[*Opino}– El Gobierno español, Marruecos, y el petróleo que podría haber en aguas de Canarias

17-03-12

Carlos M. Padrón

Mis temores van tomando cuerpo.

Y son tantos y tan viejos que llegan hasta a suponer que si Marruecos invadiera Canarias, España no haría lo que tendría que hacer para evitar la pérdida total o parcial del Archipiélago o de sus riquezas, como el turismo y la pesca, lo cual me trae a la memoria la sabia sentencia que se atribuye al profesor Domingo Pérez Minik:

«Los dos principales errores históricos de la historia de Canarias fueron no dejar entrar a Nelson [1797], y dejar salir a Franco [1936]».

¿Que por qué traigo esto a colación? Porque tengo por seguro, como lo tuvo ese profesor cuando dijo lo que dijo, que si Canarias fuera inglesa no se estaría hablando ahora de la delicada situación limítrofe de que trata el artículo que copio más abajo.

No habría que temer que, al igual que ocurrió en 1958 en Sidi Ifni, se desatara una guerra —que el régimen de Franco ocultó, pero que los muchos Canarios que, heridos o muertos, regresaron de ella y durante ella, nos la hicieron saber— cuando, según se dijo, España encontró petróleo en un lugar en el que Marruecos nunca se había interesado pero que, al saberse de ese hallazgo, dijo de inmediato «¡Eso es mío!».

De la lapidaria reflexión de Pérez Mink, y de otros problemas que, desde hace siglos, aquejan a Canarias y también a los Canarios, habla el artículo Cuidado con Canarias que fue de los primeros que publiqué en este blog, allá por mayo de 2006.

En él se dice que,

  • El Canario se siente un «español raro», expresión que me parece un eufemismo para no decir que, en su sentir hacia España, el Canario no puede ocultar los efectos del trato colonial, más despectivo que indiferente, que por siglos ha recibido de España, y que en Canarias le ha ganado a no pocos españoles el epíteto de godos que es una «forma despectiva de denominar a los españoles de la península y Baleares que llegan, sobrados o prepotentes, y que no respetan las costumbres y formas del ser Canario».
  • Los Canarios somos de muchos lugares a la vez, de esos lugares a los que hemos ido y de los que hemos vuelto, una y otra vez, en nuestra pequeña historia. Lo cual tal vez explica mi lamentable sentimiento apátrida.
  • En Canarias existe un «fragmentarismo interior». Sí, pero no se dice que fue fomentado por España por aquello de «divide y vencerás«, y que tiene una de sus más evidentes pruebas en que en Canarias existen dos provincias, y que se llega al extremo de pugnas entre las islas, y hasta entre pueblos de una misma isla.
  • Parte de la culpa de la avalancha de inmigrantes ilegales que llegan a Canarias en las llamadas pateras la tiene ese «efecto llamada» divulgado por la televisión en programas como «Destino España» que, además de peligroso, me parece altamente hipócrita.

Espero que, para al menos alejar temores, lo de las prospecciones de hidrocarburos quede en agua de borrajas.

***

17-03-2012

¿Qué hará el Gobierno español cuando Marruecos reclame el petróleo que hay en aguas Canarias?

El Gobierno de Rajoy dio vía libre este 16 de marzo de 2012 para realizar prospecciones de hidrocarburos en aguas de Canarias, y autorizó a Repsol YPF a realizar prospecciones que, si tienen éxito, se comenzará a extraer crudo en 10 años.

Gran noticia, pero los planes de Repsol no son nuevos. Aznar ya había dado en enero de 2002 los permisos necesarios para que la petrolera iniciara las prospecciones en nueve campos de exploración al este de Fuerteventura y Lanzarote.

Una iniciativa en la que Repsol controlaba un 50% del proyecto, y a la que acudía de la mano de dos socios, la australiana Woodside (30%) y la alemana RWE DEA (20%).

El Tribunal Supremo paralizó el proyecto en 2004 por un defecto de forma en la Ley de Hidrocarburos, que no respetaba suficientemente la legislación medioambiental. Y Zapatero, que se apuntaba a un ‘bombardeo’ con tal de quedar bien con los progres, dejó en barbecho el plan.

El efecto José Manuel Soria

Perdió el PSOE las elecciones, llegó Rajoy a Moncloa y nombró ministro de Industria a José Manuel Soria, quien ve con buenos ojos retomar aquellos planes y reactivar los estudios para determinar si frente a las costas Canarias existen yacimientos de hidrocarburos.

Soria, Canario hasta la médula, está obsesionado por el déficit energético español, y ve con ilusión el proyecto.

LAS CLAVES DEL CRUDO

¿Dónde se busca?

Las zonas de prospección en las que Repsol ha realizado estudios iniciales se encuentran en aguas atlánticas a 61 kilómetros al este de las costas de Fuerteventura y Lanzarote.

Una distancia equiparable a la existente en otras zonas petrolíferas entre la costa y las zonas de explotación de hidrocarburos: a apenas 70 kilómetros de las playas de Rio de Janeiro, centenares de plataformas petrolíferas buscan, y ya extraen crudo desde hace tiempo. Los eventuales yacimientos en aguas Canarias se encontrarían a entre 2.000 y 3.000 metros de profundidad.

El proyecto en cifras

Según los cálculos de Repsol, en aguas Canarias podrían llegar a producirse alrededor de 38 millones de barriles cada año, lo que equivaldría nada menos que a un 10% del consumo actual total de crudo de España.

Eso, con una explotación efectiva de los posibles pozos de entre 20 y 30 años, 13.000 millones de dólares en inversiones, y la creación de 5.000 empleos.

¿Por qué lo rechaza el PSOE?

El proyecto cuenta con el rechazo inicial del PSOE y del Gobierno Canario, de la oposición regional de izquierdas, de los grupos ecologistas, y de una parte sustancial de la población de las islas (el 60% se mostrarían contrarios, según una reciente encuesta).

Argumentan que si se produjeran vertidos procedentes de las zonas de prospección y explotación, pondrían en jaque toda la economía regional, basada en el turismo, lo cual tendría graves consecuencias medioambientales.

Por qué la tensión con Marruecos

En las aguas en que Repsol se dispone a hacer prospecciones, no existe una línea divisoria de las zonas de explotación económica exclusiva aceptada oficialmente por Madrid y Rabat.

Sí que existe una limitación oficiosa respetada de facto por ambos países hasta el momento. Sin embargo, expertos en seguridad y defensa advierten de la posibilidad de que, en caso de que Repsol encuentre petróleo, Marruecos se vea tentado a reactivar la vieja disputa sobre la titularidad de esas aguas.

Se reinicia la búsqueda

El Ejecutivo convalida los permisos que en 2001 le otorgó a Repsol YPF para llevar a cabo exploraciones petrolíferas frente a las costas de Fuerteventura y Lanzarote, y que el Tribunal Supremo suspendió en 2004 por defectos de forma respecto a consideraciones medioambientales.

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, explicó este 16 de marzo de 2012, al término de la reunión del Consejo de Ministros, que se dan las «garantías medioambientales» requeridas por el Alto Tribunal.

Añadió Soraya que «no hay argumentos para dilatar más» la reanudación de un proyecto que, de resultar positivos los sondeos exploratorios, situaría la hoy deficitaria balanza comercial de España en números negros, según fuentes conocedoras de la materia.

 

Como explica Javier Mesones en ‘La Gaceta’, las estimaciones para todo el área, que abarca más de 6.100 kilómetros cuadrados entre la costa marroquí y las Islas Canarias (ver mapa), apuntan a unas posibles reservas de más de 100.000 barriles de petróleo diarios, lo que significaría reducir en un 10% las importaciones de hidrocarburos en España, que hasta la fecha tan sólo produce alrededor de 2.000 barriles al día.

De esta forma, nuestro país pasaría de importar el 99% de los hidrocarburos a aproximadamente el 90%, según las mismas fuentes.

En todo caso, tras la aprobación de la autorización por parte del Gobierno, aún dista un largo camino.

A partir de ahora, Ripsa (Repsol YPF), la australiana Woodside y la alemana RWE, las tres compañías que conforman —con una participación respectiva del 50%, 30% y 20%— el consorcio al que el Gobierno otorgó en 2001 el permiso para explorar en aguas Canarias, tendrán que elaborar un estudio de impacto medioambiental.

Este proceso se prolongará durante dos años.

Superado este trámite, los operadores tendrán que realizar el sondeo exploratorio, que durará «entre dos y tres meses», y requerirá de una inversión de alrededor de 100 millones de euros.

Esta fase determinará la presencia de hidrocarburos y su rentabilidad, en función de la cual el proyecto seguirá adelante o no.

Las compañías calculan que la probabilidad de éxito se sitúa «en la parte alta» de la franja que oscila entre el 10% y el 25%.

Finalmente, en el supuesto de que la investigación resulte positiva, «en ocho o diez años —es decir, 2022 a 2024—» comenzarían a extraerse los primeros barriles de petróleo.

Las reservas estimadas indican que la explotación de este área, que se sitúa a más de 50 kilómetros de la costa Canaria, podría alargarse entre 20 y 25 años.

En este tiempo, se reduciría el déficit comercial de España en 28.400 millones, se generarían unos ingresos adicionales derivados del Impuesto de Sociedades de 700 millones al año, y se crearían 5.000 empleos.

Las empresas, por su parte, tendrían que acometer inversiones por 9.000 millones.

El anuncio de la vicepresidenta provocó un aluvión de críticas por parte del Gobierno Canario y de organizaciones ecologistas.

De hecho, el presidente del Ejecutivo autonómico, Paulino Rivero, dio instrucciones ayer a los servicios jurídicos de la comunidad para que emprendan las actuaciones que sean precisas, e impidan que se hagan prospecciones petrolíferas en aguas del archipiélago.

Por su interés para el debate, reproducimos fragmentos de un artículo publicado en el blog ‘Mi Equipaje’ donde se pone sobre el tapete lo que puede ocurrir si aparece crudo, es rentable extraerlo, y Marruecos actúa como acostumbra.

¿Petróleo Canario o marroquí?

El dilema de qué hacer con los mil millones de barriles de petróleo que tenemos ahí abajo, bajo la suela de los zapatos de las islas, presuntamente alojado en las profundidades de un mar discutible, en aguas que podrían ser de titularidad nuestra si nos espabilamos, no ha sido aún resuelto ni parece tener fácil solución.

El contencioso no se limita al petróleo. Está íntimamente ligado a la declaración de las 200 millas de las aguas Canarias respecto de Marruecos.

El derecho internacional (la Convención del Mar de Montego May, Jamaica, suscrita en 1982) plantea algunas dificultades, no insalvables, para que a un archipiélago no Estado (sino dependiente de un Estado, como es nuestro caso), le sean reconocidas las pertinentes 200 millas de mar propio, como sí corresponde de facto a todo territorio costero soberano.

La apatía de los gobiernos centrales —éste y los anteriores se han pasado la pelota— para solventar esa laguna de consecuencias imprevisibles tiene que ver con la política de no tentar los demonios de las relaciones hispano-marroquíes (Ceuta y Melilla).

Pero pocos saben que, desde 1981, prácticamente toda Canarias figura en algunos croquis, o pseudomapas, dentro de la presumible Zona Económica Exclusiva de Marruecos, lo que daría alas a una hipotética pretensión anexionista de Rabat, escenario que en las Islas y en España nadie quiere imaginarse ni en broma, pese al precedente saharaui, porque preferimos seguir instalados en una inercia de mutismo y ceguera a todas luces más temeraria que el miedo al fantasma expansionista alauí.

No obstante, hay expertos en Derecho Marítimo Internacional, como el veterano profesor José Manuel Lacleta, que sostienen que España ya negocia desde 2003 con Marruecos las 200 millas entre Canarias y el Estado ribereño vecino, a sabiendas de la parsimonia consustancial a la diplomacia de Rabat, que se toma el asunto con infinita paciencia. Y al oeste hay gas.

A su vez, desde Madrid se estaría discutiendo con Portugal los límites de las aguas a partir de Canarias hacia el N y NO, sin acuerdo por el momento, no tanto a causa de Madeira como de las Islas Salvajes, más cercanas a nuestro archipiélago que al portugués.

Hacia el Oeste y SO no habría obstáculo, y recientes informaciones desvelan que España ha solicitado, ante Naciones Unidas —y tiene de plazo hasta mayo de 2014 para fundamentarlo científicamente—, la ampliación en 200.000 km2 de la plataforma continental hacia el oeste de Canarias, con el fin de poder explotar sus recursos mineros marinos, como un importante yacimiento de gas que los expertos aseguran haber localizado, además de hierro y manganeso.

Para no perder sus derechos sobre el petróleo, amén de otras suposiciones, Rabat se opondría a fijar la mediana en el brazo de océano que nos separa, dado que las 200 millas abarcan de orilla a orilla, y habría que establecer un límite intermedio.

Algunas voces ya avisan que, de hacerse la tarea pendiente históricamente, dejando las cosas, y las costas, claras —o sea,, qué mar corresponde a cada cual, con sus hábitats marinos y recursos respectivos—, el petróleo, o la mayor parte de él, caería del lado Canario, y nuestro archipiélago, con competencias en minería, podría explotarlo y beneficiarse sustancialmente de una auténtica ‘mina’.

¿Acaso, de ser así, semejante hipótesis sea la causa de que el petróleo se empantane: ni para ti ni para mí?

Más de uno sospecha que Marruecos no se andará con chiquitas (¿quién espera lo contrario a estas alturas?) y procederá a las perforaciones cuando le venga en gana, ante la apatía española, si ésta persistiera, como ya proyecta hacer en el litoral saharaui, que usurpó y gestiona contra la voluntad de Naciones Unidas.

Además de…

Sí, además del petróleo y las 200 millas, está la vergüenza de la indefinición, o delimitación incompleta, de las aguas interiores de nuestras Islas, unas aguas que permanecen en el limbo, sin amo ni señor.

Los barcos que atraviesan los pasillos intermedios entre las Islas lo hacen por el caudal de don nadie. Canarias flota, más allá de las 24 millas territoriales y contiguas, sobre aguas internacionales, como si fueran islas extranjeras en su propia casa.

Un despropósito por muchas lecturas y relecturas que se me hagan de la citada Convención del Mar sobre los archipiélagos.

Que se me expliquen las excepciones de:

  • las islas Feroe pertenecientes a Dinamarca
  • las Spitzberg, de Noruega
  • las Houtman, de Australia
  • las Galápagos, de Ecuador, y
  • las portuguesas Azores y Madeira,

todas ellas con sus aguas en regla, y que,  como añagaza jurídica, no se me justifique el vacío existente en Canarias, apelando a las dimensiones y distancia entre nuestras islas.

El Mar de Canarias es una demanda de sentido común. O ésta sí que es una buena esquizofrenia que nos deja hablando solos como el Quijote de Castilla.

Fuente: Periodista Digital

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