[Hum}– Nueva definición de virginidad en la mujer

A mí me ha hecho mucha gracia, por decir lo menos, ver como, por mera conveniencia o tal vez adulación, se le da la vuelta a la tortilla de una tradición centenaria, cuando otras de igual o menor arraigo y antigüedad se consideran sagradas e intocables.

Pero, bueno, tal vez en adelante debamos distinguir entre VA “Virgen Anatómica”,  y VE “Virgen Espiritual”, siendo la VA una especie en vías de extinción. De seguir la tendencia y el orden alfabético, tendríamos luego VI (“Virgen Intelectual”), especie abundantísima.

Una oyente de la COPE se sintió molesta por la ceremonia de la boda de los Príncipes de Asturias en la que mostraron el ramo de novia “como señal de virginidad”. No tiene por qué sentirse molesta por algo que es una pura costumbre, y perdón por el adjetivo. El ramo de azahar o el vestido blanco de la novia son signos de pureza, de rectitud de intención, como lo eran las túnicas blancas de los “candidatos” al Senado romano. Nadie piensa que, por eso mismo, las novias que llegan al altar tengan que ser técnicamente vírgenes. Lo fundamental es que vayan con candidez de espíritu, con amor e ilusión. Esas virtudes las puede tener muy bien una novia que haya estado casada previamente. De otra forma, habríamos progresado muy poco desde los fariseos. Así pues, quedamos en que la virginidad es un estado del espíritu, no tanto un detalle anatómico. Es decir, todas las mujeres, en principio, tienen derecho a casarse de blanco y con ramo de azahar o equivalente. Tampoco es una obligación.

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