A quienquiera que sea el autor de esta para mí excelente reflexión, le hago llegar mi felicitación
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DICIEMBRE 2020
Diciembre es el domingo del año, pero este diciembre parece el domingo de un siglo.
Fue un año largo, pero se nos pasó rápido; fue terrible, pero aprendimos y nos hicimos fuertes; fue de aislamiento, pero estuvimos más cerca que nunca. Tuvimos miedo, angustia, bronca, dolor, incertidumbre. Estuvimos perplejos, incrédulos, asustados, enojados. Lloramos, aplaudimos, gritamos, nos ayudamos.
Enterramos a nuestros muertos sin velorio. Los despedimos en silencio. Crecimos. Aprendimos epidemiología, tecnología y virología. Supimos de anticuerpos, curvas y PCR, y también de Meet, Team, Instagram Live, y Zoom. Nunca nos pasó tanto en tan poco tiempo, y aquí estamos. Somos sobrevivientes de un tiempo que nos estalló en la cara.
Es diciembre y tenemos derecho a emocionarnos, a llorar, a abrazarnos en silencio por tantos abrazos que no nos dimos, a besarnos con el alma, a acariciarnos con las miradas.
Y, ¿sabes?, vamos a celebrar más que nunca, porque ahora sabemos lo que el tiempo vale, lo que significa abrir los ojos cada mañana. Llegamos al final y sólo es el principio, porque nos hemos despertado y por eso no fue un año perdido; si sabemos verlo, habremos ganado más que nunca.
Así que este diciembre tenemos que pensar en algo más importante que los turrones y los arbolitos. Corramos a decirles del amor a los que queremos, salgamos a pedir perdón a los que herimos, miremos alrededor para ayudar a los que se quedaron en el camino. Y no perdamos tiempo, seamos mejores, porque el nuevo mundo nos necesita unidos para seguir avanzando y para amar la vida más que nunca.
GRACIAS, la palabra más linda del año.
Cortesía de Eva Matute.