[LE}– ‘Gracias a’ tiene matiz positivo

15/05/2014

Tal como indica el Diccionario Académico, la locución gracias a significa ‘por causa de alguien o algo que produce un bien o evita un mal’.

Por tanto, no es apropiado emplearla en contextos de sentido negativo.

Pese a ello, en los medios de comunicación pueden encontrase frases como

  • «Gracias al descuido de un científico, varias ratas mutantes escaparon de un laboratorio» o
  • «Gracias al descuido y la irresponsabilidad de sus padres, una niña de apenas ocho años falleció por inmersión en el mar».

Gracias a es sustituible por a causa de, debido a o como consecuencia de, opciones estas más neutras, que se limitan a explicar de forma objetiva el porqué de un hecho.

Así, atendiendo al matiz que se quiera aportar a la frase, habría sido preferible escribir

  • «Por culpa del descuido de un científico, varias ratas mutantes escapan de un laboratorio» o
  • «Debido al descuido y la irresponsabilidad de sus padres, una niña de apenas ocho años falleció por inmersión en el mar».

NotaCMP.- Olvidaron señalar el uso de «gracias a» en tono sarcástico, o sea, con el significado de «por culpa de», como en la frase «Gracias a mi suegra, mi matrimonio se vino abajo», usada queriendo decir que «Por culpa de mi suegra, mi matrimonio se vino abajo».

[Hum}–El cerebro humano no puede soportar a un argentino porteño hablando por más de ocho horas

29 de octubre 2012

Kike García

A partir de ahí se cruza el umbral de la paciencia.

La universidad de UCLA ha publicado los resultados del primer estudio de la actividad cerebral que emplea imágenes de resonancia magnética para ver lo que sucede en la cabeza de las personas cuando escuchan a un argentino durante un tiempo prolongado.

Según los autores de la investigación, el cerebro sería capaz de soportar 7 horas y 56 minutos sin lesiones severas. A partir de este tiempo, “se cruza el umbral de la paciencia” y las lesiones pueden ser irreversibles.

Para el estudio, se escaneó el cerebro de 18 voluntarios mientras éstos escuchaban a un argentino. En la primera fase de los exámenes, se obligaba a los argentinos a pronunciar frases de Borges como: “Si pudiéramos comprender una sola flor, sabríamos quiénes somos y qué es el mundo, ¿no crees, loco?”. En las siguientes fases se introducían más argentinos en la conversación para oírlos discutir entre ellos.

Para determinar la resistencia del cerebro en condiciones extremas, el jefe de la investigación, Becks Budejovicky, proveyó a los argentinos de guitarras, y a algunos se les permitió recitar sus propios poemas. El 90% de los voluntarios, al ver a los argentinos con las guitarras, caían inconscientes antes siquiera de escucharlos.

“Al cabo de dos horas, se pedía a los voluntarios que escucharan a los argentinos de forma concienzuda”, explica Budejovicky. Los investigadores observaron que la parte del cerebro vinculada a escuchar argentinos crecía exponencialmente.

“A las ocho horas, había ocupado tantas regiones del cerebro que el órgano apenas servía para nada más, y no volvió a recuperarse”, prosigue el científico. “Los sucesos traumáticos desbordan, con frecuencia, la capacidad de respuesta de una persona, que se siente sobrepasada para hacer frente a la situación”, concluye.

Otro de los datos que ha sorprendido a los investigadores ha sido comprobar que las mujeres toleran la conversación de argentinos con un 40% más de efectividad, “hasta el punto de que se ven obligadas a dejar a sus novios por el argentino como única vía de supervivencia. Algo así como ‘si no puedes con la amenaza, te unes a ella’”.

Experimento “atroz”

El estudio ya ha recibido severas críticas por parte de varios comités éticos que lo han juzgado de “atroz” a causa del “innecesario tormento en nombre de la Ciencia al que se ha sometido a los voluntarios”.

De hecho, se sabe que varios científicos vinculados a las SS, entre ellos el infame doctor Mengele, investigaron en los campos de concentración sobre la resistencia de los judíos a los argentinos. A los prisioneros judíos se les conducía a salas donde eran encerrados deliberadamente durante horas con un argentino.

“¿Pero qué os pasa, flacos? ¿Qué os pasa con estos locos? Entiendo que hay un componente emocional entre ustedes y ellos, pero igual deberían compartir una cerveza y hablarlo”, gritaba el argentino, según uno de los supervivientes.

Fuente

Cortesía de Leo Masina