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Cortesía de Juan Antonio Pino Capote
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Cortesía de Juan Antonio Pino Capote
Un hombre está en la mesa de operaciones, listo para ser operado por su propio hijo, que es el cirujano.
El padre le dice:
—Hijo, hazlo sin ningún tipo de presión, con tranquilidad, y todo saldrá bien. Piensa únicamente en que, si algo me pasa a mí, tu madre irá a vivir contigo.
—Doctor, doctor, ¿qué puedo hacer para que mi hijo no se orine en la cama?
—Que duerma en el baño.
En el hospital, un señor esperaba que saliera el doctor para saber cómo estaba su esposa. Cuando al fin salió el doctor, le dijo que la señora estaba muy grave, y tanto que, de por de vida, tendría él que ponerle en la boca todos los alimentos, y bien licuados, porque ella no podría mover las manos. Además, tendría que ponerle pañales para sus necesidades, le tendría que cambiar de ropa, bañarla, curarla diariamente, pagar un fisioterapeuta, etc.
El marido se puso a llorar, y el doctor agregó:
—Estaba bromeando, hombre. ¡Ya se murió!
13-06-14
Carlos M. Padrón
No sé si es un error de traducción —de los cuales hay por montones, en especial hipérbatos, en casi toda la prensa en español— o es un error de concepto, pero entiendo que el poder de adherencia —del que trata el artículo que copio abajo— es una cosa, y la capacidad para levantar algo pesado es otra.
Por ejemplo, si un cable de acero, destinado a levantar algo pesado, se rompe, y uno pudiera repararlo usando el mejor superpegamento conocido, para luego levantar algo con ese cable se necesitaría de una fuerza superior al peso de ese algo, fuerza que provendría de un músculo o de una máquina.
De no existir esa fuerza, el superpegamento por sí solo no sería la solución para levantar el objeto en cuestión.
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13/06/2014
La rana que puede levantar su peso con la lengua
Imagine que un hombre de 80 kilos saca la lengua y, en cuestión de milisegundos, levanta con ella un objeto que pesa 110 kilos.
Imposible, ¿verdad? Pues exactamente eso es lo que puede hacer una rana sudamericana con cuernos (del género Ceratophrys), famosa por atrapar presas descomunales, como serpientes, lagartijas, cangrejos y roedores. Este batracio tiene una lengua tan extraordinariamente adherente que es capaz de levantar una presa con un peso incluso mayor que el suyo propio.
Los científicos del Instituto de Zoología Sistemática en la Universidad Christian-Albrechts en Kiel, en el norte de Alemania, colocaron jugosas golosinas (insectos) detrás de un panel de cristal sensible a la presión, para medir, por primera vez, las fuerzas que ejercían las ranas contra la superficie cuando intentaban atrapar su premio con la lengua, según explican en la revista internacional Scientific Reports.
Al tratar de atrapar la presa, el animal pegaba la lengua al vidrio y los científicos podían registrar las fuerzas resultantes, que eran significativamente mayores que el peso corporal de los animales. En teoría, la rana podía atrapar una presa más pesada que ella.
Poco se sabe del auténtico mecanismo de adhesión de las lenguas de los anfibios. Hasta ahora, «se creía que la mucosa en la superficie de la lengua actuaba como una especie de superglue», explica Thomas Kleinteich, autor del estudio. «Sin embargo, nuestros resultados muestran que las fuerzas de adhesión más altas se registraron cuando se produce solo un poco moco».
Los investigadores creen que, aparte de la mucosa, la calidad de la superficie de la lengua (su textura y tejidos) juega un papel crucial en su poder de adhesión.
«Los datos experimentales muestran que la lengua de esta rana puede ser mejor en comparación con los adhesivos sensibles a la presión que son de uso común, como cintas adhesivas o etiquetas», dicen en Scientific Reports.
Los investigadores planean mejorar el experimento midiendo las fuerzas de adhesión no sólo sobre el vidrio, sino también en presas naturales. A largo plazo, estos conocimientos podrán ser útiles en aplicaciones técnicas.
13/06/2014
Penalti es la adaptación gráfica del anglicismo penalty, ‘máxima sanción que se aplica a ciertas faltas del juego cometidas por un equipo dentro de su área’, de acuerdo con la definición de la RAE.
Sin embargo, en los medios de comunicación pueden encontrarse frases como
De acuerdo con la Academia, «es ajena a la ortografía del español la presencia de -y a final de palabra precedida de consonante», por lo que lo apropiado es escribir penalti, con i latina.
Por otra parte, el Diccionario panhispánico de dudas señala que se trata de una palabra llana, por lo que se pronuncia /penálti/, no /pénalti/. Además, recoge como variantes penal, que es la forma extendida en América, o pena máxima.
Por tanto, en los ejemplos anteriores lo apropiado habría sido escribir
El plural de este sustantivo es penaltis, no penalties ni penaltys.
Los médicos estamos acostumbrados a que nos llamen por teléfono a cualquier hora. Una noche me despertó un hombre a cuya esposa ya había atendido yo antes.
—Siento molestarlo tan tarde —me dijo—, pero creo que mi mujer tiene apendicitis.
Aún medio dormido, le recordé que, dos años atrás, yo le había quitado el apéndice a su esposa, y le dije:
—Nadie tiene un segundo apéndice.
—Doctor, quizás usted no haya oído hablar de un segundo apéndice, pero sí de que podemos tener una segunda esposa.
—Joder, mamá, ¡¿otra vez mariscos?!
—Más alto.
—JODER, MAMÁ, ¡¿OTRA VEZ MARISCOS?!
—Muy bien: ya te han oído los vecinos. Ahora, cómete las lentejas.
Cortesía de Fernando Lacoste
11-06-14
Carlos M. Padrón
El artículo que copio abajo trata de los malos efectos que sobre el esperma pueden tener los teléfonos celulares cuando se los lleva en los bolsillos de los pantalones, o sea, cerca de la zona pélvica.
Me llama la atención que, a excepción del artículo Why is it that my Pelvic area Vibrates?, nada más he encontrado que analice o explique el fenómeno de las desagradables vibraciones que en esa zona pueden inducir los celulares cuando se los lleva cerca de ella.
En el artículo Alerta, personal y muy en serio, sobre la modalidad de vibración de los celulares (versión en español) —y Personal and serious alert on the cell phones’ vibration mode (versión en inglés)— expliqué bien mi caso, y, de los varios comentarios recibidos en la versión en español, se deduce que las vibraciones de los celulares pueden producir ese desagradable —y supongo que también poco saludable— efecto tanto en hombres como en mujeres.
Dado lo muy desagradable que tal efecto es, y para evitar lo posiblemente perjudicial para la salud, desde entonces decidí no sólo llevar el celular en la parte alta de mi cuerpo, y lo más alejado posible de mi cintura, sino también eliminarle la función de vibración.
Pasada una semana, las vibraciones en mi zona pélvica no han vuelto a aparecer.
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10/06/2014
Llevar el celular en el bolsillo perjudica la fertilidad de los hombres
La calidad del esperma se redujo en las muestras expuestas a la radiación de los teléfonos celulares.
Los hombres que llevan su teléfono celular en el bolsillo del pantalón podrían lastrar sus posibilidades de ser padres puesto que estos dispositivos parecen afectar negativamente a la fertilidad masculina, según alerta un nuevo estudio dirigido por la Universidad de Exeter, en Reino Unido, y publicado en ‘Environment International’.
Investigaciones anteriores han sugerido que las radiaciones electromagnéticas de radiofrecuencias (RF-EMR, por sus siglas en inglés) emitidas por los dispositivos pueden tener un efecto perjudicial sobre la fertilidad masculina. Aunque hay controversia.
A nivel mundial, la mayor parte de la población adulta posee teléfonos celulares, y alrededor del 14 % de las parejas de los países con ingresos altos y medios tiene dificultades para concebir.
Un equipo dirigido por la doctora Fiona Mathews, profesora de Biociencias de la Universidad de Exeter, realizó una revisión sistemática de los resultados de diez estudios, que en total incluyen 1.492 muestras, con el objetivo de aclarar el papel potencial de esta exposición ambiental.
Los participantes en los análisis realizados eran de clínicas de fertilidad y centros de investigación, y la calidad del esperma se midió de tres formas diferentes:
En los grupos de control, entre el 50 y el 85% de los espermatozoides tenían un movimiento normal, una proporción que se redujo una media de unos ocho puntos porcentuales cuando se produjo la exposición a teléfonos celulares.
Los efectos fueron similares a los observados para la viabilidad de los espermatozoides mientras la influencia sobre la concentración de espermatozoides fue menos clara.
«Dada la enorme cantidad de teléfonos celulares en todo el mundo, debe aclararse el papel potencial de esta exposición ambiental. Este estudio sugiere que la exposición a la radiación electromagnética de radiofrecuencia del celular en los bolsillos del pantalón afecta negativamente a la calidad del esperma», subraya Mathews.
A su juicio, esto podría ser «particularmente importante» para los hombres que ya están en el límite de la infertilidad, por lo que cree que se requiere más investigación para determinar las implicaciones clínicas completas para la población en general.