[LE}– ‘Cíborg’, adaptación española del inglés ‘cyborg’

18/10/2013

Cíborg, y en lugar de cyborg, es la escritura recomendada en español de esta palabra que se refiere a los seres compuestos de elementos orgánicos y cibernéticos.

En las noticias relacionadas con la cibernética y la ciencia ficción aparece a menudo esta voz escrita en su forma inglesa:

  • «En esa sociedad futurista la tecnología ‘cyborg’ es un modo de vida»,
  • «Es el primer ciudadano del mundo en obtener el estatus de ‘cyborg’».

Esta palabra se ha formado en inglés a partir de cyber y organism, y puede adaptarse sin problema alguno a la ortografía española como cíborg, sobre todo si se tiene en cuenta que ya existe ciber-, usado en palabras como cibernauta y ciberespacio.

La palabra se escribe con tilde en la <i>, según la reciente Ortografía de las Academias de la Lengua, como le corresponde por la pronunciación mayoritaria.

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NotasCMP

Me parece muy bien, pero

  1. ¿por qué no hacen lo mismo con affair?
  2. ¿por qué no lo dejaron en ‘cíbor’ ya que serán muy pocos los que pronuncien esa ‘g’ final?

[LE}– Las palabras más autóctonas de México, Panamá y Uruguay

18-10-13

¿Cuál es el mexicanismo más Mexicano? ¿Cuál es el panameñismo más Panameño? ¿Cuál es el uruguayismo más uruguayo?

Con estos tres países empezamos la creación del Atlas sonoro de las palabras más autóctonas del español.

Lo hacemos en el contexto del VI Congreso Internacional de la Lengua que se celebrará en Panamá, del 20 al 23 de octubre.

Tres escritores de los países citados han elegido una palabra con la que dan el pie para que ustedes propongan el vocablo que consideren más auténtico, o que refleje o represente mejor al respectivo país.

Es una manera de recordar la gran diversidad de una lengua hablada por cerca de 500 millones de personas y que puede ser entendida por sus hablantes en un 80%. Un idioma policéntrico, polifónico y en expansión. Forma parte de nuestra cobertura especial de la cita más importante del español.

Cada día, desde hoy y hasta el jueves próximo, propondremos tres países en los que sus respectivos escritores sugieren un vocablo por cada país, y ustedes lanzan con sus comentarios otras palabras.

Esta iniciativa de pluralidad y diversidad del español coincide con la presentación en Panamá de la edición digital del Diccionario de Americanismos, publicado por la RAE y la Asociación de las 22 Academias de la Lengua, a cargo del académico Humberto López.

Un gran libro de consulta gratuita en la Red que contiene más de 70.000 entradas y unas 120.000 acepciones sinónimos y variantes de muchas de las voces, etimología o procedencia de las palabras en la mayoría de casos.

Ahora sí, las palabras propuestas hoy por escritores de México, Panamá y Uruguay:

México: PINCHE. Por José Emilio Pacheco

En México, pinche canceló su acepción normal para adquirir, no se sabe cuándo, las características de un epíteto derogatorio que sorprende por su omnipresencia y durabilidad.

El más amplio catálogo de acepciones lo consigna el excelente Diccionario del Español Usual en México, de Luis Fernando Lara, en su segunda edición de 2009. Lara advierte que se trata de una grosería: «Pinche” 1. Que es despreciable o muy mezquino. 2. Que es de baja calidad, de bajo costo o muy pobre.

“Pinche” puede ser un empleado, el hábito de fumar, la suerte, un policía, una camisa, un perro, una casa, una persona, el mundo entero, una comida, un regalo, un sueldo o bien lo que a usted se le ocurra. Se trata, pues, de un epíteto que degrada todo lo que toca. Normaliza y vuelve aceptable una furia sin límites contra algo que nos ofende y humilla pero no podemos cambiar.

Admite grados y amplificaciones: “Esa novela me pareció un poco pinche”. “El racismo es una actitud pinchísima”. A veces puede ser un sustantivo inapelable: “No te lleves con él: es un tipo de lo más pinche.” Puede adquirir el rango de injuria máxima: “No me vuelvas a hablar, hijo de tu pinche madre.”

No sé cuándo empezó a emplearse, y nunca he leído nada sobre su origen. Ya que “pinche” en español común es “el ayudante de cocina”; sin ninguna pretensión ni autoridad, se me ocurre que el término se originó en tiempos de la hacienda y el latifundio. Nació entre los peones obligados a trabajar la tierra para beneficio de los amos y que veían con explicable resentimiento a quienes laboraban en ocupaciones serviles dentro de la casa grande.

Si el uso está restringido a México, resulta algo anecdótico e insignificante frente al hecho de que, a diferencia de tantos otros idiomas, quinientos millones de personas podamos entendernos en nuestra lengua materna. Es una “pinche” desgracia que muy pocas veces tengamos conciencia de este prodigio.

Panamá: SINVERGÜENZURA. Por Carlos Wynter Melo

Sinvergüenzura es el sustantivo de la infinitud y, en consecuencia, de la libertad absoluta. Una sinvergüenzura es comerse el mundo de un bocado. Es un escape —a veces son francamente inmorales las reglas morales— o el motivo de que exclames de repente, porque te nació de las vísceras: ¡Qué sinvergüenzura!, para quejarte o decir, oye, es asombroso que los humanoides seamos inmensos.

Uruguay: CELESTE. Por Claudia Amengual

Algún distraído diría que el término celeste proviene de la camiseta de la selección de fútbol, pero lo cierto es que ésta lo toma de nuestra bandera nacional. De ahí derivan expresiones populares, como la celeste o soy celeste que han enriquecido el significado de este color y lo han transformado en una marca de la identidad nacional uruguaya.

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