[*Opino}– La enseñanza y aprendizaje del inglés en España

27-11-14

Carlos M. Padrón

La autora del artículo que copio abajo se muestra preocupada porque, a pesar de lo hecho hasta ahora, el aprendizaje del idioma inglés no parece prosperar entre los estudiantes españoles.

Ella menciona varios puntos, como el del temario, pero creo que no se trata de estudiar un temario,

  • Se trata de practicar, en vivo y sin libros, con profesores cuyo idioma nativo sea el inglés.
  • Se trata de ver/escuchar la versión original de películas y series de TV habladas en inglés.
  • Se trata de hacer que los niños vean cada día en TV al menos un programa en inglés.
  • Se trata de que la RAE deje de hacer ridículas cabriolas para no adoptar palabras venidas del inglés, o adulterarlas con una grafía tan peregrina que da ganas de reír o llorar.
  • Se trata de superar, de una vez por todas, el fingido rechazo que en España se le tiene a lo que venga de USA y, en especial, al inglés.

Y digo lo de fingido porque no es auténtico ya que los más de quienes manifiestan ese rechazo darían un ojo de la cara por manejarse bien en inglés.

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17 NOV 2014

Belén Martín Rincón Alcorcón

¿Qué nos pasa con el inglés?

Otro año más, España vuelve a destacar en la cola del nivel de inglés entre los países de habla no inglesa.

La cuestión es cómo puede ser posible que, aún empezando a estudiarlo desde la infancia, sigamos teniendo escasos conocimientos del idioma.

En los últimos años se ha incrementado la demanda de cursos para aprender inglés en nuestro país y, por tanto, se está multiplicando el número de academias y escuelas donde poder estudiarlo. Entonces, ¿dónde está el problema?

Como estudiante de bachillerato, creo que el conflicto se encuentra principalmente en nuestro sistema educativo: en todos los cursos escolares se comienza esta asignatura con los mismos contenidos, en lugar de ir aumentando el nivel de acuerdo al curso.

Así que, por mucho que se pretenda avanzar, es imposible si estudiamos durante años el mismo temario.

Además, también se observa una falta de motivación de los españoles respecto al inglés y a los idiomas en general.

No somos conscientes de la importancia que tiene el manejo de los idiomas hoy en día, y ese es el primer paso que se debería dar.

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[LE}– Origen de dichos y expresiones: A Zaragoza o al charco

27/11/2014

Mónica Arrizabalaga

Un cuento baturro está en el origen de este dicho sobre la tozudez que se les atribuye a los aragoneses.

No busquen en Zaragoza ningún charco que resista impertérrito el sofocante calor del verano ni el helado cierzo que sopla en la capital aragonesa. El dicho de «A Zaragoza o al charco» nada tiene que ver con la orografía maña ni tampoco es una elección entre ésta y la localidad argentina de El Charco.

La expresión «proviene de un antiguo cuento baturro en el que se escenifica la proverbial tozudez que se atribuye a los aragoneses», según explica José Luis García Remiro, autor de «A buen entendedor…».

Felipe Pérez y González ya relataba por 1883 en «La Ilustración Española y Americana» que un día San Pedro, aburrido por no tener que abrir las puertas del cielo a nadie, pidió a Dios volver al mundo para ver qué pasaba allí abajo «que ni un mortal viene a vernos en tantos años y tantos». Con el beneplácito divino, San Pedro bajó a la Tierra de un salto y, apenas hubo llegado, camino de Zaragoza se encontró con un baturro al que preguntó a dónde se dirigía.

—A Zaragoza—, respondió el maño.

—Si Dios quiere—, replicó San Pedro.

Pero el aragonés insistió sin corregirse:

—Que quiera o no, voy a Zaragoza.

Esto según la versión del relato del brigadier don Romualdo Nogués, que firmaba como «Un soldado viejo, natural de Borja» en «El Averiguador Universal» (1882).

Malhumorado el Pescador, y con las plenas atribuciones que de Dios tenía, convirtió al aragonés en rana y lo arrojó violentamente a un charco vecino. Y allí lo tuvo algunos años, obligándole a sufrir las inclemencias del tiempo, las pedradas de los chicuelos y otras mil calamidades, prosigue la narración de Pascual Millán en la página 155 del libro «Caireles de oro. Toros e historia» (1899).

Cuando, terminada su misión, San Pedro se disponía a subir a los cielos, regresó al camino de Zaragoza para devolver al baturro a su ser, y le volvió a preguntar sobre a dónde se dirigía.

—Ya lo sabes, a Zaragoza—, dijo firmemente, más firmemente que la vez primera, el interpelado.

—Si Dios quiere, hombre, si Dios quiere—, insistió San Pedro dulcemente.

—Qué Dios ni qué… suplicaciones; ya te lo he dicho: ¡A Zaragoza o al charco!

«Y viendo el Apóstol que era inútil dominar aquel carácter, dejó al zaragozano seguir tranquilamente su camino», finalizaba Pascual Millán.

La revista «Madrid Cómico» escenificó el cuento con unas ilustraciones publicadas el 5 de septiembre de 1885 aunque en esta versión sólo se presenta a un delegado celestial indeterminado.

La fórmula «Si Dios quiere» se introdujo en el cristianismo tras la recomendación de Santiago en su carta: «Debíais decir: Si el Señor quiere y vivimos, haremos esto o aquello» (4,15). Es una de tantas expresiones religiosas que impregnaron el lenguaje como «Adiós», «Dios se lo pague», «Vaya usted con Dios» o «Gracias a Dios».

«Nuestra cultura popular discurrió durante siglos por los cauces de la comedia y el sermón», afirma García Remiro en su análisis «De cómo la vida monástica impregnó el lenguaje del pueblo con formas de hablar y expresiones que todavía perduran en nuestro idioma».

Al hablar de futuro, la gente necesitaba añadir alguna fórmula pía como temiendo que, si afirmaba rotundamente una acción sin reconocer explícitamente que el futuro está en manos de Dios, esto despertaría los celos divinos, explicaba en su informe el profesor experto en refranes, expresiones y frases hechas.

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