Abogado: «Doctor, antes de hacer la autopsia, ¿usted le tomó el pulso a la víctima?».
Testigo: «No».
Abogado: «¿Usted le tomó la presión arterial?».
Testigo: «No».
Abogado: «¿Usted le chequeó la respiración?».
Testigo: «No».
Abogado: «Entonces, ¿es posible que la víctima estuviera viva cuando la autopsia comenzó?».
Testigo: «No».
Abogado: «¿Cómo puede usted tener tanta seguridad?».
Testigo: «Porque el cerebro del paciente estaba en una jarra sobre la mesa».
Abogado: «Pero, ¿podría el paciente estar vivo?».
Testigo: «Sí, es posible que estuviera vivo ¡y estudiando Derecho en la misma facultad en que usted se graduó!».
