Tienen razón quienes, por comentario o por e-mail, me han criticado por haber caído —mejor diría por «haber tácitamente aprobado»— en el ñoñisno de llamar trasero a lo que simplemente es culo.
Con lo que sigue trataré de enmendar este entuerto y ampliar el tema con algo de mi cosecha.
El DRAE está claro.
CULO. (Del lat. culus): 1. m. Conjunto de las dos nalgas, 2. m. En algunos animales, zona carnosa que rodea el ano.
TETA. (Quizá voz expr.; cf. germ. *t?tta, gr. ?????): 1. f. Cada uno de los órganos glandulosos y salientes que los mamíferos tienen en número par, y sirven en las hembras para la secreción de la leche.
De ahí que en vez de mantener el título de Traseros grandes: ¿de dónde viene la obsesión?, lo reedito como «El atractivo de un buen culo» y así hago pareja con el de El (supuesto) atractivo de las piernas largas, también referido, como éste del culo, a las féminas.
Un buen culo es uno de los atributos físicos femeninos que a los hombres nos llaman la atención.
Pero hay gustos y gustos, y opino que cuando el culo se pasa de volumen, puede ser feo y vulgar.
Un buen ejemplo de uno que se pasó de la raya es el de Jennifer López (la foto que de ella aparece más abajo la puse yo, no la puso BBC Mundo). Aunque a muchos hombres le fascina, creo que es vulgar.
En el otro extremo está el caso de las mujeres desculadas que, al igual que las casi sin senos, presentan un lamentable aspecto. Ver La obsesión femenina por los senos perfectos.
Conseguir un buen balance entre culo y senos es difícil, pero parece serlo más en algunas razas que en otras.
Como estudioso del tema —además del de las piernas, pues ambos están relacionados— he dicho varias veces, y ahora publico aquí, que «Si es tetona y culona, o es sajona o es teutona«.
Pues, salvando las excepciones, la regla general es que si una mujer latina tiene senos grandes es también desculada y tiene tobillos de cabra. En lo de latina incluyo a las españolas y no caigo en la costumbre useña de distinguir entre hispánicos y latinos.
Como en muchas otras cosas, en el término medio está lo mejor, pues si bien el exceso en el tamaño de senos y de culo resulta feo, su carencia también, y de ahí que se hable de la fealdad de las mujeres tipo tabla de planchar o, mejor aún, campeonas de natación: «nada» por delante y «nada» por detrás.
Eso de que a una mujer le quede el pantalón bailando porque no tiene con que llenarlo es deprimente, como también lo es que lo llene al revés, o sea, con uno de esos culos que tienen forma de pera invertida.
Creo que esto explica él por qué de la obsesión por los culos.
Como atributo físico femenino que es, el culo más lindo es el que llena el pantalón con una protuberancia que no desentona con el resto de las formas y dimensiones del cuerpo de su dueña, sino que hace armonía con los atributos físicos femeninos clave, como labios, senos, piernas, muslos y caderas.
Mi primo Juan José Padrón se extasiaba ante un culo bonito, y de él decía que «parece hecho a mano».
Pienso que ésa es una buena definición porque si la hechura del culo femenino dependiera de la mano de quien lo admira —por lo menos de la de mi primo o de la mía—, tendría la forma y dimensiones que encajarían en el balance descrito arriba.
Pero, como ya he dicho antes, esas tantas cosas que se hacen las mujeres —lifting, cirugía facial, de senos, de glúteos, peinados, depilaciones, bótox, vestidos despampanantes, atuendos llamativos, etc.— contadas veces son para impresionar a los hombres: las hacen para impresionar a sus congéneres, las otras mujeres.
Carlos M. Padrón
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Traseros grandes: ¿de dónde viene la obsesión?
21-02-11
Rajini Vaidyanathan
Tras la muerte de una mujer de 20 años que recibió inyecciones de silicona, los cirujanos están advirtiendo sobre los riesgos de la intervención quirúrgica que agranda los glúteos, cuando ésta la hacen no profesionales.
Pero, ¿qué está haciendo que tantas mujeres quieran tener nalgas abultadas? Para algunas de ellas la filosofía no es otra que “cuanto más grande, mejor”, pero, trágicamente, para Claudia Aderotimi, el deseo por un trasero más curvilíneo la llevó a la muerte.
Algunas artistas son elogiadas por sus curvilíneos cuerpos.
La estudiante, que vivía en el norte de Londres, viajó a Filadelfia para someter sus glúteos a inyecciones de silicona, pero murió tras sufrir dolores en el pecho y problemas respiratorios desencadenados por la operación.
Los policías que investigan su muerte creen que antes de viajar a Estados Unidos la joven contactó, a través de Internet y por medio de llamadas y mensajes de texto, a quien le suministraría el servicio.
Aunque la inyección de silicona líquida para fines cosméticos está prohibida en Estados Unidos, existe un floreciente mercado negro que comercializa con la sustancia, pero, para muchas mujeres, los riesgos que implican las inyecciones bien valen la pena. Todo con tal de tener unos glúteos atractivos.
En varios sitios de internet, cibernautas comparten sus experiencias sin tapujos.
“Quiero tener uno de esos traseros grandes que hacen voltear las miradas y que los hacen babear. Estoy bromeando, sólo quiero tener lo suficiente para llenar mis jeans”, se puede leer en uno de los mensajes.
“Me han inyectado antes. Me inyecto cada seis meses. Es la primera cosa que enloquece a los hombres”, escribió otra chica, quien dice ser una bailarina.
Traseros irresistibles
Claudia era una actriz y una modelo en ciernes, que una vez escribió que soñaba con “tomar el mundo por sorpresa”.
Algunos expertos del mundo de la farándula y del entretenimiento consideran que existe una gran presión para lucir como estrellas que se distinguen por tener traseros llamativos, como Jennifer López, Nicki Minaj, Buffy Carruth y Beyonce Knowles. Eso, señalan, hace que muchas jóvenes opten por las cirugías plásticas.
Como cantante y actriz que participa en videos musicales, Tassie Jackson asegura que la necesidad de cumplir con ese parámetro se está haciendo cada vez más fuerte.
“Personalmente no me he sometido a ninguna (cirugía plástica) y tampoco lo haría. Pero, en la sociedad actual, y en el mundo en el que vivimos, muchas mujeres sienten la competencia y la necesidad de exaltar sus características. Hay mucha presión para lucir como nuestros íconos favoritos y como nuestros ídolos”, le dijo Jackson a la BBC.
Algunos artistas buscan mujeres con “más curvas” cuando escogen a las bailarinas que forman parte de su vídeo musical, añadió la actriz.
Las referencias al llamado “booty” (un término coloquial que se deriva de la palabra en inglés ‘bottom’, o trasero) es una constante en las letras de las canciones de rap y hip hop.
Beyonce Knowles usó incluso la palabra “Bootylicious”, una fusión de “booty” y “delicious” (delicioso) para reforzar la importancia de la cualidad.
El término aparece incluso en la nueva edición del Diccionario de Inglés de Oxford. Textualmente dice: “con frecuencia referido a las nalgas: sexualmente atractivo, sexy, bien proporcionado”.
Pero no son sólo las jóvenes que están inmersas en la cultura del hip hop las que anhelan un trasero más grande, pues el número de procedimientos para incrementar el tamaño de las nalgas va en aumento y no discrimina edades.
De acuerdo con la Sociedad Estadounidense de Cirugía Plástica y Estética, en 2009 y en ese país se registraron más de 5.000 procedimientos legales de levantamiento de glúteos e incorporación de implantes en las nalgas.
Figura
Es muy difícil determinar cuántos tratamientos ilegales se están llevando a cabo, pero la Agencia de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) señaló que el número de casos que provocaron lesiones graves, o incluso la muerte, también ha subido.
El doctor Constantino Mendieta, un cirujano plástico que se especializa en llevar a cabo implantes en las nalgas, piensa que el origen de la tendencia actual data del ascenso al estrellato de la actriz y cantante Jennifer López, en la década de los ’90.
“Ella mostró qué bien se puede lucir cuando tienes las curvas ideales. No es que antes no viéramos las nalgas, pero era una especie de tabú. Ella llamó la atención de un buena manera”, indicó Mendieta.
Las solicitudes recibidas por Mendieta, quien tiene su consultorio en Miami, para someterse a las operaciones de levantamiento de glúteos, en las que se usa la grasa de otras partes del cuerpo para agrandar las nalgas, se ha multiplicado por 20 en la última década.
Sin embargo, el costo de la operación, que es US$14.000, resulta inalcanzable para muchas mujeres, lo que pudiese estar conllevando a que algunas escojan opciones más baratas que pueden resultar peligrosas.
“Muchas personas no tienen la licencia para llevar a cabo estos procedimientos. Aplican las inyecciones en hoteles, apartamentos y centros de belleza. Se trata de ambientes no esterilizados”, señaló el doctor.
Diferencias culturales
Myra Mendible, una historiadora social, señala que diversas técnicas para aumentar el tamaño del trasero han formado parte del mundo femenino por años.
En el siglo XIX, las mujeres usaban polisones —unos armazones que se ataban a la cintura— para exagerar sus curvas.
Paradójicamente, apunta Mendible, las personas con traseros grandes también han sido víctimas de ridiculizaciones y burlas en muchas culturas.
Uno de los ejemplos más estremecedores es el de Hottentot Venus, una joven africana que fue secuestrada y exhibida por Europa en la época colonial por tener nalgas grandes.
“Se trataba de un espectáculo casi monstruoso. La paseaban y la exhibían como un ejemplo de lo que hacía diferentes a las mujeres africanas”, indica la historiadora.
Hoy en día, los procedimientos, legales e ilegales, para aumentar el tamaño de los glúteos son más frecuentes entre las comunidades afroamericanas e hispanas, y entre travestis.