[*Opino}– Más acerca de los engaños en la Red

26-12-13

Carlos M. Padrón

A los para mí fraudes que menciona el artículo que copio abajo, hay que añadir el otro tipo, cada vez más frecuente, que aparece cuando se busca algo en internet, como un programa o un driver, se encuentran varias entradas que ofrecen gratis lo que se busca —por supuesto, entre ellas varias del sempiterno Softonic, que no es realmente gratis pero sí una verdadera plaga, sobre todo en España—, pero cuando uno trata de bajarlo, el programa de seguridad que se tenga instalado, si es bueno, dispara las alarmas y avisa de que ese material contiene malware o, si el contenido es realmente peligroso, simplemente corta la conexión con esa página.

A veces el tal malware consiste en troyanos destinados a rastrear, con fines publicitarios, los hábitos de busca del internauta, pero a veces se trata de infiltraciones que revisten un peligro real para la seguridad de la computadora, y es ahí cuando los programas que mencioné —uso desde hace años el ESS (ESET Smart Security)— disparen las alarmas y, si uno los ha configurado adecuadamente, impidan que se baje lo que está contaminado.

En otros casos, el fraude —aunque menos peligroso, pero fraude al fin— consiste en que al abrir la entrada en la que, según su título, está lo que se busca, el navegador aterriza en una página de promoción de algo que nada tiene que ver con lo que se buscaba.

Comoquiera que impedir todo esto atentaría contra la libertad de expresión y de libre navegación por la Red, y daría lugar a abusos por parte de quienes eso hicieran, me temo que los fraudes de este tipo seguirán aumentando hasta que su enorme volumen justifique la tal censura, con la que perderemos todos.

~~~

26/12/2013

Diecinueve fotografías falsas que engañaron al mundo

La suma de Photoshop y la falta de comprobación de las fuentes ha posibilitado que en los últimos años una gran cantidad de montajes fotográficos relacionados con sucesos de actualidad hayan circulado por las redes sociales como si de imágenes reales se tratasen.

clip_image001

En este montaje un tiburón blanco «ataca» a un soldado británico en Sudáfrica

Intereses políticos, económicos, el afán de engañar a los medios de comunicación, o una simple broma, pueden estar detrás del origen de estos famosos fotomontajes, algunos de los que recopila el autor del blog Ceslava diseño & formación. Así, dos fotogramas de la serie «Lost» (= Perdidos) se emitieron en un informativo boliviano situándolos justo en el instante en que el vuelo 447 de Air France sufrió un accidente sobre el océano Atlántico en 2009, mientras que un fotomontaje que muestra un avión a punto de impactar contra una de las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001 ha dado la vuelta al mundo en varias ocasiones.

Los desastres naturales también son objeto habitual de este tipo de manipulaciones, como muestra la adición de una ola gigantesca al perfil de la ciudad chilena de Antofagasta para simular el devastador tsunami que asoló Tailandia en 2004, la creación de falsas nubes para simular todo tipo de huracanes o la imagen de unos niños filipinos que parecían utilizar unos computadores en una habitación anegada por las inundaciones que asolaron el país en 2012.

La imagen de Hércules, un perro que era tan grande como un caballo, o la de Snowball, su homólogo en el mundo de los gatos, son otras de las fotografías que han circulado por la red durante años, junto con la de un enorme tiburón blanco a punto de engullir a un soldado británico que se descolgaba de un helicóptero en la costa sudafricana Foto arriba). Sólo que la imagen correspondía a una aeronave de la Fuerza Aérea Estadounidense, había sido tomada en San Francisco y, por supuesto, no existía ningún tiburón.

Políticos como George Bush, el Peter Griffin de carne y hueso que inspiró al protagonista de la serie de animación «Padre de familia», la fecha del viaje de Michael J. Fox en «Regreso al futuro», el esqueleto de una hada o la silueta del pie de un feto sobresaliendo del abdomen de su madre, son otras de las 19 fotografías que han engañado al mundo y que pueden verse en el blog «Ceslava».

Fuente

[Col}> El juego a la Luna / Estela Hernández Rodríguez

19-11-13

«¿Nunca has jugado a la Luna?», me preguntó una noche mi abuela Lola.

Luego me explicó que con la Luna también se puede jugar. Claro que no la podemos tocar, pero sólo mirándola podemos hacerlo.

Si desde donde nos encontramos observamos hacia arriba, a veces la vemos como un queso, a veces como si le faltara un pedazo, o también como un simple aro, pero en verdad ella retoza a su salida de esas formas, vistiéndose de distintos trajes para engalanar la noche, porque así es la Luna: misteriosa y radiante.

Cuando la miramos con curiosidad, a veces vemos dentro de ella una gran loma, algún cráter o figuras de caritas que nos dicen con alegría «¿Cómo estás?». Y nosotros les contestamos «Bien, observando lo linda que luces con ese precioso vestido plateado».

No por gusto muchos poetas han dibujado con palabras su belleza, y la traen a sus versos cuando quieren hablar de amor, porque ella es como es, sencilla pero romántica.

Hasta a veces en la oscuridad nocturna el perrito Bob la saluda con su aullido a las tantas de la noche, porque todos la conocen. Ella vive en el cielo; unas veces nos sonríe cuando la podemos ver, y otras llora cuando alguna nube la tapa y no puede saludarnos.

La Luna se encuentra siempre acompañada de su gran familia de estrellas, cometas, y aerolitos, y se la ve feliz, al igual que nosotros al tenerla alumbrando a ratos nuestros caminos, sobre todo en el campo.

Por eso nuestro amigo Bob, quien vive allí, la quiere mucho.

Estela Hernández
La Habana (Cuba)

[LE}– Origen o uso de palabras, dichos y expresiones: Tener más cuento que Calleja

08 febrero 2013

clip_image001

Cuando alguien tiene una gran inventiva, pone muchas excusas, exagera una dolencia/enfermedad, o le echa a alguna cosa mucho embuste/engaño, es habitual usar con esa persona la expresión «tiene más cuento que Calleja».

Saturnino Calleja fue el propietario de la Editorial Calleja, en la que desde el año 1879 empezó a publicar libros de cuentos.

Su particularidad residía en la sencillez con la que estaban realizados, y su bajo precio, lo que propició que tuvieran una gran demanda y se hicieran muy populares. Eran libros entretenidos y llenos de ilustraciones, algo que ayudó a venderlos muy fácilmente.

La Editorial Calleja publicó alrededor de 3.000 títulos, la mayoría cuentos, lo que hizo que rápidamente se empezara a utilizar la expresión «tienes más cuento que Calleja».