[*Opino}– Razones para equivocarse en un matrimonio

13-01-14

Carlos M. Padrón

Las tales razones, listadas en el artículo que copio abajo, tal vez sirvan para adolescentes, pero, por lo obvias, serían de casi risa para las más de las personas adultas, y de difícl aceptación por parte de adolescentes que han sido socialmente (ambiente, medios, etc.) adoctrinados para creer que muchas de esas razones o son válidas o no revisten peligro o constituyen impedimento.

La frase que resume lo mejor del artículo es ésta: «Para llevar a buen puerto el matrimonio, no basta el corazón. Hay que poner también la cabeza y aprender juntos a superar diferencias y sacar provecho de las dificultades«.

En la sección Drogamor ya se ha tratado bastante el tema de los peligros de fiarse del corazón, o sea, de los sentimientos, así que no voy a abundar más en ellos.

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12/01/2014

Diez falsas razones para casarse (y equivocarse)

Hay diez falsas razones por las que una persona puede casarse, según recoge Tomás Melendo, uno de los mejores filósofos y especialistas en la persona y la familia de nuestro país.

Junto a su mujer, la también filósofa Lourdes Millán-Puelles, ha escrito un libro en el que señala diez errores que, según dicen, «son mucho más frecuentes de lo que pudiera parecernos».

Para esta pareja, «un matrimonio feliz no es resultado del azar. La vida conyugal será lo que él y ella hayan sabido construir día tras día. Para llevar a buen puerto el matrimonio, no basta el corazón. Hay que poner también la cabeza y aprender juntos a superar diferencias y sacar provecho de las dificultades».

Éste es el decálogo:

  1. Atender sólo al atractivo externo de la pareja, o incluso al dinero, posesiones y vida social, olvidando, o no dando importancia, a aspectos más decisivos como su carácter, su personalidad, sus defectos y virtudes, los intereses comunes y su concepción de la vida.
  2. Idealizar sus virtudes, sin caer en cuenta de que parte son el fruto de nuestro propio enardecimiento romántico, no del todo realista.
  3. El miedo a quedarnos solos o a hacer el ridículo.
  4. El afán de independencia respecto a los propios padres.
  5. La honra de afirmarnos ante la negativa de nuestros padres a la relación que queremos mantener.
  6. El miedo a interrumpir un noviazgo oficial y socialmente alentado.
  7. El terror al escándalo, cuando la chica queda embarazada.
  8. Casarse con alguien por la compasión que produce su situación, y pensando que así le podremos ayudar.
  9. Pensar que el matrimonio puede ser un remedio para las propias anomalías psicoafectivas.
  10. Buscar en el marido un futuro padre, y en la mujer, una futura madre, exclusivamente.

Fuente

[LE}– ¿’Manda uebos’ o ‘manda huevos’? La RAE y horrores lingüísticos

14/01/2014

E. Vasconcellos

Hasta Fernando Lázaro Carreter, el hombre que clavaba sus dardos en la palabra, cuenta con alguna mácula en su historial.

El que fuera director de la Real Academia de la Lengua (RAE) empleó en más de una ocasión la palabra ‘espúreo’, desconocida para la propia RAE, en lugar del adjetivo ‘espurio’. Sea ‘espúreo’ el mejor ejemplo de palabra espuria, es decir, ‘bastarda’, ‘falsa’.

El error quizá habría pasado desapercibido si no hubiese aparecido en un artículo titulado ‘Norma y uso del idioma’ (1976). Un texto que hablaba, precisamente, de la enseñanza de la lengua a los escolares.

«¿Quién, profesor o no, posee el pulso capaz de ponderar lo aceptable para distinguirlo de lo ‘espúreo’?», se preguntaba el académico sobre la conveniencia de ‘domesticar’ la espontaneidad oral de los estudiantes.

El propio Lázaro Carreter ofrecería más adelante una explicación a su desliz: la palabra ‘bastarda’ surge al intentar mejorar una terminación tenida por vulgar (‘-urio’) y recuperar una supuesta forma originaria similar a ‘sulfúreo’ o ‘purpúreo’.

Su lapsus era en realidad una ‘ultracorrección’, y aparece recogido en «ReAprende Español. Las 101 cagadas (y otras curiosidades) de nuestro idioma» (Bolchiro), un inventario de anécdotas y «horrores» lingüísticos elaborado por Irazusta Comunicación y prologado por Soledad Puértolas.

El libro, disponible de momento en formato digital, «bebe de la vida cotidiana» y «de la relación con los medios, las empresas y las redes sociales», señalan sus autores (María Irazusta, Nacho Miquel, Noemí Sánchez y Beatriz Fernández, todos ellos periodistas).

Rigor y desenfado

El lanzamiento de «ReAprende Español..» coincide con el de dos manuales ‘pura sangre’: «Las 500 dudas más frecuentes del español», editado por el Instituto Cervantes, y «El buen uso del español», de la RAE.

«No pretendemos competir con ellos», aclara Nacho Miquel. Sin perder el rigor, el libro emplea «un tono mucho más desenfadado para abordar cuestiones que a veces resultan tan grises».

Y así, uno puede encontrar desde los vulgarismos más sangrantes admitidos por la Real Academia (‘almóndiga’, ‘asín’, ‘setiembre’, aunque hay margen para el debate) hasta el porqué de la expresión ‘el coño de la Bernarda’ y del sonoro ‘¡Manda huevos!’ (una distorsión de ‘¡Manda uebos!’, del latín ‘¡Mandat opus!’, es decir, ‘¡La necesidad obliga!’).

El origen de los errores es variado: la familia, la televisión, la prensa («los periodistas no somos los responsables del mal uso, pero contribuimos a él de alguna forma», apunta Irazusta), el sistema educativo… y el carácter español.

«Al que usa palabras un poco ‘elevadas’ le llaman ‘pedante'», señala Miquel, y a menudo preferimos «integrarnos» rebajando el nivel de nuestro discurso, a ser ridiculizados por parecer demasiado cultos. Irazusta sostiene que las redes sociales han agudizado el problema, aunque dentro del ‘gremio lingüístico’ hay opiniones enfrentadas sobre este asunto.

A pesar de todo, «los leídos también se equivocan», recuerda el libro. ¿Cómo es posible que Lázaro Carreter, o el mismísimo Umbral, empleasen la palabra ‘espúreo’? «Hay errores en los que la gente no cae. La comunidad hablante no tiene conciencia de que lo sean», explica Miquel.

Otras veces sólo necesitamos que nos refresquen la memoria, de ahí el título del libro: «ReAprender Español es recordar normas y pautas para escribir bien, que probablemente hemos olvidado por el camino», continúa. Sirvan de ejemplo esta agua (no ‘este’ agua), detrás de ti (no detrás tuyo) o callad (en lugar de ‘callar’ cuando se trata de un imperativo).

‘Discrepancias’ con la Academia

Aunque algún capítulo insinúe lo contrario, «Las 101 cagadas (y otras curiosidades) de nuestro idioma» no es una crítica a la RAE, aunque no duden en «enmendar la plana» a la institución. ¿Por qué recoge ‘nigérrimo’ como superlativo de ‘negro’ en lugar de ‘negrísimo’? ¿Por qué legitima errores extendidos en lugar de perseguirlos?

«La RAE peca de aplicar una manga ancha» según la cual «lo que habla la gente es lo que hay que sancionar», dicen. Pero una mentira mil veces repetida sigue sin ser verdad… o quizá sí.

Algunos malos usos sedimentan con el paso del tiempo y terminan por convertirse en norma. ¿Sabían, por ejemplo, que el término ‘desapercibido’ proviene de maltratar la palabra ‘inadvertido’? «La RAE tiene que ser permeable a que el lenguaje evolucione, pero no estar acomplejada», concluyen.

Fuente

NotaCMP.- Está de moda un «horror» que, aunque no he visto en forma escrita, sí lo escucho cada vez más. Se trata de ‘tamién’ en vez de ‘también’. Lo preocupante es que no he encontrado crítica alguna a semejante «horror».