Fotos, cortesía de Roberto González Rodríguez, tomadas desde el risco, o acantilado, de Bajamar (Tenerife).
Vista de Bajamar
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Playa entre Bajamar y Punta del Hidalgo
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Punta del Hidalgo
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Punta del Hidalgo
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Punta del Hidalgo
Fotos, cortesía de Roberto González Rodríguez, tomadas desde el risco, o acantilado, de Bajamar (Tenerife).
Vista de Bajamar
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Playa entre Bajamar y Punta del Hidalgo
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Punta del Hidalgo
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Punta del Hidalgo
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Punta del Hidalgo
03-11-13
Carlos M. Padrón
Parodiando el comienzo del artículo que copio abajo, digo que lo poco que yo sé del matrimonio lo sé por experiencia propia y por los muchos años de observación de lo ocurrido en/a otras parejas.
En base a ese conocimiento me atrevo a decir que en la lista de los factores que en el artículo que sigue se dan como predictores de un fracaso conyugal faltan dos:
1. No ganarse el respeto del otro
2. No ser merecedor de la confianza del otro
Y la clase de respeto y de confianza a que me refiero no es la que la mayoría de lentores supondrá, sino la explicada en el post Bases de la Pareja.
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02/11/2013
Beatriz G. Portalatín
¿Hasta que la muerte nos separe?
«Lo poco que conozco del matrimonio procede de lo mucho que sé del divorcio», dijo en alguna ocasión el conocido productor de cine estadounidense David Brown.
Por mucho que pasen los años, y la cultura se extienda abriéndose a otras alternativas de ver y sentir la vida en pareja, aún no se ha conseguido una fórmula mágica que augure para siempre la felicidad o perdurabilidad de un matrimonio.
Sin embargo, existen algunos factores predictores que, aunque nunca con total seguridad, pueden anunciarlo.
Por ejemplo, desde el año 2007, en España se ha producido un descenso de matrimonios y divorcios del 21% y 17% respectivamentem y un claro porqué de estos datos es la difícil situación de crisis que atravesamos en los últimos tiempos.
Pero, sin duda, para que un matrimonio ponga el cartel de fin, hay otros muchos culpables.
Factores que llevan al fracaso
Según un informe de la Asociación Americana de Psicología (APA), refiriendo a datos del Centro Nacional de Estadísticas Sanitarias de EEUU, los factores predictores que pueden anunciar un fracaso conyugal son los siguientes:
«El matrimonio es un tercero que ambos miembros tienen en común, y necesita del continuo cuidado de ambos. Además, tiene su propio ciclo vital (las diferentes etapas por las que pasa el matrimonio que son diferentes según las necesidades del momento), que se tiene que ajustar al ciclo vital propio e individual de cada miembro de la pareja»,
asegura Eduardo Torres, director de la Unidad de Familia del centro psicológico ‘Instituto Centta’ de Madrid.
Por tanto, la pareja debe ir adaptándose a cada etapa y entender los cambios que cada una demanda, si no surgirán problemas.
Los conflictos que pueden aparecer dentro de una pareja como consecuencia de la diferencia sociocultural o educativa afectan al esqueleto de la pareja. Esto es, los problemas pueden venir cuando el concepto de marido y de mujer que tienen ambos miembros es diferente. Por ejemplo, «hay culturas muy machistas, y el machismo suele estar asociado a un nivel educativo bajo».
Según el especialista, al formarse la pareja hay un reparto de poder que se espera equilibrado, pero si un miembro de los dos toma el rol de dominante, pueden surgir problemas.
Cuando los problemas de pareja son estructurales, lo normal es que se acabe rompiendo. Pero esto no quiere decir que, por ser de un nivel educativo diferente o de dos culturas distintas, no pueda fundarse un matrimonio, aunque las exigencias comunicativas, negociaciones o renuncias a nuestros esquemas mentales son mucho mayores ya que serán mucho mayores nuestros choques o conflictos.
Por otro lado, hay que tener en cuenta también la edad en la que se hayan dado el ‘sí quiero’.
En caso de hacerlo muy jóvenes, el ciclo vital individual entra en conflicto con el ciclo vital de la pareja, ya que el objetivo de una persona joven (aprender, encontrar un trabajo, conocer gente) dista mucho de las necesidades de un matrimonio, como la crianza de los hijos. Si ambas chocan pueden generar problemas.
Otro de los factores son las cuestiones económicas, ya sea por escasez o incluso en las diferencias que puedan surgir a la hora de manejar la economía matrimonial.
La crisis es un agente contextual muy poderoso que obliga a todas las parejas a adaptarse, y afecta de forma directa a la manera de relacionarse.
Además de ser uno de los factores que está retrasando la edad de contraer matrimonio, conmoviendo de esta forma al ciclo vital, también afecta a la estructura.
Si hay problemas económicos, el matrimonio tiene que volcarse en solucionarlos de cara a establecer un proyecto común, y eso conlleva ciertos sacrificios: horas extras, modificar expectativas, ahorrar, etc.
Comunicación, proyectos y sexo
Pero, pese a todos estos factores, cada pareja es un mundo, y hay matrimonios que duran hasta que la muerte los separe, y otros que, más tarde o más temprano, pondrán su punto final.
En terapia te das cuenta de qué parejas con todo en contra salen adelante, y qué parejas con todo a favor, no. Realmente, no existen recomendaciones para un matrimonio perfecto, pero sí claves para tener una buena salud marital.
Las relaciones sexuales, y todo lo que ellas conllevan, son indispensables dentro de la pareja. Entender una sexualidad amplia, jugar, romper con la monotonía y entender que cada etapa, también en el sexo, es diferente.
También puede ser tanto un síntoma como una causa. Por eso es importante la comunicación entre ambos, que es lo fundamental de todo.
La transparencia, el no evitar los conflictos, hablar, aunque a veces sea doloroso, y resolverlos. Toda discusión que no se cierre, se guarda y sirve de metralla para el siguiente encontronazo.
El conflicto es lo normal, el conflicto es sano, la discusión es el camino para crecer y avanzar, y mostrar opinión o emociones, es lo que garantiza que estoy en un matrimonio donde puedo expresar lo que pienso y lo que siento. Pero igual de importante es discutir como resolver el problema.
Y, por último, tener un proyecto de vida en común. Un proyecto vital en pareja, aunque en éste haya algunos desencuentros, tiene más posibilidades de alcanzar éxito.
Además, esto es sinónimo de pertenencia, de sentirte partícipe en lo que los dos tenemos, y hace que mantengas la ilusión y las ganas de compartir tus esfuerzos para conseguirlo.
Según el diccionario de la RAE, esta palabra tiene dos acepciones:
El origen de la palabra está precisamente en Síbaris, una ciudad del sur de Italia que, gracias a su puerto, llegó a convertirse en un punto comercial de altísima actividad e importancia.
Fue fundada allá en el siglo VII a.C. y, gracias al comercio, sus habitantes, o al menos algunos de ellos, se dedicaron a vivir lujosamente y, sobre todo, a no trabajar.
Alguno prohibió que se cavara en el suelo en su presencia porque se cansaba con sólo verlo. Inventaron algunas cosas importantes, como los baños turcos, e hicieron eliminar de la ciudad a los gallos, para que no los despertaran al amanecer.
Cortesía de leo Masina
