08-09-12
Carlos M. Padrón

Esta entrevista salió publicada en el número de enero/1978 de la revista Mensaje, número que estuvo dedicado a los 40 años de IBM en Venezuela, y buena parte de su contenido me llegó como cortesía de Roberto Alibardi por vía de Leonardo Masina.
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Preguntar por el Sr. Tomás García puede prestarse a confusión, pues es posible que haya varios señores con ese nombre. pero cuando uno habla con Don Tomás se sabe que hay uno solo y que es inconfundible. Cuando fuimos a entrevistarlo estaba «fajado» atendiendo su trabajo y durante la entrevista debió interrumpirse varias veces para contestar las consultas que se le hacían.
—Don Tomás, ¿por qué no nos cuenta algo acerca de su ingreso en IBM?
—Entré en julio de 1954, hace 23 años. Comencé en el Stock de Repuestos cuando en un mismo departamento se atendían EAM, ITR y ET, o sea, máquinas de contabilidad, relojes, y máquinas de escribir.
En aquella época, la IBM estaba en la Esquina de Ferrenquín, el gerente general era el Sr. John Osterlung, el de Ventas era el Sr. Lazlo Rajkay, y el del Service Bureau era el Sr. Gerónimo Machado.
Yo reportaba al Sr. Rafael Delías, quien era un supervisor, pues en aquel entonces no se usaba el término «gerente»; y mi jefe directo era Don Humberto Rivadeneira, a quien recuerdo con mucho cariño.
Luego Delías se retiró, y desde entonces quedé encargado del stock.
—¿Cómo se siente ante el cambio que, indudablemente, representa su jubilación?
—En eso soy muy sentimental. No me preocupa en el sentido económico, pues por ese lado se han arreglado mis cosas, pero en lo personal me siento coma los generales del ejército a quienes después de 30 años los tumban, y quien hoy se le cuadra lo saluda mañana con un ‘4«¿Qué hubo, chico».
Una vez se dio un curso en la Colonia Tovar en el cual se clasificaba a los gerentes en varios grupos, y uno de ellos era el «paternalista». Yo me acojo a ese grupo, pues siempre me llevé muy bien con mis muchachos, en el sentido de confianza, hasta el extremo de que en una oportunidad escuché a uno de ellos decir «Ese señor es ml padre», y eso que, para los que no me conocen, tengo fama de terrible.
He tenido grandes satisfacciones con los jóvenes que he preparado, y entre ellos hay facciones con los jóvenes que he preparado; y entre ellos hay dos que hoy son gerentes, y lo que más me conmueve de ellos es que nunca me han olvidado: son Elia Feijóo y José Hernández.
¡Cuál no sería mi sorpresa un día en que el Sr. Huén me dijo qua fuera a almorzar con él y al llegar al sitio designado se me explicó qua el almuerzo era en ocasión del nombramiento de Elia como Gerente de Nómina,… y ella había insistido en qua yo asistiera! Además, tanto ella como José Hernández, cuando supieron lo de mi retiro me invitaron a un almuerzo que no era en realidad una despedida sino más bien la seguridad de que todavía me recuerdan.
—¿En qué piensa ocupar su tiempo libre?
—Pues, sinceramente, todavía no he pensado en eso, y no lo he pensado per una sencilla razón: en mi opinión hay qua darle tiempo at tiempo.
Muchos dicen que yo soy indiferente a l que pasa a mi alrededor, pero en realidad es que tengo mucha paciencia. Cuando alguien me viene con un gran problema, yo me abstengo de darle consejos y me limito a decirle que espere un poco que todo a arreglará y, por lo general, eso es lo que sucede. por eso no he querido precipitarme; prefiero esperar a que llegue el momento para decidir en qué voy a ocupar ml tiempo,
—¿Está usted contento con la perspectiva de dejar de trabajar?
—No, y si digo otra cosa diría una gran mentira. En lo más íntimo de mí mismo albergaba la esperanza de que viniera una contraorden de Nueva York que dijera: «Paren eso ahí. A Don Tomás no le afecta at Plan de Jubilación».
Y eso me pasa porque estuve siempre en un mismo ambiente y me he tornado este departamento, no como si fuera un empleado sino como si fuera ml propio negocio.
Lo que sí me proporciona una gran satisfacción es el hecho de que el mayor de mis hijos, Ricardo, ha ingresado en IBM, con lo cual siento qua dejo aquí mi secuencia.
Indudablemente, Don Tomás no se retira sino en el sentido físico de la palabra.
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COMENTARIOS
CMP
En respuesta a Domingo Padilla.
El nombre me suena, Domingo, pero no logro ponerle cara.
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Domingo Padilla
Carlos, este José Hernández es el que estuvo de supervisor en Cobranzas, en el año 1973.
Gracias.