[LE}– Uso de ‘en serio’

2014-07-30

Amando de Miguel

Francisco Ferrer se pregunta de dónde viene la muletilla «en serio», con la que comienzan tantas frases coloquiales.

Él supone que de la traducción del really inglés. No lo creo. En todo caso sería más bien la equivalencia de the truth is (= la verdad es) o as a matter of fact (= de hecho).

Son modos adverbiales muy útiles para llamar la atención del interlocutor.

Caben algunos más, como «oye, tío» o «escucha». Pueden pasar en el habla coloquial, pero en los escritos suenan vulgares. Aunque los tuits y mensajes telefónicos, ¿son escritos o coloquiales?

Fuente

[LE}– ‘Impago’, ‘suspensión de pagos’, ‘cese o cesación de pagos’, mejor que ‘default’

30/07/2014

En las noticias en español sobre los problemas económicos que atraviesa Argentina se emplea con frecuencia el término default:

  • «Argentina apura hasta la víspera para tratar de evitar el ‘default’ con una nueva reunión» o
  • «¿Puede el default de Argentina llevar a otra crisis financiera global?».

En español, para aludir a lo que en inglés, en el ámbito de la economía, se denomina default, se emplean expresiones como impago, equivalente recogido en el Diccionario de expresiones y términos económicos y financieros, de Juan Ramón del Pozo, así como suspensión o incumplimiento de pagos, y cese o cesación de pagos.

Así pues, en los ejemplos anteriores lo apropiado habría sido escribir 

  • «Argentina apura hasta la víspera para tratar de evitar el impago con una nueva reunión» y
  • «¿Puede el incumplimiento de pagos de Argentina llevar a otra crisis financiera global?».

La palabra inglesa default aparece asimismo en la expresión credit default swaps (CDS), que en español significa seguros de impago de deuda.

Por último, se recomienda emplear entrar o caer en suspensión de pagos, suspender pagos o incurrir en cesación de pagos en lugar de defaultear o defoltear. Así, en vez de

  • «Argentina no va a defoltear su deuda»,

habría sido preferible escribir

  • «Argentina no va a caer en suspensión de pagos de su deuda».

Fuente

[LE}– Antes de un vocativo va siempre una coma

29/07/2014

Cuando aparece un vocativo después de palabras como gracias, felicidades, hola, adiós o bienvenido, se escribe siempre entre comas: «Gracias, maestro», en vez de «Gracias maestro».

En los medios de comunicación es habitual encontrar frases en las que el vocativo no está entre comas:

  • «Muchas gracias Putin por el asesinato de mi única hija»,
  • «Felicidades campeones» o
  • «Adiós libro de papel; sé bienvenido libro electrónico»,

donde Putin, campeones, libro de papel, y libro electrónico son vocativos.

En este sentido, la Ortografía de la Lengua Española señala que vocativo es «la palabra o grupo de palabras que se refieren al interlocutor y se emplean para llamarlo o dirigirse a él de forma explícita».

Además, respecto a la puntuación, señala que «se escriben siempre entre comas, incluso cuando los enunciados son muy breves, como en estructuras del tipo No, señor; Sí, mujer».

Así pues, en los ejemplos anteriores lo apropiado habría sido escribir

  • «Muchas gracias, Putin, por el asesinato de mi única hija»,
  • «Felicidades, campeones» y
  • «Adiós, libro de papel; sé bienvenido, libro electrónico».

Esto mismo afecta, por cierto, a los encabezamientos de cartas o mensajes electrónicos, en los que lo apropiado es escribir «Hola, Ana:», «Buenos días, compañeros:», en lugar de «Hola Ana:» o «Buenos días compañeros:», pues Ana y compañeros son en estos casos vocativos.

Distintas serían frases como

  • «Quiero dar las gracias a Putin por el asesinato de mi única hija»,
  • «Felicidades a los campeones» y
  • «Adiós al libro de papel, hola al libro electrónico»,

en las que el hablante no se dirige directamente a Putin, ni a los campeones ni al libro, sino que los menciona en tercera persona. En ellas, estas mismas palabras dejan de ser vocativos y, por tanto, no se escriben entre comas.

Fuente

[Hum}– Un perro realmente adorable

Un hombre, vecino de una zona próxima a un cementerio. estaba desayunando un día, como a las 11 de la mañana, sentado en la cocina de su casa y mirando distraídamente hacia la calle, cuando vio que rumbo al camposanto avanzaba lentamente un cortejo fúnebre muy poco usual: Un largo ataúd negro era seguido como a 50 pasos por un segundo ataúd, también largo y negro. Detrás del segundo ataúd caminaba un hombre solitario llevando de la correa a un perro pitbull. Y detrás del hombre y el perro caminaban, en una sola fila, unos 200 hombres más.

El vecino no pudo aguantar la curiosidad, y, con mucho respeto, se aproximó al hombre que llevaba al perro y le dijo:

—Señor, sé que éste es un muy mal momento para molestarle, pero, aunque vivo cerca del cementerio y veo muchos cortejos fúnebres, nunca había visto uno como éste. ¿De quién es este sepelio?

El hombre respondió:

—Bueno, en el primer ataúd está mi esposa.

—¿Qué le pasó a ella?—, preguntó el vecino.

El hombre respondió:

—Mi perro la atacó y la mató.

Y el vecino volvió a preguntar:

—Lo siento, señor, pero ¿y quién está en el segundo ataúd?

El hombre respondió:

—Mi suegra. Ella intentó ayudar a mi esposa y el perro se volvió contra ella y también la mató.

Siguió un solemne silencio, y entonces el vecino, previo carraspeo, preguntó:

—Señor, ¿puedo pedirle prestado el perro?

—Haga la cola—, dijo el hombre, apuntando con su dedo hacia atrás.