[*Otros}– Los Canarios en América / José Antonio Pérez Carrión: Jose Llarena y Mesa. Doctor en Medicina

Este hijo de las Afortunadas nació en el pueblo de Candelaria, isla de Tenerife, hacia el año de 1835.

En Santa Cruz de Tenerife empezó sus estudios, practicando en los hospitales civiles y militares de la muy noble y heroica capital, con notable aprovechamiento, bajo la inmediata dirección del acreditado facultativo D. Bernardo Espinosa y otros apreciables profesores, que le distinguían como discípulo aventajadísimo en la ciencia.

Mas, viendo Llarena Mesa que en su país no contaba con los recursos necesarios para concluir su laboriosa carrera, emigró a Cuba por los años 1856-57, con el fin de unirse a su hermano D. Ignacio, que se hallaba establecido en el pueblo de la Macagua.

Ya en La Habana, nuestro comprovinciano entró a practicar en los hospitales militares bajo la dirección de acreditadísimos profesores, sin descuidar ni una siquiera de las lecciones teórico-prácticas de sus ilustrados maestros, adquiriendo, a fuerza de voluntad y grandes desvelos, un caudal de conocimientos en la materia.

De La Habana, ya bastante adelantado en sus estudios, trasladó su residencia al histórico pueblo de la Macagua, jurisdicción de Colón, colocándose en el ingenio La Angelita donde prestó sus valiosísimos auxilios a la desvalida dotación de esclavos, con aplauso general de todos aquellos desgraciados y, muy especialmente, de los enfermos de las fincas inmediatas, que continuamente le buscaban porque, siempre generoso y humano, jamás dejó de asistir con la oportunidad debida donde se le llamaba, aunque siempre con timidez por carecer de un título legal para ejercer con toda libertad y franqueza su profesión.

Entonces, protegido por su honrado y laborioso hermano D. Ignacio, pasó a los Estados Unidos a continuar sus estudios en las universidades literarias de la gran república, obteniendo, en buena lid y con notable aprovechamiento, el honroso diploma de doctor en Medicina y Cirugía Legal, título que luego revalidó en la Central de Madrid, incorporándose más tarde en la de La Habana.

De regreso a Cuba, el Dr. José Llarena Mesa se estableció nuevamente en la rica y extensa comarca de Colón, pero, envuelto en los sucesos políticos de los diez años, se vio en la precisa necesidad de emigrar a su país natal, con su otro hermano, D. Miguel, que escapó a uñas de caballo después de haber pasado por la terrible pena de saber que a su respetable hermano D. Ignacio, en unión de seis operarios más del ingenio La Angelita, lo habían ejecutado en los próximos montes del pueblo de la Macagua, a consecuencia de una falsa denuncia del capitán de Chapelgorris llamado Fernández, que luego, aprovechando la oportunidad de las perturbaciones del momento, se hizo por sí y ante sí, administrador de la finca azucarera, y no sabemos si hasta dueño, porque el Fernández, que fungía de juez de paz, etc., era un poco travieso, según tuvimos la oportunidad de oír hablar en el contristado pueblo de la Macagua en aquel calamitoso día.

¡Cuántos misterios encierran las páginas sangrientas de los sucesos políticos de Cuba en los diez años! ¡Dios quiera que tales acontecimientos, aislados o colectivos, desaparezcan, de una vez y para siempre, del planeta Tierra, y que sólo impere la armonía universal!

[*Otros}– Los Canarios en América / José Antonio Pérez Carrión: Wenceslao Abreu

Sucede con la antigua y larga familia de los Abreu de las Canarias lo que con la de los Cubas, Padilla, Clavijo, Ferraz, Armas, Trujillo, Verdugo, Monteverde, etc., donde parece hallarse arraigado el privilegio de la inteligencia.

Obispos, arzobispos, profundos teólogos, abogados, médicos, ingenieros notables, marinos distinguidos, oradores, literatos, periodistas, hombres de negocios; y piadosas señoras, como Marta Abreu, dama Villa-Clarena, hija de nuestro muy distinguido compatriota el rico hacendado González de Abreu, cuyos humanitarios y generosos sentimientos y altas virtudes parecen confundirse con lo celestial; dama, en fin, a cuyas puertas jamás ha acudido el inocente huérfano, ni la pobre y desamparada viuda, ni el anciano desvalido, que no hayan sido socorridos cariñosamente y con toda largueza.

 

Por eso, al ocuparse de Wenceslao Abreu, el semanario Las Afortunada, del dos de junio de 1895, dice lo siguiente:

«Unidos a él por una antigua y nunca entibiada amistad, hemos seguido paso a paso las peripecias todas de su vida accidentada; y siempre, ya navegando durante mucho tiempo en nuestros buques de vela y de vapor, ya escribiendo en periódicos y revistas, ya alcanzando aplausos y celebraciones en fiestas literarias, ya desempeñando, a satisfacción de todos, importantes puestos en la Policía, siempre hemos admirado en Wenceslao Abreu al patriota convencido y entusiasta, al amigo leal y cariñosísimo, al hombre recto y pundonoroso por excelencia».

Nació Wenceslao Abreu en Santa Cruz de La Palma el día 30 de mayo de 1859.

Vino a Cuba el año 1876, ingresando como cadete de infantería en la academia militar de esta isla, en cuyo establecimiento cursó cuatro semestres con buenas notas, obteniendo la de sobresaliente en francés, gracia que difícilmente se obtiene en academias militares.

Cuando comenzaba a cursar el quinto semestre tuvo que abandonar los estudios por prescripción facultativa y trasladarse a Canarias, volviendo a Cuba dos años después, aunque hallándose impedido de continuar sus estudios militares por haberse clausurado la academia de esta isla.

Se dirigió a Vuelta Abajo, al poblado de Luis Lazo, donde permaneció dos años. Allí fue instructor de la Compañía de Voluntarios, recibiendo aún hoy de los entusiastas individuos que la componen señaladísimas pruebas de afecto.

Más tarde embarcó en los buques Fama de Canarias, Triunfo y Rosario, pertenecientes a la firma Rodríguez y Cia., con el empleo de agente de la referida sociedad mercantil.

Luego pasó en clase de sobrecargo a la conocidísima empresa de los señores Sobrinos de Herrera, navegando por espacio de cuatro años en diversos vapores de la casa, particularmente en el Ramón de Herrera, y el Julia, que hacían viajes a Canarias.

Wenceslao Abreu fue náufrago del vapor Manuelita y María, perdido en los arrecifes de Versalles, frente a Cayo Romano, en esta isla.

Perteneció en clase de primer teniente al cuarto batallón de voluntarios de La Habana.

Por acuerdo del señor gobernador regional, nuestro ilustrado paisano, el Excmo. señor D. Agustín Bravo, desempeñó Abreu la plaza de celador de Policía de gobierno en las villas de Jibara y Jovellanos, y en ambos pueblos presto señalados servicios dejando gratos recuerdos de sus delicadas gestiones.

Como escritor, Wenceslao Abreu cultiva con éxito ese estilo cortado, fácil y ligero que tan bien manejan en la Península Luis Taboada y Eduardo de Palacio.

En los años 1884 a 1885 figuró como redactor de La Voz de Canarias, importante semanario que publicaron en esta capital el ilustrado periodista D. Francisco Ojeda, residente hoy en Las Palmas, y nuestro consecuente amigo el conocido comerciante tinerfeño D. Antonio Pérez y Pérez.

Todos los periódicos que han visto la luz en La Habana, dedicados a defender los intereses de las Canarias, han tenido en Wenceslao Abreu un colaborador decidido y entusiasta.

Actualmente escribe en Las Afortunadas, y en el Diario de Avisos de Santa Cruz de La Palma, unas veces firmando sus trabajos y otras usando el pseudónimo de Tanausú, el valiente príncipe palmero que prefiriola muerte antes que ser esclavo de los feroces españoles que conquistaron su patria.

Como poeta —porque también Wenceslao hizo renglones cortos— parece otro hombre. Ha tomado la poesía por lo serio, y todas sus composiciones tienen un dejo melancólico que las caracteriza. El que haya leído versos suyos, publicados en periódicos de esta capital y de Canarias, convendrá con nosotros en que la musa de Wenceslao Abreu es una musa triste, mas a propósito para inspirar a un poeta romántico de los pasados tiempos, que a un hijo de este siglo bullicioso y emprendedor.

Y aquí terminamos no sin pedir a nuestro simpático biografiado nos perdone el atrevimiento que hemos cometido al trazar estas líneas. Culpe Wenceslao Abreu al que, conociendo nuestras escasas fuerzas literarias, nos ha encargado este trabajo. Otro cualquiera lo hubiera hecho, si no con mejor voluntad, al menos con mayor competencia e ilustración.

A los comienzos de la actual campaña, ingresó Abreu como teniente en la guerrilla local, Montada de Sagua la Grande, en la que prestó muchos e importantes servicios a España, los cuales constan en su hoja de filiación, por lo que ha sido propuesto para la cruz de Carlos III, libre de gastos.

[*Otros}– Los Canarios en América / José Antonio Pérez Carrión: Don Delmiro Carmona

Nació este nuestro inteligente amigo en la ciudad de Santa Cruz de La Palma, patria de insignes varones y de históricos recuerdos.

El Ldo. Carmona, a quien va dedicada esta página, llegó a Cuba un año después de haber cursado en su país el bachillerato, con notable aprovechamiento, completando su carrera literaria en la Universidad de La Habana.

Pasó el año del noviciado jurídico en el bufete de nuestro eminentísimo y nunca bien llorado compatriota Don Fernando Falagón y González, y con eso está dicho todo.

El señor Carmona ha desempeñado interinamente, con inteligencia y honradez, el registro de la propiedad, y en la actualidad es juez municipal de San Antonio de los Baños. Y no sería extraño que, dados sus conocimientos, le veamos ocupar muy pronto un juzgado de primera instancia en propiedad.

Amante de la educación, el Sr. Carmona ha regentado también por algún tiempo varios colegios de segunda enseñanza, dejando entre sus numerosos discípulos gratos recuerdos por su bondadoso carácter y la precisión y claridad con que ha sabido explicar las lecciones.

Nosotros le auguramos a nuestro amigo Carmona un brillante porvenir en su honrosa carrera, dadas las prendas que le distinguen como jurisconsulto y como periodista.

[*Otros}– Los Canarios en América / José Antonio Pérez Carrión: Baldomero Perez Denis

Nació en la ciudad de Santa Cruz de Tenerife el 20 de mayo de 1848.

Llegó a Cuba el dos de agosto de 1860 en unión de su familia. Empezó sus estudios en los colegios de José Desire Dugout y de D. Juan de la Puerta Canseco, y los concluyó en la Escuela Preparatoria de La Habana que dirigía Arboleya.

En 1874 entró de segundo escribiente en la Inspección General de Obras Públicas, destino que desempeñó durante nueve años a satisfacción de sus jefes.

Hombre de inteligencia y nobles sentimientos, amante de las glorias de su país, era Pérez Denis el amparo de sus padres, el ídolo de su familia, el ángel tutelar del hogar domestico. De constitución delicada, enfermó del corazón y falleció el 13 de febrero de 1882, cuando su patria más esperaba de él por sus claros y honrosísimos sentimientos.

[*Otros}– Los Canarios en América / José Antonio Pérez Carrión: Antonio López de Botas

El Excmo. e Iltmo. Dr. Antonio López Botas, de quien nos vamos a ocupar en este capítulo, nació en la ciudad de Las Palmas el 17 de diciembre de 1818.

Cursó sus estudios literarios este eminente hijo de las Afortunadas en la Universidad de San Cristóbal de La Laguna, con notable aprovechamiento, distinguiéndose siempre entre sus numerosos condiscípulos en todos los cursos universitarios hasta obtener en buena lid la investidura de doctor periodista y escritor público de gran talla.

Desempeñó siempre los más importantísimos cargos en todas las carreras de la Administración Civil y Política. Fue diputado a cortes en varias legislaciones; senador del reino, diputado, tesorero, y cinco veces decano del Ilustre Colegio de Abogados de Las Palmas. Juez de primera instancia y promotor fiscal del mismo Juzgado; 1854, magistrado de la Audiencia del territorio; 1856-1866, vocal de la Junta de Disciplina y Establecimientos penales; alcalde presidente del Excmo. Ayuntamiento; 1861-1868 diputado y consejero provincial;

1852-1858; presidente de la Junta Provincial de Sanidad; vocal de La Beneficencia; jefe civil y gobernador económico del distrito de Las Palmas y ministro honorario de la Junta de Establecimientos Penales de Suiza.

Falleció este benemérito Canario en la ciudad de La Habana, donde había sido nombrado para el desempeño de la Fiscalía del Tribunal de Cuentas.

Como méritos y servicios particulares tuvo López Botas los de individuo de la Junta Inspectora del Crédito Territorial Español; presidente de la Exposición provincial de Canarias, en 1862; socio de la de Bellas Artes de Las Palmas, y de la Aragonesa; individuo de la Sociedad de Escritores y Artistas Españoles; fundador y vice-presidente del Gabinete Artístico-Literario de Las Palmas; y otros varios cargos.

Estaba condecorado con un diploma de distinción; era caballero de la Real y distinguida orden de Carlos III, tenía la Cruz de Beneficencia de primera clase, y era caballero Gran Cruz de la orden de Isabel la Católica.

Pero demos la palabra al Eco de Canarias de La Habana, que, en el momento de tener noticia del fallecimiento del gran patriota, se expresó en estos términos elocuentísimos:

«López Botas no fue sólo un distinguido abogado, un notable tribuno, o un eminente literato; López Botas, traspasando los limites de la honrosa carrera, llevó más allá sus nobles aspiraciones, que realizó con resultados felices, para gloria suya y provecho del suelo que le vio nacer.

Hombre de sentimientos nobles, elevados, de gran iniciativa, dotado de un civismo poco común, de un alma ardiente, espíritu recto y emprendedor y filántropo por temperamento, consagró la mejor parte de su vida en beneficio de su pueblo natal, y en beneficio también de cuantos a él acudieron en solicitud de su inagotable filantropía.

López Botas pertenece al número de esos héroes que forman época en la vida de los pueblos. López Botas fue a la ciudad de Las Palmas lo que el inolvidable José María Pinto fue a la ciudad de La Laguna, en Tenerife. Estos mártires de la humanidad, estos esclavos del deber, colocando una infranqueable barrera a las preocupaciones monomaniacas de los tiempos que les precedieron, abrieron ancho campo al progreso en sus distintas manifestaciones, y fijaron en nuestra provincia el punto de partida de la nueva etapa que nos ha elevado al nivel de los pueblos mis civilizados del globo. El señor López Botas fue fundador, rector y director del colegio de primera y segunda enseñanza de San Agustín, en la ciudad de Las Palmas, creado en 1844, y del cual fue constante catedrático de filosofía moral, derecho público y derecho constitucional, gramática castellana, religión y moral, geografía, psicología y lógica; el señor López Botas, repetimos, obtuvo con la fundación de ese plantel modelo los más halagüeños resultados que pudo apetecer.

De aquel famoso establecimiento logró sacar hombres tan respetables como León y Castillo, Pérez Galdós, Alvarado y Saz, Gutiérrez Brito, y otros muchos que hoy brillan en el campo de las Letras, que deben a López Botas la exquisita educación que los ha elevado a la envidiable altura en que se encuentran.

Pues bien: este hombre, cuyos inmensos beneficios hechos a la humanidad lo elevaron a la más alta consideración social; el héroe incógnito de la Revolución de Septiembre, el más consecuente amigo del duque de la Torre, el educador incansable de esa moderna pléyade de Canarios ilustres; este distinguido filántropo, cuya inmensa fortuna de mejores tiempos se dedicó con suma preferencia a engrandecer a su pueblo y a enjugar lágrimas y ahora suspiros de miles de necesitados; este ilustre pensador y eminente jurisconsulto… ¡ha muerto pobre, sumamente pobre!».

La noticia del fallecimiento del eminente hijo de las Afortunadas fue comunicada al distinguido periodista Manuel Linares, quien inmediatamente se dirigió al Dr. Cubas, presidente de la Sociedad de Beneficencia, dándole conocimiento del desgraciado suceso, acordando lo conducente a inhumar con la dignidad debida el cadáver del que fue don Antonio López Botas.

En efecto, el Dr. Cubas, con una actividad y una solicitud que lo enaltecen, hizo que los restos del ilustre Canario fuesen conducidos a la casa que ocupaba nuestra Sociedad de Beneficencia, en donde se levantó un magnifico catafalco, y de cuyo punto, seguido de un numeroso y distinguido acompañamiento, entre los que figuran representaciones civiles y militares, y a la vez comisiones de distintas sociedades benéficas, fue conducido el cadáver al Cementerio de Colón y depositado, en magnifica caja, en la bóveda que en aquel recinto mortuorio posee el ya mencionado Dr. Cubas y en donde se hallaban depositados los restos de otro hijo eminentísimo de las Canarias, Ldo. León y Mora.

[*Otros}— Los canarios y San Antonio de Texas (USA)

La traducción es bastante mala, pero así me llegó. Hice las correcciones que me parecieron obvias, pero tal vez caí en lo de «traduttore, tradittore«.

Carlos M. Padrón

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El comienzo de la ciudad de San Antonio, en la provincia de Tejas, esta generalmente asociado con la llegada de 16 familias integradas por 55 inmigrantes de las Islas Canarias.

Por real decreto del Rey de España se fundó la Villa de San Fernando, que fue nombrada así en honor de Fernando VI, el heredero al trono español, que estableció el primer gobierno civil.

Como primeros pobladores, los Canarios —también llamados Isleños— tenían derecho a formar el gobierno de la ciudad, recibir asignación de buenas tierras, y llevar el título nobiliario de hidalgo que viene de Hijo Dalgo y significa «hijo de noble linaje».

Los Canarios se unieron a una comunidad militar que había existido desde 1715, y juntos formaron el núcleo de la villa de San Antonio de Béjar, la que es ahora la ciudad de San Antonio.

Dos años antes, en febrero de 1729, el Marqués de San Miguel de Aguayo hizo pasó un informe a Felipe V, rey de España, en el que propuso que 400 familias se transportaran desde las Islas Canarias, Galicia, o La Habana para poblar la provincia de Texas.

Su plan fue aprobado y se dio aviso a los Canarios de que proporcionaran 200 de esas familias. Sin embargo, el Consejo de Indias propuso que el total de 400 familias fueran enviadas desde Canarias a Texas a través de La Habana y de Veracruz.

El 27 de marzo de 1730, desde el puerto de Santa Cruz de Tenerife zarpó el barco España con rumbo a las Filipinas Nuevas, o a Texas, como luego se llamaba ese territorio.

En junio de 1730, y antes de que llegara de España la orden de detener ese movimiento, 25 familias habían llegado a Cuba, y 10 habían sido enviadas a Veracruz, y el 09 de septiembre de 1730 llegaron a Quantitlán, un antiguo pueblo azteca cerca de la ciudad de México.

El 08 de noviembre se hizo una lista oficial de esas familias y, en ese momento y debido a los matrimonios, el grupo había aumentado a quince familias y cuatro hombres solteros, para un total de cincuenta y seis personas en la lista.

Los cuatro hombres solteros eran considerados una «familia» y figuran con el número 16. Debido a que no estaban casados, tenían que dividir la propiedad que se concedía normalmente al cabeza de familia.

Se quedaron allí hasta el 15 de noviembre cuando comenzaron el difícil viaje por tierra hasta el río San Antonio. La ruta, trazada para ellos por el gobierno español, les llevó a través de San Luis Potosí, y Saltillo.

Hicieron una corta parada en el presidio de San Juan Bautista, en el Río Bravo, donde antes de partir dejaron los caballos que habían usado.

Bajo la dirección de Juan Leal Goraz, el grupo marchó por tierra hasta el presidio de San Antonio de Béjar, donde llegaron a las once horas del 09 de marzo 1731, un año después de su salida de las Islas Canarias.

Por el momento en que los isleños habían completado su arduo viaje a través del Atlántico y el viaje a Texas, dos viudas encabezaban dos de las familias:

1. María Rodríguez-Provayna, también conocida como María Robaina de Bethencourt, que sólo tenía 27 años y ya tenía 6 hijos que iban desde un mes hasta los trece años de edad. Su esposo, Juan Rodríguez Granado murió en Veracruz el 5 de mayo de 1730. María alegó ser descendiente de Juan de Bethencourt quien a principios del siglo XV logró la conquista de las Islas Canarias para el rey Enrique III de España.

2. La otra viuda cabeza una familia era Mariana Delgado Meleano que tenía treinta años y tuvo tres hijos con edades desde dos hasta dieciséis años. Su hijo mayor fue enumerado como el jefe de la familia 12. Su marido fue Lucas Delgado, quien también murió en Veracruz el 5 de julio de 1730.

El sitio para la ubicación de la Iglesia de San Fernando fue elegido el 2 de julio de 1731, cuando Juan Antonio Pérez de Almazán, capitán del Presidio de San Antonio, designó para ello una plaza central de la villa de San Fernando de Béjar que se convirtió en el centro de la parroquia de San Fernando.

La primera piedra de la iglesia no se colocó hasta tres años después de la llegada de los Canarios, el 13 de mayo 1734. Los retrasos por falta de fondos hicieron que la iglesia permaneciera sin terminar durante más de 20 años, pero finalmente se terminó en 1755. Hoy en día, la Catedral de San Fernando se erige como una de las catedrales más antiguas de los Estados Unidos.

 

Rosa María Padrón fue el primer bebé de ascendencia Canaria nacido en San Antonio.

Bexareño es el gentilicio español para un residente de San Antonio. Desde el momento en que los Canarios llegaron por primera vez, hasta la época de la Revolución, muchas familias del Texas bexareño vinieron a poblar la zona. Muchas se establecieron en La Villa de San Fernando, o se asentaron alrededor de las misiones, en haciendas y en muchos ranchos a lo largo del río San Antonio y sus alrededores.

Junto con los colonos de Presidio, los Canarios formaron la base de la población de San Antonio de Béjar que luchó para crecer durante los próximos 100 años, y en 1762 había alcanzado aproximadamente los 661 habitantes.

 

Para el censo de 1790 había 1.033 personas registradas como residentes en San Fernando de Béjar, sin incluir a los residentes en las misiones de los alrededores. En 1820 había una población de casi 1.600 bexareños.

 

 

Uno de estos familiares bexareños fue Pedro Carlos de Los Angeles Charle. Llegó a la Luisiana de Francia a una edad de entre 18 a 20 años, y cuando Jacinto de Barrios fue nombrado gobernador de Texas llegó a la frontera del presidio de Los Adaes en el servicio militar de Francia, y acompañó al gobernador a San Antonio de Béjar en algún momento entre 1756 y 1759.

En 1760, y en La Villa de San Fernando de Maldonado, se casó con Águeda, hija de Luis Maldonado y de Luisa Manuela Pérez, que era la hija de Cayetano Pérez de Los Adaes, y mayordomo de la misión en 1739.

[Los descendientes Charle Informe]

En 1778, después de la muerte de su esposa, Pedro se casó con María de Estrada y tuvo 2 hijos. Su hija Concepción de Los Ángeles se casó con Ventura Charle Losoya, el hijo de Miguel Antonio Lozoya y de María del Pilar Hidalgo, que había llegado a San Antonio de Béjar cerca de 1770.

Ventura y Concepción tuvieron tres hijos. Toribio Losoya, el mayor, luchó y murió en la batalla de El Álamo. Losoya, la madre de Toribio, su hermano menor, Juan, y su hermana, Juana Francisca Melton, la esposa de Eliel Melton, estuvieron presentes en El Álamo y sobrevivieron al asedio y la batalla.

José Toribio Losoya, también bajo Seguín, fue asesinado en El Álamo en su hora final, y su cuerpo fue quemado con los de los otros defensores.

La familia Losoya probablemente tenía más derecho a estar en El Álamo que cualquiera de los otros no combatientes, ya que los Losoya vivieron durante un tiempo en el recinto de Álamo.

Descendientes [Losoya Informe]

 

José Francisco Salinas, el Alférez, nacido alrededor de 1722, vino a San Antonio de Béjar en 1742, se casó con Margila Chirino, y tuvieron un hijo que se casó con Josefa Salinas en 1811.

 

Francisco Antonio Flores de Abrego llegó a San Antonio de Béjar desde Saltillo en algún momento antes de 1746. Se casó con Rosa Hermenegilda Hernández, hija de Francisco Hernández, uno de los colonos originales de Presidio.

Sus hijos y nietos se casaron con miembros de familias establecidas en Béxar, como los Montes de Oca, Rodríguez, y Seguin, por mencionar algunos.

José María Victoriano Flores de Abrego, bisnieto de Francisco, se casó con María Lionides Seguin, la hija del patriota texano Erasmo Seguín Bacerra. Su hija, Josefa Agustina Flores de Abrego, nacida alrededor de 1833, creció en los extensos terrenos de la familia, y el 17 de abril de 1854 se casó en San Antonio con Samuel Williams Barker, quien se convirtió en el primer sheriff del Condado de Wilson.

Cuando su padre murió, Josefa heredó una parte de su patrimonio: unos 200 acres que donó para fundar la ciudad de Floresville

Flores de Abrego Informe Descendiente]

 

Pedro Huízar (o Guízar), nativo de Aguascalientes llegó a la Villa de Béjar en algún momento antes de 1778, y estaba casado con María de la Trinidad Henriques. Pedro y María tuvieron por lo menos 6 niños nacidos en La Villa de San Fernando.

Pedro, que era carpintero y escultor, estaba empleado en la misión de San José y San Miguel de Aguayo, la segunda de cinco misiones españolas alrededor de San Antonio de Béjar. Es conocido por haber esculpido, en la iglesia de la misión, el rosetón y la fachada.

Durante la década de 1790 ayudó a la misión trabjando en las tierras de cultivo en el momento de la secularización, y en diciembre 1790 Pedro Huízar fue el encargado de elaborar los planes para la reconstrucción del Presidio de San Antonio de Béxar y la mejora de sus defensas.

En 1793 recibió una beca de tierra de la gran superficie cultivada por los indios que vivían en la Misión de San Antonio Valero. En 1798 fue nombrado juez en la Misión de San José.

La familia Esparza llegó por primera vez al área de San Antonio de Béjar cuando José Francisco María Esparza y su tercera esposa. Jacinta Gertrudis Briseño. llegaron a la Villa de Béjar de Saltillo, Coahuila, en torno a 1788.

Esparza tuvo 4 hijos, y su nieto, José María Esparza, también conocido como Gregorio Esparza, fue uno de los defensores que murieron en El Álamo. Gregorio, junto con su esposa Ana Salazar y su familia, estaban en El Álamo durante el sitio, y su hijo Enrique Esparza fue testigo ocular de los hechos.

Los herederos de Gregorio fueron clave en la fundación de San Agustín, al sureste de Pleasanton, en el Condado de Atascosa. 

El origen del nombre de Tejas —o Texas— proviene de la pronunciación del español de una india Hasinai, y es palabra que significa «amigos» o «aliados». En el siglo 17, la palabra «tejas» fue usada por los exploradores y colonos españoles para referirse a la indios Caddo del este de Texas.

Los nombres de Tejas y Hasinai fueron utilizados indistintamente por los primeros exploradores españoles que conocían la zona más occidental de indios Caddo como «el gran reino de Tejas».

 

Esta historia se remonta a la fundación misma de la Provincia de Texas, con los primeros colonos de Presidio, y más tarde, en 1731, con las familias de los isleños de Canarias que habían venido a establecerse en los alrededores bexareños.

El término «tejano» proviene de estos tejanos de origen Canario que no eran sólo una parte de la fundación de San Antonio de Béjar y de la Villa de San Fernando, sino que lucharon por la Independencia de Texas en 1836.

El término «tejano» sólo comenzó a utilizarse durante el período inmediatamente anterior a la Revolución de Texas, entre 1821 y 1836.

 

Al final de la Guerra de Independencia de México, en 1821, había alrededor de 4.000 tejanos que vivían en la provincia de Texas. La mayoría ubicados en Nacogdoches, San Antonio de Béjar, y La Bahía del Espíritu Santo(Goliad). Alrededor de 1800, casi la mitad vivían en San Antonio de Béjar.

Muchos colonos anglo-estadounidense, dirigidos por Stephen F. Austin, empezaron a establecerse a lo largo del río Brazos, en 1821, cuando Texas fue controlada por la República de México, recién independizado de España.

En 1830, los 30.000 colonos anglos de Texas superaron a los tejanos seis a uno.

Los tejanos se rebelaron contra la autoridad centralizada de la Ciudad de México, y contra el régimen de Antonio López de Santa Anna. Las tensiones entre el gobierno centralista dictatorial y los colonos de Texas finalmente desembocaron en la Revolución de Texas, que comenzó oficialmente con la batalla de González, el 2 de octubre de 1835, y terminó con la batalla de San Jacinto, el 21 de abril de 1836.

En 18 minutos, el General Sam Houston llevó al ejército tejano a la victoria sobre una parte del ejército mexicano al mando del general Santa Anna.

La República de Texas fue una nación soberana desde 1836 hasta 1845 cuando, con base a los Tratados de Velasco entre la recién creada República de Texas y México. se establecieron las fronteras que abarcaban un área que incluía todo el actual estado de Texas, y las partes del actual Nuevo México, Oklahoma, Kansas, Colorado y Wyoming,

Entre los 56 que firmaron la Declaración de Independencia de Texas el 2 de marzo de 1836, tres eran hispanos: dos tejanos, José Antonio Navarro y José Francisco Ruiz, y el primer vicepresidente de de la República, Lorenzo de Zavala.

Blas Herrera y José Cassiano exploraron el movimiento de Santa Anna en su marcha a San Antonio de Béjar.

Mientras que siete tejanos lucharon y murieron junto a los anglo-americanos en la Batalla de El Álamo, los hombres de San Antonio lucharon con Juan Seguín y Manuel Flores y ocuparon un lugar destacado en la victoria en la Batalla de San Jacinto.

El capitán Juan Seguin comandó a estos valientes nativos tejanos como miembros del Segundo Regimiento de Voluntarios de Texas.

Uno de los primeros tejanos en entrar de nuevo a San Antonio, después de la batalla de San Jacinto, fue el coronel Seguin. Tomó posesión de la ciudad el 4 de junio de 1836. Fue nombrado comandante militar y alcalde provisional de San Antonio.

 

José Antonio Menchaca, miembro de la tercera generación de bexareños y oficial del ejército tejano, cuya familia recibió una subvención de la corona española en 1762, fue un verdadero patriota de Texas a lo largo de toda su vida.

Luchó en la batalla de San Jacinto, desempeñó varios mandatos como concejal, y participó en la defensa de San Antonio cuando el general Adrián Woll dirigió un ejército mexicano en Texas en septiembre de 1842.

Durante la existencia de la República de Texas, sólo cuatro tejanos (desde el Distrito de Bexar) lograron ganar la elección al Congreso de Texas: José Antonio Navarro, José Francisco Ruiz, Juan Seguín y Rafael de la Garza.

 

Otro bexareño, Juan Martín de Veramendi , hijo de Fernando Veramendi, fue elegido vicegobernador de Coahuila y Texas en 1830. Su hija, Úrsula María de Veramendi, se casó con James Bowie.

 

El único tejano que fue juez del condado de Bexar antes de finales del siglo XX fue Erasmo Seguín. José Antonio Navarro, y Chávez Ignacio fueron elegidos para el gobierno del condado como jueces asociados.

 

Para obtener una lista de los defensores de El Álamo, ir a «Los texanos y texanos en el Alamo«, ubicado en el Álamo de Parras sitio Web.

La siguiente sección es una breve biografía de los hombres y mujeres procedente de la Islas Canarias que en 1731 fueron los padres fundadores de San Antonio, así como de los soldados y colonos que vinieron a San Antonio de Béjar muchos años antes de que llegaran los Canarios.

El Capitán José de Urrutia vino de Guipúzcoa, España, poco antes de 1691. Vino a Tejas como miembro de la expedición de Domingo Terán de los Ríos.

Antes de su llegada a San Antonio de Béjar vivió con la Kanohatinos, Tohos, y con los indios Xarames durante siete años. Fue nombrado «capitán general» de todas las naciones hostiles a los apaches, y llevó a cabo amplias campañas contra ellos.

Se reunió con sus compatriotas, poco después de la fundación de San Juan Bautista de la Misión, en 1700. El 23 de julio 1733, cuando Urrutia se hizo Capitán del Presidio de San Antonio de Béjar, ya tenía «cuarenta años de experiencia con los indios en Coahuila, Nuevo León y Texas, y fue probablemente el mejor informado de todos los españoles sobre los asuntos indígenas en Texas. 

 

Juan Banul, maestro herrero, nació en Bruselas, Bélgica, cuando ésta se encontraba bajo el dominio español. Cuando todavía era un hombre joven y con amor por la aventura, viajó a la Nueva España buscando una nueva vida con mejores oportunidades.

En 1719 estuvo en el presidio de San Antonio de Béjar. Dos años más tarde, el joven herrero acompañada al Marqués de Aguayo al este de Texas como miembro de la expedición Aguayo.

Teniendo ya el grado de cabo, Banul ayudó a construir seis misiones y presidios, dos en el este de Texas y Louisiana.

De vuelta en San Antonio hacia 1723, hizo gran parte de la herrería en las misiones de San Antonio de Valero, San José, y San Miguel de Aguayo. En 1730, Juan y María Banul Adriana García, una viuda de Flandes, se casaron.

Pedro de Ocón y Trillo era soldado en el presidio de Béjar a mediados de 1720. Se casó, en 1728, con Ignacia Flores Valdés, quien probablemente era hija de uno de los otros soldados.

En 1746 se casó, por segunda vez, con Juana de Urrutia, hija del Capitán José de Urrutia.

Después de retirarse del ejército, Pedro se trasladó por un tiempo con su familia a Saltillo pero luego volvió a Béjar donde ya se quedó también con su familia. 

 

José Macario Zambrano (Sambrano) se casó con Juana Ocón y Trillo a mediados de 1750. Ella era hija de Pedro Ocón y Trillo, y de Juana de Urrutia.

Macario y Juana fueron padres de 12 hijos, uno de los cuales, José Darío Zambrano, se convirtió en sacerdote de San Fernando. En San Antonio de Béjar, cuando la revuelta de Casas estalló a principios de 1811, se unieron a la contrarrevolución realista encabezada por su hermano, el teniente coronel Zambrano Juan Manuel.encargado de sofocar la revuelta y mantener para España el control de los realistas.

La rebelión de Casas fue uno de los muchos levantamientos contra la autoridad imperial que se desató en toda la Nueva España después de que Miguel Hidalgo y Costilla iniciara en septiembre de 1810 el movimiento para que México se independizara de España.

Sin embargo, en 1821, unos 12 años después de la revuelta de Casas, fue cuando el movimiento revolucionario consiguió finalmente la independencia de México.

La hermana de Juana, María Luisa Ocón y Trillo, se casó con Bartolo Seguin que llegó a San Antonio de Béjar en torno a 1744 y fue el antepasado de la famosa familia Seguin, de Texas. que adquirió fama durante la Revolución.

Juan José Montes de Oca nació en 1720. Su padre era de la Isla de Cuba, y llegó a San Antonio en 1741.

Recibió una beca en abril de 1751, cuando declaró que él había hecho varios viajes por su cuenta para traer a los indios al seno de la Santa Iglesia Católica.

Su matrimonio con Marcela de la Peña, en 1742, está registrado en los archivos de la iglesia de San Fernando. Tuvieron 12 hijos. Su abuela, María Leonarda Montes de Oca, se casó con Ignacio Chaves, hijo de Francisco Xavier Chaves, intérprete de la India.

[Montes de Oca] Informe Desendants, [Chaves Desendants Informe]

Biografías: Bexar Genealogy

[*Otros}– Los Canarios en América / José Antonio Pérez Carrión: Ernesto Lecuona y Ramos

Nació en Santa Cruz de Tenerife en 1854.

Desde joven se dio a conocer en el periodismo, demostrando en sus escritos las ideas avanzadas de la época, pudiendo decir hoy que es uno de los campeones incansables en las luchas de la política, elemento que embarga toda la prensa, como la única que ha invadido el cerebro de las naciones. Maneja el látigo de la crítica con la misma energía que demuestra en las demás cuestiones que se presentan a su paso.

En el estadio de la prensa literaria ha sido constante, dedicando sus trabajos al teatro y a los semanarios que veían la luz en las Afortunadas. Poeta y prosista, en unos y otros trabajos ha demostrado inteligencia y profundos conocimientos en las materias analizadas por su correcta pluma.

Fue redactor y director de la Aurora del Yumurí de Matanzas. Dirigió también El Conservador, más tarde El Constitucional. Fue fundador de La Cáscara Amarga. Colaboró en El General Tacón, El Español, y otros: todos pertenecientes al Partido Conservador, hoy de Unión Constitucional.

En la actualidad es director del periódico político El Comercio, órgano del gremio de detallistas, y últimamente ha sido nombrado Jefe de Administración, honrosa distinción con que el Gobierno ha premiado su decidido amor a la patria y a la defensa de la soberanía nacional.

Por su honradez, inteligencia y fuerza de voluntad, está llamado nuestro comprovinciano a figurar ventajosamente en los destinos de Cuba, que bien merece este país hombres de iniciativa eminentemente progresista, que lo adelanten y no que lo atrasen.

[*Otros}– Los Canarios en América / José Antonio Pérez Carrión: Luis F. Gómez Wanguemert

Allá, en las Afortunadas, bañadas por las suaves brisas del gigante Teide, en la antigua patria del valiente y honrado Tanausú, hay una pintoresca población, llamada Los Llanos, donde cupo la suerte de ver la luz primera en el año 1863 el patriota ilustradísimo a quien con gusto dedicamos esta página, publicando a la vez su retrato.

 

Nuestro biografiado llegó a Cuba el año 1882 cuando apenas tenía diecinueve años, estableciéndose en las ricas localidades vueltabajeras de San Juan y Guane, donde se cultiva el mejor tabaco del mundo.

En el tiempo que nuestro comprovinciano lleva de avecindado en la Isla, provincia de Pinar del Rio —que no es mucho relativamente comparado— goza ya de un crédito ilimitado y de una posición social ventajosísima.

Extractamos algunos de sus hechos más notables porque ellos vienen a significar, una vez más, la influencia civil, militar y política que los Canarios ejercen en América, cualquiera que sean sus creencias, porque esto, y no otra cosa, es lo que nos hemos propuesto al escribir la historia de los Canarios en estas latitudes, a partir de 1466 y hasta nuestros días.

Nuestro compatriota Luis Felipe Gómez Wanguemert ha sido concejal y teniente de alcalde en los términos de Guane, y San Juan y Martínez, y en la actualidad es secretario de la Junta Administrativa creada recientemente en el Valle de Weyler (Luis Lazo) por disposición del Excmo. Sr. general en jefe y capitán general.

En la parte más occidental de la provincia de Pinar del Rio, donde existen muchos miles de hijos de canarias le llaman «El cónsul».

En todas las desgracias de Vuelta Abajo, jamás nuestro paisano ha dejado de estar en su lugar. De manera que, cuando ha sabido que en algunos de los pueblos de Vuelta Abajo se han cometido, o tratado de cometer, atropellos con hijos de Canarias, allí ha acudido siempre dispuesto a defenderlos, dándose el caso, en más de una ocasión, de que sus exaltadas defensas, o sus vivos ataques, le envolviesen en procesos de los que siempre salía absuelto.

En la calle Real de Suárez, frente al Casino Español, fue acometido una noche por tres empleados del Juzgado de Instrucción que le dispararon varios tiros, defendiéndose Gómez con todo el valor y sangre fría de que es capaz un hijo de las Afortunadas, y todo por haber reprobado el atropello cometido contra su comprovinciano, J. Leon María Camacho, que estaba imposibilitado de poder defenderse por estar enfermo de calenturas.

Desde muy joven (a los 15 años) se afilió en Canarias al Partido Republicano. En Cuba comenzó a hacer política en 1887 cuando se inicio la disidencia izquierdista del partido de Unión Constitucional, luego tomó parte en el movimiento económico y, creado el partido reformista, fue comisionado en unión de distinguidas personalidades para hacer propaganda por los pueblos más occidentales de Vuelta Abajo, Guane, Martínez, Baja, Remates y otros donde era poderosa la Unión Constitucional.

El resultado de los discursos pronunciados por los comisionados fue la creación de importantes comités y el triunfo en los comienzos.

Gómez es miembro del Comité Regional, vice-presidente del Sub-comité de Punta de la Sierva, y secretario del local de Guane.

Como periodista inteligente ha colaborado en La Idea, Las Dominicales, El Radical, La Alborada, La Fraternidad, El Eco de Canarias, Las Afortunadas y Las Canarias, y en Paz y Concordia, órgano oficial de la Respetable Logia de su nombre establecida en la capital de Pinar del Río.

Se ha distinguido por sus sentimientos caritativos y exaltado patriotismo.

En el Valle de Weyler ha prodigado muchos beneficios a los centenares de familias reconcentradas y presentadas, facilitándoles comida y dinero.

Como oficial de voluntarios ha prestado grandes servicios, ha sido práctico de columnas con los generales Mann, Suárez Valdés y Meguizo, y ha tomado parte en varios encuentros, algunos importantes, y ha llevado al cuerpo de voluntarios centenares de jóvenes.

En la actualidad está terminando la organización de un escuadrón del cual será nombrado Comandante, según se dice.

Fue el iniciador en la provincia vueltabajera de la suscripción para el aumento de la Escuadra Nacional.

Es miembro de la Asociación Canaria. En Punta de la Sierra, donde poseía el Hotel «Marina», tenía una escuela gratuita y una modesta biblioteca puesta al servicio público. Todo fue destruido cuando el incendio del pueblo por los revolucionarios.

En la actualidad se dedica al cultivo del tabaco y a su compra para las fábricas de la importante casa «Henry Clay». Es apoderado de varios dueños de vegas y almacenistas de víveres de La Habana.

Por último, le gusta hacer sus poesías.

Y como aficionado a lo instructivo y bello, ha organizado veladas literarias y suscripciones para fines benéficos, entre ellas para socorrer a las víctimas de los terremotos de Andalucía y para auxiliar a la desgraciada señorita Emilia Villacampa, y es corresponsal especial del Diario de la Marina.

Como hombre político hállase nuestro compatriota Gómez Wanguemert dignificado con el partido reformista local de Cuba, al cual viene, según lo anotado en otro lugar, prestando sus valiosísimos servicios con toda lealtad y el elevado criterio de patrióticas miras, desde que la facción izquierdista de «Unión Constitucional» hizo su primera evolución hacia el programa de Gobiemo, siendo Ministro de Ultramar el Sr. Maura.

En política, como en todas las manifestaciones humanas, el estacionamiento es un grave pecado, un absurdo, y por eso escribía Fernando Corradi en su famoso y antiguo periódico El Clamor Público (1847), nosotros somos: «Más liberales hoy que ayer. Más liberales mañana que hoy».

[*Otros}– Los Canarios en América / José Antonio Pérez Carrión: Manuel Martínez González

Nació D. Manuel Martínez en Santa Cruz de Tenerife en el año de 1865.

Hijo del antiguo v conocido marino D. Manuel, y de D Filomena, dueñs del Dorado, La Nivaria y el paquebote Carmen, buques que recuerdan con agradecimiento los canarios porque en ellos vinieron a Cuba muchos centenares de paisanos, debido a los sentimientos altamente caritativos del señor Martínez.

Nuestro biografiado vino a La Habana a la edad de tres años, en unión de sus respetables padres. Fue educado en esta ciudad y a los dieciséis años ya prestaba sus servicios a la patria.

A los dieciocho ingresó en el ilustrado cuerpo de telegrafistas del que fue oficial, después de haber recorrido las escalas por riguroso escalafón, y desempeñado toda clase de servicios en el ramo.

Su retrato aparece con el uniforme de capitán, porque lo es del muy benéfico batallón de bomberos de La Habana; empleo que le fue concedido por sus buenos servicios en el cuerpo como jefe del material de incendios y servicio telefónico, habiendo pasado a la situación de excedente cuando dejó de mandar el batallón el coronel D. Juan Antonio Castillo.

Es escritor correcto, y firma sus artículos con el pseudónimo de San Marcial. Redactor y Corresponsal de La Correspondencia Militar de Madrid, en cuya redacción se le aprecia notablemente por su actividad y grandes conocimientos de la materia que trata.

Ha sido también el iniciador y organizador de la sección de bomberos de Casa Blanca que manda el teniente D. Emilio Lavala, persona que propuso al coronel Castillo para el mando de dicha sanidad.

Nuestro estimado compatricio fundó en esta ciudad La Correspondencia Militar, de gran aceptación, cuya ilustrada publicación dejó de ver la luz porque las ocupaciones no le permitían a nuestro respetable compatriota seguir al frente de la dirección del referido periódico.

El Sr. Martínez era persona ilustrada, de grandes esperanzas para el país que lo vio nacer. ¡Quiera el Cielo que así sea, y que nuestros vaticinios se cumplan!