31-08-12
Carlos M. Padrón
Con motivo del final de las vacaciones de este año han vuelto a aparecer en la prensa española los consabidos artículos sobre el síndrome postvacacional, o sea, los efectos negativos que para muchos españoles tiene en su ánimo la obligación de volver al trabajo una vez finalizadas las vacaciones.
Acerca del tal síndrome ya escribí, y hasta puedo aceptar que lo experimente algún que otro niño al tener que regresar a la escuela —aunque todavía no he conocido ninguno que lo manifieste—, pero hoy escribo de nuevo porque me resulta muy difícil entender que, habida cuenta de la cantidad de parados que hay en España y de la crítica situación laboral que, en general, aqueja a ese país, haya españoles que, contando con la gran fortuna de tener un trabajo, se sienta mal por tener que regresar a él, o sea, por tener que hacer acto de presencia al menos para procurar una mayor seguridad de no perderlo.
Lo lógico sería —o al menos así lo entiendo— que se mostraran renuentes a tomar vacaciones —por aquello de que «quien fue a Sevilla perdió su silla»— y que, de tener que tomarlas, lo pasaran mal temiendo que a su regreso ya no contaran con ese tan escaso trabajo.
Pero, por lo visto, no es así. Que los entienda quien pueda; no creo que haya muchos ciudadanos de otros países que logren hacerlo.
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31/08/2012
Elena Sanz
Niños con síndrome posvacacional
La adaptación a la rutina tras las vacaciones puede ocasionar determinadas alteraciones emocionales y físicas conocidas como el llamado “síndrome de depresión postvacacional”.
Éste es un trastorno que no sólo sufren los adultos sino que también afecta a los niños que, en muy poco tiempo, deben recuperar su ritmo habitual en cuanto a horarios, alimentación y actividades, y con la dificultad añadida de que, en el caso de los niños, es más complejo identificar el trastorno.
Según Marta Campo, jefa del Servicio de Psicología del Hospital Sanitas La Zarzuela, “en realidad no existe una patología de depresión postvacacional como tal tipificada en los manuales de clasificación internacionales, pero al regresar del periodo vacacional pueden aparecer reacciones que responden a una dificultad, por parte de la persona, a retomar su vida diaria”.
Los síntomas de este síndrome de depresión postvacacional en niños pueden incluir insomnio, llanto o somatizaciones digestivas, como vómitos o diarreas. Estos síntomas responden a un rechazo al colegio, cuyas causas podrían existir antes de las vacaciones.
Los expertos recomiendan a los padres ayudar a identificar los aspectos positivos que tiene el final de las vacaciones, lo que facilitará que el niño se adapte a la nueva etapa sin problemas.
Ver a los compañeros de clase, recuperar sus juguetes, o dormir de nuevo en su habitación de casa, son algunos de estos puntos positivos que los padres pueden utilizar para que los niños tengan ilusión por recuperar su rutina diaria.
Fuente: MUY
