[*Otros}– Diez pueblos de Canarias que asombran tanto como las playas de ese archipiélago

16/12/2013

Guacimara Hernández

El archipiélago de las Afortunadas tiene algo más que sol y arena tentadora. Estos pueblos merecen un viaje.

1.- Betancuria (Fuerteventura)

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El convento, del que sólo se conservan los muros

Fue considerada la primera capital de Canarias, cuando no había acabado la Conquista, y su fundación data de 1405, obra del normando Jean de Bethencourt, del que deriva su particular nombre.

Con su escasa población de menos de mil habitantes, respira historia por sus cuatro costados, con el viejo convento franciscano, de 1423, del que se conservan sólo los muros como rincón preferido para los fotógrafos.

Pese a que su ubicación trataba de protegerla de los ataques, en 1593 el pirata Jaban penetró hasta Betancuria y la redujo a cenizas. Hoy luce reconstruida la iglesia de Santa María, foco de atracción junto con el museo arqueológico.

2.- Artenara (Las Palmas)

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Excavada en la montaña, la ermita de la Virgen es lugar de peregrinación

En la cumbre de Las Palmas se puede viajar en el tiempo y tener una idea de cómo vivían los aborígenes isleños.

Artenara da la posibilidad de apreciar los yacimientos arqueológicos de Acusa, constituido por cuevas habitacionales y funerarias, o visitar las cuevas de Caballero, zona de refugio de pastores prehispánicos.

La particular ermita de la Virgen de La Cuevita es también visita ineludible, ya que está excavada en un risco a 400 metros del casco del pueblo. Data del siglo XVIII, y posee todos los componentes necesarios para el culto religioso: altar, púlpito, confesionario y coro; todos labrados en la misma roca.

Si tiene la suerte de estar allí a mediados de agosto, podrá disfrutar de la fiesta patronal, en la que toda la isla parece desplazarse a este pueblo cumbrero.

3.- Tazacorte (La Palma)

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La Plaza de la Vica, lugar de reunión del pueblo

Por sus casonas solariegas de los siglos XVI y XVII, sus callejuelas rebosantes de macetas con flores y su buen clima, de 3.500 horas de sol anuales, Tazacorte brilla con luz propia en la isla de La Palma.

Situado en la costa oeste, ha sido durante largos años un municipio cuyo color dominante ha sido el verde de sus plataneras, aunque en los últimos años ha reorientado su actividad hacia el turismo.

El museo del plátano y del mojo dan cuenta de este interés por exhibir al visitante lo mejor de la tierra bagañete, que tal es el gentilicio de sus habitantes.

Su barrio pesquero trae aromas a aguas saladas del mar, frente al Barranco de las Angustias, que las trae de tierra adentro, de la impresionante Caldera de Taburiente, parque nacional desde 1954 y corazón natural de La Palma.

A la hora de comer, no se pierda los polines: plátanos (cambures) verdes guisados, generalmente acompañados de pescado salado con mojo.

4.- Tegueste (Tenerife)

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Casco de Tegueste, con la iglesia de San Marcos al fondo

La villa de Tegueste se extiende dentro de una amplia cuenca hidrográfica junto a la Cordillera de Anaga, característica que sustentó su consolidación como un lugar de gran tradición agrícola.

Tegueste debe su nombre a uno de los nueve menceyatos aborígenes, y su casco es una buena muestra de arquitectura tradicional canaria, conservada en muy buen estado.

La iglesia de San Marcos es el eje cada año de una de las grandes romerías de Canarias, celebración que se une a la Danza de las Flores, con más de cinco siglos de historia, o la representación de La Librea, que convierten a esta villa en la auténtica capital de las tradiciones de las Islas Canarias.

Además, es un cautivador escenario para los amantes del enogastroturismo, con viñedos y bodegas donde conocer el proceso desde sus orígenes, a la vez que disfrutar de su gastronomía típica.

5.- Moya (Las Palmas)

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Panorámica del casco de Moya visto desde el barranco

Entre palmerales y plataneras, entre los reductos de laurisilva o entre la medianía verde, Moya reúne en pocos kilómetros cuadrados una gran variedad de paisajes para atraer al visitante.

En su pintoresco casco, destaca el museo dedicado a Tomás Morales, el poeta que cantó «al sonoro Atlántico», que recoge objetos estrechamente vinculados al autor en sus diferentes salas.

Situada a pocos minutos de la ciudad de Las Palmas, Moya es asimismo lugar de peregrinación de los amantes de la buena mesa, en la que destaca el cherne Canario o la vieja, siempre con papas arrugadas.

6.- La Restinga (El Hierro)

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Los barcos pesqueros y el muelle, una postal de La Restinga

El pueblo costero de La Restinga se ha vuelto famoso desde que hace dos años erupcionase frente a sus costas un volcán submarino, que tuvo en vilo a toda España ya que se hablaba incluso de que podría surgir una nueva isla.

Sin embargo, todo se mantuvo bajo el agua, y hoy sus habitantes han vuelto a la calma tradicional que recorre sus calles, con sus restaurantes donde se puede comer el mejor pescado de toda Canarias (así lo aseguran).

Pueblo marinero, el espectáculo de su muelle es disfrutable desde las terrazas donde se puede acompañar con una caña el lento atardecer herreño.

Desde La Restinga, además, se desarrolla una intensa actividad de submarinismo, con un certamen anual de fotografía que lleva hasta los fondos del Mar de las Calmas a visitantes del mundo entero.

7.- Teguise (Lanzarote)

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El blanco de sus casas, signo distintivo de Teguise

Antigua capital de la isla conejera, la villa de Teguise es uno de los pocos entramados urbanos de esta isla que conservan su estructura arquitectónica. Su casco peatonal empedrado le confiere un aire rústico que coincide con su parsimonioso día a día.

Desde su nacimiento, en 1418, Teguise fue villa noble y señorial bajo la dinastía Bethencourt y Herrera, períodos en los que se construyó un rico conjunto arquitectónico.

De obligada visita son la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, el Palacio Spínola, y el Convento de Santo Domingo. En la cúspide de la montaña Guanapay, que cobija a La Villa, se encuentra la fortaleza más antigua de Lanzarote, el Castillo de Santa Bárbara, construida por Sancho Herrera en la primera mitad del siglo XVI.

Refugio de los frecuentes ataques de piratas de la época, desde 1991 se constituyó en la sede del interesante Museo del Emigrante, que cuenta con una importante colección documental sobre la emigración canaria de los siglos XVIII y XIX.

8.- Chipude (La Gomera)

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La iglesia de la Virgen de Candelaria

Chipude es un encantador caserío situado junto a la iglesia parroquial de La Candelaria y su conjunto de viviendas tradicionales, donde destaca la hacienda de los Ayala, uno de los pocos grupos hacendísticos conservados en la isla de La Gomera.

La Fortaleza de Chipude, un roque con forma de meseta y 1.240 metros de altura, era considerado espacio sagrado por los antiguos isleños, y estaba dedicado a rituales religiosos, pero también ha sido utilizado posteriormente como refugio de pastores, y son innumerables los yacimientos arqueológicos hallados en su entorno.

Actualmente, el camino para alcanzar su cima es un estrecho paraje que en ocasiones puede verse interrumpido por desprendimientos o cúmulos de piedras.

Para disfrutar de la actividad con mayor seguridad, es importante informarse en el Centro de Visitantes o en las Oficinas de Turismo, acerca del estado en que se encuentra el camino y de las posibles visitas guiadas que se ofrecen.

9.- Antigua (Fuerteventura)

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La iglesia de Nuestra Señora, en Antigua

Antigua, uno de los primeros pueblos que se formaron en Fuerteventura, recuerda a la Mancha Castellana, con su suave llanura interrumpida por los molinos de viento. Su pintoresca iglesia fue construida en 1785 y se alza entre árboles y arbustos.

Tierra de viento y sol, no extraña, pues, que uno de sus viejos molinos haya sido totalmente restaurado y convertido actualmente en centro cultural y de atracción turística donde se exhiben y venden artesanías típicas majoreras, como se les llama a los originarios de Fuerteventura.

Los amantes de las películas de terror se interesarán por «La luz de Mafasca», un extraño fenómeno que con frecuencia se produce en esta zona, entre los meses de noviembre y febrero, especialmente en los años lluviosos.

Esta luz, que ha inspirado ya películas, aparece tanto en las noches despejadas como en las nubladas, y las descripciones acerca de la misma difieren algo, pero todos destacan su luminosidad, que pasa del azul al rojo y luego desaparece.

10.- La Esperanza (Tenerife)

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El magnífico lagar que se conserva en la exuberante plaza de La Esperanza

Olvídese del tradicional clima templado Canario, pues en La Esperanza suele hacer frío. Pero ésta es la mejor excusa para visitar este bonito pueblo rodeado por el verdor del cinturón forestal del interior de Tenerife, ya que el frío se puede combatir con unas caminatas por su casco, o hacer de él el punto de partida y llegada para las muchas rutas senderistas que de allí salen.

Merece una visita la Ermita de Nuestra Señora del Rosario, de estilo Canario, que nació de la necesidad de buscar un lugar para que los peregrinos que realizaban el camino hasta Candelaria se protegieran de las inclemencias del tiempo.

Muy cerca de allí se conserva la «Casa del Pirata», donde se dice que vivió el corsario Amaro Pargo.

La bien ganada fama gastronómica de La Esperanza hace que el visitante precavido reserve su mejor apetito para alguno de los muy buenos restaurantes de la zona, donde la carne de cabra, el conejo y las garbanzas aportan las calorías necesarias para enfrentarse al fresco.

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COMENTARIOS

CMP
En respuesta a Roberto.

Me too, Roberto.

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Roberto
Para gustos hay colores. A mí me asombran otros.

[*Opino}– Las feministas vuelven a la carga

27-11-132

Carlos M. Padrón

En el artículo que copio abajo, algunas mujeres repiten, por enésima vez, su ataque contra lo que llaman el sexismo en nuestro idioma.

Si es cierto que «no se nace mujer sino que se llega a serlo», sugiero que se deje claro que en el camino para ‘llegar’ ocurren bifurcaciones como la de ‘mujer’ y la de ‘feminista’, y en éstas hay varias categorías, como las de las tristemente famosas y exhibisionistas Femen.

Si lo que se pide llegara a imponerse, me pregunto qué pasará entonces con expresiones como «pareces una niñita» o «lloras como una mujer».

¿Acaso no es cierto que el comportamiento de las niñitas es de mayor debilidad que el de los niñitos, y que las mujeres lloran más y más a menudo que los hombres, por no decir que ante el menor susto —como que de pronto aparezca un ratón, una cucaracha, etc.— no pueden reprimir unos gritos estridentes? Entonces, ¿hay diferencias o no?

Si ya están convencidas de que son el sexo fuerte, ¿a qué se preocupan de nimiedades como éstas?

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10/11/2013

Lo femenino es «débil» y lo masculino «enérgico», según la RAE

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (DRAE), editado en 2011 y actualizado cinco veces desde entonces, define «femenino» como «débil» y «endeble», y «masculino» como «varonil» y «enérgico».

Filólogas, parlamentarias y expertas en igualdad exigen a la institución que lo rectifique en la edición 2014, porque opinan que valida un estereotipo y consolida una visión del mundo que no es real.

«Tiene muchísima trascendencia: que el diccionario de la Real Academia, que es la máxima autoridad en la Lengua Española, defina lo ‘femenino’ como débil y lo ‘masculino’ como lo contrario es impresentable. ¿Es que no hay mujeres fuertes, enérgicas o con potencial en esta vida?»,

plantea la directora del Centro de Estudios de Género de la UNED, Teresa San Segundo.

Según explica, el lenguaje «es la forma de expresión de una comunidad, pero, además, configura el pensamiento», de modo que «lo que no se nombra, no existe». Con ello se refiere a la ausencia de definición para ‘feminizar’ en el diccionario de la RAE.

La búsqueda del término en su versión online dice que no existe esta palabra y sugiere consultar ‘demonizar’ o ‘feminidad’, porque «tienen formas con una escritura cercana».

‘Masculinizar’, por contra, sí está recogido, con una anotación que avisa de que el término se incorporará a la próxima edición. La primera acepción es «dar presencia o carácter masculinos a algo o a alguien» y el ejemplo que la acompaña dice: «determinadas modas actuales masculinizan a la mujer».

Para San Segundo, esto «clama al cielo». «Que ‘feminizar’ no exista supone que ni siquiera se contemple la posibilidad de que se puedan dar atributos femeninos a algo, mientras que darlos masculinos sí es posible»,

denuncia la experta.

Según fuentes de la Real Academia Española, el diccionario se encuentra actualmente en revisión y tendrá una nueva edición el próximo año. La institución está «abierta» a recoger propuestas de modificación, quejas y sugerencias sobre el contenido, para lo que ofrece en su página web la llamada ‘Unidad Interactiva’, con un formulario a disposición de los internautas.

Sin embargo, la doctora en Filología Románica por la Universidad de Barcelona, Eulalia Lledó, afirma que la RAE no responde cuando se trata de lenguaje no sexista.

Autora de diversos informes al respecto, lleva denunciando más de una década, pero sin éxito, la existencia de «incorrecciones» y definiciones «no equitativas» en el diccionario oficial, como las de ‘padre’ y ‘madre’.

«De hace 100 años»

«Si el diccionario tiene que reflejar la realidad, no ponen los medios para que esto suceda. Es más, se les advierte de esto y continúan incurriendo en estas definiciones que yo diría especialmente desagradables», señala. En su opinión, casos como el de ‘feminidad’ como lo «débil» revelan por sí mismos «el punto de vista desde el cual se han hecho».

«Es un estereotipo absoluto», ha añadido. Para la presidenta de la Comisión de Igualdad del Congreso de los Diputados, Carmen Quintanilla, «la Real Academia tiene que plantearse hacer otra definición mucho más acorde con la realidad social de las mujeres hoy en España, para que las nuevas generaciones puedan sentirse orgullosas de ser mujeres y de ser femeninas».

«Esta definición podía tener algún sentido hace cien años en España porque durante siglos aquí, como en el resto de la comunidad internacional, las mujeres fueron identificadas como el sexo débil, pero se ha demostrado a lo largo de la Historia que en realidad somos el sexo fuerte», ha señalado.

La diputada ‘popular’ considera que en España, especialmente en «los últimos 50 años», ha quedado probado que las mujeres podían valerse por sí mismas sin ningún tipo de ayuda.

«Somos madres, somos capaces de conciliar la vida profesional y familiar de manera heroica, y a lo largo de la Historia se ha visto cómo hemos sido capaces de sacar adelante nuestra familia, nuestro trabajo, y estar al frente en la toma de decisiones»,

ha sentenciado.

Por su parte, la presidenta de la Federación de asociaciones de Mujeres Progresistas, Yolanda Besteiro, tilda la definición de «barbaridad» y la atribuye a la «falta de incorporación de la perspectiva de género en el funcionamiento de la RAE».

A su juicio, es «un estereotipo nada justificado en criterios objetivos», porque en la realidad hay mujeres tan «enérgicas» como lo que el diccionario considera «masculino».

Besteiro explica que «lo peligroso» es que «a través del lenguaje se va definiendo el pensamiento». En este sentido, cita a la escritora y filósofa francesa Simone de Beauvoir: «no se nace mujer sino que se llega a serlo».

«Los estereotipos marcan lo que es una mujer y un hombre, y si la Real Academia de la Lengua define con un estereotipo lo que debe ser cada uno, está contribuyendo a convertir eso en una realidad», ha afirmado.

Fuente

[LE}– Origen o uso de palabras, dichos y expresiones: Vale su peso en oro

31 enero 2013

Cuando se quieren destacar las bondades y virtudes de una persona es muy común utilizar la expresión “vale su peso en oro”.

Es una de esas frases hechas sobre cuyo origen existen varias hipótesis, siendo todas muy similares en las explicaciones, aunque varía algún elemento de la historia.

En primer lugar están las que señalan que proviene de los pueblos bárbaros del norte de Europa, quienes tenían entre sus leyes una que castigaba a los asesinos a compensar a los herederos de la persona a la que habían matado con el pago de tantas monedas y metales preciosos como peso tenía el difunto.  

En caso de no querer o no poder realizar dicho pago, el asesino sería condenado a muerte.

Existen versiones que señalan la costumbre que se puso en práctica durante la Edad Media y que consistía en raptar a una persona adinerada y pedir como rescate el peso del secuestrado en oro y joyas.

Por último, cabe destacar las promesas que realizaban algunas personas devotas, quienes ofrecían a un Santo el peso en oro de un familiar enfermo si éste era sanado.

Entre las muchas historias relacionadas con esto está la que relata San Gregorio de Tours, quien explica cómo en el año 550, Carriarico, el rey de los Suevos (pueblo asentado en el noroeste de la península ibérica), renunció al arrianismo y se convirtió en católico, haciéndose muy devoto de San Martín de Tours, tras pedir a éste que sanase a su hijo, gravemente enfermo.

Según cuentan algunas crónicas de la época, el vástago real sanó por completo, y el monarca, a modo de agradecimiento, hizo depositar en la tumba del santo el equivalente en oro y plata al peso de su hijo.

Fuente

[Hum}—Pura sinceridad

Diálogo durante una entrevista de trabajo.

El empleador le pregunta al candidato:

—¿Cuál cree usted que es su mayor defecto?

—La sinceridad—, contesta el candidato.

Extrañado, el empleador replica:

—Oiga, no creo que la sinceridad sea un defecto.

—¿Y a mí qué carajo me importa lo que usted crea?—, responde el candidato.

[*Opino}– Más acerca de los engaños en la Red

26-12-13

Carlos M. Padrón

A los para mí fraudes que menciona el artículo que copio abajo, hay que añadir el otro tipo, cada vez más frecuente, que aparece cuando se busca algo en internet, como un programa o un driver, se encuentran varias entradas que ofrecen gratis lo que se busca —por supuesto, entre ellas varias del sempiterno Softonic, que no es realmente gratis pero sí una verdadera plaga, sobre todo en España—, pero cuando uno trata de bajarlo, el programa de seguridad que se tenga instalado, si es bueno, dispara las alarmas y avisa de que ese material contiene malware o, si el contenido es realmente peligroso, simplemente corta la conexión con esa página.

A veces el tal malware consiste en troyanos destinados a rastrear, con fines publicitarios, los hábitos de busca del internauta, pero a veces se trata de infiltraciones que revisten un peligro real para la seguridad de la computadora, y es ahí cuando los programas que mencioné —uso desde hace años el ESS (ESET Smart Security)— disparen las alarmas y, si uno los ha configurado adecuadamente, impidan que se baje lo que está contaminado.

En otros casos, el fraude —aunque menos peligroso, pero fraude al fin— consiste en que al abrir la entrada en la que, según su título, está lo que se busca, el navegador aterriza en una página de promoción de algo que nada tiene que ver con lo que se buscaba.

Comoquiera que impedir todo esto atentaría contra la libertad de expresión y de libre navegación por la Red, y daría lugar a abusos por parte de quienes eso hicieran, me temo que los fraudes de este tipo seguirán aumentando hasta que su enorme volumen justifique la tal censura, con la que perderemos todos.

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26/12/2013

Diecinueve fotografías falsas que engañaron al mundo

La suma de Photoshop y la falta de comprobación de las fuentes ha posibilitado que en los últimos años una gran cantidad de montajes fotográficos relacionados con sucesos de actualidad hayan circulado por las redes sociales como si de imágenes reales se tratasen.

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En este montaje un tiburón blanco «ataca» a un soldado británico en Sudáfrica

Intereses políticos, económicos, el afán de engañar a los medios de comunicación, o una simple broma, pueden estar detrás del origen de estos famosos fotomontajes, algunos de los que recopila el autor del blog Ceslava diseño & formación. Así, dos fotogramas de la serie «Lost» (= Perdidos) se emitieron en un informativo boliviano situándolos justo en el instante en que el vuelo 447 de Air France sufrió un accidente sobre el océano Atlántico en 2009, mientras que un fotomontaje que muestra un avión a punto de impactar contra una de las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001 ha dado la vuelta al mundo en varias ocasiones.

Los desastres naturales también son objeto habitual de este tipo de manipulaciones, como muestra la adición de una ola gigantesca al perfil de la ciudad chilena de Antofagasta para simular el devastador tsunami que asoló Tailandia en 2004, la creación de falsas nubes para simular todo tipo de huracanes o la imagen de unos niños filipinos que parecían utilizar unos computadores en una habitación anegada por las inundaciones que asolaron el país en 2012.

La imagen de Hércules, un perro que era tan grande como un caballo, o la de Snowball, su homólogo en el mundo de los gatos, son otras de las fotografías que han circulado por la red durante años, junto con la de un enorme tiburón blanco a punto de engullir a un soldado británico que se descolgaba de un helicóptero en la costa sudafricana Foto arriba). Sólo que la imagen correspondía a una aeronave de la Fuerza Aérea Estadounidense, había sido tomada en San Francisco y, por supuesto, no existía ningún tiburón.

Políticos como George Bush, el Peter Griffin de carne y hueso que inspiró al protagonista de la serie de animación «Padre de familia», la fecha del viaje de Michael J. Fox en «Regreso al futuro», el esqueleto de una hada o la silueta del pie de un feto sobresaliendo del abdomen de su madre, son otras de las 19 fotografías que han engañado al mundo y que pueden verse en el blog «Ceslava».

Fuente

[Col}> El juego a la Luna / Estela Hernández Rodríguez

19-11-13

«¿Nunca has jugado a la Luna?», me preguntó una noche mi abuela Lola.

Luego me explicó que con la Luna también se puede jugar. Claro que no la podemos tocar, pero sólo mirándola podemos hacerlo.

Si desde donde nos encontramos observamos hacia arriba, a veces la vemos como un queso, a veces como si le faltara un pedazo, o también como un simple aro, pero en verdad ella retoza a su salida de esas formas, vistiéndose de distintos trajes para engalanar la noche, porque así es la Luna: misteriosa y radiante.

Cuando la miramos con curiosidad, a veces vemos dentro de ella una gran loma, algún cráter o figuras de caritas que nos dicen con alegría «¿Cómo estás?». Y nosotros les contestamos «Bien, observando lo linda que luces con ese precioso vestido plateado».

No por gusto muchos poetas han dibujado con palabras su belleza, y la traen a sus versos cuando quieren hablar de amor, porque ella es como es, sencilla pero romántica.

Hasta a veces en la oscuridad nocturna el perrito Bob la saluda con su aullido a las tantas de la noche, porque todos la conocen. Ella vive en el cielo; unas veces nos sonríe cuando la podemos ver, y otras llora cuando alguna nube la tapa y no puede saludarnos.

La Luna se encuentra siempre acompañada de su gran familia de estrellas, cometas, y aerolitos, y se la ve feliz, al igual que nosotros al tenerla alumbrando a ratos nuestros caminos, sobre todo en el campo.

Por eso nuestro amigo Bob, quien vive allí, la quiere mucho.

Estela Hernández
La Habana (Cuba)

[LE}– Origen o uso de palabras, dichos y expresiones: Tener más cuento que Calleja

08 febrero 2013

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Cuando alguien tiene una gran inventiva, pone muchas excusas, exagera una dolencia/enfermedad, o le echa a alguna cosa mucho embuste/engaño, es habitual usar con esa persona la expresión «tiene más cuento que Calleja».

Saturnino Calleja fue el propietario de la Editorial Calleja, en la que desde el año 1879 empezó a publicar libros de cuentos.

Su particularidad residía en la sencillez con la que estaban realizados, y su bajo precio, lo que propició que tuvieran una gran demanda y se hicieran muy populares. Eran libros entretenidos y llenos de ilustraciones, algo que ayudó a venderlos muy fácilmente.

La Editorial Calleja publicó alrededor de 3.000 títulos, la mayoría cuentos, lo que hizo que rápidamente se empezara a utilizar la expresión «tienes más cuento que Calleja».

[*Opino}– Perros y cerdos, una desafortunada comparación

24/12/2013

Carlos M. Padrón

No veo que el título, «Por qué queremos a los perros pero nos comemos a los cerdos», del artículo que copio abajo tenga que ver con su contenido.

Tal vez lo escogieron para llamar la atención del lector hacia un artículo destinado a promocionar un libro.

Un artículo que cuestiona el consumo que hacemos de carne animal, un cuestionamiento con el que estoy de acuerdo, y pienso que algún día, tan lejos en el tiempo que sospecho que no lo vean ni mis bisnietos, ya los humanos no comeremos carne.

Aunque mi padre fue alguna vez cazador, y mi hermano mayor pescador, no estoy de acuerdo con estas prácticas.

Pero volviendo a ese título, creo que la comparación entre perros y cerdos es desafortunada porque si bien un perro puede ser —y de hecho es— una excelente mascota, un cerdo no.

A pesar de que hay gente que tiene cerdos —sobre todo unos muy pequeños— como mascotas, las diferencias entre éstos y los perros son muchas y muy grandes.

Toemos la higiene, sólo por usar una. Si bien los más de los perros mascota que viven en casas van instintivamente a buscar un jardín o terreno baldío para hacer sus necesidades, dudo mucho que un cerdo, si tenido como mascota en iguales condiciones, haga lo mismo de forma instintiva.

Además, el excremento de los perros apenas hiede si se le compara con el de los cerdos,…. a menos que para los cerdos mascota se invente una comida especial.

Por otra parte, desde hace siglos el perro ha buscado la compañía humana, no así el cerdo. El perro se caracteriza por la fidelidad a su dueño, ¿sería fiel un cerdo?

En fin, que aunque los chinos coman carne de perro con el mismo desparpajo con que nosotros comemos la de cerdo, sigo sin aceptar esa costumbre de los chinos, en especial porque, por lo dicho arriba y por mil motivos más, queremos a los perros porque nos han acompañado por siglos como fieles amigos y defensores de nuestra vidas y casas, cosa que los cerdos no han hecho ni creo que pudieran hacerlo,… lo cual no justifica que nos los comamos.

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16/12/2013

Teresa Guerrero

Por qué queremos a los perros pero nos comemos a los cerdos

Imagine que unos amigos le invitan a su casa a cenar. El plato principal es un estofado de carne que huele fenomenal y está delicioso.

Mientras lo disfruta le pregunta a sus anfitriones por la receta. «Coges un kilo de carne de Golden retriever, marinada desde la noche…», le contesta su amigo. «¿¡Golden retriever!? «Si usted es como la mayoría de las personas que viven en Occidente, probablemente se sentirá mal ante la idea de estar comiéndose un perro cocinado». Incluso sentirá asco, «porque los perros no se comen».

Si sus anfitriones le dicen que es una broma, y que en realidad han servido un estofado de ternera ¿seguiría comiendo? ¿se sentiría mejor?

Probablemente sí, porque «si usted es como la mayoría de las personas, cuando se sienta ante un estofado de ternera no ve la imagen del animal del que procede la carne. Sólo ve «comida», por lo que se centra en el sabor, en el aroma y en la textura».

Así comienza la psicóloga estadounidense Melanie Joy su reflexión sobre por qué nuestra cultura nos permite comer algunos animales sin contemplaciones, mientras nos insta a que consideremos otras especies como mascotas y, como consecuencia de ello, la idea de causarles sufrimiento nos causa malestar.

Una reflexión que resume bien el título de su libro, que acaba de ser publicado en español, y recoge las investigaciones que la autora realizó durante su tesis doctoral. «Comer animales o no hacerlo es una tema de justicia social».

La decisión de comer carne

Melanie Joy ha acuñado un término, el carnismo, para denominar «el sistema de creencias que nos condiciona a comer unos animales determinados». Y es que, según sostiene, «en la mayor parte del mundo actual las personas no comen carne porque lo necesitan, sino porque deciden hacerlo. Y las decisiones siempre se derivan de las creencias».

«El carnismo es un sistema de creencias invisible, y el trabajo de Melanie Joy está permitiendo darle visibilidad. Una vez que conocemos este sistema, tenemos la libertad de decidir», explica Javier Moreno, de Igualdad Animal, la organización de defensa de los derechos animales a la que irán destinados los beneficios de la venta de esta obra.

Joy, profesora de psicología y sociología en la Universidad de Massachusetts (Boston, EEUU), es vegana, es decir no consume ningún producto de origen animal (ni alimentos ni prendas de vestir ni asiste a espectáculos en los que se usen animales).

Pero no siempre fue así. Según confiesa, cuando era adolescente disfrutaba comiendo todo tipo de alimentos y era una fanática de la pizza con cuatro tipos de carne y extra de queso. «Como la mayor parte de la gente, me gustaban los animales y no quería que sufrieran aunque yo misma participaba en un sistema que cometía atrocidades y que iba en contra de mis valores. Cuando comía animales dejaba atrás la empatía», reflexiona.

Allá por 1999, cuando tenía 23 años, se puso enferma tras consumir una hamburguesa en mal estado. Tal fue la indigestión que acabó en el hospital: «A partir de entonces dejé de comer carne, me empezó a dar asco. Poco a poco comencé a interesarme por la información que siempre había estado ahí, y supe que hay millones de animales que están sufriendo de manera completamente innecesaria. Me di cuenta de que yo había contribuido al problema y quise ser parte de la solución», recuerda.

Su transición hacia el veganismo, relata, fue paulatina: «Primero dejé de comer carne, luego huevos y leche…» Hasta que con los años se convirtió en vegana. «No necesitamos carne para sobrevivir, ni siquiera para mantenernos sanos», asegura Joy, que en su libro pone como ejemplo «a los millones de vegetarianos sanos y longevos que así lo han demostrado», y defiende una dieta variada y la ingesta de proteínas de origen vegetal para satisfacer las necesidades nutricionales del cuerpo. A sus ojos, beber leche o comer huevos es tan desagradable como para cualquier occidental puede resultar comer carne de perro.

Nada menos que 10.000 millones de animales mueren cada año sólo en EEUU para el consumo humano, una cifra que se doblaría si incluimos las especies animales marinas destinadas a la alimentación. En su obra, Joy también denuncia las duras condiciones de trabajo a la que están sometidos muchos de los trabajadores de explotaciones ganaderas y de la industria cárnica en EEUU, a los que denomina «las otras víctimas del carnismo».

Durante la investigación que realizó para su tesis doctoral, la psicóloga entrevistó a todo tipo de personas: veganos, vegetarianos, carniceros, personas que trabajaban en la industria de la carne… Todos ellos, afirma, compartían una experiencia parecida sobre la consideración de especies como animales de compañías o aptos para el consumo.

Las tres N: Normal, natural y necesario

«El carnismo nos enseña a no pensar, a no sentir nada hacia estos animales. Comer carne se considera un hecho, no una elección», asegura.

Y este convencimiento, continúa, se ha logrado gracias a un sistema que justifica el consumo de carne a través de la repetición de lo que ella denomina las tres N: comer carne es normal, natural y necesario. Las mismas N que, según denuncia, se han usado a lo largo de la Historia para permitir y justificar la esclavitud, el racismo o la dominación masculina. Y es que para Joy «el carnismo es una ideología violenta, un sistema de presión, un mecanismo que distorsiona nuestra relación con los animales».

«La mayoría de nosotros creemos que comer carne es natural porque el ser humano caza y consume animales desde hace miles de años. Y ciertamente, la carne ha formado parte de nuestra dieta omnívora durante al menos dos millones de años. Pero el infanticidio, el asesinato, la violación y el canibalismo son, como mínimo, tan antiguos como el consumo de carne y, por tanto, podríamos argumentar que también son naturales. Pero no apelamos a la historia de estas conductas para justificarlas», defiende en su libro.

Naturalmente, en otros países la percepción que tienen sus ciudadanos sobre qué animales son comestibles es distinta a la nuestra, y para ellos también sería impensable ingerir algunas de las especies habituales en nuestra dieta. Por ejemplo, la vaca es sagrada en India, mientras que en otros países los insectos se consideran una importante fuente de proteínas y su consumo es habitual.

En algunas zona de Asia, como China y Vietnam, muchos ciudadanos comen perros sin miramientos, a pesar de que también allí es frecuente tenerlos como animal de compañía. Como destaca Javier Moreno, «distinguen entre los perros que van a destinarse al consumo humano y los que se consideran mascotas».

Joy, que lleva tres años viajando por el mundo y explicando en foros internacionales qué es el carnismo, está convencida de que la mayor parte de la gente no es consciente de las terribles condiciones en las que viven los animales destinados a convertirse en alimentos.

Por ello, la autora se muestra satisfecha por el descenso del consumo de carne que se ha registrado por primera vez en EEUU, donde cada ciudadano come aproximadamente 100 kilogramos de carne al año. No obstante, en su opinión este descenso no es sólo atribuible a una mayor concienciación sobre el sufrimiento de los animales, sino también a que la gente cada vez es más consciente de los contaminantes que ingiere cuando toman carne: «Suele estar aderezada con hormonas sintéticas, dosis masivas de antibióticos, pesticidas, herbicidas y fungicidas tóxicos», denuncia en su libro.

La autora confía en que su obra, que ha sido traducida a nueve idiomas, contribuya a que la gente se detenga unos instantes y reflexione sobre por qué comemos algunas especies animales y otras no.

Tener información sobre las condiciones en las que viven millones de animales destinados al consumo humano, sostiene, les ayudará a decidir de forma consciente y con libertad:

«Sin conciencia no hay elección libre», afirma. Porque, como dice la cita de Mahatma Gandhi que ha escogido como apertura de su libro, «podemos medir la grandeza y el progreso moral de una nación por el modo en que trata a sus animales».

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