[*Otros}– La ‘guerra de las galaxias’ llega a las Islas Canarias

29/11/2011

Rosa M. Tristán

Un potente rayo láser cruzó este verano el cielo que hay entre las islas canarias de Tenerife y La Palma, uniendo sus dos puntos más elevados, dentro de un experimento de la Agencia Espacial Europea (ESA) que recordó a algunas famosas escenas de ‘La guerra de las galaxias’, la película que George Lucas dirigió en 1977.

Sin embargo, en este caso detrás del ‘sable de luz’ no estaba la Orden del Jedi de la República Galáctica, sino las pruebas de una nueva técnica mediante la que la ESA quiere hacer un seguimiento de los gases con efecto invernadero que hay en la atmósfera de la Tierra, y que provocan el aumento del calentamiento global.

 

Para ello, utilizará satélites que ya están en órbita y podrían rastrear el estado de la contaminación ambiental.

Las Islas Canarias fueron el lugar elegido para las pruebas.

Entre el 11 y el 24 de julio, la agencia colocó un emisor de láser en NOT del Observatorio de El Roque de los Muchachos, en La Palma (a 2.400 metros de altitud), que emitió el haz verde en dirección a la Estación Óptica Terrestre (OGS), el receptor, que está situada en el Teide (Tenerife), a 2.390 metros sobre el nivel del mar. Allí se instaló el espectroscopio de infrarrojo, que debía captar los datos ‘absorbidos’ en su viaje de 144 kilómetros.

El haz, en vertical

En concreto, en este experimento se probó cómo conseguir medidas muy exactas de gases, como el dióxido de carbono, el metano y también el viento a través de las ondas, uniendo los dos puntos en horizontal.

Esto es posible porque, tanto las moléculas atmosféricas como el viento, afectan al haz de láser. «Su objetivo es hacer lo mismo en vertical, es decir, uniendo un punto en la superficie terrestre con satélites artificiales, y en ese caso las condiciones de turbulencias serán mejores.

Aún así, «se fueron muy satisfechos con los resultados», explica el astrónomo Ángel Alonso, del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC). El experimento fue repetido en varias altitudes.

La ESA, en un comunicado, reconoce que ambas islas eran «el lugar más adecuado del mundo», puesto que hay instalaciones a una buena altura y no hay ningún obstáculo entre ellas.

Así, aunque el haz infrarrojo es invisible al ojo humano, el láser verde iluminó las noches en que los expertos del Centro Wegener, de la Universidad de Garz (Austria) y de las universidades de York y Manchester estuvieron haciendo las pruebas.

Para Gottfried Kirchengast, del Centro de Wegener, esta campaña fue «crucial» de cara a las futuras observaciones con láser en el espacio. «Estamos emocionados con esta pionera demostración entre las dos islas, porque las medidas de contaminación ambiental fueron exactas», asegura.

No es la primera vez que la ESA colabora con el IAC.

En el pasado también realizó allí pruebas de comunicaciones ópticas con satélites y comunicaciones cuánticas: llevar información codificada dentro de los fotones de la luz, de forma que se descifraran los mensajes al recibirla, sin necesidad de que hubiera interrupciones (que es el viejo sistema de los faros).

Fuente: El Mundo

[Opino}– Acerca de la emigración y del cuento ‘Canarios de Santa Lucía’

14-11-2011

Carlos M. Padrón

Creo que al lector de este para mí bello cuento no se le haya escapado que Eulogio, el protagonista masculino, no volvió a ver a sus padres; murió en Uruguay sin haber vuelto a Canarias y sin haber hablado más con ellos, pues en aquel tiempo no había facilidades de comunicación como ahora las tenemos desde hace muchos años.

Cuando sus padres lo despidieron en el muelle ya habían asumido que no verían de nuevo a su hijo, pues eso estaba entonces implícito en la condición de emigrante: salir sin nada, y dispuesto a todo tipo de esfuerzos y sacrificios, incluyendo el no volver, con tal de labrarse un mejor porvenir.

Viniendo, como vengo, de una familia que por siglos fue emigrante, y siendo yo también emigrante, no puedo menos que asombrarme y preocuparme al recordar ese detalle de separación definitiva entre padres e hijos, y, sobre todo, de renuncias y sacrificios, y ver que ahora los hijos que emigran quieren comunicarse con sus padres a diario, y los padres se preocupan muchísimo cuando eso no sucede.

Como ejemplo real y que me toca de cerca, el cabeza de la segunda generación del árbol genealógico de la familia Padrón de El Paso, mi bisabuelo, tuvo, además de dos hembras, seis (6) hijos varones, y creo que todos ellos emigraron a Cuba a temprana edad, al igual que lo habían hecho su padre, su abuelo, su tatarabuelo, etc.

Los tres de los que estoy seguro de que sí emigraron a Cuba, nunca regresaron. Y desde 1956, cuando comencé a armar ese árbol, de ellos no sabe nada ninguna de las personas, principalmente parientes, con las que al respecto pude hablar desde entonces.

En ese árbol tengo al momento 1.396 personas, un número que podría ser el doble de haber podido yo dar con la descendencia de esos tres hermanos de mi bisabuelo que «se perdieron» en Cuba.

Pero todos mis esfuerzos al respecto, a pesar del poder de internet, de haber puesto yo lo del árbol en este blog, y de haber yo enviado e-mails a cuanto Padrón he encontrado en Cuba, México y USA, han sido en vano: o no obtengo respuestas, o los pocos que me responden dicen no ser descendientes de tales Padrón o, lo que es peor, no saber si sus antepasados, tan cercanos como abuelos, vinieron de Canarias.

Creo que esto da una buena idea de lo que entonces conllevaba emigrar y de la cultura que a este respecto heredé y se infiltró en mí, como por ósmosis, desde pequeño.

Y explica también el motivo de la diferencia que en el cuento en cuestión establecía Dorotea entre Canarios de las Islas y Canarios de Uruguay, pues resulta triste que si bien los nacidos en América de padres Canarios, o cuyos abuelos fueron Canarios, muy poco se ocuparon por saber sobre sus ancestros, y hasta algunos se referían —y aún se refieren— a ellos con cierto desprecio (caso de los montevideanos con respecto a los que ellos llaman Canarios, que equivale a campesinos), ahora, porque les interesa por motivos económicos, andan desaforados pidiendo ayuda para conseguir la partida de nacimiento, o fe de bautismo, de esos ancestros, y las más de las veces no saben no sólo en qué pueblo de Canarias nacieron sino ni siquiera en qué isla.

Aunque dejé Canarias en 1961, la única llamada telefónica que en 6 años crucé con mi familia —padres y hermanas— que estaban en Canarias fue la que desde El Paso me hizo mi hermana mayor para decirme que nuestro padre había sufrido un ACV.

La comunicación fue siempre por cartas que, en el mejor de los casos, tardaban una semana en llegar a destino.

Es la ausencia de tal cultura lo que explica que muchos jóvenes venezolanos que han emigrado, han regresado a Venezuela porque, al no ser éste un país de tradición migratoria sino de recepción de emigrantes, el venezolano no ha asumido desde su niñez, como sí lo hicimos los Canarios, que emigrar significa separación y, sobre todo, sacrificios y privaciones.

Y como, para colmo, estos emigrantes venezolanos crecieron en la Venezuela «saudita», llena de comodidades y rodeados de parientes, no consiguen acostumbrarse a la ausencia del calor parental y mucho menos a las estrecheces a las que deben enfrentarse, ya que en el país al que emigraron no logran ganar lo que necesitarían para pagarse las comodidades a que Venezuela los tenía acostumbrados, y no parece que estuvieran dispuestos a soportar esa condición por el tiempo necesario para alcanzar el nivel económico que les permita al menos la igualdad.

Es éste un gran hándicap y una dependencia que, como casi todas ellas, no es buena. Cuando este fenómeno se daba en El Paso, lo cual era una verdadera rareza, salía a baleo lo de «No es fácil pasar de silla para albarda» y «A quien no está acostumbrado a bragas, en el culo le salen llagas».

Seguro estoy de que Eulogio y Dorotea —al igual que muchos otros emigrantes que he conocido, y al igual que yo— no pudieron hacer entender a sus hijos, y mucho menos transferirles, las vivencias de su juventud y lo trascendental y traumático del desarraigo, del viaje a Uruguay y del trasplante a un mundo nuevo habiendo dejado por detrás TODO lo que su tierra y su familia les daba.

Esta imposibilidad es para el emigrante un gran motivo de frustración porque tiene que presenciar, impotente, como se pierden las tradiciones y los valores con que se crió. Como no permea en sus hijos el sentido de lo frugal, del ahorro, de lo práctico y funcional por encima de lo «bonito», del fondo sobre la forma, de que primero está el deber y luego el placer, etc.

Al emigrante forjado en esos valores sólo le queda pedir que ojalá nunca su descendencia los necesite o tenga que arrepentirse de no haberlos asimilado y puesto en práctica.

[Col}– Las cuevas en una provincia cubana / Estela Hernández

20-11-11

La Naturaleza ha creado lugares tan significativos por su belleza que en ocasiones nos preguntamos cómo ha sido posible que surja de la nada un espectáculo que parece creado como para ser dibujado. En Cuba tenemos varias.

Éste es el caso de las cuevas, las que en lo más recóndito de su corazón guardan sus secretos, y pueden convertirse en un medio de distracción.

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La caverna de Santo Tomás es la más grande de Cuba, y es un complejo de grutas que alcanza los 46 kilómetros. Está situada en la provincia cubana de Pinar del Río, donde existen mayores atractivos geográficos.

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La gruta se encuentra en el Valle de Viñales, lugar con una historia que, según expertos, data de más de 300 millones de años, y que ha sido declarado Monumento Nacional, e incluido en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.

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Muchas de las cavernas de Pinar del Río, y de toda Cuba, sirvieron de refugio a los esclavos que se escapaban de las plantaciones cafetaleras.

En el Valle de Viñales existe otro lugar llamado “El Palenque de los Cimarrones” y, a unos pasos de éste, hay una cueva que se utiliza como cafetería para los visitantes que allí llegan.

Otro de los atractivos de estas galerías que despierta el interés de miles de nacionales y foráneos.

Estela Hernández
La Habana (Cuba)

[*Opino}– Cuarenta años después

Creo que el poema que sigue debe haber sido escrito pensando en la época en que a los 50 años de edad se era anciano.

Dependiendo del estado de ánimo del lector, el poema puede resultar jocoso o muy triste, pero es real,… cuando todo va bien.

Carlos M. Padrón

***

 

¡Qué rico hueles, mi vida!
¡Qué perfumada, mi amor!

Cuando era recién casada
fueron frases de rigor;
Después del baño, él olía
a Yardley, o a qué sé yo,
mientras yo me perfumaba
con frascos de Christian Dior.

Pero hoy, ¡qué diferencia!
El huele a ungüentos,… y yo,
a la Pomada del Tigre
que me pongo al por mayor.

¡Cómo han cambiado los tiempos
de cuando él me conoció!

Él me ayuda a friccionarme:
«Más abajo, ¡por favor!»
Y luego entro yo a sobarle
corvas, codos y esternón.

¡Qué distintos camisones!
Y las pijamas, ¡qué horror!
Ahora ya son de franela
porque ésas si dan calor.

A él sus zapatos de estambre
que su nieta le tejió
porque sus pies se le enfrían
y le duele el corazón.

¡Cómo han cambiado los tiempos
de cuando él me conoció!

Antiguamente lucían
encima de mi buró,
una rosa, un retrato,
un perfume y un reloj.

Ahora, un frasco de aspirinas,
el ungüento de rigor,
unas vendas, mis anteojos,
las píldoras de alcanfor,
la jeringa, la ampolleta,
el algodón y el alcohol.

Y en su buró, amontonados,
para que quepan mejor,
el vaso para sus “puentes”,
el frasco con la fricción,
un libro abierto, sus lentes,
jarabe para la tos
y agua para la aspirina
por si nos viene un dolor.

¡Cómo han cambiado los tiempos
de cuando él me conoció!

Sin embargo, recordamos
“lo que el viento se llevó”
Saboreamos lo que fuimos
y vivimos nuestro hoy.

En las mañanas, sin prisa,
siempre la misma canción.
«¿Cómo dormiste, mi cielo?»
«Un dolor me despertó».
«¿Y qué te duele, mi vida?»
«Hoy tengo un nuevo dolor».

Y por las noches, acaso
recordando algo mejor,
oliendo a salicilato,
a pomadas y a fricción,
repetimos lo de siempre;
lo mismo de ayer y hoy:
«Ojalá duermas, mi vida».
«Ojalá duermas, mi amor».

Rezamos un Padrenuestro
y damos gracias a Dios.

Mercedes Eroza

Cortesía de Leonardo Masina

[*IBM}– Del baúl de los recuerdos de IBM: Fotos de comienzos de los ’80s

Carlos M. Padrón

Volvemos a comienzos de la década de 1980.

Las dos primeras fotos me las envió Enrique Novella, y la tercera es de mi colección personal.

Si en una foto aparece más de una persona, las mencionaré de izquierda a derecha, o en el sentido de las agujas del reloj cuando las personas estén en círculo. Si no sé ni el nombre ni el apellido de alguna de las personas en la foto, pondré un signo ‘?’ después del número; y si no sé el nombre o no sé el apellido, pondré una ‘X’ en el lugar en que éstos deberían ir,… y, con gracias anticipadas, espero que alguien me «despeje» las ‘?’ y las ‘X’.

***

FOTO 1. Cortesía de Enrique Novella.

Jugando backgammon, en el receso del mediodía, en el piso 9 del Edf. IBM, en Chuao, donde entonces estaba la Sucursal Finanzas *.

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1, Mike Gribben;  2, Enrique Novella;  3, Rafael Azuaje;  4, José Antonio Pérez Silva  

***

FOTO 2. Cortesía de Enrique Novella.

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1, Enrique Novella;  2, Salvador Covelo †;  3? (Creo que es un gerente de IBM-A/FE)

***

FOTO 3. De mi colección.

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Raúl Donís. Murió el 17/12/2006. Q.e.p.d.

(*) P.D. 111123: Según Constantino Fernández, la foto fue tomada durante el kickoff de 1980, en el hotel Macuto Sheraton.

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COMENTARIOS

CMP
En respuesta a David Riddick.

¡Qué horror! ¡¡Siempre pensando en la plata!! Eso debe ser influencia gallega. Smile

David Riddick
Carlos, en realidad non existent en el idioma, ni en USA ni en UK. Pero en vez de una revista hay que hacerlo en un iPhone app. y a $0.99, ¡y se ganaría mas plata!

Saludos,
David

CMP
En respuesta a David Riddick.

David, motivo más que suficiente para que inicies una campaña en favor de instaurar en en el idioma inglés el muy conviente tuteo.

Puedes comenzar según el estilo preferido por los useños: fundando una revista.

David Riddick
La importancia del tuteo

¿Saben ustedes la diferencia que existe entre ‘tú’ y ‘usted’?

Aquí va un pequeño ejemplo que ilustrará muy bien esa diferencia.

El director general de un Banco se preocupaba por un joven director estrella que, después de un período de trabajar junto a él sin parar nunca ni para almorzar, empieza a ausentarse al mediodía.

Ante esto, el director general llama al detective privado del Banco y le dice:

—Siga a López una semana entera, no vaya a ser que ande en algo malo o sucio.

El detective cumple con el cometido, vuelve e informa:

—López sale normalmente al mediodía, toma su coche, va a su casa a almorzar, luego le hace el amor a su mujer, se fuma uno de sus excelentes habanos y vuelve a trabajar.

Responde el director:

—¡Ah, bueno, menos mal! ¡No hay nada malo en todo eso!

Luego el detective pregunta:

—¿Puedo tutearlo, señor?

Sorprendido, el director responde:

—Sí, cómo no.

Y, entonces, el detective le dice:

—Te repito: López sale normalmente al mediodía, toma tu coche, va a tu casa a almorzar, luego le hace el amor a tu mujer, se fuma uno de tus excelentes habanos y vuelve a trabajar.

¡VIVA LA GRAMÁTICA!

CMP
En respuesta a Constantino Fernández.

Gracias Tino. Ya puse la post data (P.D.) en el artículo.

Constantino Fernández
La foto del juego de backgammon corresponde a un campeonato que se realizó en el kickoff del año 1980 en el Macuto Sheraton.

La final la jugamos Gerardo Rodríguez y yo, y aún conservo el trofeo de ganador.

José Padrón (El Técnico)
Elena, muy grato saber de ti. Vienen recuerdos de aquellos tiempos y los compromisos con los Bancos.

CMP
En respuesta a Elena Quesada.

Gracias, Elena. Lamento la noticia.

Ya le puse la temida crucecita.

Elena Quesada
Sí, Carlos, Pérez Silva murió, lamentablemente.

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CMP
En respuesta a José Padrón (El Técnico).

Gracias, José. Voy a averigugar y, si es así, lo reflejaré en el blog con la temida †.

José Padrón (El Técnico)
Creo haber leído, o alguien me informó, que Pérez Silva nos dejo hace algún tiempo.

Efectivamente, el de la foto es Pérez Silva.

CMP
En respuesta a Javier Palacios.

¡Correcto, Javier! Ésos son sus apellidos, y el nombre es José Antonio.

Gracias. Ya hice la modificación en el pie de la foto.

Javier Palacios
FOTO 1. El #4 es Pérez Silva, al que alguno apodaban “Pérez Silba” por un ruidito que hacía al hablar.

No recuerdo su nombre de pila, ya que no lo usábamos en la compañía. Sí recuerdo que era el ‘pana’ de Azuaje.

CMP
En respuesta a Leonardo Masina.

Tienes razón, Leo. A juzgar por la vestimenta, esa foto no fue tomada en las oficinas de IBM. Tal vez lo fue durante algún kickoff u otro tipo de celabración hecha por IBM.

Al 100% de seguridad, el que está de espaladas no es Saltés. Sé muy bien quién es, pero no logro recordar su nombre.

Leonardo Masina
Lo raro de la foto 1 es “la vestimenta”. No creo que se corresponda con el “uniforme de trabajo” reglamentario de una oficina IBM.

Al que está de espalda le veo cierto parecido con Saltés, ¿es posible que sea él?

[Col}– Del baúl de los recuerdos de IBM: Carta de renuncia / CMP y Alberto López Tabares

Carlos M. Padrón

Lo que sigue son e-mails cruzados el año 2003 entre exIBMistas, uno de los cuales fue el amigo Alberto López Tabares quien murió en Madrid el 28/05/2010 (q.e.p.d).

***oOo***

05-09-2003

Carlos M. Padrón

Durante los varios años que me desempeñé como gerente en IBM tuve oportunidad de ver muchas cartas de renuncia, algunas porque me incumbían directamente y algunas porque llegaron a mí para revisión.

De entre todas ellas guardé copia de una en especial, de una que me impactó fuertemente porque es la que mejor refleja, de parte del empleado que la firma, la profunda tristeza que le causa dejar la compañía, el reconocimiento a quienes un día le facilitaron la entrada en ella, y el agradecimiento a todos los que, como superiores, iguales o subalternos, colaboraron con él durante su permanencia, contribuyendo a hacer ésta más grata, enriquecedora y productiva.

Hoy quiero compartir con ustedes esta reliquia de carta.

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06-09-2003

Alberto López Tabares

Alberto López

Carlos, me sorprendiste con esta nota, ya que esta renuncia fue famosísima por lo «extensa».

Muchas veces lo he comentado pero, por supuesto, muchos no me creen ya que es inconcebible el contenido, pero fue verdad.

Recuerda que éste fue un vendedor de OP al que apodábamos el «Caballo Martín» y, la mayoría de las veces, el «Loco Martín», ya que casi siempre sus actuaciones eran más de un loco que de una persona cuerda.

Recuerdo una vez que estábamos en Acapulco en una convención, y se suscitó una discusión con él por un comentario que se hizo, y su reacción fue tomar uno de los colchones y lanzarlo por el balcón desde el octavo piso en que estábamos.

El colchón fue a caer justo en el área donde al día siguiente era el desayuno de OP. Ésta era su manera de resolver casi todas las cosas.

Por eso no te extrañes de cómo fue su carta de renuncia.

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COMENTARIOS

José Padrón (El Técnico)
Sí, Carlos, el apodo del amigo que firma esa carta era “El caballo Márquez”, dada su gran afición por esos animales, además de también por las motos.

Trabajo en Valencia como vendedor OP, y era, realmente un personaje. De un carácter bastante duro, además de que su tamaño era un poquito superior al promedio, y cuando se enfadabam tenía unas reacciones impresionantes. Sin embargo, también tenía una debilidad: era muy buen amigo.

Una de sus hijas fue Lorena Márquez.

¿Recuerdan el caso de Maracay que involucró al dueño de periódicos y que fue muy famoso por allá por los ’80s? Sí, se trataba de su hija.

Carlos Mejías
Su apellido no es Martín, es Márquez: El Caballo Márquez.

[Col}– «El Caballero de París» / Estela Hernández Rodríguez

22-10-11

Estela Hernández Rodríguez

José María López Lledín, «El caballero de París».

En cualquier lugar en que vivamos existe casi siempre un personaje inusual, uno de ésos que, con su quehacer y con el paso del tiempo, nos dejan su recuerdo cuando ya no existen, porque a través de los años estamparon un código propio que los distinguió de todos los demás que los rodeaban.

Personajes a quienes quizás un golpe duro de la vida los convirtió en eso, en una estampa inolvidable de la historia en un sitio determinado.

Éstos, aún cuando tuvieron un final un poco desordenado, no dejaron de ser honestos, modestos, y esparcir amor hacia ese mundo que, a pesar de todo, les admiraba.

Por eso quiero dedicar este trabajo a un hombre que de esta forma vivió entre nosotros, los cubanos de mi Habana, la capital cubana, la que guarda en su memoria el recuerdo de El Caballero de París.

Ésta es su historia.

José María López Lledín, a quien nombraban «El Caballero de París», llegó a convertirse en uno de los emblemas populares de La Habana allá por los años ’50s. Era un hombre soñador, un personaje excepcional, a quien le pusieron ese apodo porque, en su locura, decía que él pertenecía a la nobleza y que venía de París.

Su pelo, castaño oscuro y entrecano, hacía juego con su larga barba y hasta con sus uñas, largas y retorcidas por no habérselas cortado en muchos años.

Nació a las 11 de la mañana del 30 de diciembre de 1899 en casa de sus padres, en la aldea de Vilaseca, en el término municipal de Fonsagrada, provincia de Lugo, España.

Su padre fue Manuel López Rodríguez, también nacido en Vilaseca, y su madre Josefa Lledín Méndez, nacida en Negueira, en la misma municipalidad y provincia .

José María López Lledín, El Caballero de París, llegó a la Habana a bordo del vapor alemán «Chemnitz» el 10 de diciembre de 1913 a la edad de 12 años

Ejerció varios trabajos: en la bodega de otro gallego, en la calle Genios; como encargado en una tienda de flores; como sastre; en una tienda de libros; y en una oficina de abogados. Pero también estudió y refinó su comportamiento para conseguir mejor empleo, y hasta llegó a hablar algo de inglés.

La mayoría de los reportes coinciden en que José perdió su razón y se convirtió en el tal «Caballero» cuando fue arrestado en 1920 y remitido a la prisión del Castillo del Príncipe, en La Habana, por un crimen que no había cometido.

El Caballero de París vestía siempre con una capa negra, incluso hasta en el calor del verano, y siempre llevaba con él una cantidad de papeles y una bolsa donde llevaba sus pertenencias.

Tanto estas características como su físico —medía casi 1.83 metros de altura— nos recuerdan a Don Quijote de la Mancha. Y tenía algo especial que hacía que, a pesar de su abandono personal, en su andar por las calles de La Habana recibiera manifestaciones de estima de los transeúntes.

Pero no por gusto El Caballero de París se comportaba de esa forma. Según su hermana, Inocencia, José se enamoró de Merceditas, la hija de un médico de Fonsagrada. Ella murió joven, y él se encontraba a su lado cuando falleció.

José juró que nunca se casaría, y mantuvo su promesa. No obstante, a su médico, el Dr. Calzadilla, último psiquiatra que le atendió en el Hospital de Enfermedades Mentales de Mazorra, en las afueras de La Habana, le confesó que, aunque no estaba casado, tenía un hijo y una hija de una señora que era secretaria de una compañía azucarera.

José María López Lledín llamaba la atención, además, por su abundante cabellera y su transitar peculiar. Sus paseos por las calles habaneras y sus viajes en las guaguas fueron típicos en la década de 1970, pues saludaba a todos y discutía temas políticos de actualidad y hasta de religión.

Con su abandono personal no desentonaba el que se mostrara pensativo, quizás recordando aspectos de su vida. No obstante, resultaba simpático y recibía la estimación de los transeúntes.

En sus paseos por La Habana frecuentaba el Paseo del Prado, en la Avenida del Puerto, en un parque cerca de la «Plaza de Armas»; el Parque Central, en uno de cuyos bancos dormía a veces; la calle Muralla, cerca de Infanta y San Lázaro; y la esquina de 12 y 23 en el Vedado, donde existe una pizzería que exhibe en su entrada una escultura de El Caballero de París en memoria de éste.

Pero como caballero andante también caminaba por el centro de la Quinta Avenida, en Miramar, donde casi siempre solía estar por las tardes.

Era un hablador educado y fluido; muchos recuerdan las veces que charlaron con él. Nunca pedía limosnas ni decía malas palabras, sólo aceptaba dinero de las personas que él conocía y a las que, a su vez, daba en obsequio algo hecho por él, como una tarjeta coloreada, un cabo de pluma, un lápiz entizado con hilos de diferentes colores, un sacapuntas, u otros objetos.

Por su extraña apariencia personal, al comienzo los niños le tenían miedo, pero luego se le acercaban para charlar con él. Todos, tanto adultos como niños, le hablaban con mucho respeto.

Este hombre dejó, con su proceder, una estela de admiración que inspiró hasta canciones en su honor, como la compuesta por Antonio María Romeu, que tituló «El Caballero de París», así como también un libro del doctor Luis Calzadilla Fierro.

Sus frases asombrosas regalaban esa belleza espiritual que proyectaba su paz interior, mostrada también en el movimiento de su andar, que lo marcó para siempre en Cuba como El Caballero de París, hasta llegar a convertirlo, luego de su muerte, en una escultura en honor a su persona.

Es así como, a la entrada del convento de San Francisco de Asís, lo vemos, con su vestimenta negra, en imagen inmortalizada en bronce y trabajada por el escultor José Villa Soberón.

Mi nieta, Alejandra, junto a la estatua de El Caballero de París | Foto: Estela Hernández

Cerca de esta estatua, y en una cripta en el interior de la Basílica Menor de San Francisco, descansan los restos mortales de este célebre personaje.

Los niños se acercan a esa escultura y, luego de tocarla, hasta le regalan un beso. Un sentimiento infantil que, de seguro, desde algún lugar agradece el Caballero de París.

Estela Hernández Rodríguez
La Habana (Cuba)