Llega un italiano al doctor, entra y le dice:
«Ma, dotore, io sono Giuseppe Pastacorta e tengo un problema»
«Dígame, señor Giuseppe, ¿qué problema tiene?»
«Dotore, nella notte yo casi no como: un po de carne, un po de pasta, e luogo ¡¡me subo nella terazza e me mareo!!”
«Ya entiendo. Hagamos algo. Tómese estas pastillitas antes de cenar y en una semana me dice cómo se siente»
«Ma, grazie, dotore. ¡Arrivederci!»
A la semana siguiente vuelve el paciente…
«Dotore, buon giorno. Ma io sigo col mismo problema. Me tomo la pastilla, como un po de carne, un po de pasta, ¡¡me subo nella terazza y me mareo!!»
«Caramba, señor Pastacorta, eso es bien raro porque estas pastillas son las mejores para los mareos. Tómese éstas otras junto con las que le di ayer, y me avisa en una semana»
La próxima semana llega el italiano de nuevo, y con el mismo cuento. Pero mientras le está hablando al médico, entra al consultorio, muy decidida y bastante molesta, una señora que, sin más, exclama:
«Mire, doctor, ¿usted sabe cómo es la cosa? Este italiano sinvergüenza es un mentiroso. En la noche lo que se come no es un poquito de carne y un poquito de pasta, sino un kilo de carne y dos platos de pasta»
Y mirando entonces a Giuseppe exclama:
«Y yo, italiano pendejo, no me llamo TERAZZA. ¡¡Me llamo TERESA!! ¡¡¡¡TE-RE-SA!!!»