1997
Quien domina el vínculo humano tiene, en primera opción, su propiedad y su control. Por eso los hijos son de las madres, el rol de padre es a la postre ingrato, y vivimos en un gran matriarcado que deja a los hombres tres opciones:
1. APATÍA o SUMISIÓN
Seguir la corriente y sumarse al rebaño de los varones domados.2. REACCIÓN o VENGANZA
Discriminar a las mujeres, usarlas, maltratarlas, violarlas o engañarlas.3. EQUILIBRIO o DIGNIDAD
Seguir la difícil línea que separa las dos opciones anteriores, sin dejarse contaminar por ellas, y enfrentando la crítica, no sólo de las mujeres —principalmente de las venales— sino también de muchos hombres.La práctica de la primera es la que más abunda, seguida de la segunda. La tercera, aunque lentamente, va en aumento.
Generalmente, las madres tratan de educar a sus hijos varones para que sigan la tercera, pero en previsión de lo que las nueras puedan hacer, o por lo que las mismas madres han hecho o vivido, terminan inclinándose hacia la primera o hacia la segunda.
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