[*HG}– Gazapo del día: Espernaza, que no Esperanza

Titular en ABC (España) del 08/05/13:

Guerra abierta entre el ministro Montoro y Espernaza Aguirre por las alzas de impuestos
  • Lo gracioso: «Espernaza» me recuerda el adjetivo espernegado/a que se usaba en El Paso con el significado de aporreado, cansado por el excesivo esfuerzo.
  • Lo triste: Según experiencias recientes, ese gazapo seguirá apareciendo, al igual que «infromático«, donde y como mismo está ahora, pues no se molestarán en corregirlo.

[LE}– ‘Externalización’, palabra adecuada en español

08/05/2013

Externalización es un término adecuado para describir el hecho de que una empresa confía parte de su actividad o su producción a otras empresas externas.

En las noticias se usa con cierta frecuencia esta palabra, y el correspondiente verbo externalizar, como muestran los siguientes ejemplos:

  • «Los sindicatos denuncian ante Trabajo la externalización de servicios hoteleros» y
  • «El grupo ha externalizado la impresión de los diarios».

El Diccionario de la Academia todavía no incluye esta palabra, pero sí la recoge, entre otros diccionarios, el Pequeño Larousse Ilustrado con el sentido indicado, y su uso puede considerarse apropiado.

Un caso especial de externalización es la subcontratación, es decir, la externalización de la actividad propia, de modo que los servicios que alguien contrata a una empresa son ejecutados, total o parcialmente, por otra empresa contratada por la anterior.

En algunas zonas de América esto se llama tercerización, vocablo también válido que alude a la intervención de un tercero para la prestación de servicio.

En ocasiones se emplea el término inglés outsourcing, pero lo apropiado es usar las palabras españolas externalización y tercerización, que, además, tienen amplio uso.

Fuente: Fundéu

[*Otros}– Diez playas de Canarias buenas para desconectarse del mundo

06/05/2013

Aquí se presentan diez de las muchas playas de las Islas Afortunadas, y detalles de sus alrededores con énfasis en lo que suele interesar al turismo.

Las islas Canarias cuentan durante todo el año con temperaturas suaves que permiten disfrutar de un paisaje volcánico original y de playas o calas sorprendentes.

Llega el buen tiempo y no podemos dejar de pensar en nuestra escapada perfecta: ir a la playa, una de las aficiones más implantadas en nuestro país.

En nuestro caso, afortunadamente, no tenemos que limitarnos al verano, ya que contamos con las Islas Canarias, donde podemos disfrutar de la playa todo el año. Hay que visitarlas, por lo menos, una vez en la vida.

1.- LA PLAYA DEL INGLÉS. APROVECHAR A FONDO LA GOMERA

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La Playa del Inglés está considerada por muchos como la mejor de La Gomera, tanto para sus habitantes como para los turistas. Se encuentra en el municipio de Valle Gran Rey y servirá de base de operaciones para conocer mejor la isla.

Cuando se llega a la playa, algunos se llevan la primera sorpresa ya que, como otras playas Canarias, es de arena negra al ser de origen volcánico. No es muy grande, unos 400 metros de largo.

Está salpicada de rocas y enclavada entre el mar y los acantilados. El lugar es de película. Aquí se puede acceder a pie, aunque hay una parada de guagua (autobús Canario) municipal para las líneas 01, 05, 25, 32, 39, 61, 86 y 90.

Es una playa idílica, pero hay que ser prudentes en el baño porque aquí el Atlántico bate fuerte y hay que tener cuidado con el oleaje. La falta de equipamientos y el escaso terreno propicio para edificar han contribuido a mantener su estado, casi virgen.

También dispone de una amplia zona para practicar el nudismo. La tranquilidad aquí es absoluta.

Avistamiento de delfines y cachalotes

No muy lejos de la Playa del Inglés se encuentra el Puerto de Vueltas, fondeadero de falúas de pescadores y embarcaciones de recreo.

La bondad del clima local permite que casi todas las actividades marinas se mantengan operativas en invierno. Una de ellas es de lo mejor que se puede ver en la vida. Excursiones diarias para el avistamiento de cetáceos (delfines, cachalotes, rorcuales) y tortugas marinas. Es una experiencia que no se puede olvidar fácilmente.

Otra de las excursiones, más larga, conduce hasta el famoso Monumento Natural de Los Órganos. Se trata de un acantilado en el que el magma, al enfriarse, ha dibujado curiosas formas que, desde la distancia, parecen un órgano. Mide 175 metros de altura y sólo puede apreciarse en su totalidad desde el mar.

Por tierra, la ruta más recomendada inicia la subida hacia el interior, pasando por el Mirador del Palmarejo, diseñado por César Manrique.

Desde aquí se puede volver la vista sobre el Barranco de Valle Gran Rey y sus laderas, salpicadas de pequeñas explotaciones agrícolas en forma de terrazas superpuestas. El paisaje resulta muy curioso, especialmente para los niños.

Artesanía y tradición de La Gomera

La ruta pasa por los pueblos de El Cercado, centro de cerámica local, y Chipude, donde seguramente se puede oír el famoso silbo gomero.

El lenguaje silbado característico de La Gomera nació cuando los pobladores prehispánicos tuvieron que aprender a comunicarse salvando las montañas de la isla. Desde hace unos años se ha iniciado un trabajo para protegerlo, y actualmente forma parte del sistema de educación de La Gomera.

Poco después, se llega al Parque Nacional de Garajonay. Creado en 1981, representa todo lo contrario a la aridez volcánica que caracteriza la zona.

Ocupa el macizo del Alto de Garajonay, el más alto de la isla (1.487 metros) y dispone de un microclima propio, marcado por la elevada humedad y la niebla frecuente.

De repente, parece que se ha cambiado de continente. Esto ha hecho que permanezca cubierto de forma permanente por el conocido monte verde Canario: la laurisilva. Árboles y arbustos de origen milenario recuerdan la vegetación que pobló la cuenca mediterránea hace millones de años, antes de los cambios climáticos que afectaron a Europa y África.

Para terminar de conocer La Gomera hay que probar la miel de palma, que se usa tanto para postres como para ambientar cócteles, o el queso fresco hecho con leche de cabra autóctona, una raza prehispánica.

Otra receta tradicional es el potaje de berros, siempre servido en platos de madera, por ejemplo, de sabina.

2.- EL CHARCO AZUL, UNA PISCINA EN EL MAR EN EL HIERRO

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El Golfo es el nombre que recibe la costa de la isla de El Hierro, orientada hacia el Atlántico abierto. El Charco Azul se encuentra situado en medio del mismo. Es una playa única porque acoge una fantástica piscina natural formada por el propio oleaje del mar, algo que se puede ver en muy pocos lugares de Europa.

Las dos piscinas naturales que componen el Charco Azul no son las únicas que permiten bañarse sin riesgo alguno en las aguas del Atlántico. Su atractivo es la espectacularidad del paisaje. Una parte de la piscina forma una pequeña cavidad, perfecta para protegerse del sol y del viento, en caso necesario.

El Charco Azul ha sido acondicionado para el visitante. Cuenta con protecciones frente al mar y con escaleras para facilitar el acceso, ya que se tiene que bajar al nivel de mar desde la costa, lo que puede llevar unos 20 minutos.

Es un espacio público, por lo que su uso es totalmente libre y gratuito.

Relax y romanticismo en El Hierro

El estar justo en la mitad del litoral, hay que decidir hacia qué lado se prosigue la visita por El Golfo. Si se opta por el norte, se llega a la cabeza del municipio: La Frontera. Después se puede seguir hacia Las Puntas y visitar el Hotel Punta Grande: un lugar de récord. El Libro Guinness de los récords lo considera el hotel más pequeño del mundo.

Es un lugar curioso porque era un antiguo almacén de aduanas reconvertido en un coqueto establecimiento con apenas cuatro habitaciones y un restaurante.

Parte de la decoración interior proviene de los restos de barcos naufragados o abandonados. Las habitaciones no tienen teléfono ni televisor. Situado sobre el mar, el ruido de las olas rompiendo contra el embarcadero es prácticamente el único sonido que se puede escuchar a cualquier hora. Es ideal para tener unos días de relax total.

Si se escoge la dirección sur, la carretera de Los Llanillos conduce hasta el balneario del Pozo de la Salud, reconocido por las propiedades medicinales de sus aguas, y a Sabinosa, el pueblo más occidental de España.

Sabinosa debe su nombre a las sabinas, pequeños árboles autóctonos retorcidos por la fuerza del viento que llega a El Hierro con toda la furia del Atlántico.

Punta Orchilla, el faro del fin del mundo

La ruta por El Hierro depara una visita a la playa del Verodal, la única de arena rojiza. Su color procede de la tierra vertida en ella durante las obras de una carretera, hace años.

Al estar desprotegida, suele tener un fuerte oleaje, y un cartel avisa del riesgo de desprendimientos. Más adelante, se llega «al fin del mundo»: el faro de Punta Orchilla. Este lugar estuvo considerado, antes del descubrimiento de América, como el final de la tierra conocida.

En el camino al pueblo de La Frontera, se pasa por el santuario de Nuestra Señora de los Reyes, patrona de la isla, y por el Centro de Interpretación del Parque Cultural de El Julán, dedicado a los primeros pobladores de El Hierro, los bimbaches. Paseando por este centro, se puede comprender un poco mejor a los habitantes de las isla.

3.- PLAYA DEL PAPAGAYO, EL EMBRUJO DE LANZAROTE

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En el extremo sur de la isla, Playa del Papagayo es quizás la preferida por los lanzaroteños. Son siete kilómetros de calas situadas entre roquedales y peñascos. Después, se puede completar el viaje con una visita a otra maravilla de la naturaleza: el Parque Nacional de Timanfaya.

Las aguas de Playa Papagayo fueron, en su momento, un fondeadero de pescadores. Hoy en día son una irresistible atracción: agua limpia, espacio para poner la toalla sin problemas, y sol garantizado.

Si se quiere andar un poco, es importante aprovechar la marea baja para poder ir de una zona a otra sin demasiadas dificultades.

Puerto Muelas, ya pasada la Punta del Papagayo, cuenta con zona nudista y camping. Los amantes del trekking lo pueden usar como base para las rutas de senderismo en el Monumento Natural de los Ajaches.

De compras en Playa Blanca

Al otro lado de Playa Papagayo, se llega a Playa de las Mujeres, más grande y abierta. Esta zona se encuentra entre Playa Blanca y el Puerto Deportivo Marina Rubicón.

El puerto ofrece una amplia oferta de actividades, como cruceros en catamarán, buceo o subir a un barco-taxi con visión submarina hasta Playa Papagayo. Desde Playa Blanca, se puede llegar cómodamente a Yaiza, capital del municipio. Es un coqueto pueblo de casitas blancas que parecen haber sido ubicadas al azar sobre la superficie volcánica de la isla.

No muy lejos, se puede visitar Los Hervideros, donde las aguas del Atlántico rompen contra la costa de lava basáltica. También en la misma zona se encuentran las Salinas de Janubio, que conservan restos de su antigua actividad. Es todo un espectáculo de la Naturaleza.

En dromedario por el Parque Nacional de Timanfaya

Yaiza es también la puerta de entrada al Parque Nacional de Timanfaya. Este parque es el resultado de una serie de erupciones volcánicas que, entre 1730 y 1824, sepultaron varios pueblos en un mar de lava, e hicieron emigrar a miles de personas.

El paisaje de las Montañas de Fuego recuerda mucho a las imágenes del hombre sobre la Luna. En esta zona, apenas sobreviven algunos animales, como las musarañas, pero uno de ellos es el símbolo de Lanzarote: el lagarto de Haria.

Timanfaya ocupa una cuarta parte de Lanzarote. Se puede visitar a pie o en autobús, pero lo más auténtico es hacerlo en dromedario, desde el Punto de Información de Echadero de los Camellos. Otra alternativa para los que cuenten con unas condiciones físicas aceptables es la ruta que recorre el litoral, entre Playa del Paso y Playa de la Madera.

Es una maravilla. Esta zona, de acceso libre, deja el mar a un lado y las montañas de lava al otro. Para regresar, hay que volver por el mismo camino, con lo que es preciso calcular con bastante exactitud el tiempo.

En el mismo parque, en el Islote de Hilario (punto de salida de los autobuses), se encuentra el restaurante El Diablo, otra creación de César Manrique. Está diseñado de tal forma que aprovecha el calor que emana de la tierra para cocinar platos típicos de Lanzarote. El resultado es una cocina puramente volcánica. Visitarlo es imprescindible; sus vistas y su diseño son impresionantes.

4.- MASPALOMAS, LA GRAN DUNA DE LAS PALMAS

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La playa de Maspalomas parece una porción del Sáhara que haya cruzado el Atlántico hasta la isla de Las Palmas. Es una visión espectacular. Esta zona, con dunas de arena que rompen en el horizonte, es uno de los destinos turísticos con más fama de Canarias. Todo está pensado para disfrutar del sol, del relax y del ocio en cualquier época del año.

Muy cerca de estas dunas se encuentra la playa: una extensión de casi tres kilómetros de arena blanca y fina. A pesar de enfrentarse al Atlántico sin obstáculos naturales, sus aguas son tranquilas y permiten el baño durante todo el año.

Su extensión y la cercanía a otras playas, como las del Inglés o Meloneras, situadas al otro lado del faro de Maspalomas, multiplican las posibilidades de la estancia.

Excursiones entre dunas y volcanes

La visita puede continuar en la Reserva Natural de las Dunas. Las dunas son móviles, es decir, el viento (los famosos alisios) procedente del mar las sigue empujando y cambiando de sitio, aunque a simple vista no se detecte.

Se puede pasear entre estos gigantes de arena, o atreverse con una expedición a lomos de un camello. Si no hay prisa, se recomienda esperar a la puesta de sol y sacar unas fotografías espectaculares del litoral Canario.

Maspalomas es el punto ideal para realizar excursiones por el interior de Las Palmas y llegar hasta el mirador del Pico de las Nieves, a 1.945 metros de altura, la cumbre de la isla. Al mirador se puede acceder en coche propio o en un 4×4 alquilado, que se adaptará mejor a las pistas forestales.

Habrá que atravesar el Barranco de Fataga y la Caldera de Tirajana, con un espectacular cráter de más de 40 kilómetros de diámetro; toda una visión de tierra de origen volcánico quemada por el sol.

El esfuerzo dará su recompensa al llegar al mirador, ya que permite unas vistas sobre el Roque Nublo, la otra cima de la isla, y el Teide, en la cercana Tenerife.

Si se viaja con niños, se puede visitar Palmitos Park. Este parque, además de tener una gran colección de orquídeas, reúne decenas de animales, entre aves exóticas, rapaces, primates, ualabis, suricatas, etcétera.

Para quienes prefieran remojarse a fondo, muy cerca se encuentra el parque acuático Aqualand Maspalomas.

Maspalomas, zona de ocio y diversión

Por la noche, Maspalomas se transforma. La tranquilidad da paso a restaurantes con música en vivo, locales de cualquier tendencia y nivel, y espectáculos de variedades.

5.- PLAYA BLANCA, ZONA SURFERA DE FUERTEVENTURA

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Se trata de la playa más famosa de Fuerteventura, y es el lugar que escogen muchos de sus habitantes para disfrutar del mar y del sol. Pero, sobre todo, les encantará a los surferos.

Sus condiciones meteorológicas —sopla bastante viento— hacen de ella un lugar ideal para la práctica de deportes acuáticos, como el windsurf.

Esta zona también es famosa porque contó entre sus habitantes con un ilustre escritor español: don Miguel de Unamuno.

Playa Blanca no es la única que pertenece al municipio de Puerto del Rosario. Hay otras playas, como El Matorral, Puerto Lajas o Los Molinos, que también disponen de todos los servicios necesarios.

Sin embargo, Playa Blanca, que mide 875 metros de longitud, es la más frecuentada por los habitantes de la capital. Aquí se puede llegar cómodamente, incluso en guagua, con lo que se ahorra el alquiler de un coche. Una vez en la playa, es fácil acostumbrarse a su arena.

Al estar en una zona abierta al Atlántico, sin barreras de por medio, es muy frecuente que los vientos levanten oleaje. Es precisamente este viento el que, en temporada, sobre todo en invierno, hace las delicias de los aficionados a deportes como el surf, el windsurf o el kitesurf.

Si no se ha probado antes alguna de estas actividades, es una buena ocasión para hacerlo. Escuelas y cursos rápidos de iniciación hay de sobras.

Unamuno, un visitante ilustre

La cercanía con Puerto del Rosario permitirá conocer a fondo la capital de Fuerteventura. Esta ciudad se enorgullece, ante todo, de su bagaje cultural. Puerto del Rosario dispone de un parque escultórico con más de 50 obras que aparecen sorprendentemente en cualquier esquina, plaza o calle.

Una parada cultural obligatoria es la Casa Museo Unamuno. Se trata de un edificio del siglo XIX en el que se encontraba el Hotel Fuerteventura. Aquí vivió el filósofo y escritor, desterrado por orden del dictador Primo de Rivera.

El 12 de marzo de 1924, don Miguel de Unamuno llegó a Puerto de Cabras, nombre oficial de Puerto del Rosario hasta 1956.

En aquella época, Fuerteventura estaba considerada un territorio de ultramar. Después de la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, éste era el destino de los exiliados políticos españoles.

En la Casa Museo se reproduce fielmente, con objetos de su uso personal y textos originales, el ambiente en el que Unamuno pasó una buena temporada. Finalmente, regresó a España en 1930, después de pasar por París.

La Fuerteventura tradicional

De camino al interior, es muy interesante la visita al Mercado Artesanal de Vega de Tetir, que se celebra en esta localidad el segundo domingo de cada mes. En él se encuentra la mejor artesanía local, en muchos casos procedente de oficios rescatados del olvido.

Muy cerca, en Tefía , se halla el Ecomuseo de La Alcogida. Se trata de un conjunto de casas antiguamente ocupadas por los campesinos del pueblo, que acabó perdiendo la mayoría de su población.

Las casas se han rehabilitado siguiendo la tradición de las viviendas de piedra de los majoreros, incluso conservan los nombres de sus antiguos inquilinos: los Cabrera, los Herrera, la señora Herminia, o el señor Donato.

Este museo permite echar la mirada atrás y conocer la curiosa y dura vida rural de la isla en las décadas anteriores a la explosión del turismo.

6.- EL PUERTITO, PUERTA DE ENTRADA A LA ISLA DE LOBOS

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El Puertito no es exactamente una playa; en realidad, es un conjunto de pequeñas calas al amparo de un diminuto embarcadero de pescadores que lo hace pintoresco y especial. Al ser un puerto natural protegido por rocas y arrecifes, sus aguas son muy tranquilas.

Uno de los grandes atractivos de El Puertito, además, es que está enmarcado en el Parque Natural de la Isla de Lobos.

La Isla de Lobos toda es un parque natural, y debe su nombre a la población de focas monje, o lobos de mar, que antes recalaba en sus costas pero que ahora, desgraciadamente, ya no existe debido a la acción de los cazadores y pescadores.

Es una zona de gran riqueza ornitológica y cuenta con flores autóctonas, como la siempreviva. Su fondo marino también es reserva natural. Los aficionados al submarinismo podrán disfrutar de una inmersión única.

Es importante tener presente que para moverse entre las playas y la isla de Lobos y Corralejo, en la costa de Fuerteventura, se tiene que hacer en barco. Para ello, existen tres embarcaciones de línea regular que están operativas entre las diez de la mañana y las cinco de la tarde.

Así que se debe confirmar previamente el regreso desde Lobos para no quedarse en la isla, ya que ésta no cuenta con plazas de alojamiento, tan sólo con una pequeña zona de acampada. Para pernoctar en ella hay que pedir previamente un permiso al cabildo (la entidad administrativa de Fuerteventura).

Una visita completa

Si se quiere visitar a fondo la Isla de Lobos, es mejor madrugar. Así, uno se puede bañar temprano en la playa y, posteriormente, dar un paseo por la isla, que no es muy extensa (apenas 4,5 kilómetros cuadrados).

La Caldera, con 120 metros, es el punto más alto de Isla Lobos, y permite una excelente panorámica sobre la isla: una especie de portaaviones rocoso y desértico anclado en el mar.

El camino marcado conduce al faro de Martiño y a la playa de La Concha, que prefieren los amantes de los espacios abiertos. Ésta es la última parada antes de regresar al punto de partida: El Puertito, y el embarcadero de los barcos que devuelven a los visitantes a Corralejo.

Las dunas de Corralejo

Corralejo también dispone de playas muy concurridas, como las de Puerto Remedios, Las Agujas o Punta Prieta. Un poco más lejos, se puede visitar la Reserva Natural de las Dunas, que incluye el cono volcánico de la Montaña Roja. Desde estas playas se tiene una visión perfecta de Isla de Lobos, que ocupa toda la línea del horizonte.

Corralejo pertenece al municipio de La Oliva, que tiene otros lugares de interés si se mira hacia el interior. En la Escuela de Calados de Lajares se puede ver algo único en el mundo: las caladoras tejiendo con mucho cuidado y concentración los manteles artesanales típicos de la isla.

En La Oliva destaca la Casa de los Coroneles: un imponente edificio con forma de fortín levantado en el siglo XVII por la poderosa familia Cabrera Béthencourt, los señores de la isla. Durante muchos años, estuvo considerada la construcción más importante de Fuerteventura.

7.- PLAYA GRANDE, EN EL ANIMADO PUERTO DEL CARMEN

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Este puerto de pescadores se ha convertido, con el paso de los años, en una de las zonas turísticas más importantes de Lanzarote. Para muchos viajeros, Puerto del Carmen y sus playas, entre las que destaca Playa Grande, son el primer contacto con la isla.

Ésta es una opción ideal para aquéllos que gusten de disfrutar de unos días de sol y mar, rodeados de servicios y comodidades. Puerto del Carmen se encuentra a apenas diez minutos en coche del aeropuerto de Arrecife, por donde llega prácticamente todo el turismo a Lanzarote.

Playa Grande, como su nombre indica, es la más extensa de Puerto del Carmen. Cuenta con más de seis kilómetros de litoral, apenas salpicado por algunos obstáculos rocosos. Por tanto, aquí no hay ninguna dificultad para encontrar el mejor lugar y aprovechar a fondo las horas de acción del suave y relajante sol invernal.

Al igual que en las playas de Pocillos y Matagorda, la arena de Playa Grande es fina y dorada, algo que por estas zonas no es muy habitual.

Es una playa urbana unida al paseo marítimo, lo que facilita el acceso también en casos de personas con movilidad reducida. En los últimos años, se ha convertido en una de las playas más visitadas de toda la isla.

Una ciudad activa y pensada para la familia

Por la noche, la principal actividad de los visitantes es callejear por el animado Puerto del Carmen y curiosear entre sus tiendas de ropa, artesanía y recuerdos tradicionales canarios.

Esta zona de Lanzarote se caracteriza por potenciar el turismo familiar. Los hoteles y los parques de ocio están pensados para que los niños no se aburran. Una de las atracciones más interesantes es el parque temático Rancho Texas Park, que cuenta con una colección de animales norteamericanos (bisontes, pumas, etc.) y ofrece espectáculos de lazo vaquero o actuaciones de baile country.

Cetáceos en Puerto Calero

Puerto Calero, al sur de Puerto del Carmen, es una zona de turismo de calidad. El edificio del antiguo varadero, en el puerto deportivo, se ha transformado en el Museo de Cetáceos de Canarias.

Es una buena iniciativa para saber más sobre la vida de estos mamíferos desde un enfoque interactivo. Allí se puede hacer lo que nunca dejan en un museo: tocar huesos y dientes, incluso barbas de ballena, oír el sonido de los delfines, y apreciar las reproducciones a tamaño real. Se trata de una visita especialmente recomendable para las familias.

8.- EL CHARCÓN, SABOR A FUERTEVENTURA

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Fuerteventura, la primera isla Canaria en superficie de litoral, presume de tener las mejores playas del Atlántico. Un ejemplo es la zona de El Charcón, en El Cotillo, rodeada de un paisaje prácticamente virgen.

El Charcón tiene más de trescientos metros de longitud y es una playa abierta, sin obstáculos. Se encuentra en la población de El Cotillo, que pertenece al municipio de La Oliva, algo alejado de las zonas más concurridas de Fuerteventura.

Al pasear por esta playa, se puede apreciar cómo su fina arena dorada se mezcla con gravilla y piedra.

El viento llega directamente del Atlántico, pero esto no impide que el baño sea relativamente cómodo. Al igual que en el resto de las playas de Fuerteventura, el oleaje es tranquilo.

Una de las actividades preferidas de los turistas es pasear sin prisas por el agua mientras se toma el sol, algo muy relajante e imprescindible.

Los Lagos, un espectáculo de color

La playa de El Charcón se encuentra a apenas veinte metros de la carretera que lleva a El Cotillo, cuyo centro está a unos siete kilómetros.

De camino, se puede parar para visitar el faro de Tostón (en la Punta de la Ballena), que parece una torre que se hayan dejado abandonada en la playa.

La siguiente zona de interés son Los Lagos. Se trata de un trozo de litoral de Fuerteventura que lucha contra la presión urbanística.

Se caracteriza por los arrecifes que contienen el oleaje del Atlántico a escasos metros de la costa. El agua queda mansa en los lagos, lo que permite un baño tranquilo, especialmente para los niños, que disfrutarán como nunca.

La combinación de arena blanca, agua turquesa y rocas volcánicas negras llama poderosamente la atención de los viajeros. Los turistas procedentes del norte de Europa suelen acaparar los mejores sitios por lo que es recomendable madrugar si uno quiere bañarse en ellos.

El Cotillo, centro de vida marinera

El Cotillo es un antiguo puerto natural en el que se encuentran muestras de su vida marinera. Se puede pasear por su puerto y por sus calles, y sentarse a disfrutar con tranquilidad de sitios como el Rincón de las Mentiras. En él todavía se reúnen los pescadores majoreros, nombre que reciben los originales de Fuerteventura.

Otro punto de interés es la torre de Tostón, levantada en 1743.

Es un pequeño castillo de estilo quesero, de forma cilíndrica y achatada. Se construyó para defender la zona de los ataques de los piratas.

En el interior se puede visitar la exposición dedicada a la cultura majorera y el punto de información, que servirá para planificar mejor la visita. Este lugar, sobre todo, es el sitio ideal para observar la puesta de sol.

Un poco más alejada, hacia el interior, se encuentra una pequeña ermita de paredes blancas y curioso nombre: Nuestra Señora del Buen Viaje.

9.- LAS CANTERAS, EL PULSO DE LAS PALMAS

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Las Canteras marca como ningún otro lugar la personalidad de Las Palmas, las 24 horas del día, todos los días del año. Por eso es el sitio perfecto para planificar una visita a la ciudad capital de esa isla.

Las Canteras es una playa urbana de grandes dimensiones, en la que todo el mundo, visitantes y locales, puede encontrar su sitio.

Debe buena parte de su encanto a la Barra de las Canteras, unos arrecifes que frenan el oleaje del Atlántico y permiten un baño tranquilo, incluso cuando, tras esta barrera, se observa un mar enrabietado. Cuando la marea baja lo suficiente, se puede acceder a la Barra sin problemas.

En Las Canteras hay zonas muy diferenciadas. Si se quiere un ambiente más relajado y familiar, hay que ir a la Playa Chica. En Peña la Vieja y La Cícer, donde la Barra disminuye, se puede ver cómo decenas de surfistas se lanzan en busca de la ola adecuada para “montarla”.

Para conseguir una foto particular, conviene ir hasta el extremo sur de la playa. La zona de Los Muellitos ofrece una buena panorámica sobre Las Canteras y el vecino Auditorio-Palacio de Congresos Alfredo Kraus, obra de Óscar Tusquets.

Al otro lado de Las Canteras, en La Puntilla, se divisa la escultura Juego del viento, obra de César Manrique.

Una playa con página web propia

Desde Las Canteras es muy fácil acceder a las zonas con mayor animación de Las Palmas. Al caer el sol, se recomienda mezclarse entre los lugareños y pasear por El Confital, situado al norte de la playa. El paisaje que se contempla desde ahí es extraordinario a esas horas.

Otras zonas bulliciosas son el parque de Santa Catalina y el centro histórico de la capital, la Vegueta.

Las Palmas, una ciudad de museos

Las Palmas cuenta con varios museos cuya visita es más que interesante. Uno de ellos es la Casa de Colón, mal llamada así porque el almirante nunca vivió en ella.

Este palacete de estilo gótico-isabelino fue la casa de los gobernadores. En su interior esconde el Patio de Armas y el Patio del Pozo. Por su parte, el Museo Canario recuerda a los antiguos pobladores de las islas.

El Museo Néstor, en la Plaza del Pueblo Canario, está dedicado a la figura de Néstor Martín-Fernández (1887-1938). Fue uno de los grandes pintores simbolistas, y su obra influyó en Salvador Dalí. El Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) es un decidido esfuerzo por integrar Canarias en el circuito del arte contemporáneo.

10.- EL ARENAL, LA PLAYA MENOS CONOCIDA DE TENERIFE

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Esta playa, de arena negra y poco frecuentada, permite conocer una de las zonas más interesantes del litoral de Tenerife, y acercarse hasta San Cristóbal de La Laguna, una de las trece ciudades españolas Patrimonio de la Humanidad.

La Playa del Arenal se encuentra entre Punta del Hidalgo y Bajamar, al norte de Tenerife. A esta zona se llega por un pequeño sendero que parte de la carretera, junto al Hotel Neptuno.

A pesar de contar con una estación de guaguas próxima y con un camping, no es una playa masificada.

En invierno, su arena negra sirve de base de operaciones a decenas de amantes del surf, que se benefician del aumento de la fuerza del viento coincidiendo con el fin de la estación más cálida. La convivencia entre bañistas y surfistas es muy buena.

En El Arenal, es aconsejable combinar la estancia con visitas a otras zonas vecinas, como las sorprendentes piscinas intermareales de Puerto Hidalgo y Bajamar. Son barreras levantadas mediante el uso de barandillas y muros que rompen la fuerza del mar y permiten bañarse con tranquilidad.

Entre ambos puntos, se sitúa El Puertito, refugio para las pequeñas barcas de los pescadores de la zona, y el faro de Punta del Hidalgo.

Este faro mide 50 metros de altura, y llama la atención por la originalidad de su diseño: una flecha de hormigón blanco que apunta al cielo. Es uno de los faros más modernos de España, ya que entró en funcionamiento en 1994.

La Laguna, Patrimonio de la Humanidad

Desde El Arenal, se puede emprender el camino hacia San Cristóbal de La Laguna, cabeza del municipio. Es una de las trece ciudades españolas distinguidas como Patrimonio de la Humanidad, lo que la equipara a Santiago de Compostela, Toledo, Córdoba o Salamanca.

Esto da una idea de lo que se puede encontrar allí: una ciudad universitaria y monumental que fue la capital de la isla hasta 1833.

Hacer una enumeración de los edificios remarcables de San Cristóbal de La Laguna es una tarea inútil. Lo mejor es dejarse llevar por un guía oficial en la primera visita para después regresar y perderse. Así se puede conocer mejor la iglesia de la Concepción, el ayuntamiento (en la antigua Casa del Corregidor), el palacio de Nava y Grimón, el Real Santuario del Cristo de La Laguna, el exconvento de San Agustín, o el mercado de San Miguel, que muchos siguen considerando el epicentro de la actividad local.

Un diseño que hizo historia

También hay que fijarse en la insólita distribución en cuadrícula de Villa de Abajo, uno de los dos núcleos en los que se divide la ciudad.

Esta distribución, pionera en los siglos XVI y XVII, pasó posteriormente al Nuevo Mundo y fue adaptada en ciudades como La Habana y Lima.

Pero no todo son guiños al pasado. La Laguna también cuenta con un joven museo dedicado a la divulgación: el Museo de las Ciencias y el Cosmos. Es muy interactivo y está pensado especialmente para “aliviar” a los más jóvenes de tanta referencia histórica. Será una visita ideal para toda la familia, en particular cuando cae la tarde.

Fuente: ABC