[LE}– ‘Viral’ y ‘vírico’ son sinónimos

14/10/2014

‘Viral’ y ‘vírico’ pueden utilizarse indistintamente, ya que se consideran sinónimos.

Es frecuente encontrar en los medios de comunicación ejemplos como

  • «La paciente tiene menos carga viral en la sangre» o
  • «El vehículo continuó trasladando pacientes sin que fuese desinfectado ni sometido a ningún proceso de control vírico o bacteriológico».

El Diccionario de la Lengua Española remite del adjetivo vírico a viral, término incluido con el significado de algo ‘perteneciente o relativo a los virus’. Además, tanto viral como vírico entraron en el Diccionario Académico a la vez, en 1982 (anteriormente se habían recogido en dos ediciones manuales académicas).

Por su parte, la Real Academia Nacional de Medicina de España, que también incluye vírico con el sentido de viral, especifica en la entrada de esta última voz que, aunque puede suscitar rechazo por considerarse anglicismo, en la práctica su uso está totalmente asentado.

Por lo tanto, la alternancia de estos términos como sinónimos es válida, y su utilización en los ejemplos anteriores es apropiada.

Por otra parte, es preciso recordar que, en el ámbito de las redes sociales e internet, la palabra viral se utiliza como adjetivo y como sustantivo, y presenta el significado de ‘mensaje, idea o contenido que se transmite de forma exponencial a través de las redes sociales mediante constante reenvíos entre los usuarios’.

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[LE}– Origen de dichos y expresiones: Escribir más que El Tostado

14/10/2014

Mónica Arrizabalaga

Parece imposible que alguien pudiera saber y escribir tanto como demostró Alonso de Madrigal, un prodigio de sabiduría del siglo XV.

«Es muy cierto que escribió, para cada día tres pliegos, en los días que vivió; su doctrina así alumbró, que hace ver a los ciegos», reza el epitafio de Alonso Fernández «El Tostado», el eclesiástico español del siglo XV al que se le recuerda en el dicho «escribir más que el Tostado».

Si el epitafio no exagera, El Tostado llegó a redactar unos 53.880 pliegos, según el recuento que hizo Francisco Rodríguez Marín en sus «Quinientas comparaciones andaluzas» y hasta 70.225 pliegos a juicio de Julio Cejador.

El Tostado, también llamado Alonso de Madrigal por haber nacido en este pueblo de Ávila, o «el Abulense» por haber sido obispo de Ávila, fue considerado el máximo prodigio intelectual de su tiempo.

A los 18 años era filósofo, jurisconsulto y teólogo con tales conocimientos que a los 25 ya tenía fama de ser una de las personas más sabias en aquella España de Juan II de Castilla.

En Salamanca, donde Eugenio IV le nombró Maestrescuela de la Catedral, «llegó a hacerse dueño por sorpresa de todas las ciencias que allí se enseñaban», según recoge José María Iribarren. Cuentan que nunca olvidaba lo que leía, y recitaba de memoria pasajes enteros de la Biblia y toda la «Summa Teológica» de Santo Tomás de Aquino.

Su juventud, su fama y su sabiduría despertaron envidias de otros que le acusaron de hereje, y fue llamado por esta causa a Roma. «El Tostado» escribió un «Defensorio» en el que mostró su erudición, asombrando al Papa y a cuantos le oyeron.

José de Vieira y Clavijo, en su «Elogio de don Alonso Tostado» describe cómo fue para Italia un espectáculo singular el enfrentamiento teológico entre El Tostado y Juan de Torquemada, que sostenía la acusación: «Torquemada tenía mucho de aquel ardor polémico que con su nervio y sequedad aterroriza; El Tostado, aquella luminosa amenidad y varia riqueza que persuade y agrada».

Alonso de Madrigal asistió al Concilio de Basilea y fue consejero de Juan II, el padre de Isabel la Católica, que le nombró canciller mayor y abad de la Colegiata de Valladolid, agraciándole posteriormente con el obispado de Ávila que ocupó hasta su muerte el 03 de septiembre de 1454 en la localidad de Bonilla de la Sierra, donde acostumbraba a retirarse para estudiar y escribir. Acababa de cumplir los 55 años, aunque según otros contaba sólo 40 a su muerte.

Fue tal volumen de páginas que dejó escritas que parece imposible que alguien pudiera estudiar y escribir tanto. Sus obras en latín constan de 24 tomos en folio a los que se suman otras muchas en castellano.

«Sólo el catálogo razonado de sus obras que realizó el doctor Pontano consta de dos gruesos volúmenes», señalaba ABC en 1900. No es extraño que en el habla popular aún se aplique la frase «escribir más que El Tostado (o Tostao)» para decir de alguien que trabaja más de lo normal, o indicar que una persona sabe mucho.

El Tostado, de quien dicen que era de mediana estatura, cuello ancho y cabeza voluminosa, fue sepultado en la catedral de Ávila en un magnífico mausoleo de Vasco de la Zarza, una de las joyas de Ávila. Sobre su sepulcro reza la inscripción: «Hic stupor est mundi, qui scibile discutit omne» (Éste es el asombro del mundo, que se aplicó a todo conocimiento [que se puede saber]).

El grupo de Salamanca

José de Cora incluye una referencia a Alonso de Madrigal en su «Guía de Lugo (Visible e invisible)», que acaba de publicar en la que sitúa a El Tostado en el grupo de Salamanca que habría formado junto a Alonso Suárez de la Fuente del Sauce, Pedro de Munóbrega y Pedro de Ribera.

«Aunque no todos ellos son coetáneos, sí trazan líneas de conexión —estima De Cora— que les relacionarían con investigaciones de tipo ocultista, la Mesa de Salomón, el estudio de la cábala, tesoros ocultos y herejías».

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[Hum}– El niño judío

Un padre judío, con la mejor de las intenciones, había enviado a su hijo Samuel al colegio más caro de la colectividad judía, el Tarbut. Pese a sus intentos, Samuel no daba pie con bola. Boletines del primer mes:

  • Matemáticas 2
  • Geografía 6
  • Historia 4
  • Literatura 2
  • Conducta 0

Estas espantosas calificaciones se repetían mes a mes, hasta que el padre se cansó y le dijo a su hijo

—Samuel, escúchame bien lo que te voy a decir: si el próximo mes tus calificaciones y tu comportamiento no mejoran, te voy a mandar a estudiar a un colegio católico.

Al mes siguiente las notas de Samuel fueron una tragedia sólo comparable al hundimiento del Titanic, y el padre cumplió con su palabra. A través de un rabino cercano a su familia, se conectó con un obispo que le recomendó un buen colegio franciscano al cual Samuel fue enviado. Boletines del primer mes:

  • Matemáticas 9
  • Geografía 8
  • Historia 9
  • Literatura 10
  • Conducta 10

Boletines del segundo mes:

  • Matemáticas 10
  • Geografía 9
  • Historia 10
  • Literatura 10
  • Conducta 10.

El padre, sorprendido, le preguntó al muchacho:

—Samuel, ¿qué es lo que pasa que te va tan bien en la escuela? ¿Cómo ha sucedido este milagro?”

—No sé, papá, me presentaron a todos los compañeros y a todos los profesores y luego una tarde fuimos al templo. Cuando entré, vi a un hombre crucificado, con clavos en las manos y en los pies, con cara de haber sufrido mucho y todo ensangrentado. Yo pregunté quién era él y un alumno de los cursos superiores me respondio: «El era un judío, igual que tú». Entonces me dije: «Mierda, a estudiar, ¡porque aquí no se andan con mariqueras!”.