Un hombre concurre a la final del Mundial de Fútbol. Cuando se sienta, otro hombre se acerca y le pregunta si el asiento vacío junto a él está ocupado.
“No”, le contesta. “Está disponible”
“Es increíble”, dice el otro, y agrega: “¿quién en su sano juicio tiene un asiento como éste, para la final del mundial, y no lo usa?”
“Bueno, en realidad el asiento es mío, lo compré hace dos años. Supusimos que mi esposa iba a acompañarme, pero falleció. Éste es el primer Mundial en el que no vamos a estar juntos desde que nos casamos en 1987”
“Oh, me da pena oír eso. Es terrible, pero, ¿no pudo encontrar a alguien más, un amigo o pariente o incluso un vecino para que usara el asiento?”
El hombre negó con la cabeza.
“No, todos están en el funeral”