16-12-2024
Carlos M. Padrón
Acerca de “La Palma”, la serie de Netflix
Ficción basada en un hecho real (la erupción del Tajogaite), que, de forma irresponsable porque induce a un pánico que nada tiene de positivo para nadie, se usó de pretexto para armar una miniserie con un mensaje poco edificante, con absurdos errores de lógica, manipulación de hechos y lugares, apología del lesbianismo entre adolescentes, líos entre cónyuges y discrepancias con sus hijos, toques de telenovela y escenas denigrantes que dejan malparada a La Palma.
Por ejemplo, la imagen que pusieron como derrumbe de la ladera suroeste de la isla no es tal: es la entrada al mar de la lava del Tajogaite. Desde una playa de la costa oeste, los personajes vieron el Teide, que está en Tenerife, etc. Eso sí, se ve que las plataformas dedicadas a lo televisivo aprovecharon la erupción del Tajogaite para hacer fotos y vídeos a placer.
Si alguien decide ver esa serie, recomiendo que tenga presente todo esto.
De mi cosecha, aventuro la tesis de que, como la forma de La Palma recuerda la de las llamadas fajanas, que son lo que forma la lava cuando entra al mar —un triángulo equilátero cuya base queda pegada a la costa y el vértice en el otro extremo, ya sobre el mar—, parecería lógico interpretar que la parte sur de la isla se formó con la lava expulsada por el volcán Caldera de Taburiente, y que esa especie de “falla” que la isla tiene en la mitad de su costa este (en los mapas se nota muy bien) sería el lugar por donde se partiría y ocasionaría que se hundiría en el mar todo hacia el sur.
Arriba y a la izquierda, dos fajanas
Sin embargo, lo que dicen al respeto es que se hundiría sólo la ladera oeste, tal vez por la ubicación de la grieta.
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Sigue el resumen que armé con fragmentos de los artículos que, acerca del posible hundimiento de La Palma, recibí en enero/2005. Mapas y cursiva son aportes míos
Este tema viene rodando por lo menos desde 1997. Para diciembre de 2004 saltó a primer nivel con la intención, según parece, de que el turismo se asustara y dejara de venir a La Palma.
La Palma tiene 14 municipios, siendo El Paso el mayor de ellos, que como está en el centro de la isla (en al mapa de la izquierda, la ubicación de la ciudad como tal la marqué con un círculo azul, y el perímetro del municipio lo marqué en amarillo) limita con doce de los otros municipios excepto con Tazacorte, que está en la costa oeste.
Entre Tazacorte y El Paso se interpone Los Llanos de Aridane (Los Llanos), que es hoy día la ciudad más poblada y activa de la isla y funge casi como su capital comercial. Creo que por intereses de Los Llanos no aparece El Paso en el mapa, pues hace siglos, El Paso, que era un pago de Los Llanos, se independizó, y no sólo obtuvo para sí la mayor extensión de la isla, sino que dentro de su término municipal quedó la Caldera de Taburiente, que es el mayor, en su tipo, de los cráteres apagados del mundo. En el mapa es el “hueco” en la parte norte del municipio de El Paso, la zona delimitada en amarillo. En el mapa de la derecha se ve mejor.
El tal volcán de Cumbre Vieja —también llamado de San Juan porque entró en erupción el 24/06/1949, día de ese santo—, lo “gocé” en vivo y en directo, está en el cuadrado rojo.
En lo que sigue se dice que la última erupción volcánica en La Palma ocurrió en 1971, pero en 2021 tuvimos otra: la del volcán Tajogaite, que es en la que se basa la serie “La Palma”.
Tajogaite en plena erupción. En primer plano, la ciudad de El Paso
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Cumbre Vieja se alza dos kilómetros por encima de la superficie terrestre, si bien es un volcán de seis kilómetros de altura desde el fondo oceánico. Es el más activo de Canarias y uno de los más activos del planeta. En los últimos cinco siglos ha entrado en erupción siete veces, la última de las cuales, acaecida en 1949, formó una falla a lo largo de la cresta del volcán que desplazó su flanco oeste hacia abajo, hacia el mar.
El modelo informático diseñado por la universidad de California, indica que las olas que se derivarían del impacto de semejante trozo de tierra contra la superficie del mar retendría una significativa proporción de la energía derivada de dicho impacto, propagándola más allá de las Islas Canarias hacia los Estados Unidos, Europa y Brasil, afectando a un total de 100 millones de personas.
El modelo informático predice que, entre 6 y 9 horas después de ocurrir el derrumbamiento en Cumbre Vieja, las olas, de un tamaño de alrededor de 50 metros, estarían golpeando toda la costa oeste del Atlántico.
Horas antes de su llegada a América, las costas de Canarias, del oeste africano y de Europa habrán sido barridas por olas refractadas desde la isla de La Palma, olas que podrán alcanzar los centenares de metros de altura.
Los científicos creen que el eventual colapso provocado por los fenómenos de la isla de La Palma no será inminente. Los teóricos señalan que el volcán no se partirá necesariamente en una próxima erupción. De hecho, la última erupción, de 1971, tuvo poca relevancia, seguramente debido a que el magma no se alzó tan alto dentro del volcán como sería necesario para partirlo.
La repetición de las erupciones se produce en intervalos de décadas, pero, aún así, los especialistas vaticinan que la rotura podría darse incluso dentro de 5.000 años, aunque advierten que podría ser mucho antes.
Simon Day es un señor con pinta de científico despistado: pelirrojo, con pecas, miope, nervioso… Pero es, además, uno de los más reputados investigadores en el campo de la geología volcánica. Y, sobre todo, es el hombre que sostiene que el volcán Cumbre Vieja, de la isla de La Palma, se derrumbará un día, generando una ola gigantesca de unos 650 metros de altura que se llevará por delante el Caribe y la costa este de EEUU.
[Un grupo de científicos] estudiaron todo el planeta y dedujeron que La Palma —80.000 habitantes— es de los pocos sitios del inundo donde puede producirse un cataclismo semejante. Reúne todos los boletos: es muy alta (2.426 metros) y su base era muy pequeña, apenas 706 kilómetros cuadrados. Pero, sobre todo, hay algo que la hace potencialmente peligrosa: es muy joven. Aún se está formando y su edificio volcánico de Cumbre Vieja es de los más activos del mundo. En los últimos 500 años ha tenido siete erupciones, dos de las cuales han sido en este siglo, una en 1949 y otra en 1971 (y otra en 2021: el Tajogaite).
Uno de los científicos presentes en el congreso, el británico Simon Day, del University College de Londres, se puso a trabajar en un tema muy concreto: qué tendría que pasar para que la isla colapsara, cuánto tiempo faltaba y cómo afectaría al resto del planeta esa catástrofe. Su colega. George Plafker, también comenzó una investigación parecida.
Otoño de 2000. Han pasado casi cuatro años desde 1997 y unos científicos del Instituto Tecnológico de Suiza armaron, mediante un sofisticado programa informático que imita procesos geológicos, qué pasaría si La Palma colapsara.
Tras introducir datos —como su altura, el peso y el tipo de rocas o las tensiones geofísicas que se generan en la Isla—, lo que vieron en las pantallas de la computadora cuando el programa empezó a funcionar los dejó sin respiración: la isla se partiría en dos, medio trillón de toneladas de roca se precipitarían en unos segundos al mar y, como reacción al impacto, se formaría una ola gigantesca de 650 metros de altura que se trasladaría hacia el oeste a una velocidad de 720 kilómetros por hora y desencadenaría un gigantesco tsunami que arrasaría las islas del Caribe y toda la costa este de Estados Unidos. La ola penetraría unos 20 kilómetros en el continente americano.
La cadena británica de televisión BBC emitió un documental, elaborado con las tesis de Day y los investigadores suizos, que ha desatado las iras de los políticos y científicos locales. «Habíamos preparado una campaña turística de La Palma como isla tranquila y ahora aparece esta noticia. El trabajo de años se puede venir abajo», declaraba airado a Antena 3 el consejero de Turismo del cabildo de La Palma, Juan de la Barreda, antes de dirigirse a Londres con la intención de presionar a la mismísima BBC para que no emitiera el documental.
