13-03-12
Carlos M. Padrón
Lo que sigue, que en buena parte comparto, obviamente fue traducido del inglés (lo pasé por los filtros COGER para corregir ése y otro fallos), y o fue escrito por una mujer con más de medio siglo a sus espaldas, o por un hombre de sesenta hacia arriba, sensato, que sabe que sólo puede aspirar a una mujer así.
Sólo hombres y mujeres de esas edades pueden destacar como virtudes ciertas características a las que gente más joven daría muy poco valor.
Sea lo que fuere, ya el primer párrafo se tambalea, pues dice así: «Una revista ha realizado una encuesta entre hombres, dividiéndolos en tres grupos de edades. Sus preferencias sobre probables parejas fue aplastante: la mayoría eligieron mujeres mayores de 50 años».
¿Quiere decir que, aunque hubo tres grupos de edades diferentes, la mayoría de sus componente eligieron mujeres de 50 años? Eso no se lo cree ni quien lo escribió,…. a menos que los tres grupos estuvieran conformados por hombres de más de 50 años.
Segundo párrafo: «Casi todos coinciden en que las mujeres mayores de 50 son más inteligentes y más sexys».
Las de 60 y 70 son mayores de 50, pero ¿también son más sexy?
Una mujer de más de 50, ¿tiene «incipientes» patas de gallo? ¡Por favor! Fueron incipientes desde muchos años atrás.
¿No importa el tercero o cuarto intento de formar pareja? ¿Acaso es eso un juego?
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Una revista ha realizado una encuesta entre hombres, dividiéndolos en tres grupos de edades. Sus preferencias sobre probables parejas fue aplastante: la mayoría eligieron mujeres mayores de 50 años.
Casi todos coincidieron en que las mujeres mayores de 50 son más inteligentes y más sexys.
Hay quien dice:
«Las mujeres de mi generación son las mejores, y punto. Hoy tienen cincuenta y pico, incluso sesenta y pico, y son bellas, muy bellas, pero también serenas, comprensivas, sensatas y, sobre todo, endiabladamente seductoras. Y todo esto a pesar de sus incipientes patas de gallo, o de esa afectuosa celulitis que capitanea sus muslos, pero que las hace tan humanas, tan reales,… hermosamente reales.
Hoy, casi todas están casadas o divorciadas, o divorciadas y vueltas a casar, con la idea de no equivocarse en el segundo intento, que a veces es un modo de acercarse al tercero, y al cuarto. ¡Qué importa!
Otras, aunque pocas, mantienen una pertinaz soltería, y la protegen como ciudad sitiada que, de cualquier modo, cada tanto abre sus puertas a algún visitante.
Nacidas bajo la era de Leo, con el influjo de la música de Los Beatles, de Bob Dylan. Herederas de la «revolución sexual» de la década de los ’60s y de las corrientes feministas que, sin embargo recibieron pasadas por varios filtros, ellas supieron combinar libertad con coquetería, emancipación con pasión, reivindicación con seducción.
Jamás vieron en el hombre a un enemigo, a pesar de que le cantaron unas cuantas verdades, pues comprendieron que emanciparse era algo más que poner al hombre a trapear el baño o a cambiar el rollo de papel higiénico cuando éste, trágicamente, se acaba, y decidieron pactar para vivir en pareja.
Son maravillosas y tienen estilo, aún cuando nos hacen sufrir, cuando nos engañan o nos dejan. Usaron faldas hindúes a los 18 años, se cubrieron con suéter de lana, y perdieron su parecido con María, la Virgen, en una noche loca de viernes o sábado después de bailar.
Hablaron con pasión de política, y quisieron cambiar el mundo. Aquí hay algunas razones de por qué una mujer de más de 50 nunca te va a despertar en la mitad de la noche para preguntarte: «¿Qué estás pensando?». No le interesa lo que estás pensando.
Si una mujer de más de 50 no quiere ver un partido de fútbol, no da vueltas alrededor de ti; se pone a hacer algo que ella quiere hacer y, generalmente, es algo mucho más interesante.
Una mujer de más de 50 se conoce lo suficiente como para estar segura de sí misma, de lo que quiere, y de con quién lo quiere.
Son muy pocas las mujeres de más de 50 a las que les importa lo que tú pienses de lo que ellas hacen. Una mujer de más de 50 tiene cubierta su cuota de relaciones «importantes» y de «compromiso». Lo último que quiere en su vida es otro amante posesivo.
Las mujeres de más de 50 son generalmente generosas en alabanzas, pues saben lo que es no ser apreciadas en su justa medida. Tienen suficiente seguridad en sí mismas como para presentarte a sus amigas, pues sólo una mujer inmadura puede llegar a ignorar a su mejor amiga.
Las mujeres se vuelven psíquicas a medida que pasa el tiempo. No necesitas confesar tus pecados, ellas siempre los saben. Son honestas y directas; te dicen de frente que eres un imbécil, si es eso lo que piensan de ti.
Tenemos muchas cosas buenas que decir de las mujeres de más de 50, y por múltiples razones.
Lamentablemente, eso no es recíproco. Por cada impactante mujer de más de 50, —inteligente, divertida y sexy— hay un hombre, con casi o más de 50, pelado, gordo, barrigón y con pantalones arrugados, tratando de conquistar a una chica de 20 años, y haciendo el completo ridículo.
Señoras, ¡les pido perdón por ello!».
Cortesía de Esteban Zajía

Hola. Tengo 63 años; luego de 9 de divorciada conocí a mi actual pareja, y hasta el día de hoy estamos muy bien.
Nunca sentí rencor hacia los hombres. Fracasé (violencia), e hice mi duelo, largo y doloroso duelo, con ayuda profesional. Con buena predisposición todo se presentó, y es lo mejor que me pasó sentimentalmente. Estoy plena sin las preocupaciones ni tensiones de la juventud.
Aclaro que soy una señora gordita, con pancita, y mi pareja también es el prototipo de la edad, pero nos sentimos muy alegres y felices porque a esta altura de a vida conocimos la felicidad, y le damos gracias a Dios por haber sido bendecidos tan grandemente.
Bueno, conté un poquito de mi vida. Espero no haber aburrido, pero tan buen artículo me llevó a hacerlo.
Como siempre, desde Argentina ¡muchos cariños!
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