Carlos M. Padrón
En el fútbol español de primera división hay un comentarista de nombre Miquel Soler que habla tan mal que no entiendo cómo le permiten hacer lo que hace, y menos entiendo que a veces le hayan puesto en equipo con Jorge Valdano, pues él y Michael Robinson son, en mi opinión, los dos mejores en esta actividad.
Si mal no recuerdo, en la España de los años 50 exigían adecuada preparación para quienes se dedicaban a hablar en público, puesto en el que son claves, entre otros requisitos, hablar con fluidez, tener buena dicción y usar las pausas y entonación adecuadas. Ahora, según veo, sólo dicen que, si trabajas en televisión o radio, muchas veces tendrás que narrar en directo, y esto requiere tener habilidades comunicativas, de locución e improvisación. Es recomendable realizar algún curso sobre comunicación y periodismo para aprender a expresarse de la forma adecuada.
Según esto, la carencia de esas habilidades no es ahora impedimento ya que adquirirlas o perfeccionarlas es sólo recomendable. Tal vez por eso este individuo sigue ejerciendo como comentarista de fútbol a pesar de que al hablar es monótono y plano; arrastra los finales de frase; a mitad de ellas mete un OEHHH, y luego sigue; gaguea; y padece de hemorragia verbal porque habla, habla y habla el triple que sus compañeros, y en un tono de sonsonete que desespera y hace que no se entienda lo que dice.
Tal vez lo que él diga tenga mucho sentido, pero la forma en que lo dice me aturde tanto que lo que quiera que diga se me hace ininteligible.
Menos mal que para ver el partido no necesito el audio, porque tanto en el Getafe-Madrid como en el Sevilla-Rayo (25/04/19) tuve que anularlo
Creo que la próxima vez que como comentarista anuncien a Miquel Soler o no veré el partido u optaré, como hice esa vez, por usar la TV sólo para la imagen y escuchar la narración a través de la radio, a pesar del desfase entre audio e imagen.
