[Hum}– Profesionalismo

A las 10 de la noche, luego de una ardua jornada de trabajo, dos psicólogos se encuentran en el ascensor del edificio.

Uno de ellos se ve deshecho, cansado y visiblemente agotado, y el otro se ve impecable, lleno de buen humor, sonriente y relajado.

—Oye, ¡no puedo creer que te veas así! ¿Cómo haces para estar en esta forma después de 14 horas de consulta con los paciente?

—¡No me digas que tú los escuchas!

Cortesía de Fernando Lacoste

[*ElPaso}– Discurso de don Manuel Galeno, politólogo pasense ‘de secano’

28-05-14

Juan Antonio Pino Capote

De El Paso de Arriba a El Paso de Abajo y de norte a sur, este prosopopéyico caballero andante recorría el pueblo en su caballo blanco, que le servía como tribuna para discutir sus elaboradas teorías y filosofía de la vida.

 

Anoche, en mis sueños, se me apareció don Manuel y, a modo de susurro cómplice, me dijo en tono despectivo:

—¡POLÍTICA DE GALLINERO!

—¿Qué cuento de gallinas es ése, don Manuel?

—Calla y escribe, tú que eres instruido.

Y me dictó el siguiente discurso:

POLÍTICA DE GALLINERO

Europa desnortada

Con motivo del desastre electoral al Parlamento Europeo en mayo de 2014

«Y toda la Humanidad está desnortada, desquiciada, y el planeta polucionado y perdido por los desechos de de sus pobladores.

La Europa de la Ilustración, la de la cultura, la de los grandes progresos y descubrimientos, también está engolfada en esta POLÍTICA DE GALLINERO. Como gallinas en un corral, se vive de los picotazos que nos damos y de los granos que violentamente arrebatamos a la homóloga o prójima, sin orden ni justicia, sino por la ley del más fuerte.

Pero todas cacareando mucho y protestando porque no están conformes con su estatus. Y cada vez son más en el mismo gallinero y, como solía decir el mago: “Más gallinas en un gallinero, más mierda y menos huevos”. Pero todas las que pueden estiran su cuello picoteado y enmierdando para salir en la foto, o para cacarear su también enmierdado discurso. Y luego salen a bombo y platillo en todos los medios cuando alguna logra un cacareo extraño o estridente. La estridencia y los gritos, están de moda.

Un poeta festivo solía decir:

Este mundo es un relajo
en forma de gallinero,
que los que suben primero
se cagan en los de abajo.

Mas, si sube algún guanajo
de peso no muy ligero,
puede que se parta el gajo
y se vayan pa’l carajo
los que subieron primero.

La mayoría de estos enmierdados discursos son de autobombo y de falsas promesas que no apuntan a las verdaderas realidades y exigencias de las circunstancias, sino a lo que les gusta oír a las demás gallinas. Más abundantes son los discursos descalificadores, condenatorios y hasta calumniosos y un “quítate tú para ponerme yo”. Y así una legislatura tras otra, dando vueltas a la noria de nuestro desdichado destino.

Una gallina sale volando del corral

Dos generaciones que tienen que ponerse de acuerdo; no sólo protestar, que no es más que cacarear. Alguien dijo “¿Por qué andar como las aves de corral, cuando podemos volar como las águilas?”. Sencillamente porque no sabemos más que cacarear, dar picotazos y, si es posible, no hacer ni un esfuerzo para poner un huevo. Y si alguien intenta volar, se llevará los mayores picotazos. Nadie se atreve a volar, y todos siguen jugando a lo mismo.

Después de tantos años de democracia, nadie remonta el vuelo; todos siguen dando picotazos y cacareando sobre lo mismo. Después de que Felipe González repitiera la frase de Mao: “Gato blanco, gato negro, qué más da si caza ratones”, entendí que las filosofías, las ideologías y los principios habían periclitado.

Hemos comprobado que las alternativas de poder no son más que eso: alternativas de poder para aprovecharse lo más posible de manera alternativa. Todos prometen arreglarlo todo, y luego, más de lo mismo. Pero nadie se pone a pensar en el descubrimiento que pueda resolver los problemas de toda la Humanidad a gran escala, a escala mundial.

Claro que eso no da votos ni poder ni chollos. Siguen con los picotazos y los cacareos. En el cuarto trastero está la filosofía de Sócrates, Platón, Jesucristo y hasta del propio Marx, que nunca soñó con las grandísimas diferencias y explotaciones que íbamos a tener.

Tampoco soñó que la democracia iba a servir para que los políticos nos vendieran al mejor postor capitalista. Por esto, después de los cacareados 100 años de honradez, los progresistas también han perdido el norte y no nos conducen a ningún progreso real y efectivo a gran escala, salvo al cacareo descalificador.

Los chicos del 15-M consiguieron congregar multitudes, pero sólo para decir que no estamos de acuerdo con el rumbo de nuestra sociedad. Y no se mostraron dispuestos a cambiar algo ni con propuestas viables ni con una actitud perseverante. Se diluyeron por carencia de programas e ideales.

Los grandes cambios socioeconómicos perversos invalidaron las teorías económicas de John Adams Smtith y las de Keynes, tenidas como axiomáticas en las escuelas de economía de hace algún tiempo. Las bondades del libre mercado han perecido por el libertinaje desmadrado con que nuestros gobiernos les han permitido actuar, con los grandes Bancos como cómplices, sin que nadie les haya cortado las alas.

Así estamos, pues las causas de la actual crisis son de sobra conocidas, pero las gallinas siguen enfrascadas en su afán de poder y del mayor picoteo, en la pura inmediatez gallinácea

En nuestra sociedad hay grandes economistas y grandes hombres que podrían ayudar mucho en la corrección de todos los desafueros perpetrados, pero les faltan los altavoces que manejan unos medios amordazados por los gobiernos y el capital. A los aguerridos jóvenes del 15-M no les hicieron falta estos medios asalariados para aglutinar unas multitudes reivindicativas en Madrid.

Queda claro que con un DIALOGO ENTRE GENERACIONES se podrían plasmar unos grandes principios y actitudes generales para ofrecer unos NUEVOS HORIZONTES PARA LA HUMANIDAD. Y éste sería el nuevo y verdadero progresismo, y no el de boquilla que han querido imponer como una moda de los jóvenes, los guapos, los inteligentes y los solidarios, haciendo el juego a cualquier partido o perro con distinto collar.

No les he oído pronunciarse contra el moderno totalitarismo sibilino de la GLOBALIZACIÓN, que no es para el bien de los consumidores, sino para una mejor explotación de los mismos a nivel planetario, y para acumular un poder ante el cual tiemblen los gobiernos. Pobres gobiernos mal paridos en las urnas y secuestradores de votos, amordazados por el capital.

No discutamos entre nosotros, en nuestros pobres y enmierdados corrales, y tratemos de volar como las águilas en las alas de un nuevo progresismo solidario y activo, y capaz de poner el cascabel al gato, sin temor a represalias. Una tarea de un sindicalismo potente y superior, apoyado por grandes mayorías y con la salvaguarda de la Policía —y hasta de los ejércitos, si fuera necesario—, aunque seguramente no tendrán armas por no tener dinero, asfixiados por los poderosos capitalistas.

Alguna alternativa deberá servir para lograrlo. No basta con pedir trasparencia y honradez, que sería mucho, sino llegar el meollo de la gran especulación del libertinaje financiero que no conoce límites ni reglas.

Entrarían en la escena dos grandes protagonistas complementarios: Los sabios pensadores, filósofos y experimentados conocedores de la realidad que formularían los principios generales y la carta de navegación con argumentes inequívocos y contundentes; y los jóvenes progresista y aguerridos que proclamarían, exigirían y ejecutarían el programa. Por definición, los autodenominados progresistas deberían dedicarse primordialmente a este cambio y no a jugar a nuevos ricos o a imitar a los dictadores bananeros disfrazados de socialistas.

Debe quedar claro, como dijo Stephen Convey: “Si sigues haciendo lo que estás haciendo seguirás consiguiendo lo que estás consiguiendo”. Y lo que estamos consiguiendo no sirve y es necesario un NUEVO ORDEN SOCIAL, por el bien de cuantos habitamos este maltrecho planeta que es la Tierra.

Y mi admirado don Manuel se despidió diciendo: “No digas a nadie que he vuelto, y firma como tuyo lo que te he dictado”».

Don Manuel, desde su humildad, no sabe que en El Paso su firma tiene más prestigio que la mía, y por eso no le voy a guardar el secreto. Lo entenderá y me perdonará.

Artículo relacionado:

[LE}– ‘Hacer gala’ tiene matiz positivo

29/05/2014

Hacer gala de algo significa ‘preciarse o gloriarse de ello’, tal como indica el Diccionario Académico, por lo que lo apropiado es que aquello de lo que se hace gala sea una virtud o un rasgo de carácter positivo.

Sin embargo, en los medios de comunicación es frecuente encontrar frases como

  • «Hizo gala de una verborragia que lo llevó a caer en contradicciones»,
  • «Una vez más, Moreno vuelve a hacer gala de su falta de rigor» o
  • «Los de Quique Hernández volvieron a hacer gala de una manifiesta falta de seguridad defensiva».

Tanto el mencionado Diccionario de la Lengua Española como los diccionarios de uso señalan que se hace gala de cosas positivas: para el Clave equivale a ‘presumir de algo’ o ‘mostrar o lucir algo’; el Diccionario de Uso de Vox define tal locución como ‘mostrar con presunción determinada cosa’, y el Diccionario del Español Actual, de Seco, Andrés y Ramos, opta por ‘lucir o hacer ostentación de algo’ o ‘mostrar algo o hacerlo evidente’.

Aunque esta última acepción parece más abierta, los ejemplos con que ilustran todos los diccionarios esta locución apuntan a rasgos estimables, matiz compartido por las locuciones llevar/tener a gala o, en alusión a un vestido, de gala.

Así pues, en los ejemplos anteriores, en los que destacan defectos o actitudes reprobables, resulta contradictorio emplear hacer gala y habría sido preferible escribir

  • «Dio muestras de una verborragia que lo llevó a caer en contradicciones»,
  • «Una vez más, Moreno vuelve a evidenciar/hacer patente/poner de manifiesto su falta de rigor» y
  • «Los de Quique Hernández volvieron a mostrar/reflejar una manifiesta falta de seguridad defensiva».

Todo lo precedente, claro está, siempre y cuando no se emplee hacer gala con sentido irónico.

Fuente

[Hum}– ¿Por qué se va Ramona?

Llorando, la mucama, Ramona Soledad Espinosa, a media mañana agarró su valija y sus dos bolsos, y se despidió de la patrona. 

Sorprendida, la señora, Golde Gikevate, le preguntó:

—¿A dónde vas, Ramona?

—Vuelvo a mi pueblito, a morir cerca de los míos.

—Pero, ¿qué pasa? ¿por qué decís eso?—, replicó la señora.

—Señora Golde, usted misma dice que su esposo, el Dr. Iankl Bogomolvsky, es un excelente médico y que nunca se equivoca en sus diagnósticos.

—Sí, sí, eso es cierto, él nunca se equivoca en un diagnóstico. Pero, ¿qué tiene que ver eso con tu salida de nuestra casa?

— ¡¡Por eso precisamente!! Esta mañana el doctor me apretó y me acarició el culo, y diagnosticó: «¡De esta noche no pasás!».

Cortesía de Fernando Lacoste

[*IBM †}– Rafael Eduardo Montealegre Martín

  • Fecha: 27/05/14
  • Lugar: San José de Costa Rica
  • Causa: Diabetes
  • Edad: 72
  • Posición en IBM: Dpto. Técnico
  • Nació en: Costa Rica el 13/10/1941
  • Reposa en: San José de Costa Rica

Información adicional

Trabajó en IBM de Venezuela desde 1971 a 1975. Agradeceré que si alguien tiene alguna foto suya me la envíe.

Datos suministrados desde Costa Rica por Manuel Alberto Gutiérrez.

[*Opino}– Una magistral lección de vida

25-05-14

Carlos M. Padrón

Como muchos millones de personas ya saben, sean o no aficionadas al fútbol, ayer el Atlético de Madrid y el Real Madrid disputaron en Lisboa la final de la Champions de este año.

En este blog, y también en e-mails y conversaciones personales, había yo dicho que me gustaría que ganara el Atlético de Madrid porque, entre otras cosas, siendo un equipo humilde en todos los aspectos, había hecho una campaña admirable que le había llevado a ganar Liga Española. Ganar la Champions habría sido para el Atlético alcanzar la gloria, en especial para su entrenador, el argentino porteño Diego Pablo Simeone, artífice del milagro de haber recibido un equipo débil y desmotivado, y haberlo elevado a cotas que le permitieron, a base de tesón, coraje, entrega, convicción y entusiasmo permanentes, lograr lo que lograron.

Creo que Simeone, apodado ‘el Cholo’, es, además de uno de los mejores —si no el mejor— entrenador del momento, un excelente psicólogo. Sin embargo, ayer, en el último momento, la gloria se le escapó de las manos, a él y a todos los de su excelente equipo.

Según cuenta el artículo que sigue —basado en ese partido de fútbol, y que el autor, a quien de veras felicito, dedica a un hijo suyo, no sé si real o imaginario—, ante tal derrota, el porteño Simeone exclamó «Lo tenés todo, tenés nada«, frase que sirve de título a este excelente artículo que copio porque contiene una magnífica lección de vida aplicable a cualquier derrota, a cualquier revés o contratiempo que amenace con liquidar nuestras esperanzas y fuerzas para seguir adelante.

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25/05/2014

Lorenzo Silva

«Lo tenés todo, tenés nada»

Sabes, hijo, que no considero que el fútbol sea importante, o desde luego no tan importante como parecen creer todas esas personas, incluidos jefes de estado y de gobierno, que le dedican un entusiasmo tan sincero e intenso como no ponen en otras cuestiones, a lo mejor más dignas de su atención y entrega. Sin embargo, en cualquier aspecto de la vida, por insignificante que sea, te aguarda una lección. Y cualquier hombre, por poco que esperes de él, puede ser el maestro que te la imparta.

 

Fíjate, por ejemplo, en ese hombre de negro que comparece ante los periodistas, después de haber perdido en el minuto 93 una copa de Europa que lo habría catapultado a la gloria. Fíjate, en primer lugar, en cómo admite que su equipo falló en la segunda parte, en la que el rival lo arrinconó hasta hacerle encajar en el tiempo de descuento ese gol lacerante y demoledor.

Primera lección: no responsabilices de tus fracasos, jamás, a otro antes que a ti mismo; ni siquiera aunque tengas pretextos. No cargues contra los árbitros, aunque te parecieran adversos; no despotriques contra el rival, aunque la fortuna haya estado de su parte; no mires al cielo para quejarte de que en el momento decisivo no decidiera inclinar la balanza de tu lado sino del contrario.

Siempre pudiste hacer más, hacerlo mejor. Hazte dueño de tus derrotas, porque ellas, algún día, servirán para hacerte dueño de tus triunfos; si es que está en tu mano, tu condición y finalmente tu suerte llegar a alcanzarlos.

Es amargo, sí, tenerlo todo en la mano y, al instante siguiente, ver ese todo en las manos de otro, y las tuyas aferrando solamente el vacío. El hombre de negro, con el golpe recién encajado, lo resume a la perfección: «Tenés todo, y tenés nada».

Merece la pena que lo recuerdes, así, con su giro porteño, porque probablemente es la frase más trascendente y significativa de la noche. Mucho más trascendente y significativa, desde luego, que las declaraciones de los vencedores, que no aciertan a salir —tampoco hay que reprochárselo mucho— de los lugares comunes. Todo lo que un día creas poseer, todo lo que sientas que es tuyo, no es más que una ilusión que en cualquier momento se lleva el viento. Lo único que será tuyo de veras es el modo en que lo tengas, mientras te toque llevarlo, y la forma en que lo pierdas, ese día que, más temprano o más tarde, puedes estar seguro, acabará llegándote, tal y como el hombre de negro dice, sin transición ni previo aviso. Y entonces, afróntalo con serenidad. Un hombre es la contención que sabe aplicar a sus emociones.

Toma ejemplo del hombre que reconoce la amargura de haber perdido, mientras reivindica el orgullo de haber luchado, incluso cuando las fuerzas ya no estaban con los suyos y el oponente era superior. Que te venzan, pero que nunca te rindan.

Y, hablando de emociones y vencedores, tampoco dejes que te alteren las exhibiciones que puedan hacer quienes entre ellos no sepan contener las suyas, incluso quienes den en caer en la arrogancia. Piensa que quien se quita la camiseta para lucirse, aunque en ese acto pierda la elegancia en la victoria, hizo un esfuerzo y logró algo que tú no supiste impedir. Ofenderte por ello es mezquindad y resentimiento, algo en lo que no debes caer: el estilo consiste, también, en saber convivir con los excesos de los demás, sin hallar pie en ellos para los excesos propios.

En esta noche de mayo de 2014, algunos han llenado un poco más sus ya repletas vitrinas. Otros, no han conseguido nada que poner en ellas, pero han sido dignos perdedores.

No es plato de gusto la amargura, y menos la derrota, pero sazonada así, no mengua sino que hace crecer. Siento que pierdas esta oportunidad. Siento que seas madridista. Con todo el cariño de tu padre, enhorabuena por esa merecida Décima.

Fuente

[LE}– Uso correcto de los signos ortográficos de interrogación y exclamación

27/05/2014

Ante las dudas que se plantean a menudo con respecto a los signos de interrogación y exclamación, así como acerca del empleo de las mayúsculas en las preguntas e interjecciones, se ofrece una serie de claves sobre su ortografía.

1. En español las preguntas directas y las exclamaciones requieren dos signos: el de apertura y el de cierre. Se considera falta de ortografía omitir el signo de apertura, aunque sí es válido escribir entre paréntesis sólo el de cierre para mostrar extrañeza «(?)» y sorpresa «(!)».

2. La pregunta o la interjección puede ir seguidas de otro signo de puntuación: «La ciencia y la técnica, ¿quién lo duda?, necesariamente progresan». Si no va seguida inmediatamente de otro signo porque coincide con el final de la oración, se sobrentiende que hay un punto, que no se escribe tras la interrogación o la exclamación de cierre: «¿Cuál es el futuro del juez en excedencia? La primera opción es convertirse en europarlamentario» (y no «… en excedencia?. La primera…»).

3. Las mayúsculas y las minúsculas son las que corresponden a la oración en la que está la pregunta. En particular, cuando el comienzo de ésta no coincide con el de la frase, lo apropiado es la minúscula: «Siempre se plantea la misma duda: ¿qué comer?», «Pero ¿cuál es su futuro?».

4. Cuando se yuxtaponen varias preguntas, éstas puede ir separadas por los signos de coma, punto y coma, punto. o incluso dos puntos, según se considere más apropiado, aplicando la mayúscula y la minúscula como corresponda: «¿Cómo lo hizo? ¿Cuándo?», «¿Cómo lo hizo?; ¿cuándo?», o «¿Cómo lo hizo?, ¿cuándo?».

5. Por la misma razón, en citas directas se siguen las pautas ortográficas que les son propias: mayúscula inicial y punto tras las comillas (este ejemplo está en cursiva y no entrecomillado para que se vea la puntuación): El papa le preguntó: «¿Cómo está Cristina?».

6. Se pueden repetir los signos como énfasis, recurso que es habitual en la prensa deportiva: «¡¡¡Olé!!!». También se pueden combinar los de interrogación con los de exclamación: «¿¡Entró!?» o «¡¿Entró?!»; los signos de cierre han de ser simétricos con los de apertura, por lo que no son apropiadas las grafías «¡Olé!!!», ¿¡Entró?!» ni «¡¿Entró!?», aunque sí se considera válido abrir solo con exclamaciones y cerrar solo con interrogaciones o a la inversa: «¡¡Entró??», «¿¿Entró!!».

7. Se recuerda finalmente que la acentuación de las voces qué, cómo, cuál, dónde, cuándo, etc., depende de si tienen sentido interrogativo o exclamativo, y no del mero hecho de que estén en un pregunta directa o una interjección: «¿Que ha perdido dinero en la bolsa? Le explicamos en qué invertir ahora».

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