11 abril 2013
Esta expresión suele utilizarse cuando se desconfía de alguna cosa o se tiene la impresión de que hay algo turbio en algún asunto.
Para encontrar su origen hay que trasladarse hasta los siglos XVI y XVII (época conocida Siglo de Oro) cuando se puso de moda llamar gato a la bolsa o talego en el que se guardaba el dinero.
Era habitual llevar alguno de estos ‘gatos’ con sus respetivas monedas escondido entre las ropas, o tenerlo guardado a buen recaudo en algún lugar de la casa, como remedio a los posibles hurtos.
La víctima que estaba en el punto de mira de los rateros era observada para ver si tenía dinero y donde lo llevaba, por lo que la consigna que se daban entre sí los amigos de lo ajeno era decir que allí había ‘gato encerrado’ o, lo que es lo mismo, que había una bolsa con dinero guardado o escondido.
Lo que no se sabe con total seguridad es el porqué a este tipo de monederos se les dio el nombre de gato. Hay quienes indican que la razón era porque, originariamente, se confeccionaban con la piel de estos felinos. Otros señalan que era el nombre coloquial utilizado en aquella época para llamar a los rateros que hurtaban con astucia y engaño (la RAE así lo recoge), puesto que estos ladrones tenían una habilidad que recordaba al comportamiento de los felinos.
Fuente: Blog 20 Minutos
