Cuentan que en el pico más alto del Tibet vivía el hombre más sabio del mundo. Cierta vez, un joven fue a visitarlo sólo para descubrir el camino para conquistar el corazón de una mujer y hacerla feliz. Cuando al fin encontró al sabio, le preguntó:
—Maestro de lo Maestros, con mucho sacrificio he llegado hasta ti en la esperanza de que me digas cuál es el camino más corto y seguro para conquistar el corazón de una mujer.
El maestro le respondió:
—Hijo mío, no hay camino seguro para el corazón de una mujer, sólo senderos al borde de precipicios, y atajos, donde no valen mapas ni brújulas, llenos de piedras y plagados de serpientes venenosas.
—Pero, entonces, Maestro, ¿qué debo hacer para conquistar el corazón de mi amada?
Respirando muy profundo y con una expresión muy grave, el gran Maestro le dijo:
—Oh, joven iluso, ¡aprende y sigue al pie de la letra las reglas que te daré! Si las sigues sin desfallecer, conseguirás lo que buscas:
- No escupas en el piso
- No te rasques los testículos frente a ella
- Regálele flores, y muchos, pero muchos presentes, preferiblemente caros
- Antes de mear, levanta la tapa del inodoro y acuérdate de bajarla después
- Lávate las manos antes de salir del baño
- No mastiques con la boca abierta
- No eructes alto. O mejor, no eructes
- Córtate y límpiate las unas, y no te las comas
- No hables mal de la madre de ella. Es más, ama a la madre de ella
- No digas palabrotas
- Ríe siempre los chistes de ella
- No tengas celos de ella
- Deja que ella tenga celos de ti. Ella sí puede
- No eches barriga. Es más, no engordes
- No digas que ella no sabe manejar. Guarda esta verdad sólo para ti
- No llegues tarde a casa. Sal de trabajar y vuelve a casa corriendo
- No bebas hasta tarde con tus amigos. O, mejor, no tengas amigos y ni sueñes con tener amigas
- No seas tacaño. Dale por lo menos dos tarjetas de crédito
- No mires a otras mujeres. Es más, no existen otras mujeres
- No hables de tu exnovia. Nunca tuviste una antes de ella
- Dile ‘te amo’ por lo menos 24 veces por día
- Aprende a cocinar
- Llámala de cualquier lugar
- Deja que ella compre ropas y zapatos siempre que quiera. Es más, ayúdala a andar durante horas buscando un vestido nuevo
- Deja que ella hable durante horas por teléfono
- Habla siempre sobre la relación entre ustedes, aunque no haya nada de qué hablar
- No ronques
- Aféitate todos los días para no lastimarla
- Nunca protestes por nada
- Trabaja poco y gana mucho dinero, para poder darle todo a ella
- Di en todo momento que ella es la mujer más linda que jamás viste
- Elogia siempre la ropa que ella lleva, aunque sea la de todos los días
- Repara en cuando ella se corta el cabello, aunque sea apenas las puntas, y dile siempre que le quedó lindo
- Y lo más importante, hijo mío…
—Hijo, espera… ¡¡¡vuelve aquí!!!
El joven se detuvo, y, mirando fijamente al Maestro, le dijo:
—Descuide, Maestro, ¡¡ahora entiendo por qué hay tanto maricón!!
