[*Opino}– La vida y el Big Bang: ¿el huevo y la gallina?

19-01-15

Carlos M. Padrón

Sinceramente, aunque lo que dice el artículo que copio abajo es algo muy profundo para mí, me parece —y me atrevo a decirlo— que, si entendí bien, es, cuando menos, el colmo del egocentrismo o narcisismo.

¿Cómo es posible pensar que el Universo existe para nosotros, que vivimos en el planeta Tierra, una minúscula mota de polvo en la Vía Láctea —que es sólo una entre los millones de galaxias que existen—, y poner luego en duda que pueda haber vida en otros planetas o cuerpos cósmicos?

¿Tiene sentido que exista para y por nosotros solos un Universo del cual tal vez habremos logrado descubrir menos del 10%?

¿Cómo compagina Hawking su negación de Dios con su tesis de la impresionante precisión —una parte en cien mil millones de millones— del Big Bang?

Dicen que todo partió de ahí, del Big Bang, que fue la explosión de algo que no se sabe de dónde vino —de la nada, arguyen, como si ésta fuera algo—, pero una explosión que ocurrió de forma tan precisa que desencadenó una serie de acontecimientos cuyo objetivo —dicen— fue la creación de vida, a fin de que ésta diera sentido a la existencia del Universo.

No sé por qué recordé lo del huevo y la gallina.

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19/01/2015

José Manuel Nieves

¿Es el Universo tal y como es porque nosotros vivimos en él?

El profesor alemán Ulf-G Meissner, catedrático de Física Teórica en el Instituto Helmholtz de la Universidad de Bonn, aporta en un artículo recién publicado en Science Bulletin una serie de hallazgos que apoyan el Principio Antrópico, es decir, la idea de que el Universo es como es porque en él hay seres capaces de preguntarse por qué es así.

Durante el último medio siglo, los físicos teóricos han ido descubriendo que muchas de las constantes y reglas fundamentales de la Física parecen estar finamente «sintonizadas» para permitir que la vida surja en el Universo.

Por ejemplo, las constantes que contiene el Modelo Estándar de la Física de Partículas permitieron, por un margen muy estrecho, que se formaran núcleos de hidrógeno tras el Big Bang, y después átomos de carbono y oxígeno que, juntos, se fusionaron en los núcleos de la primera generación de estrellas masivas que, a su vez, estallaron como supernovas; explosiones que prepararon finalmente la escena para que surgieran sistemas solares y planetas capaces de sustentar vida basada en el carbono y altamente dependiente del agua y el oxígeno.

La cuestión es que todos estos hallazgos parecen apoyar el famoso Principio Antrópico formulado en 1973 por el físico Brandom Carter y, según el cual, el mero hecho de que nosotros estemos aquí supone que el Universo, necesariamente, tiene que ser como es, porque si fuera diferente en algo no existiríamos.

En su célebre «Historia del Tiempo», el físico británico Stephen Hawking también se refiere al Principio Antrópico: «Vemos el Universo tal y como es porque nosotros existimos». Es decir, que si el Universo no fuese como es, o no hubiese evolucionado exactamente de la forma en que lo hizo, ninguno de nosotros existiría, por lo que preguntarse el por qué de nuestra existencia es algo que, para Hawking, no tiene sentido alguno.

Los experimentos de Meissner

En su estudio, titulado «Consideraciones antrópicas en Física Nuclear», Meissner analiza el Principio Antrópico a la luz de la Astrofísica y de la Física de Partículas: «De hecho, es posible llevar a cabo experimentos científicos concretos que apoyen esta declaración bastante abstracta (el Principio Antrópico), como, por ejemplo, con los procesos específicos que hicieron posible la generación de elementos».

Para Meissner, esto puede conseguirse «con la ayuda de computadoras de alto rendimiento, que nos permitan simular universos en los que los parámetros fundamentales que subyacen a la Física Nuclear toman valores diferentes de los que vemos en la Naturaleza».

Cuando Brandom Carter formuló su Principio Antrópico, afirmó que el Universo (y por lo tanto sus parámetros fundamentales) deberán ser tales que permitan, en algún momento, que en él surjan observadores. Y esto es así porque, efectivamente, en el Universo ya existen observadores (nosotros) que se preguntan por su origen y evolución.

La expansión tras el Big Bang

Hawking, por su parte, esbozaba en su «Breve Historia del Tiempo» una serie de fenómenos astrofísicos que parecen apoyar el Principio Antrópico, y se preguntaba: «¿Por qué tuvo que empezar el Universo con una tasa de expansión tan cercana al punto crítico que separa los modelos en que ese Universo colapsa de los que le permiten expandirse para siempre y que, todavía hoy, más de 10.000 millones de años más tarde, aún sigue expandiéndose casi a esa velocidad crítica?».

Para Hawking, «si la tasa de expansión un segundo tras el Big Bang hubiera sido menor, incluso en una parte en cien mil millones de millones, el Universo se habría vuelto a colapsar mucho antes de haber alcanzado su tamaño actual».

En palabras de Meissner, «El Universo en que vivimos se caracteriza por ciertos parámetros que tienen unos valores específicos que parecen estar perfectamente sintonizados para que la vida, y la Tierra, sean posibles. Por ejemplo, la edad del Universo tiene que ser lo suficientemente larga como para permitir la formación de galaxias, estrellas y planetas, y también estrellas de segunda y tercera generación (como el Sol) que incorporen el carbono y el oxígeno liberado al espacio por las primeras estrellas que estallaron».

Para Meissner, «incluso en la escala microscópica, ciertos parámetros fundamentales del Modelo Estándar, como la masa de los quarks o la fina estructura de las constantes electromagnéticas, deben tener valores que permitan la formación de neutrones, protones y núcleos atómicos». Condiciones, por supuesto, esenciales para que el Universo sea tal y como lo vemos en la actualidad.

De esta forma, mientras que la nucleosíntesis del Big Bang dio origen a los núcleos de hidrógeno y a las partículas alfa (núcleos de helio 4), otros elementos generalmente considerados esenciales para la vida, como el carbono y el oxígeno, sólo se formaron más tarde, en el interior de estrellas muy masivas que ardieron muy intensamente y que murieron pronto, muchas en forma de supernovas que, al estallar, propagaron estos elementos y los dejaron a disposición de las siguientes generaciones de sistemas estelares.

En una serie de experimentos basados en complejas simulaciones informáticas, Meissner y sus colegas alteraron los valores de la masa de los quarks que vemos en la Naturaleza para determinar qué grado de variación se necesita para impedir la formación de carbono y oxígeno en el interior de la primera generación de estrellas.

Y sus resultados indican que habría bastado con una variación de un 2 ó un 3% en la masa de esos quarks para que ninguno de esos dos elementos esenciales para nosotros hubiera existido jamás.

Incluso antes, durante el propio Big Bang, cuando se crearon los núcleos de los dos primeros elementos de la tabla periódica (hidrógeno y helio), una leve variación en la masa de los quarks habría impedido su formación, lo que habría significado que esa primera generación de estrellas jamás habría llegado a formarse.

«La nucleosíntesis del Big Bang —afirma Meissner— establece unos límites muy apretados, y un ajuste tan extremo apoya la visión antrópica de nuestro Universo. Por supuesto, podemos pensar en la existencia de múltiples universos, un multiverso en el que los distintos parámetros fundamentales toman valores diferentes y llevan a la creación de universos muy distintos unos de otros».

También Stephen Hawking dijo en una ocasión que incluso las más ligeras alteraciones de las constantes de la Física fundamental en este hipotético multiverso «llevaría a universos que, aunque podrían ser muy hermosos, no contendrían a nadie capaz de maravillarse ante tanta belleza».

Una declaración, por cierto, con la que Meissner está muy de acuerdo: «En ese sentido, nuestro Universo goza de un estatus preferente, y ésa es la base del Principio Antrópico».

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Artículo(s) relacionado(s):

[LE}– ‘Austericidio’ se refiere a matar la austeridad

16/01/2015

La palabra austericidio está bien formada, se refiere a ‘matar la austeridad’.

Por lo tanto, no es adecuado emplearla con el sentido de ‘matar por exceso de austeridad’.

Esta palabra aparece cada vez con mayor frecuencia en las noticias económicas para aludir, con connotaciones negativas, a los efectos de las medidas de austeridad, como en

  • «Cada vez son más las voces que animan a acabar con las políticas de austericidio» o
  • «Como consecuencia del austericidio, la deuda pública italiana se ha disparado».

El Diccionario de la Real Academia Española define el elemento compositivo -cidio como la ‘acción de matar’; pero, como se puede comprobar en las palabras que lo incluyen, se añade a aquello que se mata, de modo que infanticidio es dar muerte a niños, y tiranicidio es dársela a los tiranos.

El hecho de que por su formación tenga el sentido opuesto del que se pretende expresar hace aconsejable que se evite su uso y que en su lugar se empleen alternativas como, por ejemplo, austeridazo, austeridad suicida, austeridad homicida, austeridad letal u otras similares, en función del sentido preciso que se le quiera dar.

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[Hum}– El borrachito y el teléfono

Paco iba caminando por la calle borracho, como todos los días, cuando se encontró de frente con su compadre, Manolo, y éste, al ver que Paco tenía las orejas en carne viva, le preguntó:

—Paco, por Dios, ¿!qué te pasó en las orejas!?

—Es que a mi mujer tuvo que salir anoche, mientras planchaba, y dejó la plancha prendida. En eso sonó el teléfono y, por equivocación, agarré la plancha.

—Pero, ¿y la otra oreja?

—¡Es que el maldito teléfono volvió a sonar!

[*Opino}– Del instinto y la razón

15-01-15

Carlos M. Padrón

En el artículo que copio abajo se hacen afirmaciones que corroboran lo que he dicho en estos posts:

Tales afirmaciones son éstas:

  1. «Ellas (las mujeres) prefieren garantizar la salud y el bienestar de sus crías, …. por lo que un compañero comprometido resulta de gran ayuda».
  2. «Las «aventurillas» son especialmente costosas para las mujeres porque implican la falta de un compañero estable para cuidar a los hijos».
  3. «La lealtad femenina demuestra al varón que efectivamente es el padre, haciéndole así más propenso a mantener y cuidar a la descendencia».

En realidad, lo que entiendo que dicen es que, a través del instinto maternal, el más poderoso de todos, las mujeres, salvo honrosas excepciones, son títeres de la Naturaleza a la que sólo le interesa la perpetuación de la especie.

De ahí que para esas mujeres lo que cuenta, lo más importante en sus vidas por encima de cualquier razón, por poderosa que ésta sea, es el cuidado de sus crías, y, una vez que las tienen, el hombre que con ella comparta su vida pasa a un plano más bajo (ya bajó desde que ella supo ue estaba embarzada) y se convierte para ella en un accesorio necesario para el cuidado de las crías que, en algunos casos, siguen siendo primera prioridad de dedicación de las madres aún cuando ya hayan dejado de ser «crías» —o sea, han pasado a ser adultos— desde hace años.

La pregunta que procede es si puede confiarse en un ser humano que obedece a un instinto (animal, como todos ellos) y no a la razón (algo propio del Homo Sapiens).

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14/01/2015

Judith de Jorge

Los hombres quieren compromiso cuando escasean las mujeres

El estereotipo sexual moderno dice que las mujeres quieren una relación estable, y los hombres un montón de compañeras sexuales.

Esta creencia se debe al naturalista británico Charles Darwin, quien señaló la tendencia de los machos a la promiscuidad para garantizar una descendencia con su carga genética, mientras que las hembras son más exigentes en la elección de sus parejas. Ellas prefieren garantizar la salud y el bienestar de sus crías, en cuya gestación y cuidados deben invertir una gran cantidad de energía, por lo que un compañero comprometido resulta de gran ayuda.

Sin embargo, los estereotipos pueden ser mucho más complejos de lo que parece, especialmente entre los seres humanos. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Utah (EE.UU.) entre los indígenas Makushi en Guyana demuestra que los hombres son mucho más propensos a comprometerse cuando las mujeres escasean.

«El compromiso con una relación está influenciado por la disponibilidad de compañeros. Así que podemos pensar en el número de hombres y mujeres en una población como un mercado potencial de apareamiento donde los principios de la oferta y la demanda se siguen imponiendo», dice el antropólogo Ryan Schacht, autor principal del estudio, publicado en la revista Royal Society Open Science.

Los hombres están interesados en cortas aventuras amorosas cuando hay más mujeres disponibles, pero cuando éstas son difíciles de encontrar, se convierten en valiosos recursos, así que tratarán de atraer y mantener a una única pareja. Perderla es un riesgo demasiado grande.

Guyana tiene 800.000 habitantes, incluyendo unas 13.000 personas Makushi que viven en las sabanas cerca de la frontera suroeste con Brasil. El sexo prematrimonial es aceptado, y es una forma para encontrar pareja. Los hombres suelen casarse y ser monógamos. Las familias extendidas viven en el mismo pueblo de 160 a 750 personas, y los futuros esposos y esposas, por lo general, provienen de dentro de la aldea.

La migración ha provocado que el número de hombres y mujeres difiera en las aldeas estudiadas. Ellas tienden a trasladarse a las ciudades más grandes para trabajar en los comercios, mientras que los hombres gravitan en torno a la minería, la ganadería, la agricultura y la explotación forestal.

Un test sensible

Durante 2010-2011, los investigadores entrevistaron a 300 hombres y mujeres Makushi de 18 a 45 años en ocho comunidades rurales con la proporción de sexos entre 90 y 140 hombres por cada 100 mujeres.

Utilizaron un conocido test llamado Inventario de Orientación Sociosexual para saber qué individuos eran más propensos a tener relaciones sexuales sin compromiso y cuáles estaban menos dispuestos.

Las preguntas son sensibles, por lo que los investigadores pasaron 16 meses construyendo una buena relación con los vecinos; Schacht entrevistó sólo a los hombres y su esposa, Jacque, interrogó sólo a las mujeres.

Los entrevistados respondieron utilizando un sistema de codificación para mantener sus respuestas anónimas. Las preguntas incluían el número de parejas sexuales que se han tenido durante el último año y las que se esperan durante los próximos cinco años, el número de relaciones de una sola noche, si el sexo sin amor es aceptable, y si se necesita apego emocional para disfrutar del mismo.

Varones comprometidos

Los investigadores descubrieron que «en general, los hombres Makushi muestran una mayor disposición que las mujeres a participar en relaciones sexuales sin compromiso, como predice el estereotipo», dice Schacht. Sin embargo, también encontraron que son más propensos a querer relaciones comprometidas cuando hay menos mujeres disponibles, sin importar la edad.

Por el contrario, las mujeres parecen indiferentes a los cambios en la proporción de sexos, y prefieren el compromiso sin importar cuántos hombres están disponibles.

Según los investigadores, esto puede deberse a que las «aventurillas» son especialmente costosas para las mujeres porque implican la falta de un compañero estable para cuidar a los hijos. Además, perseguir nuevos amoríos supone un descuido en el cuidado de los pequeños.

Schacht cita otras posibles razones para que las mujeres prefieran la estabilidad amorosa.

Una, observada en las aves, es que la lealtad femenina demuestra al varón que efectivamente es el padre, haciéndole más propenso a mantener y cuidar a la descendencia. Otra es cultural, ya que los desagradables cotilleos sobre las mujeres con múltiples parejas pueden ser un factor a favor de la monogamia obligada.

El investigador también dice que los resultados contradicen la idea de que en los lugares donde hay más hombres hay más violencia porque las mujeres son escasas y ellos se pelean por ellas, y hay más enfermedades de transmisión sexual debido a las relaciones frecuentes a corto plazo.

«Nuestros datos sugieren lo contrario: cuando hay más hombres, están más interesados en establecerse en una relación de compromiso a largo plazo, tratan de mantener a su pareja y no pelean con otros machos, cosa que a las mujeres no les gusta», señala.

Más difícil en la ciudad

Los antropólogos reconocen que sus resultados entre los Makushi no pueden generalizarse a las sociedades industrializadas occidentales tan complejas, pero sí pueden darnos algunas pistas del comportamiento humano.

«Para las mujeres en entornos urbanos (donde los hombres están rodeados de muchas parejas potenciales) puede ser difícil dar con uno dispuesto a sentar la cabeza —dice Schacht—, mientras que a las de lugares rurales (donde el número es menor) les puede resultar más fácil».

Schacht recuerda que los estereotipos no cubren la diversidad existente entre los animales y las personas. Cita a especies de aves cuyas hembras buscan compañeros y mantienen harenes, mientras ellos se sientan en los nidos sobre los huevos.

En los seres humanos existen las relaciones entre miembros del mismo sexo, hombres con múltiples amantes, mujeres con múltiples amantes, y culturas donde los hombres son los que se arreglan y usan maquillaje. Las normas establecidas están para romperlas.

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[LE}– Origen de la palabra ‘gracias’

15/01/2015

A. S. Moya

«Sólo un exceso es recomendable en el mundo: el exceso de gratitud».

Ya avisaba en el siglo XVII el escritor y moralista francés, Jean de La Bruyère, sobre la existencia de algo mágico, común a cualquier ser humano con independencia de su raza, clase social o condición, que establece la barrera del agradecimiento.

Dar las gracias no cuesta dinero, tampoco hacen falta unos conocimientos previos, ni mucho menos es necesario pedir permiso para ello. Olvidando que la vida se construye mediante una cadena universal de favores, no hay persona, por desaprensiva que sea, que no haya correspondido una acción de la forma más inocente que hay.

Sin embargo, para comprender la complejidad de una cosa tan elemental, nos hemos propuesto bucear en el origen de su significado, en la procedencia de la palabra más mágica que posee el diccionario.

La vigésimo tercera edición del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, presentada el pasado mes de octubre, otorga hasta dieciséis acepciones para el vocablo «gracia», dos más que su antecesora de 2001. Aunque al frente de este listado se sitúa su significado más universal y el que nos atañe en este caso, («cualidad o conjunto de cualidades que hacen agradable a la persona o cosa que las tiene»), también recoge otras definiciones tan dispares como 

· El conocido ‘derecho de gracia’: «perdón o indulto de pena que concede el poder competente»)

· La acción de resultar simpático a alguien: «capacidad de alguien o de algo para hacer reír», o

· El valor que atañe llevar a cabo una difícil empresa: «proeza, hazaña, mérito».

Ahondando en su origen, el término procede del latín («gratia») y la frase «dar las gracias» tiene su nacimiento en la expresión también latina «agere gratias», presente en varias ocasiones en una traducción oficial latina de la Biblia, universal para toda la Iglesia Católica: la llamada Vulgata. 

Antonio Dueñas, profesor titular de Lengua Española por la Universidad Complutense de Madrid, explica que entre las muchas acepciones de gracias está la de gratitud, «solía usarse en plural.Cicerón, por ejemplo, utiliza el mencionado ‘agere gratias’, o sea, ‘reconocer el agradecimiento’». Además resalta la versatilidad del vocablo, «desde el comienzo es un poco ‘comodín’ ya en el mundo latino. Está relacionada con ‘gratus’ y significa además ‘gracia’, ‘belleza’, ‘bondad’, ‘favor’, etc.».

María Romero, licenciada en Filología hispánica y especializada en la Enseñanza del Español como Lengua Extranjera (ELE), desvela que su gran variedad de significado está relacionado con «su derivación latina y, a su vez, su proveniencia indoeuropea. En el DRAE se nos muestran dieciséis acepciones, pero todas hacen referencia más o menos a lo mismo: una alabanza a alguien en voz alta, un agradecimiento, un favor… Siempre algo relacionado con un don o una concesión o una habilidad en la ejecución de algo».

Dueñas señala la importancia de este tipo de palabras polisémicas para el correcto funcionamiento de un idioma, «en todas las lenguas son necesarias; de lo contrario, sería imposible la comunicación, ya que es mucho más difícil que un hablante medio-estándar pudiera llegar a conocer tantas palabras».

«Un acto fundamental»

Aunque dado su carácter universal pudiera parecer a simple vista que el término ha adquirido una gran extensión, Dueñas incide en que no es del todo cierto, «no está tan generalizado el uso del término; más bien, se ha perdido en parte, porque se pierde la compostura social y lingüística. Creo que debe mantenerse, pues los rituales comunicativos, para acercar posturas y establecer contactos, son fundamentales en todas las lenguas».

Mientras, Romero expone que «a pesar de que la evolución de las lenguas no se extingue, ya que el ser humano siente la necesidad de agradecer y alabar a otras personas y divinidades, cada país tiene su propia cultura, su pragmática… pero todos tienen en común el gesto de dar las gracias, que es un acto fundamental en todas las culturas, y que, en mayor o menor medida, se sigue utilizando».

Ya lo ven, con un simple «gracias» puede abrir cualquier puerta. Es justo reconocer la importancia de este noble ademán, bien sea para sacar una sonrisa, mostrar un gesto afable o simplemente considerar lo que otros hacen por ti.

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[Hum}– Madres poco modernas

Diez hechos que demuestran que mi mamá no tiene ni idea de computación.

  1. Cuando le dije que necesitaba una tarjeta de video, me pasó la tarjeta de Blockbuster.
  2. Cuando le dije que estaba mala la placa madre, me dijo: «¡¡Insolente!! ¡¡mis dientes son todos naturales!!».
  3. Cuando le dije que necesitaba un teclado, me dijo que a ella, cuando chica, también le hubiese encantado tener un piano.
  4. Cuando le dije que el ratón estaba malo porque no le corría la bolita, me mandó al psiquiatra.
  5. Cuando le pedí un escáner, me preguntó si no me servía una radiografía. «¡¡¿No ves que son más baratas?!!», me dijo.
  6. La primera vez que le pedí un computador, me dijo: «¿Y el Atari que tenías guardado en el closet … ?».
  7. Cuando le dije que necesitaba un equipo multimedia, me pasó un colgador con calcetines.
  8. Cuando le dije que necesitaba un navegador, me dijo: «Hace 5 minutos querías una computadora, ¡¿y ahora quieres un barco?!»
  9. Cuando le dije que necesitaba un antivirus, me dijo que no quería salir a la farmacia, que con una aspirina solucionaba mi problema.
  10. Cuando la vi frente a la computadora con los ojos cerrados le dije «Mamá, ¿qué haces ahí con los ojos cerrados?», y me contestó «Nada, hijo, es que Windows me dijo que cerrara las pestañas».

[*Opino}– Sobre el divorcio y sus causas

31-12-14

Carlos M. Padrón

Me parece que el artículo que copio abajo raya en lo frívolo.

Pues afirmar que tras los divorcios están las causas que en ese artículo se enumeran revela un pobre conocimiento de la seriedad del matrimonio o del compromiso implícito en la vida en pareja.

¿Dónde quedan, entre las causas realmente importantes y a veces insalvables, las diferencias socioculturales (costumbres sociales, enfoque de temas clave, costumbres familiares, religión, posición social, etc.), la solidez de la confianza mutua, los criterios de administración de las finanzas, la compatibilidad en el sexo, etc.?

Creo que el tal artículo es uno más de los que se publican para promocionar libros o estudios, a veces de dudosa valía.

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28/12/2014

Emily Towler

Cómo evitar el divorcio

Hay maneras claras e insospechadas de prevenir las rupturas matrimoniales, según un estudio realizado en la Universidad estadounidense de Emory.

Una boda media cuesta en Estados Unidos en torno a los 24.000 euros. El 53% de los matrimonios, según datos de Naciones Unidas, termina en divorcio, según estadísticas de Naciones Unidas.

En España, según fuentes del Consejo General del Poder Judicial, desde 2000 hasta 2011 los casos de divorcio pasaron anualmente de 40.000 a 117.179, y la Comisión Europea consignó que en 2012 la tasa de divorcios superó el 62% de los matrimonios.

Dos economistas de la universidad useña de Emory han publicado el estudio «Un diamante es para siempre, y otros cuentos de hadas», donde examinan una serie de factores que propician el divorcio.

Los autores han llegado a la conclusión de que, si se toman determinadas medidas, se puede evitar la ruptura. Algunas de las circunstancias que abocan al fracaso matrimonial resultan obvios. Por ejemplo, las personas que valoran sobre todo en su pareja la apariencia o la cuenta bancaria son más propensas a divorciarse. Pero hay otras razones inesperadas.

Un hallazgo sorprendente es la conexión entre el precio del anillo de compromiso y el divorcio. El informe, elaborado por Andrew M. Francis y Hugo M. Mialon, certificó que los novios que gastan entre 1.600 y 3.200 euros en el anillo de bodas se divorcian con más facilidad. 

Los economistas de Emory han descubierto también que existe una correlación inversa entre el divorcio y cuánto se gasta en la boda.

A mayor gasto, más probabilidades de ruptura.

Los precios actuales de una boda en España rondan los 16.500 euros, prácticamente la mitad que en Estados Unidos, aunque ha subido algo desde los 12.590 euros que costaba el año pasado, según datos de la Federación de Usuarios y Consumidores Independientes (FUCI).

Sin embargo, aunque las bodas caras tienen más posibilidades de acabar mal, el estudio incluye un dato que, en función de lo anterior, puede parece paradójico: a mayor número de invitados (es decir, testigos), menos riesgo de divorcio. Claro que a más comensales, más gasto; es decir, más posible derroche.

La investigación hace hincapié en que es mejor un noviazgo largo antes de casarse: las parejas que salen uno o dos años antes de formalizar el amor se divorcian un 20% menos que las que no alcanzan un año de novios; y las que salen más de tres años se divorcian un 39% menos.

Por otro lado, las parejas que se van de luna de miel se divorcian un 41% menos, lo que se puede atribuir a los buenos momentos pasados juntos en esa etapa. La falta de luna de miel también se asocia a otros componentes dañinos para el matrimonio, como sueldos bajos o trabajos exigentes que causan ansiedad.

A las parejas con ingresos familiares más altos les suele ir mejor en el matrimonio, porque eluden más fácilmente el estrés relacionado con las finanzas. Otro descubrimiento curioso es que, tanto las personas que asisten a servicios religiosos siempre como las que nunca van, se divorcian menos que quienes acuden sólo de vez en cuando.

Consejos a seguir

En resumen, para no engrosar la tasa de divorcios, éstas son las recomendaciones de la Universidad de Emory:

  1. Es conveniente que el noviazgo antes de llegar a la boda dure por lo menos tres años.
  2. Tener un mínimo de ingresos evita tensiones inherentes a la falta de recursos económicos. Pero no hay que poner la economía por encima de todo.
  3. No sea rácano a la hora de invitar, pero tampoco sea un manirroto
  4. Imprescindible la luna de miel si no quiere que el descalabro sea inevitable.

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[LE}– Origen de dichos y expresiones: Irse a la porra

16-09-14

El sargento mayor de cada Tercio de Flandes, la unidad de élite de los ejércitos Habsburgo en el siglo XVI y XVII, dirigía los compases de sus hombres moviendo un gran garrote, una especie de antecedente de la batuta de orquesta que recibía el explícito nombre de porra.

Cuando una columna en marcha hacía un alto prolongado, el sargento mayor hincaba en el suelo el extremo inferior de su porra distintiva para simbolizar la parada.

Como los soldados arrestados debían permanecer sentados en torno a la porra que el sargento había clavado al principio, eso equivalía por tanto a «enviar a alguien a la porra» como sinónimo de arrestarle.

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