Courtesy of Eva Matute
Courtesy of Eva Matute
Debí haberlo descubierto antes o durante ESTO.
09-10-12
Carlos M. Padrón
Por fin, una propuesta razonable.
En ella aplaudo que se use el término ‘almorzar’, que tanto me criticaron en España porque, me decían, lo correcto es ‘comida’.
Mi respuesta era —apegándome a la claridad y a las acepciones únicas, siempre que esto sea posible— que ‘comida’ es un sustantivo que tiene varios usos, mientras que ‘almuerzo’ tiene sólo uno.
En cambio, me permito poner en duda el éxito de 45 minutos —en vez de casi dos horas— para almorzar, la eliminación del desayuno a media mañana —algo que creeré cuando lo vea—, y el que sea cierto que se madrugue demasiado. Si así fuera, no se llegaría tarde al trabajo, cosa que ya he explicado en varios post de este blog
Por supuesto, como en toda ponencia que en España se haga, y que aspire a ser exitosa, no podía faltar la mención al machismo, que ahora, por lo visto, son reos de él los varones que no se presenten en casa temprano.
Tal vez no lo hagan porque deben librarse antes del riesgo de soltar en casa un pedo inoportuno, no vaya a ser que les ocurra algo como lo aquí descrito:

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09/10/2012
El Congreso de Racionalización de Horarios propone regresar al huso de Greenwich
La profesora y directora del Centro Internacional Trabajo y Familia del IESE, Nuria Chinchilla, ha propuesto este martes, en la conferencia inaugural del VII Congreso Nacional para Racionalizar los Horarios Españoles, adoptar el huso de Greenwich, es decir, retrasar los relojes una hora.
Esta medida —que tiene «coste cero», según recalcó Chinchilla—, unida a una pausa más breve para el almuerzo, puede suponer ganar una hora y media al día para la vida personal.
Pese a que el Meridiano de Greenwich atraviesa España a la altura de Castellón, nuestro país adoptó el 2 de mayo de 1942 el horario de Europa central y, desde entonces, está en el «huso equivocado», explicó la experta en su conferencia.
El «estropicio» se remonta a un par de años antes, cuando los nazis invadieron Francia e impusieron su huso horario a este país, con el que hasta entonces Alemania tenía una hora de diferencia. España y Gran Bretaña se sumaron después a ese horario europeo central, pero mientras los británicos regresaron en 1945 al huso europeo occidental, los españoles permanecimos en el mismo que Francia y Alemania.
Ello hace que España esté desubicada respecto a su hora solar. Geográficamente, se encuentra muy lejos de Europa central, de modo que en Levante hay una hora de diferencia con respecto a lo que le correspondería en invierno, y dos en verano, y que en Galicia llegue a haber hasta dos en invierno y tres en verano.
Esto condiciona los horarios que los españoles adoptamos a lo largo de la jornada. En este sentido, almorzamos más tarde que el resto de los europeos, ya que damos más importancia a la hora solar. Es decir, comemos a la una, según la hora solar, pero a las dos según la hora oficial de invierno, y a las tres según la de verano.
Y lo mismo con las cenas: lo hacemos a las ocho, según la hora solar, pero a las nueve según la oficial de invierno, y a las diez según la de verano.
Si comemos a las dos o tres de la tarde y cenamos a las nueve o diez, lo lógico sería que empezáramos a trabajar a las diez u once de la mañana. Según la experta en racionalización de horarios, eso no sucede y, en cambio, «madrugamos demasiado, dormimos 50 minutos menos de lo recomendado por la OMS, no alargamos la jornada por la tarde, ¡sino por la mañana!, y nuestra jornada laboral resulta interminable».
Lo lógico sería, según Nuria Chichilla, que en las dos únicas fechas del año en que el día y la noche tienen la misma duración —el 21 de marzo y el 21 de septiembre— el sol se levante a las seis de la mañana y se ponga a las seis de la tarde. Pero en España vamos con una hora de desfase, de modo que, en esos días, a las siete de la tarde en Castellón es de día, mientras que en Praga o Nápoles, donde rige el mismo huso horario, ya ha anochecido.
Además de la desubicación en el huso horario, la actual distribución del tiempo de los españoles tiene otra razón histórica: el pluriempleo al que se vieron abocados muchos ciudadanos en la posguerra, que obligaba a tener un trabajo completo por la mañana, hasta las dos de la tarde, y otro por la tarde, hasta entrada la noche.
«Bastarían 45 minutos para almorzar»
Pero ahora que no hay pluriempleo, señala Chinchilla, «dedicamos dos horas al almuerzo, cuando bastarían 45 minutos»; hay una cultura del presentismo en el trabajo que es «tercermundista» y una «mentalidad machista» que hace que el varón no se presente en casa temprano, y que ser madre requiera renunciar al propio desarrollo profesional.
Por todo ello, propone que el Gobierno apruebe por decreto el cambio al huso de Greenwich aprovechando el próximo cambio al horario de verano, de modo que los relojes no cambien. Pero también considera que se deben adelantar una hora acontecimientos socialmente relevantes, como los telediarios o los partidos de fútbol, y fomentar la jornada continua, suprimiendo el desayuno de media mañana y reduciendo el almuerzo a una hora como máximo, entre otras medidas.
Ello supondría desplazar una hora y media del ámbito laboral al personal, lo que supone dos semanas al año y un 10% del tiempo que permanecemos despiertos. Entre otras ventajas, destaca que generaría mayor productividad, permitiría conciliar la vida laboral y personal, reduciría el fracaso escolar y los accidentes laborales y de tráfico, además de mejorar el descanso y la salud.
Y frente a los que puedan mostrarse críticos y piensen que podemos ir desfasados en el horario con el resto de europeos, señala que en la actualidad ya lo estamos, porque «cuando ellos comen, los españoles trabajamos», y viceversa, y recuerda que en Estados Unidos tienen hasta siete husos distintos desde Puerto Rico hasta Hawái.
Fuente: ABC
Un reportaje que, según me dicen, pronto se verá en cines.
Para bajar/ver/escuchar el archivo, clicar AQUÍ
Si tienes problemas, entonces puedes clicar AQUÍ y luego en File (Archivo) —arriba, a la izquierda— y después en Download (Bajar/Descargar), que está al final del menú resultante.
Cortesía de Jaime Tejeiro
06-10-12
Carlos M. Padrón
Quienes han seguido por tiempo este blog saben que soy casi un fan de Amando de Miguel, pero a veces él hace afirmaciones —algunas sorprendentes— que, sencillamente, no acepto, como es el caso de propugnar que no se ponga acento a los pronombres posesivos (éste, ése, aquél) y sus derivados, y tampoco se ponga en el adverbio ‘sólo’.
En el artículo que copio más abajo creo que se pasó de la raya con eso de que «El uso de la coma es más bien potestativo».
¿Cómo que potestativo? ¿Es que el señor de Miguel se ha sumado a la pléyade de «periodistas» que sólo saben escribir frases cortas y separadas por punto? ¿Para qué, entonces, está la coma?
Y del punto y coma mejor no hablar, pues tal parece que es especie en avanzada vía de extinción.
Véanse estos dos ejemplos que estaban en el texto original del tal artículo y, como en él puede verse, todos en la transcripción de una misma respuesta dada en una entrevista.
Para más ejemplos, tómese de aquí el artículo original y compáreselo con éste que copio a continuación, ya corregido.
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05-10-12
Amando de Miguel
Casi todos los nuevos empleos que ahora se ofrecen, públicos o privados, mantienen esta exigencia: una de las tareas principales es la de tener escribir un papel, con sentido.
Además, muchas veces hay que exponer su contenido delante de una pequeña audiencia de colegas, colaboradores o subordinados, en cuyo caso bueno será que los solicitantes de los nuevos empleos se preparen a esa tarea de escribir un papel, sin faltas de ortografía y con ideas bien expuestas.
Esta seccioncilla no pretende ser pedagógica, pero sí podríamos convenir en ciertas normas de estilo para escribir ese hipotético papel. Apunto sólo unas cuantas.
Fuente: Libertad Digital
Entre el párkinson y el alzhéimer prefiero el párkinson, porque es preferible derramar un poco de whisky que ¡no recordar dónde carajo dejé la botella!
Cortesía de Esteban Zajía
04-09-12
Carlos M. Padrón
Este número, de enero/1978 de la revista Mensaje, estuvo dedicado a los 40 años de IBM en Venezuela. Buena parte de su contenido me llegó como cortesía de Roberto Alibardi por vía de Leonardo Masina.
Las fotos que siguen, excepto la última, corresponden a la fiesta infantil celebrada en Caracas. La última corresponde a la fiesta infantil celebrada en Maracaibo.
Como siempre,
Mis gracias anticipadas a quien «despeje» las ‘¿?’ que indican que no conozco a nadie en la foto, y me temo que no habrá hoy muchos exIBMistas que sepan quiénes son ellos.
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Foto 1.
Luis Argüello, señora e hijo
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Foto 2.
Roberto Alibardi e hija
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Foto 3.
Luis Cadillo † con su señora e hijo
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Foto 4.
¿?
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Foto 5.
Miguel Olmeta, con su señora e hijo
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Foto 6.
¿? No tengo idea de qué IBMista son hijas estas niñas que, seguramente, pasados ya 35 años, son madres desde hace tiempo
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Foto 7.
X. Martínez (Dpto. Técnico) con su señora e hijos
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Foto 8.
¿?
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Foto 9. Ésta corresponde a la fiesta infantil de la Sucursal Occidental (Maracaibo), celebrada el 19/12/1977 en el Parque Restaurante Ítalo Americano.
1, Salvador Covelo †; 2, Carlos Aguirre; 3, William Gil †
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COMENTARIOS
CMP
En respuesta a Luis Enrique Arias.
Gracias, Luis Enrique. Ya puse el apellido de Martínez.
Luis Enrique Arias
Carlos,
Foto 7. El apellido del N° 7 es Martínez. Era del Dpto. Técnico y actualmente tiene una cadena de tintorerías.
Foto 8. Igual, él era del Dpto Técnico pero no recuerdo su apellido.
Saludos
CMP
En respuesta a Rubén Dario González P..
Gracias, Rubén Darío; ya puse el nombre.
Rubén Dario González P.
Hola, Carlos.
Foto 9. El #2 es Carlos Aguirre.
Saludos.
CMP
En respuesta a Jorge Merchán.
Gracias, Jorge. Ya puse el nombre.
Rechazar | Responder | Edición rápida | Editar | Spam | Papelera
Jorge Merchán
Confirmo: es Miguel Olmeta.
05-10-12
Carlos M. Padrón
Al tropezar hoy con el artículo que copio más abajo no pude evitar acordarme de un familiar mío, fanático católico él, que montaba en cólera cada vez que escuchaba hablar de conquistar el cosmos, de que el hombre llegaría a la Luna, de que allí no había agua, de que había muchos más planetas que los que entonces creía él que componían nuestro Sistema Solar, etc. Y en medio de su cólera terminaba siempre recitando airado esta cuarteta, atribuida a Quevedo:
El mentir por las estrellas
es un seguro mentir
porque ninguno ha de ir
a preguntárselo a ellas.
Su terquedad y ofuscación en este tema del cosmos era tal que ya su yerno —ambos vivían en la misma casa— no la soportaba, y por eso fue que cuando el día 4 de octubre de 1957 apareció en la prensa matutina la noticia de que los rusos habían puesto en órbita el Sputnik 1, tanto el yerno como yo, aunque estábamos en lugares distantes, tuvimos la misma idea y salimos disparados hacia la casa del pariente en cuestión, a la que llegamos al mismo tiempo, y le hicimos leer la noticia que ocupaba toda la primera página del diario en el que él más confiaba.
El hombre cayó en un estado de mutismo y depresión tal que hubo que recurrir al médico. Nunca más tocó el tema de que el cosmos era dominio exclusivo de Dios o, mejor dicho, de su dios, un dios de vía estrecha, rencoroso y vengativo que, por lo visto, vive en la mente de todos los fanáticos religiosos, tal vez la especie más peligrosa que hay en el planeta, o hasta en el cosmos.
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05-10-12
El Sputnik 1, lanzado el 4 de octubre de 1957 por la Unión Soviética, fue el primer satélite artificial de la historia.
Se trataba de una esfera de aluminio de 58 centímetros de diámetro que tenía instrumentos para la medición de la temperatura y densidad. A lo largo de su órbita recogió datos acerca de la concentración de electrones en la ionosfera.
Estaba equipado con dos transmisores de radio que permitieron que su señal fuera la primera captada en nuestro planeta de un objeto del espacio exterior.
Siguiendo una órbita elíptica, el satélite tardaba 96,2 minutos en dar la vuelta a la Tierra.
El primero
Éste fue el primero de varios satélites lanzados por la Unión Soviética durante su programa Sputnik, la mayoría de ellos con éxito.
Le siguió el Sputnik 2, como el segundo satélite en órbita y también el primero en llevar a un animal a bordo, una perra llamada Laika.
El primer fracaso lo sufrió el Sputnik 3.
Fuente: Yahoo Noticias
Tras de largo padecer,
un joven agonizaba,
y acompañándole estaba
sólo una débil mujer,
que la esencia del querer
en su rostro reflejaba.
Era la madre que oraba
por la vida de aquel ser.
Murió el hijo y, ¡oh, dolor!,
entonces ella impaciente,
por el grado de su amor,
rayó en locura y, demente,
dio por frases angustiadas,
¡fuertísimas carcajadas!