Aunque el hombre es un animal sociable, todos conocemos personas que no nos gustan; algunas veces sabemos muy bien por qué y otras no.
Igual me ocurre a mí, y supongo que también a todos, con los perros, pues si bien me encantan, hay algunos cuya sola presencia me pone malo, y si a eso añadimos su comportamiento, entonces mejor ni me les acerco
En general me gustan los perros pero no los pequeños, ésos a los que en Canarias llamaban “falderos”, pues además de su tamaño, que los hace cuotas iniciales caninas, suelen tener una o más de estas “virtudes”: neuróticos, cascarrabias, “delicagaditos” (lloran por todo), acomplejados, siempre a la defensiva, y chillones. A juzgar por el artículo que copio abajo, esto se debe a sus genes muy especiales que, en mi opinión, los diferencia de los para mí verdaderos perros.
Sin embargo, algunos perros pequeños no me desagradan tanto como otros, y luego de analizar el caso he concluido que los que de verdad no me gustan son los que además de pequeños son peludos en todo el cuerpo, en especial en la cara..
Me gustan los que tienen, como mínimo, tamaño mediano, buena alzada (esbeltos) y figura convencional (nada de ése que parece una alfombra), con hocico protuberante (no chatos), de pelo corto (sobre todo en la cara), y que no se la pasen jadeando/babeando. El resto de los atributos son de carácter.
Por eso Susy, la perrita cacri (doberman y pastor alemán) que un día nos adoptó en la calle a Chepina y a mí, fue para nosotros un total serendipity canino, pues reúne todas esas características que me gustan y, además, es inteligente, obediente, de carácter apacible y tremendamente cariñosa.
Carlos M. Padrón
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Un equipo de investigadores de EE UU ha buscado la causa de la enorme variedad de tamaño de los perros, y ha encontrado una variante genética clave.
El perro doméstico, Canis familiaris, es la especie, entre todos los mamíferos, con mayor rango de tamaño. Nathan B. Sutter (Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano, en Washington) y sus colegas han descubierto que todos los perros pequeños comparten una secuencia específica de ADN en el gen responsable de producir el factor de crecimiento, similar a la insulina, IGF1. Este gen, cuya variación está relacionada con el tamaño del cuerpo, está presente en otros organismos, incluidos los ratones y los seres humanos.
Los científicos analizaron en el estudio el ADN de 3.000 perros de 143 razas. Los muchos siglos de crianza de los perros por parte de los humanos, han facilitado la identificación del gen, reconocen los científicos, que ahora buscan genes implicados en otras características más complejas de estos animales.


