La acción transcurre en los años 50 en la frontera franco-española. Llega un coche desde Francia, y un gendarme español lo detiene:
—Gendarme: «¡¡Papelesh!!»
—Conductor: «Aquí los tiene, oficial», (dándole los documentos).
El gendarme, rascándose el mentón, dice:
—Aquí hay algo que está mal. Dice Renault 4 ¡y vosotros sois cinco!
—Conductor: «Pe, …pero, nooo!, !! ¿Usted está bromeando?!!!».
—Gendarme: «No, señor, acá dice Renault 4 y vosotros sois cinco. Así que, o se baja uno y se me vuelve para París, o se mandan a mudar todos»
—Conductor: «Pero, oficial, ¡eso no tiene sentido! Vea us…».
—Gendarme: «No, señor, acá dice Renault 4 y vosotros sois cinco. Se mandan a mudar y no vuelvan hasta que no sean 4!».
—Conductor: «Bueno. Dígame, ¿quién es la autoridad aquí? ¿Hay algún superior a quien se pueda recurrir?
—Gendarme: «¡¡Acá la autoridad soy yo!!».
—Conductor: «Pero, ¡¡¡no puede ser!!!».
—Gendarme: «Acá la autoridad soy yo, porque en este momento mi jefe está ocupado».
—Conductor: «Bueno, al menos dígame dónde está.
—Gendarme: «Está allá, discutiendo con la pareja que vino con el Fiat UNO
