Al llegar el autobús a una parada, sube una muchacha que, al ver que no había ningún asiento libre, se dirige a un señor sentado cerca de ella, y le dice:
—Señor, ¿sería usted tan amable de cederme el asiento? Es que estoy embarazada.
El señor la mira bien, y, al comprobar que no tiene muestras de embarazo, le dice:
—¿Embarazada tú? ¿Y de cuánto tiempo?
La muchacha responde:
—De hace media hora, ¡pero es que aún me tiemblan las piernas!
Cortesía de Charo Bodega
