[*Opino}– Acerca de la Crisis del Euro. Imagen ilustrativa y poema acorde

Carlos M. Padrón

La imagen —de humor negro pero muy realista— que incluyo aquí, y que me llegó por cortesía del amigo Rafael García Sánchez, trajo a la memoria de mis también amigos —y, además, paisanos y primos hermanos dobles— Juan Antonio Pino Capote y Tomás Capote Pino, un poemita que encaja muy bien con la tal imagen y que ambos me enviaron por separado

Ellos no saben quién es el autor del poema, pero por lo de la palabra ‘guanajo’ y la índole sarcástica, Juan Antonio sospecha que pueda ser Domingo Acosta Guión, un poeta palmero de quien dije y publiqué algo en el post Acerca de “Repartir Canarios”.

Sin embargo, repasé las «obras completas» de Domingo Acosta Guión —un grueso legajo de folios mecanografiados que en 1980 me diera Wifredo Ramos, otro amigo y paisano mío, entonces profesor de Bellas Artes en el Instituto de Santa Cruz de La Palma, y desde hace muchos años Cronista Oficial de El Paso— y no encontré ese poema, por lo que me inclino a creer que sea cubano, pues la palabra ‘guanajo’ llegó a Canarias procedente de Cuba.

Y al repasar esas «obras completas», me quedé pensando, una vez más, si podría yo publicar algo de ellas sin ofender castos oídos, pudorosos ojos, puritanos espíritus, mentes feministas, etc., pues Domingo Acosta se caracteriza por el lenguaje soez y grosero, carente de noñismos y eufemismos, y enmarcado en el sarcasmo.

Lo pensaré con la almohada, pero también escucharé opiniones. 🙂

Por ahora, aquí queda este magnífico maridaje entre imagen y poema acorde:

Este mundo es un relajo
en forma de gallinero,
que los que suben primero
se cagan en los de abajo.

Mas, si sube algún guanajo
de peso no muy ligero,
puede que se parta el gajo
y se vayan pa’l carajo
los que subieron primero.

¡Gracias a todos esos buenos amigos!

[*IBM}– Del baúl de los recuerdos: De ratones, economía y dinero / Ramón López, y Leonardo Masina

Siguiendo con la serie de temas de este tipo que fueron tratados en 2003 mediante intercambio de e-mails, aquí va uno que trata de algo casi paranormal.

Carlos M. Padrón

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23-09-2003

Ramón López

 

A finales del año 1957 me asignaron tres instalaciones: Aeropostal, MOP, y el Ministerio de Educación, aunque a veces me sacaban de ahí para atender otros problemas.

En Aeropostal tenía yo un problema, especialmente con las tabuladoras 405, y era que se cortaban los manojos de cables internos (había cientos) que conectaban puertas, CBs, etc. y el problema era causado por los ratones que, de noche, hacían su agosto.

Los cortes eran como si los hubieran hecho con sierra. y los problemas derivados de ellos eran de película.

Después de hablar mucho con el jefe de la instalación, pusieron veneno dentro de las máquinas y no funcionó. Entonces les sugerí que se consiguieran un par de gatos y los soltaran en la instalación por la noche.

No sé si me hicieron caso, pero a partir de ese día se acabó el problema.

Además, soy muy amigo de los gatos; tengo dos.

***

03-10-2003

Leonardo Masina

Los técnicos teníamos siempre problemas, ya que, por lo general, nos sentíamos un poco marginados de lo que era IBM, y una reunión de departamento podía durar toda una tarde sin llegar nunca a una conclusión satisfactoria.

Recuerdo una vez que a una reunión fue invitado Alejandro Rivero, que era el responsable de GSD. Como en toda reunión, siempre se empezaba con hipocresías y frases a medias, sin llegar nunca a decir claramente cuál era el problema.

Normalmente, las cuentas de gastos eran el problema mayor, ya que mucha gente olvidaba que un jefe había sido técnico antes que jefe, y que las reivindicaciones que uno hacía eran a veces cosas que ya se pedían en el pasado.

Después de dar vueltas por más de dos horas y no llegar nunca a explicar claramente cuál era el problema, y haberse quedado a un lado escuchando sin decir palabra, recuerdo que Alejandro dijo:

—Si no he entendido mal, estamos ante un problema económico.

Hubo silencio en el grupo ya que Alejandro había dado en el clavo, o sea, había entendido de qué se trataba. Para eso, ¡no hacía falta tener mucha imaginación!

De repente se oyó una voz discordante que dijo:

—Éste no es un problema ECONÓMICO, ¡es un problema de DINERO!

Todo el mundo se quedó sorprendido ante tal conclusión, y Alejandro preguntó:

—¿Y qué diferencia hay?

Empezaron entonces dos bandos a discutir las posibles diferencias entre dinero y economía, y creo que estuvimos un par de horas elucubrando sobre el tema.

La postura mayoritaria era que dinero era lo que uno ingresaba (lo tangible) mientras que la economía era lo que IBM se ahorraba no pagando ciertos servicios o cuentas.

Como de costumbre, la reunión acabó sin concluir nada; y pobres éramos y pobres quedamos.   

Todavía hoy no he entendido cuál es la diferencia entre economía y dinero. Para mí son lo mismo, pero para varios de mis compañeros aparentemente no.