[*Opino}— Las propinas en restaurantes de EEUU y Canadá

02-07-2018

Carlos M. Padrón

El título del artículo que copio abajo, “La revuelta contra las propinas en Estados Unidos”, no se corresponde con lo en él se dice, pues no veo que anuncie la abolición de esa ley no escrita que obliga al cliente a dejar propina, algo que debería darse sólo voluntariamente y cuando el camarero/a haya dado un muy buen servicio; no uno bueno, que es su deber, sino uno que exceda lo bueno.

Pero no. Recuerdo que habiendo comido yo una vez en un lugar de Manhattan —allá por comienzos de los años 80, cuando, según supe luego, la propina acostumbrada era del 8%—, la camarera que me había atendido me interceptó a la salida del local y me preguntó qué había hecho ella mal. Intrigado le pregunté a qué se refería, y su respuesta fue “¿Por qué no me dejó usted propina?”. La muchacha creía que dejar propina era mi deber, y no un derecho que ella tenía que ganarse con excelencia en su servicio.

Esa costumbre se ha vuelto ya abusiva, pues en mi visita de hace pocos días a USA y Canadá encontré en la factura de un restaurante una tabla con porcentajes ya estipulados que iban desde el 15% al nada menos que el 22%. Se supone que, antes de fijar el monto final de la factura, el cliente debe escoger para la obligada propina uno de esos porcentajes, algo que, además de descarado es abusivo ya que, como no contempla la opción del 0% es una manera de decir TIENES QUE DEJAR PROPINA, Y TIENE QUE SER ENTRE EL 15 Y EL 22%.

Si encima, como dice el artículo, los dueños de restaurantes están haciendo negocio con esto, celebro lo de la Iniciativa 77, y celebro más que, al menos en Canarias, eso de las propinas no exista. Si un camarero/a ofrece una atención y un servicio que por muy buenos exceden lo bueno que en los más de los restaurantes suelen dar, el cliente, SI QUIERE, puede dejarle a ese camarero/a una propina de un par de euros, pero nada apegado a un porcentaje arbitrariamente fijado por una costumbre que sabrá Dios quién inició.

En octubre pasado fuimos a almorzar con unos amigos a un restaurante muy bueno de Santa Cruz de Tenerife. Como lo de muy bueno se extendió no sólo a la atención, sino a la comida y al servicio todo, me consideré en el deber de dejar propina, pero, no teniendo ni idea de qué porcentaje sería allí el acostumbrado —repito: lo de dejar propina no es costumbre aquí—, llamé aparte al camarero, le dije que yo venía de una parte del mundo en la que era costumbre dejar cierto porcentaje de propina, y le pedí que, por favor, me dijera cuál sería para él el porcentaje adecuado. Mirándome con expresión de extrañeza me dijo “Cero. Aquí no se usa dejar propina, pues si se usara no vendría nadie a este restaurante, empezando por mí”.

Esto no obstante, y ante tal sinceridad, dejé un 10%. Por el rabillo del ojo seguí la trayectoria del camarero, vi que llamó a otras personas (no sé si al dueño, al cocinero o a otros camareros) y les dijo algo. Cuando con nuestros amigos salíamos del restaurante supe qué fue lo que les dijo, pues todos ellos se alinearon a la salida y con una ligera reverencia nos dijeron “¡Gracias, gracias. Vuelvan de nuevo!”.

Sí, lo mismo que en USA o en Canadá.

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28 JUN 2018

Antonia Laborde

La revuelta contra las propinas en Estados Unidos

Washington DC y siete estados del país norteamericano estadounidense han eliminado esta práctica como el sustento salarial en el sector servicios

Las calles de Washington fueron empapeladas este mes de carteles con el lema: “Vota NO a la Iniciativa 77. Conserva nuestras propinas”. Era un llamamiento a rechazar una medida que supone cambiar el sistema salarial en el sector servicios. Sin embargo, no tuvo éxito. La Iniciativa 77 ha salido adelante. El Distrito de Columbia, donde está la capital estadounidense, se suma así a los siete estados de Estados Unidos: California, Oregon, Washington, Alaska, Nevada, Montana y Minnesota.

Hasta ahora, un camarero en Washington recibía un sueldo mínimo de 3,33 dólares por hora, más propinas, que en EE UU suelen ser de entre un 15% y un 20% de la consumición. El empresario estaba obligado por ley a complementar el pago, para que alcanzara el salario mínimo estándar (12,50 dólares), si es que éste no conseguía llegar a ese mínimo con las propinas. Pero la realidad es que muchos no cumplían: uno de cada cuatro trabajadores del área gana menos de 12 dólares la hora. Con la reforma, que se aprobó la semana pasada, el sueldo base se igualará gradualmente al universal, como en los otros siete estados que se han rebelado al sistema.

La capital lo aprobó con el 55% de los votos ciudadanos, de un total de 85.000. Eso quiere decir que el 17% de los posibles sufragistas del distrito participaron. Las altas propinas conforman parte del león del sueldo de un camarero en Estados Unidos. No hay una ley que obligue al cliente a dejar el 20%, pero es un pacto tácito que ahora se está poniendo en cuestión en el país americano.

El Restaurant Opportunities Centers (ROC) United, organización nacional de defensa de trabajadores de restaurantes y gran promotor de la Iniciativa 77, rechaza el sistema por tres razones principalmente: hay empresas que no compensan a sus trabajadores, existe discriminación contra los empleados afroamericanos (reciben hasta un 25% menos de propina que los blancos), y las mujeres se ven más expuestas a sufrir acoso sexual (una de cada siete denuncias de acoso viene del sector hostelero).

A pesar de los peros, los gerentes y empresarios hicieron una campaña del miedo para que la iniciativa no saliera a flote. Los argumentos eran que, si se aprobaba, subirían los precios de los menús y obligaría a cerrar a negocios pequeños. Lo que no decían era que a ellos les supondría pagar más impuestos y otorgar garantías médicas.

De todas formas, no es un debate cerrado con bandos claros entre gerentes y camareros. Incluso entre los que llevan la bandeja hay fricciones. Jason Hillegas, de 34 años, trabaja desde hace 12 atendiendo mesas y siente aversión a la Iniciativa 77. Afirma que es algo que no pidieron ellos: “Creen que saben mejor que yo lo que me conviene. Este trabajo no lo puede hacer cualquiera, y ahora se simplifica”. En cambio, Amy, camarera de 28 años, celebra su aprobación: “Tengo dos empleos, trabajo 65 horas semanales, y no tengo ninguna garantía. Esta medida me da algo de estabilidad”.

Hillegas, el detractor, gana en promedio 20 dólares la hora, dinero en efectivo que se lleva a diario a casa y que, sumado, supera los 3.000 dólares mensuales. Reconoce la situación irregular que ocurre en algunos restaurantes donde el gerente no complementa el salario de los que no consiguen el mínimo, pero “por lo que hacen algunos, nos vamos a ver todos afectados”, lamenta. Amy, que trabaja en un restaurante mexicano situado en la ajetreada avenida 14, y calcula que ingresa 2.000 dólares mensuales. Su jefe es uno de los que no cumplen con el complemento: “Lo que hace es pasar lo de un buen día a un mal día, y al final de semana me paga, pero el sistema debería ser diario”, explica.

¿Ganarán o perderán dinero sin las propinas? En San Francisco y Seattle desde que se equiparó el sueldo mínimo, el empleo en el sector ha crecido y los camareros ganan un 20% más que antes. Pero sus sectores hosteleros son potentes. Por otra parte, queda una grieta en Washington: aunque los ciudadanos han votado, tanto la alcaldesa demócrata Muriel Bowser, como 10 de los 13 miembros del Consejo Municipal se han opuesto públicamente a la medida. Podrían anular la iniciativa ciudadana. Pero hacerlo sería entrar en un territorio peligroso, que en año electoral, puede ser mortal.

Fuente

[*Otros}— La nueva isla habitada de España y otras que nunca podrán serlo

La nueva isla habitada de España, y otras que nunca podrán serlo

La isla Canaria llamada La Graciosa, con población estable, recibe cada año cientos de miles de turistas, a diferencia de otras de las protegidas.

NotaCMP. Como puede apreciarse muy bien en la imagen que encabeza este artículo, la llamada Gran Canaria no tiene nada de grande; al menos en superficie, Tenerife y Fuerteventura son mayores. Por eso sigo llamándola Las Palmas, como se le decía en mis tiempos por estos lares.

[LE}— "El cerco político divide a la Real Academia Española" y "División en la RAE sobre la incorporación del lenguaje inclusivo en la Constitución" (2 en 1)

1. El cerco político divide a la Real Academia Española

Algunos académicos temen que el Gobierno pueda utilizar a la Docta Casa como ariete en una campaña por un lenguaje ideológicamente dirigido

 

2. División en la RAE sobre la incorporación del lenguaje inclusivo en la Constitución

Los académicos difieren en la necesidad de retocar el texto de la Constitución para traerlo al siglo XXI

[Hum}— El Ferrari y el Vespino

Un Vespino (una de esas motos pequeñas) se pone al lado de un Ferrari para pedirle fuego al conductor, y el tío del coche mira el velocímetro, ve que va a 200 por hora y pisa más el acelerador.

El del Vespino se pone otra vez al lado y le pide fuego de nuevo, y el del Ferrari mira otra vez el velocímetro, ve que va a 260, y le pisa aún más el acelerador.
El del Vespino insiste, se pone de nuevo al lado del Ferrario y vuelve a pedirle fuego al conductor. Entonces éste baja la ventanilla y le grita:

«¡Que te vas a matar!»

El del Vespino responde:

«¡Que va hombre, si yo fumo poco!»