[*Opino}– El auge del vino sin maquillaje, o vino natural

27-05-13

Carlos M. Padrón

Por supuesto, como Canario que soy estoy muy de acuerdo con lo que, en el artículo que copio más abajo, llaman vino natural. 

Para mí, es el que resulta de meter la uva en un lagar, pisarla y seguir todo el ritual que en mi niñez y adolescencia vi muchas veces —y hasta intervine en él—, y del que resulta primero mosto y luego vino, sin nada añadido, o sea, cero química.

Por supuesto, aunque el origen de las uvas sea siempre el mismo viñedo, el vino resultante de cada año no sabe igual al de años anteriores, pero, eso sí, cuando es bueno —a veces podría resultar avinagrado— es el que me gusta por encima de cualquier vino comercial embotellado. Y me consta que no produce resaca.

Ese vino natural es uno de los motivos por los que me gusta volver a El Paso, mi pueblo, pues allá tengo amigos de la infancia que poseen viñedos, y cada año obtienen de ellos el correspondiente vino natural.

Algunos tienen también lo que llaman «bodega» que, en este caso, es un lugar de reunión, generalmente en el campo, en el que suelen estar o no los toneles, o pipas, donde se guarda ese vino, y donde se hacen reuniones con pinta de comilonas que siempre son generosamente regadas con vinos naturales.

En el par de celebraciones que hasta ahora hemos hecho de nuestra odisea en La Caldera, celebramos con vino natural, y puedo jactarme de que, si me rasqué —según puede leersr en este artículo, de 2006, y en este otro, de 2009— , fue por un motivo muy válido y con vino natural, ambos argumentos exculpatorios ante cualquier tribunal versado en la materia. 🙂

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24-05-13

Anahí Aradas

El auge del vino sin maquillaje

«El vino natural es como una mujer sin maquillaje. Es importante que el vino sea sexy, y la sensualidad es pureza, es por ello que estos vinos no tienen maquillaje».

Lo dice Elisa Ucar, de la bodega Domaines Lupier, en su stand de la Feria del Vino Artesano, que tuvo lugar esta semana en Londres.

Hace cuatro años, Elisa y su marido, Enrique Basarte, decidieron hacerse con varios antiguos viñedos abandonados de garnacha, ubicados a 700 metros de altura en una región montañosa de la provincia española de Navarra, con la idea de producir un vino como aquél que se consumía antes de la Segunda Guerra Mundial.

Un vino natural, sin aditivos, hecho a base de uva orgánica, con viñas de hojas tersas y raíces profundas en un suelo «vivo» donde Elisa asegura (con una sonrisa que roza lo místico) que la uva sabe a uva, y el vino resultante expresa como nunca el lugar de donde vino.

A la antigua usanza

El vino natural, que no hay que confundir con el vino orgánico, lleva varios años dando que hablar en el mundillo enológico. Muchos hablan de tendencia, algunos de «vino del futuro», a la vez que otros tratan de comprender qué se entiende por vino natural.

Se trata de un movimiento iniciado en los años 70 en Italia y Francia, y hoy extendido principalmente en Europa y Estados Unidos, que reivindica la producción de un vino rigiéndose por las normas de la no intervención.

Todos los procesos de producción, no sólo el cultivo de la vid, sino el tratamiento y la fermentación del mosto, se hacen a la antigua usanza: sin aditivos, sin químicos, sin tratar de corregir artificialmente la acidez del vino, o rectificar su exceso de agua, y, si es posible, sin sulfitos para su conservación.

En muchos casos la uva se cultiva obedeciendo los ciclos lunares, en lo que se conoce como cultivo biodinámico, y las viñas, en lugar de con químicos, se tratan a base de otros recursos naturales, como infusiones de valeriana, lavanda o manzanilla.

Los fundamentalistas del vino

Tildados por algunos productores tradicionales como los «fundamentalistas» del vino, la falta de datos precisos sobre la producción de vino orgánico o natural, dificulta saber, a ciencia cierta, cuánto ha crecido su mercado en los últimos años.

En parte la falta de datos se debe a que no existe una denominación reconocida como «vino natural», y muchos en la industria tradicional suelen tratarlos con recelo, ya que su mera existencia parece insinuar que los vinos de consumo masivo son «no naturales».

Según los últimos datos de Organic Monitor, el vino orgánico representaba el 17% del mercado global del vino en 2010, y es considerado uno de los nichos de mercado más prometedores en un momento donde los consumidores, sobre todo de países desarrollados, se muestran cada vez más interesados por todo alimento de elaboración artesanal.

Pero el vino natural cae en una categoría distinta dentro de lo orgánico, y su éxito se mide hoy por la proliferación de ferias dedicadas a este tipo de vino, también conocido como crudo o artesanal.

Un ejemplo es el el RAW Fair, la feria de vino artesano que tuvo lugar esta semana en Londres y en la que participaron unos 170 productores.

La mayoría de las bodegas allí presentes pertenecían a matrimonios o familias que gestionan pequeños minifundios con una producción anual de entre 40.000 y 50.000 botellas, a un precio de venta que oscila entre los US$18 y los US$60 la unidad.

Japón, Estados Unidos, Alemania, Reino Unido y Nueva Zelanda, son algunos de sus principales mercados de exportación, donde estos vinos son bien apreciados en restaurantes de lujo, tiendas de vino alternativas, y en círculos de paladar selecto.

«La gente está eligiendo comprar vinos más caros. Entienden que hay un valor real en el hacer cosas lentamente y bien.  Cuando eliges un vino no sabes qué bebes, y eso no pasa con el natural. La gente no sabe cómo se hace el vino, se piensan que es zumo de uva, pero no es así»,

afirma la organizadora de la feria Isabelle Legeron, quien asegura descubrió este tipo de vino underground cuando estaba aburrida del vino tradicional.

Un vino diferente

A pesar del cada vez mayor interés que despiertan este tipo de vinos, muchos de los presentes reconocen que el vino natural nunca va a convertirse en algo masivo, sino que su consumo se extiende progresivamente en restaurantes gourmet y entre aquellos que buscan sabores diferentes.

Y es que si algo se puede decir del vino natural, es que su sabor es muy diferente al del vino que muchos de nosotros consumimos.

Vinos blancos con sabor a miel, con aroma a manzana o perfumes florales, con tonalidades dorado oscuro, rosados turbios y tintos descaradamente ácidos de paladar profundo, es lo que uno va a encontrarse en una de estas ferias.

Los adeptos al vino natural aseguran que en un mercado vinícola extremadamente saturado, los sabores tienden a estandarizarse, a adaptarse al paladar de la mayoría, homogenizando la oferta.

En contrapartida, los vinos naturales recuperan tradiciones vitivinícolas de antaño, resucitando los sabores olvidados del simple zumo de uva fermentado que es lo que, en definitiva, es el vino.

No da resaca

«Se está popularizando. Le da una oportunidad a pequeños productores, y tiene mejor sabor, es más intenso, es el sabor concentrado de la Naturaleza. Además, al casi no tener sulfitos no da resaca, pues son los sulfitos, que se añaden para conservar el vino más comercial, los responsables de ese fuerte dolor de cabeza del día después. Sin embargo, con el natural es imposible que te pase, siempre y cuando bebas suficiente agua para evitar la deshidratación «,

aseguró a BBC Mundo el sommelier francés Benoit Bigot, .

«Es el futuro. Veo a cada vez más gente interesada. Este vino tiene otro valor de marketing”,

finaliza, por su parte, el también sommelier y comerciante de vinos, Constanzo Scala,

Fuente: BBC Mundo

[LE}– ‘Por culpa de’ y ‘culpable de’, tienen matiz peyorativo

27/05/2013

Las secuencias por culpa de y culpable de indican que se ha cometido una falta, daño o perjuicio, según indica el Diccionario Clave, por lo que lo apropiado es emplearlas exclusivamente cuando se desea introducir un matiz peyorativo.

Sin embargo, en los medios de comunicación pueden encontrarse frases contradictorias como

  • «La cosecha de tabaco de este año ha sido muy buena por culpa de la lluvia» o
  • «Allan Wade Houston fue el culpable de la victoria»,

en las que lo adecuado habría sido escribir, por ejemplo,

  • «La cosecha de tabaco de este año ha sido muy buena gracias a la lluvia» y
  • «Allan Wade Houston fue el artífice de la victoria».

Sin llegar a caer en contradicciones como las anteriores, por culpa de y culpable de pueden sustituirse a menudo por a causa de, debido a, como consecuencia de o artífice de si el propósito es simplemente explicar de forma objetiva el porqué de un hecho, sin culpabilizaciones.

Así pues, según la intención con que se escriba, se optará por

  • «La venta de prensa diaria ha bajado por culpa de los periódicos gratuitos»

en caso de querer enfatizar el perjuicio ocasionado a la prensa diaria, mientras que

  • «La venta de prensa diaria ha bajado debido a los periódicos gratuitos»

se limita a establecer la causa del descenso en ventas de prensa diaria.

Fuente: Fundéu