzarote (del año 1730), un proceso que duró seis años y arrasó una tercera parte de la isla. «Ocurrió hace unos 300 años, que para la gente es algo muy lejano, pero puede volver a pasar», aseguraba Domínguez.

Las últimas respiraciones del Cumbre Vieja se han agotado a los 87 días de erupción en los que se ha creado un volcán un cono de 1.122 metros de altura. Los expertos le dieron 10 días más para certificar su parada total, por lo que, si no hay ningún cambio, este 25 de diciembre, día de Navidad, la erupción se dará por finalizada.

En este lapso de tiempo, todos los niveles han permanecido hundidos: no había señal de tremor volcánico, no ha brotado más magma, el dióxido de azufre era residual, la sismicidad continúa en niveles muy bajos, y el terreno ya no muestra una deformación que pueda asociarse a una actividad volcánica. Aún así, aunque la erupción no se reactive, los vulcanólogos se mantendrán aún varios meses más vigilando el volcán para poder estudiarlo tras declararse definitivamente inactivo.

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NotaCMP.- Lo resaltado en amarillo lo he puesto yo.

[Canarias}> Claro que sí, ‘fajana’ / José Antonio Martín Corujo

21/12/2021

José Antonio Martín Corujo

Claro que sí, ‘fajana’

Además, suena bonito, ¿verdad? Me gusta que haya trascendido, que se haya escuchado en multitud de medios. En cualquier caso, serán los hablantes, especialmente los palmeros, los que acaben por referirse a ese nuevo terreno como ‘fajana’, porque el léxico, amigo mío, no se impone.

—¿Y tú no piensas decir nada?

—¿Yo, yo por qué? Primero que si sólo se puede hablar de ella para el interior de la isla y nunca para la costa.

—¿Dijeron eso?

—Sí, un profesor, creo que de la Universidad de Las Palmas. Ahora, al señor que afirma eso se le unieron otros, y zanjan el asunto proponiendo: delta lávico o isla baja. ¡¿Qué te parece?!

—Espera, espera, será una confusión, ¿no?

—Nada, nada, lo han publicado, y hasta en la televisión vi a uno de ellos que se mostraba muy seguro de lo que decía, y lo presentaba como un simple arcaísmo en desuso que apenas pervive en la toponimia como nombre de algunos lugares.

—Claro, yo, aunque vengo mucho por la isla, no soy de aquí y… no sé… pero, si el profesor dice que no hay fajanas en el litoral, entonces… entonces, digo yo, parece lógico que la que hemos llamado así no lo es.

—¡Que no hay en el litoral fajanas! ¡Qué no las hay! ¿¡Entonces no lo es la de Barlovento, donde me baño todos los veranos!? ¿¡No lo es la de Franceses, donde mi amigo Pepe y yo vamos a pescar a menudo!? Claro que hay fajanas en el litoral, y muchas.

—¡Chacho!, desde luego que sí, fíjate que ni me había dado cuenta, y eso que una vez me bañé en la de Barlovento. Tal vez el profesor que niega su existencia no conoce mucho la isla o, como yo, no cayó en la cuenta, digo. ¡Ah, espera! Claro, tal vez no se puede llamar así porque está formada por la lava. Seguro que es eso.

—¡Pero, qué dices! ¿Tú sabes lo que es una fajana?

—Pues no sé qué decirte, no sé… es que yo de geología más bien nada… ellos sí saben, y si no pueden ser de colada volcánica pues no lo son, ¿qué te parece?

—Ven.

Me tomó del brazo y me arrastró hasta su despacho-biblioteca. De una estantería retiró varios libros de muchas páginas cuyo autor es el palmero Luis Agustín Hernández Martín. Multitud de papelitos de color amarillo, en los que figuraba escrita la palabra fajana, sobresalían por entre un gran número de páginas de todos los libros.

—Mira, mira. Lee.

Leí parte de algunas de esas escrituras del escribano Domingo Pérez (1546-1567): t. I-IV

1554, julio, 10.                                                                                                       C. 3, f. MCCXCII

Donación que Marta de Alarcón, mujer de Francisco…, difunto, vª., de su agrado y buena voluntad hace al bachiller Francisco Polite, su sobrino, vº., presente, de unas tierras de pan sembrar que tiene en el término de Barlovento, donde puede haber 53 fs. de tierra; lindante por una parte con tierras que fueron de Francisco Polite, padre del bachiller, y que al presente posee Marco Ruberto, por otra parte con tierras de Hernando Luxán, su hermano, por arriba con tierras de la ermita de N. Sra. del Rosario, y por abajo con una fajana que posee Gonzalo Yanes Crespo…

1554, julio, 16.                                                                                                      C. 3, f. MCCCXVI

Miguel de Monteverde, regidor, vº., dice que …os González, vº., morador en el barranco de la Herradura, presente, está obligado a pagarle 5 doblas y media anuales de censo, en razón de una fajana de tierras que le dio a tributo enfitéutico, según escritura que pasó ante Domingo Pérez, esc. púb…

1561, octubre, 6.                                                                                                      C. 9, f. 1.159 v.

Venta que Benito Martín, vº., como hermano y legítimo heredero de Leonor Martín, mujer de Gaspar de Fraga, difuntos, según se contiene en la cláusula de su testamento, que se otorgó ante Domingo Pérez, esc. púb., hace a Diego Rodríguez de El Paso, vº., presente, de las tierras limpias y monte que Leonor tenía en el término de Tixarafe, en las fajanas del barranco de La Horada, hacia la parte de Aguatavar…

—Y otras de Blas Ximón, escribano de la villa de San Andrés y sus términos (1546-1573), dos vols.

1561, octubre, 27.                                                                                         C. 4/4, f. CCCXV

Partido de medias que Juan Garces, vº., concierta con Amaro Gonçales, est., presente, de una viña y heredad que tiene en el barranco de La Galga, con sus árboles y fajanas de tie­rras…

[1563, agosto, …]                                                                                         C. 5/2, f. CXXXIV

Arrendamiento que Juan Álvarez…, vº., hace a Feliciano Enríquez y a Gaspar [González], vs., presentes, de la viña que tiene [en el barranco del Agua, que dicen «La Fajana»…

1558, octubre, 31, lunes.                                                                                 C. 3/5, f. CCCL

Partido de medias que Alonso Gonçález del Tanque, vº., otorga a Blas Díaz, trabajador, vº., presente, de vna biña e heredad con vn pedaço de tierra calma que yo he y tengo en esta ysla en la fajana que dizen de los F[ranceses], con su casa de morada e casa bodega, cubierta de paja, e lagar e beynte e quatro cascos de botas e vna tina e vn fonil e la mitad de vna atahona…

1564, diciembre, 1º.                                                                                   C. 5/6, f. CCCXXIX

Arrendamiento que Alexo Botello, escumero, vº., hace a Açensio Pérez, herrero, vº. en el término de Los Sauces, que está presente, de una fajana de pan llevar y monte en el barranco de la Herradura, que es la fajana que dicen de «Lope Yanes»…

—Sí, sí, ya veo que son innumerables las referencias al término fajana, incluso algunas con nombre propio. Dices que una fajana es un terreno llano o más o menos inclinado al pie de un acantilado o risco. Bueno y, ¿cómo siendo tan frecuente en esos protocolos, sin embargo ese término, más allá de la toponimia, ha caído en desuso?

—Sí, porque a medida que a los distintos lugares de la isla se les fueron asignando nombres propios, mejorando considerablemente en las escrituras la referencia al lugar de ubicación de las propiedades, el nombre común fajana se fue diluyendo. Pero, en la memoria colectiva de los palmeros, el concepto de fajana sigue vivo y, por lo tanto, el terreno del volcán ganado al mar, por su forma, es una fajana.

—Sin ánimo de contradecirte, pienso que quizás es la materia que la forma lo que hace que ese nuevo accidente geográfico no lo sea.

—¿Qué tiene que ver el material…? ¿Trajo, acaso, Alonso Fernández de Lugo un adelantado geólogo para que le indicara la génesis del relieve de la isla antes de asignarle un nombre? Amigo mío, la geomorfología, como ciencia, va adquiriendo forma a finales del siglo XIX, y la palabra fajana, de origen portugués, hace más de 500 años que se comenzó a usar aquí para dar nombre a lugares con una forma determinada, independientemente de cuál fuera el origen de su formación. Cualquiera de los escribanos de aquella época que, por aquel entonces, se hubiese visto en la tesitura de inscribir un terreno ganado al mar como el que nos ocupa lo hubiera referenciado, no tengo la menor duda, como fajana.

Fajana, claro que sí. Además, suena bonito, ¿verdad? Me gusta que haya trascendido, que se haya escuchado en multitud de medios. En cualquier caso, serán los hablantes, especialmente los palmeros, los que acaben por referirse a ese nuevo terreno como fajana, porque el léxico, amigo mío, no se impone.

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