[LE}— La palabra alemana «putsch» es, en español, «golpe de Estado»

21-01-2019

La expresión golpe de Estado es una alternativa a putsch y es adecuado emplearla tanto si la actuación violenta triunfa como si queda en un intento fallido.

Incorrecto

  • La incertidumbre, el miedo, los rumores de un “putsch” contra el Gobierno inquietan a los franceses
  • Los caídos en el putsch de Hitler
  • Apenas hubo respuestas a la llamada de Yeltsin a convocar una huelga general contra el putsch

Correcto

  • La incertidumbre, el miedo, los rumores de un golpe de Estado contra el Gobierno inquietan a los franceses
  • Los caídos en el golpe de Estado de Hitler
  • Apenas hubo respuestas a la llamada de Yeltsin a convocar una huelga general contra el golpe de Estado

Tal como se aprecia en el diccionario Pons, el sustantivo putsch se traduce al español como golpe de Estado.

En este sentido, cabe señalar que el Diccionario de la Lengua Española define golpe de Estado como ‘actuación violenta y rápida, generalmente por fuerzas militares o rebeldes, por la que un grupo determinado se apodera o intenta apoderarse de los resortes del gobierno de un Estado, desplazando a las autoridades existentes’.

En caso de que dicha actuación violenta no triunfe, a menudo se refuerza esta idea con expresiones como intento o intentona de golpe de Estado, o también golpe de Estado fallido.

Cabe señalar, además, que el Diccionario Panhispánico de Dudas desaconseja el uso de los derivados putschismo y putschista, sustituibles por golpismo y golpista.

Pese a que en alemán todos los sustantivos se escriben con mayúscula inicial, si se emplea este término en un texto en español, lo apropiado es escribirlo con inicial minúscula por tratarse de un nombre común, y en cursiva o, si no se dispone de este tipo de letra, entre comillas.

Fuente

[Hum}— Fino. Winston Churhill y sus puros

Al final de una cena organizada por Winston Churchill, su mayordomo ofrece la caja de puros a los invitados. Uno de ellos, sin el menor escrúpulo, coge cinco puros y se los mete en su bolsillo, murmurando:

«Son para el regreso».

«Gracias por haber venido de tan lejos», le contestó Churchill».

Cortesía de Ramón López