[*Opino}– Celular tonto, y que para desconectarse: como moda al fin, una estupidez

17-05-2016

Carlos M. Padrón

Hacer lo que cuenta el artículo que copio abajo equivale a reconocer que se es adicto, que se carece de voluntad para dar al celular el uso de sólo llamadas, y que se es también manirroto, pues pagar 295 euros por un celular tonto es botar el dinero ya que por menos de 150 euros se consiguen smartphones completos y que funcionan bien.

Además, tener como teléfono adicional un celular tonto, implica otro gasto: el de de una tarjeta SIM sólo para él. Esto a menos que el adicto quiera tomarse la molestia de cambiar del smartphone al tonto, y del tonto al smartphone la SIM que ya tiene, cosa que dudo que haga ya que, como ya dije, alguien así carece de voluntad. Y, hablando de molestias, no hay que olvidar que esto implicaría llevar consigo dos teléfonos.

Además de simplemente decidir no hacer caso a lo relacionado con internet, sino sólo a las llamadas, en el smartphone es posible anular las notificaciones generadas por las aplicaciones de las que temporalmente no queramos saber nada.

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15/05/2016

A. Martínez

El teléfono celular o «tonto» vuelve a estar de moda

No tiene WhatsApp, ni tampoco consulta Facebook mientras va de camino al trabajo.

En el autobús o en el Metro mantiene la cabeza alta y mira a la gente, que absorta en su «smartphone» repasa los emails. Pero él no, por una sencilla razón: su teléfono celular es spilo eso; celular “tonto”, no “inteligente”.

«Funciona bien y no tengo la necesidad de hacer uso de internet cuando voy por la calle», asegura Nicola Zonno. Este profesor de 34 años utiliza un teléfono de 2010. Es, por tanto, usuario de lo que se conoce como «dumbphone», es decir, teléfono básico o, como muchos se refieren de forma coloquial, teléfono tonto.

Sin embargo, puede que estos dispositivos sean más listos de lo que parecen porque, justo cuando los «smartphones» están tocando techo (según la consultora IDC su venta ha registrado un crecimiento de tan solo el 0.2% en el primer trimestre de 2016, el menor aumento de su historia), el mercado de los teléfonos básicos resurge de sus cenizas.

Punkt, con sede en Suiza, lleva desde 2008 trabajando en la idea de generar un soplo de aire fresco en el mercado de la electrónica de consumo, con productos simples que sólo cumplan con su función como teléfono. Cabe recordar que la sociedad está enganchada al «smartphone». Tal es la dependencia, que los españoles pasan más de tres horas al día navegando en internet, consultando sus redes sociales o leyendo el correo electrónico.

De esta adicción, ha nacido la nomofobia, es decir, el miedo a salir de casa sin el smartphone, y que afecta al 75% de los españoles.

«Me da pena y rabia que la gente esté todo el día pendiente del teléfono», opina Nicola Zonno. Él sí tiene internet, pero sólo en casa. «Me conecto cuando lo necesito. Si voy por la calle, no tengo necesidad, y si necesitan localizarme, me pueden llamar», relata.

Sólo llamadas; ésta es la simple función que ofrece Punkt con su MP01. Un teléfono celular sin pantalla táctil ni cámara para hacerse «selfies» ni aplicaciones. Su precio es de 295 euros.

Un mercado en crecimiento

«El mundo de hoy está absorbido por la tecnología, y creo que estamos demasiado distraídos por ella», asegura Petter Neby, fundador de Punkt. Su objetivo es ofrecer una alternativa viable. «Se trata de utilizar la tecnología para ayudarnos a adoptar buenos hábitos y llevar una vida menos distraídos», indica.

Según la firma de análisis Strategy Analytics, cada año se venden en el mundo 44 millones de «dumbphones», lo que representa un 2% del mercado global; en Japón, las ventas de estos teléfonos crecen un 6% interanual, pequeñas cifras pero significativas. Las personas están optando por un teléfono celular como segundo dispositivo, con el objetivo de desconectarse. Es la única manera de no estar pendiente del email del trabajo, del Facebook o del grupo de WhatsApp de amigos de la oficina.

La opción de Punkt, sin embargo, no es la única, pues en el mercado existen varias otras. El pasado mes de abril, Orange lanzó Card Phone (29 euros) para quienes quieran desconectar del mundo digital sin dejar de estar comunicados. Alcatel sigue comercializando teléfonos como el 10·35, con tapa (25 euros). Light Phone (88 euros), NoPhone (9 euros) o Doro Secure 580 (145 euros) son otras de las alternativas. Claro que sólo para los más «atrevidos».

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[LE}– Quince poco frecuentes palabras que comienzan con F

16 MAY 2016

Equipo Verne  

La letra F viene de la fenicia waw, que se pronunciaba como la w.

De ahí pasó a la digamma griega, que desapareció, y al etrusco, donde adoptó el valor fonético que tiene actualmente y con la que pasó al alfabeto latino. En la notación anglosajona es la nota fa. No es de las letras más frecuentes: en cualquier texto en español tendrá una frecuencia media de un 0,69%, siendo la vigésima letra más usada.

Si todo fuera por eso, le tendríamos que poner una F, que es la nota más baja en los colegios anglosajones. Pero no todo es cantidad, también cuenta la calidad, como demuestran estas 15 palabras.

Facundo. Fácil y desenvuelto en el hablar.

Falocracia. Predominio del hombre sobre la mujer en la vida social. Y falócrata, el partidario de la falocracia. “Nuestra generación falocrática ha sufrido demasiadas oscilaciones en su falocracia a lo largo del siglo. Estamos a punto de gatillazo”, escribía Francisco Umbral en EL PAÍS en 1979.

Faramalla. Charla artificiosa encaminada a engañar.

Farfolla (cosa de mucha apariencia y poca entidad). Persona faramallera. “Porque el gin-tonic, comparado con el dry-martini o con la ginebra a pelo que mencionaba hace unas líneas, era ya de por sí una versión timorata de la ginebra, pero las faramallas que se hacen hoy, con las tónicas y las rodajas de pepino, acabarán desembocando en el gin-tonic-sin-sin”. Jordi Soler en EL PAÍS, en mayo de 2014.

Farfantón. Hombre hablador, jactancioso, que se alaba de pendencias y valentías.

Fierabrás. Persona grande y fuerte, especialmente la fanfarrona y jactanciosa. Procede de Fierabrás, un sarraceno de los cantares de gesta de gran fuerza y estatura. Y de ahí el bálsamo de fierabrás, que curaba todas las heridas y aparece en el Quijote.

Filautero/ra. Egoísta

Fililí. Tela muy ligera de lana y seda que se solía traer de Berbería. En uso coloquial, también es delicadeza, sutileza, primor de alguna cosa. También se usa para hablar de una persona débil, flaca.

Flavo/va. De color entre amarillo y rojo, como el de la miel o el del oro.

Las meditaciones de la barba sabia
van acompasando los plumajes flavos,
los ágiles trotes de potros de Arabia
y las risas blancas de negros esclavos.
Rubén Darío, en una de las poesías de “Poema del otoño”.

Flébil. Adjetivo poético, que significa digno de ser llorado. Lamentable, triste, lacrimoso.

Y en el yermo fantástico espacio,
largo tiempo se oyó su cantar,
y a lo lejos el flébil quejido
poco a poco armonioso espirar.
José de Espronceda, en “El diablo mundo”.

Fonje. Blando, muelle o mollar y esponjoso.

Formidoloso/sa. Que tiene mucho miedo. Espantoso, horrible y que da miedo.

Francachela. Reunión de varias personas para regalarse y divertirse comiendo y bebiendo, en general sin tasa y descomedidamente.

Fruir. Gozar.

Fuguillas. Persona de genio vivo, rápido en obras e impaciente en el obrar de los demás.

Fuñicar. Hacer una labor con torpeza y ñoñería.

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[LE}– ‘Diaconisa’ es el femenino de ‘diácono’

13/05/2016

El término diaconisa es el femenino adecuado de diácono, y no diácona ni diaconesa.

Con motivo del anuncio del papa Francisco de la creación de una comisión que estudie la posibilidad de que las mujeres puedan acceder a esa condición, en los medios aparecen frases como

  • «El papa, abierto a la posibilidad de ordenar a mujeres diáconas»,
  • «Se creará una comisión para estudiar si las mujeres pueden servir como diaconesas en la Iglesia católica» o
  • «Francisco abre la puerta a que las mujeres sean diácono, casen y bauticen».

El Diccionario Académico recoge diaconisa desde su primera edición en 1732. En la actualidad se define como ‘mujer que en la Antigüedad era consagrada o bendecida para ejercer determinados ministerios en las Iglesias cristianas’, una figura que desapareció posteriormente en la Iglesia católica y cuya recuperación se estudiará ahora.

Se trata de un término preferible a diácona o diaconesa. Tampoco resultan aconsejables para el femenino las formas diácono, mujer diácono ni mujer diaconisa.

Así, en los ejemplos anteriores lo adecuado correcto habría sido escribir 

  • «El papa, abierto a la posibilidad de ordenar a diaconisas»,
  • «Se creará una comisión para estudiar si las mujeres pueden servir como diaconisas en la Iglesia católica» y
  • «Francisco abre la puerta a que las mujeres sean diaconisas, casen y bauticen».

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[Hum}– Epitafio

En un pueblo muy pequeño vivía una anciana. A pesar de los muchos años que había vivido, era aún virgen y estaba muy orgullosa de serlo.

Sabiendo que su final se acercaba, fue a visitar al artesano a cargo de hacer las lápidas para las tumbas y le pidió que preparara la suya y le pusiera esto:

“Nació virgen, vivió como virgen y murió virgen”.

Poco tiempo después la anciana falleció y el sepulturero fue a ver al artesano de las lápidas y le recordó lo que la difunta había pedido. El artesano decidió poner manos a la obra, pero, siendo como era un perezoso de mucho cuidado, decidió que lo pedido por la anciana era muy largo y le tomaría mucho tiempo, y simplemente puso esto en la lápida:

“Devuelta sin abrir”.