[*Opino}– Acerca del himno nacional de España

28-07-14

Carlos M. Padrón

El artículo que copio abajo pretender ser una explicación de por qué ese himno no tiene letra, pero ocurre que, siendo yo pequeño, me enseñaron su letra que varias veces canté y escuché cantar muchas más, tanto en actos públicos como en la radio.

Sin embargo, como, según entiendo, ésa era la letra que le había puesto Franco, su uso terminó cuando terminó el franquismo, aunque en ella no encuentre yo menciones o alabanzas claras a esa etapa política que vivió España.

Por lo visto, la democracia sí las encontró, y por ello abolió esa letra. Pero, ¿cómo es posible que no haya podido hacerle otra? ¿o es que a los que desde entonces se han sucedido en el poder les gusta que España se diferencie en esto de las demás naciones cuyos himnos sí tienen letra?

Como ya he dicho en este blog, lamentablemente —repito: lamentablemente— soy apátrida, y por ello no sólo no entiendo las demostraciones de patriotismo, sino que muchas de ellas me dan miedo porque han servido para causar problemas tan graves como guerras.

Sin embargo, si bien en algunos actos públicos —como, por ejemplo, el Mundial de Fútbol— suena un himno nacional, y los jugadores del correspondiente país lo cantan —porque el himno tiene letra, por supuesto, como debe ser—, y hasta se pasan un brazo sobre los hombros en señal de hermandad, y se llevan la mano al corazón en señal de respeto, lo que en ese trance hacen los jugadores de la selección española me parece embarazoso, ofensivo y vergonzoso: permanecen firmes, quietos, indiferentes y en silencio, como si fueran estatuas.

¿Es que los españoles no tienen un poco de dignidad patriótica que les lleve a exigir que, de una buena vez, se le ponga letra a su himno y se muestre sensibilidad y respeto hacia él?

Sinceramente, es lamentable. Tal vez la única explicación, y respuesta al título del artículo que sigue, sea el consabido «Spain is different«.

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28/07/2014

¿Por qué no tiene letra el himno de España?

El Himno Nacional proviene de la «Marcha Granadera», un toque militar de la época de Carlos III.

El Himno Nacional tiene su origen en la «la Marcha Granadera», de naturaleza militar y autor desconocido, que se usa desde que el Rey Carlos III la declaró Marcha de Honor el 3 de septiembre de 1770.

La enorme popularidad que tuvo desde el principio esta pieza musical es la culpable de que el Himno se haya mantenido sin letra durante más de dos siglos. Pese a que ha habido algunos concursos (como el convocado por el Comité Olímpico Internacional de 2007), el rechazo mayoritario del pueblo ha hecho que sus notas continúen sin acompañamiento.

La «Marcha Granera» se comenzó a popularizar bajo el nombre de «Marcha Real» tras ser interpretada siempre en actos públicos a los que asistía algún miembro de la Casa Real.

El COI no ha sido el único que ha intentado ponerle letra al Himno de España. El mismísimo General Prim puso en marcha un concurso en 1870 en el que se pedían propuestas para crear un Himno Nacional. Finalmente, tuvo que declarar desierto el concurso por la baja calidad del material propuesto.

«Gloria, gloria, corona de la Patria, soberana luz. que es oro en tu Pendón». Así comenzaba la letra que Eduardo Marquina escribió para el Himno durante el reinado de Alfonso XIII. Aunque no llegó a cuajar y nunca se convirtió, sí fue una de las propuestas que más aceptación tuvo posteriormente.

El único periodo en el que esta «Marcha Granadera» no ha sido Himno de España fue durante la II República, en la que se adoptó el Himno de Riego. Aunque durante la Guerra Civil, el general Franco la restableció en su bando y lo hizo en el resto de España tras ganar la Guerra.

Con la llegada de la Democracia Española y tras las aprobación de la Constitución se dio un soporte jurídico a la oficialidad del Himno y se encargó a Francisco Grau, Coronel Director de la Unidad de Música de la Guardia Real, su adaptación.

En la actualidad, el himno que escuchamos en los actos oficiales está regulado por el Real Decreto 1560/1997 de 10 de octubre, donde se describen con detalle hasta los compases musicales. Se establecen dos versiones: una más breve y otra más larga, bajo la exigencia siempre de interpretarse de una sola vez.

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[LE}– ‘Los miles de personas’, no ‘las miles de personas’

28/07/2014

El sustantivo miles es masculino.

Por lo tanto, lo adecuado es que el artículo que lo acompaña sea masculino para concordar con él: los miles de personas, y no las miles de personas.

Sin embargo, en los medios de comunicación es común encontrar errores de concordancia: 

  • «El fervor plasmado por las miles de personas que participaron de la misa del papa en México» o
  • «Es una de las miles de personas que aún tiene latente la tragedia del 2010 en Chile».

Ya que el sustantivo miles es masculino, al igual que otros numerales como centenar o millón, lo apropiado es que los artículos que los acompañan tengan también género masculino, no femenino (los miles de personas, unos centenares de mujeres, esos millones de denuncias, y no las miles de personas, unas centenares de mujeres, esas millones de denuncias).

Así pues, en los ejemplos anteriores lo apropiado habría sido escribir 

  • «El fervor plasmado por los miles de personas que participaron de la misa del papa en México» y
  • «Es una de los miles de personas que aún tiene latente la tragedia del 2010 en Chile».

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[Hum}– ¿Dónde está Belle?

Una niñita, que quería mucho a Belle, la perrita de la familia, le preguntó a u mamá:

—Mami, ¿puedo sacar a pasear a Belle alrededor de la cuadra?

Replicó la mamá:

—No, porque está en celo.

—¿Qué significa eso?—, preguntó la niña.

—Ve a preguntarle a tu padre. Creo que está en el garaje.
La niña fue al garaje, encontró allí a su padre y le preguntó:

—Papi, ¿puedo sacar a pasear a Belle alrededor de la cuadra? Le pregunté a mi mami, pero me dijo que Belle está en celo y que viniera a preguntarte a ti.

El padre dijo:

—Tráeme a Belle.

Siendo él, como de hecho era, de la vieja escuela, tomó un trapo, lo empapó de gasolina y lo frotó en la parte trasera de la perra para así disimular el olor propio del celo, y entonces le dijo a la niñita:

—OK, ya puedes llevarla al paseo. Pero no la sueltes; mantenla siempre con la correa, y da sólo una vuelta a la cuadra.

Pocos minutos después, la niñita llegó al garaje sin correa y sin perra. Sorprendido, el padre le preguntó:

—¿Dónde está Belle?
La niñita respondió:

—A medio camino de la vuelta a la cuadra se quedó sin gasolina, y un perro la está empujando de vuelta a casa.

Courtesy of Bob Meehan