[*ElPaso}– «Espejo de la Vida» / Poesías de Pedro Martín Hernández y Castillo: Doloras (VI)

Al mes de haberse casado,
Lope se fue al extranjero,
dejando su hogar amado,
porque se vio sin dinero,
sin crédito y empeñado.

Marchó en pos de un porvenir
que jamás pudo encontrar,
porque nunca quiso ir
a un buen colegio a estudiar,
no sabiendo ni escribir.

Y transcurrieron veinte años.
De Lope no se sabía…
Por fin, ¡oh, qué desengaños!
llegó al pueblo cierto día
con muchos juicios extraños.

Antes que donde nació
él se diera a conocer,
una idea concibió:
vigilar a su mujer,
idea que realizó.

Por la noche, frente a frente
de la puerta de su hogar,
colocándose impaciente,
vio en la casa penetrar
a un aguerrido teniente.

Vuelve a la calle a salir
este joven estudioso,
y le sale a despedir
con un ósculo amoroso,
quien por él quiere vivir:

una mujer muy hermosa
de negro crespón vestida,
con aire de dolorosa,
porque en la mísera vida
la suerte le era azarosa…

Diz Lope «¡Soy traicionado!»
y tres tiros disparó
sobre aquel noble soldado.
Por necio, Lope mató
¡a su unigénito amado!

Deja un comentario