[Hum}– El cura y el abogado catalán

Aunque era una de las parroquias más grandes de Barcelona, estaba pasando por serios aprietos económicos y el cura párroco recordó que JAMÁS había recibido ni una sola contribución de parte del abogado más acaudalado de la ciudad. Entonces, el cura se llegó hasta el bufete del abogado y le dijo:

—Señor, a pesar de que usted el profesional que gana más dinero en toda esta ciudad, no ha realizado nunca una donación a la parroquia a la que usted pertenece. ¿No podría, por favor, ayudarnos?

El abogado lo pensó un momento y respondió:

—Primero: Dígame, al realizar esa «investigación» tan puntillosa sobre mis ganancias, ¿descubrieron acaso que mi madre está agonizando tras una larga y dolorosa enfermedad y que el tratamiento médico a lo largo de estos años supera todo lo que ella puede pagar?

—Eh, pues no… —respondió abochornado el párroco.

—Segundo. ¿Descubrieron que mi hermano, un veterano de guerra, está ciego y condenado a una silla de ruedas, totalmente incapaz de mantener a su esposa y seis hijos?

—Ohhh,… pues, no, no teníamos idea —contestó el párroco, ya muy incómodo.

—Tercero. ¿Descubrieron acaso que el esposo de mi hermana falleció en un terrible accidente, dejándola con tres hijos y una tremenda hipoteca?

Totalmente abochornado, el pobre curita empezaba a esbozar una disculpa cuando el abogado añadió:

—Y si a ellos no les paso ni un centavo, ¿por qué cree que se lo daría a ustedes, eh?

[LE}– Disrupción, disruptivo y disrumpir, son términos adecuados

13/05/2015

El sustantivo disrupción, el adjetivo disruptivo y el menos frecuente verbo disrumpir son adecuados para aludir a la ‘rotura o interrupción brusca’ de un proceso o un modo de hacer las cosas que se impone y desbanca a los que venían empleándose.

En los medios de comunicación pueden verse frases como

  • «La idea es facilitar un cambio que no sea disruptivo» o
  • «Se debatirá el impacto de la disrupción digital en el mundo de los negocios».

El Diccionario Académico, que ya incluía desde 1970 el adjetivo disruptivo, ha incorporado en su vigesimotercera edición el sustantivo disrupción, procedente del latín (disruptio, -onis), pero que ha llegado a nuestra lengua a través del inglés disruption.

De ese modo, los ejemplos anteriores pueden considerarse apropiados.

El verbo adecuado para referirse a esa acción es disrumpir, que sigue el paradigma de irrumpir e interrumpir (del latín irrumpere e interrumpere) y cuyo uso puede, por tanto, considerarse adecuado.

Fuente

[Hum}– Las 12 Leyes de Murphy menos conocidas

  1. La luz viaja más rápido que el sonido. Por eso es que algunas personas parecen inteligentes hasta que uno las oye hablar.
  2. Una multa es un impuesto por hacer algo mal. Un impuesto es una multa por hacerlo bien.
  3. Quien ríe último, piensa despacio.
  4. El cambio es inevitable, excepto en una máquina expendedora.
  5. A quienes a cuchillo viven, les disparan quienes no viven así.
  6. Nada es a prueba de tontos ante un tonto con bastante talento.
  7. Regla del 50-50-90. Siempre que uno tenga un 50-50 de chance de hacer algo bien, habrá un 90% de probabilidades de hacerlo mal.
  8. Lo que consiguen quienes esperan, es lo que han dejado los que llegaron primero.
  9. Dale a un hombre un pescado y comerá todo el día. Enséñale a pescar, y se sentará en un bote a beber cerveza.
  10. Linterna: carcasa que alberga baterías muertas.
  11. Dios nos ha dado dedos en los pies para que en la noche podamos encontrar muebles.
  12. Cuando te juzgan en una corte, te has puesto en las manos de 12 personas que no fueron lo suficientemente listas como para evitar llegar a ser jurados.

Cortesía de Fernando Lacoste

[Hum}– De gallegos

¿Qué hace una gallega tirándose del balcón de un octavo piso con las piernas abiertas?
Probar las nuevas toallitas con alas protectoras.
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¿Por qué enloqueció una prostituta gallega?
Porque se enteró de que las demás cobraban.
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¿Cómo sacan los gallegos los dólares del país?

Los envían por fax y después se deshacen de la evidencia.
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Van dos gallegos en un bote y uno le dice al otro:

—Oye, José, ¿tú sabes por qué los buzos se lanzan al mar hacia atrás?
—Joder, hombre, porque si se lanzaran pa’lante caerían en el bote»
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Estaba un gallego clavando un clavo al revés, cuando aparece otro gallego y le dice:
—Oye, pero, ¿es que eres bruto?  ¿No te das cuenta de que ese clavo es para la pared de enfrente?»
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¿Cómo manda un gallego un fax confidencial?
En un sobre cerrado.
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[Hum}– Afeitada a ras

Una muchacha muy bien parecida que en una barbería estaba haciéndole manicura a un cliente, recibió de éste una propuesta muy directa:

—¿Qué tal si nos citamos para cuando termines de trabajar?

—No puedo —respondió la muchacha—. Estoy casada.

A lo que le hombre contestó:

—Entonces, llama a tu marido y dile que a la salida del trabajo vas a ir a visitar a una amiga.

—¿Por qué no se lo dice usted mismo? —respondió la muchacha—. Es el que en este momento le está afeitando.

[*Opino}– El enredo con la tilde en Dubái

07-05-15

Carlos M. Padrón

A mí que me den una razón más válida que la dada en el artículo que copio abajo.

Eso de que «Dubái se tilda por la misma razón que se tildan Panamá, Cereté, Itagüí, Chocó, Barú…» no me convence, pues todas éstas son palabras agudas, pero Dubai no lo es. Lo sería si se escribiera Dubaí, pero al sacarle la tilde en la <i> debe pronunciarse Dubai que es la pronunciación correcta. Entonces, ¿para qué hace falta la tilde?

Esta para mí rara regla, y complicada para quienes quieran escribir correctamente, viene a explicarme por qué le ponen acento al nombre del estadio oficial del Real Madrid: Bernabéu. En este caso, aunque se prescinda de la tilde y se escriba Bernabeu, se pronunciaría igual.

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27 may. 2014

¿Dubái se tilda por la misma razón que se tildan Panamá, Cereté, Itagüí, Chocó, Barú, que son palabras agudas (acento en la última sílaba) terminadas en vocal?

El asunto no es tan claro en Dubái, porque la vocal que lleva el acento, la a, no es la última vocal de la palabra, aunque sí pertenece a la última sílaba. Alguien pensará que se trata de una voz grave, Du-bá-i; es decir, con el acento en la antepenúltima sílaba, caso en el cual no llevaría tilde, se escribiría Dubai. Sin embargo, se trata de un bisílabo, Du-bái, cuya última sílaba es un diptongo, formado por una vocal abierta predominante, la a, y una cerrada, la i. En consecuencia, es vocablo agudo terminado en vocal, y debe llevar tilde, Dubái.

En aplicación de la misma norma se tildan, entonces, dalái, bonsái, samurái, Inpáhu, Fundéu, Paláu, Hawái, que son agudas terminadas en vocal, como también debe hacerse con voces como Baréin, aguda, terminada en n, y Matéus, aguda terminada en s. La norma que exige marcar la tilde se aplica a las agudas terminadas en vocal (excepto i griega) y n o s precedidas de vocal.

Por eso, nombres como Uruguay, Camagüey, Sibundoy, Cocuy, que son agudos terminados en vocal, ya que la letra i griega (y) cumple función de vocal en ellos, no se tildan. Y nombres como Isaacs, Orleans, estands, agudos terminados en s, tampoco, porque la norma cobija las agudas terminadas en -as, -es, -is, -os, -us, como Caifás, Andrés, Asís, yoyós, Jesús, y no simplemente en s.

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[LE}– Origen de dichos y expresiones: Poner a alguien mirando a Cuenca

19/08/2014

Tal y como explica el lector Felipe Motown, para encontrar los orígenes de este dicho hay que retroceder hasta finales del siglo XV con el reinado de Felipe I y Juana La Loca.

Felipe I era “un poquito putero”, dice Motown, y “cuando se subía a las cortesanas para el ñaca mandaba decir que subía con la dama para enseñarle dónde estaba Cuenca”. Pronto pasó esto a los burdeles, y hasta hoy día.

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