En un autobús lleno de gente hasta los topes, un tío dice a voz en grito:
“¡Me quedan tres paradas para bajarme!”
La gente no le hace caso alguno porque piensa que está un poco “tocao”. Al cabo de un rato:
“¡Me quedan dos paradas para bajarme!”
La gente comienza ya a mosquearse.
“Señores, ¡que a la próxima me bajo!”
La gente sigue sin hacerle caso, hasta que, finalmente, el tipo dice:
“Bueno, ¡que ya me bajo en ésta!”
“¡Y a nosotros qué nos importa!”, gritó molesto uno de los pasajeros.
“Soy fontanero, ¡así que suelten el tubo que me lo tengo que llevar!
