[*El Paso}– “Dándole vueltas al viento” / Poemas de Antonio Pino Pérez: Ya no es posible

YA NO ES POSIBLE

Ya no es posible revivir las flores
que perfumaron el jardín de ayeres
y al abrirse encendieron sus colores
para embriagar de ensueño los placeres.

Sólo quedan recuerdos y rubores
que pugnan por la luz de amaneceres,
y no pasan de ser sino fulgores
que traen vaguedad de atardeceres.

Todo pasó en su sueño de inconsciencia
que pinta los caminos de esperanza
y nos infunde olvidos de inocencia.

Y nuevamente niños, siendo viejos,
buscamos la ilusión que nos alcanza
porque ya estamos en el tiempo lejos.

1959

[*Opino}– ¿Por qué no en una Red de Superordenación?

De Yahoo Noticias (España), del 27/01/08:

Valencia (España), 25 ene (TVEFE).- El superordenador “Tirant», integrado en la Red Española de Supercomputación (RES), es capaz de realizar 4,4 billones de cálculos por segundo y cuya capacidad es la de 512 ordenadores personales integrados juntos.

¿Por qué si la bendita máquina es un ‘ordenador’ no está integrada en la Red Española de Superordenación? Es que eso de ‘superordenación’ suena horrible, ¿verdad?

¿Por qué si el DRAE registra como correcta la palabra ‘computador’ se usa la de ‘ordenador’?

¿Por qué si una red de supercomputación está conformada por máquinas que computan, no se le da a éstas el nombre de computadores —o computadoras, que es lo lógico y además correcto— sino que se recurre al de ‘ordenadores’ que en nada refleja lo que tales máquinas hacen?

En España, como en Francia, la aversión hacia lo useño prima sobre el sentido común y hasta sobre la dignidad.

[*ElPaso}– Personajes de mi pueblo, disminuidos pero no olvidados: El Gran Imperio

28-01-2008

Carlos M. Padrón

No era de El Paso; llegó sorpresivamente al pueblo, supuestamente como latonero, y la gente decía que no sabían de dónde.

Tomó como vivienda un pajar abandonado, muy cerca de la casa de Avelina (como se ve, lo de los ‘okupas’ no es tan reciente) y a falta de cama se dedicó a recorrer los caminos recogiendo estiércol —pues en esa época transitaba por esas vías mucho ganado caballar y vacuno, y alguno caprino (aún pasaba algún que otro cabrero con su rebaño vendiendo leche a domicilio)— con el que hizo una especie de gruesa plataforma sobre la cual dormía.

Decía que el calor de la fermentación del estiércol le reconfortaba en las noches de frío, a lo cual contribuía también la gruesa capa de mugre que cubría sus ropas y lo que se veía de su cuerpo. Era un ejemplo viviente del dicho “La cáscara guarda el palo”.

Como en el lugar donde vivía no tenía agua corriente, con un balde en cada mano se iba al abrevadero más cercano, y con ambos baldes llenos de agua potable regresaba a su casa. Eso mantenía ocupadas sus dos manos que no podía usar para evitar que con el andar y el viento se abriera la gabardina que llevaba puesta, única prenda que cubría su cuerpo, y eso dejara ver su desnudez y, para asombro de los muchachos que a veces lo seguían, también sus partes pudendas.

En este dibujo, mi amigo Wifredo lo plasmó muy bien, son su gabardina y sus dos baldes.

Para alimentarse pedía a los vecinos que le regalaran los animales domésticos —preferiblemente gallinas, cochinos, conejos, cabras o cabritos— que murieran por enfermedad. Y si los vecinos no lo complacían en esto, y él se enteraba de que el cuerpo de alguno de esos animales había sido enterrado, averiguaba dónde, y, armado de una pala o azada, desenterraba el cadáver y se lo llevaba a su “residencia” donde, luego de sacarle la piel o plumas, lo descuartizaba, y la carne la almacenaba en un barril —de los entonces usados en el pueblo para almacenar por todo un año el tocino de los cochinos— dentro del cual la organizaba por capas. Por ejemplo, una capa de carne de cabrito, otra de conejo, otra de gallina, otra de cochino, etc., y repetía luego la secuencia mientras tuviera “materia prima”.

Al menos, esto era lo que él decía a los vecinos, aunque muy pocos de ellos tuvieron ánimo u ocasión para comprobarlo.

Como combustible para cocinar sus “exquisitos manjares” usaba gomas de alpargatas o de cauchos (neumáticos) de autos, y los “aromas” de esa combustión decían a todos los vecinos en muchos metros a la redonda que El Gran Imperio estaba dado a sus tareas culinarias.

Un día cayó enferma de “tetera” (así llamaban a una enfermedad mortal que daba a vacas y cabras, que infectaba en hinchaba a reventar sus ubres) una de las cabras que había en mi casa. Murió pocos días después, y mi padre la enterró en una de las que llamábamos “huertas de atrás”.

El hecho llegó a oídos de El Gran Imperio quien, ni corto ni perezoso, armado de una azada, al día siguiente del deceso caprino se presentó ante mi padre, que se encontraba trabajando precisamente en esa huerta, y le preguntó que cómo se le había ocurrido enterrar la tal cabra en vez de avisarle a él, que vivía muy cerca, para que viniera a buscarla.

La respuesta de mi padre fue que la cabra había muerto de enfermedad grave, a lo cual El Gran Imperio contestó que el fuego lo curaba todo, y le pidió permiso a mi padre para efectuar la inmediata exhumación.

Concedido el permiso, ante los asombrados ojos de mi padre El Gran Imperio desenterró el cadáver de la cabra y se lo llevó a hombros, no sin antes tapar muy bien el hueco que había quedado.

Otro de nuestros vecinos —en realidad, vecina— lo sorprendió una vez en un huerto suyo desenterrando un conejo que ella había enterrado allí el día anterior, y al preguntarle qué diablos hacía, El Gran Imperio le contestó impasible que él sabía que allí había sido enterrado un conejo e iba a desenterrarlo para comérselo, porque no hacerlo sería un desperdicio.

Incrédula, la vecina exclamó:

—Pero, hombre de Dios, ¿¡usted va a comerse un conejo muerto!?

A lo que, siempre impasible, El Gran Imperio replicó:

—¿Y es que usted se los come vivos?

La única anécdota que en materia de socialización supe de él es que, sintiéndose solo, le pidió “arrejuntamiento” a su vecina Avelina, la tía de Fernando el de Avelina, pero, aunque parezca increíble, ésta declinó tan gran “honor”.

Los detalles de la romántica petición y consiguiente respuesta eran un verdadero sainete cuando los relataba la propia Avelina en alguna de las noches en que venía a mi casa a jugar ronda, brisca o lotería, y mi padre le tiraba de la lengua acusándola de haber dejado pasar la gran oportunidad de su vida al no haber aceptado la proposición de El Gran Imperio.

[*ElPaso}– “Dándole vueltas al viento” / Poemas de Antonio Pino Pérez: El ciprés

EL CIPRÉS

Compendio forestal de verticales
que insobornable subes recto al cielo,
como supremo y perennal anhelo
de las superaciones terrenales.

Nos señalas caminos inmortales
—la eternidad del religioso vuelo—
y perpetúas en terrible duelo,
el amor y el dolor de los mortales.

Tu destino es subir, es aguzarte,
antena ascensional de perfecciones
que no sabes dudar ni derramarte.

Saeta trepadora de clausuras
perdida en un silencio de oraciones
que van a Dios como las almas puras.

[Opino}– El (supuesto) atractivo de las piernas largas

Carlos M. Padrón

Es una pena que el estudio descrito en el artículo que sigue no haya incursionado en el atractivo erótico de las piernas femeninas, ésas que tienen un buen balance entre pierna y tobillo, siendo éste, por supuesto, bien torneado. Tal vez ganaron las piernas que tenían solamente 5% más de largo que la media porque cuanto más larga la pierna más posibilidad de que el tobillo sea de cabra, o sea, horrible.

La piernas de esta foto son una excepción, pues son largas, el muslo es estrecho —típico de las piernas largas— pero la pierna en si está bien formada, sin ser nada del otro mundo:

Pero, ¿se parecen estas piernas a las de Tina Turner? ¡Por supuesto que no! Las de la Turner son unas piernas como Dios manda. ¿Hay quien diga lo contrario? ¿Por qué, entonces, pretenden vendernos como lindas y bellas unas como las de la foto, y a veces algunas realmente impresentables?

Es curioso, pero tanto en el cine como en la TV, cuando alguna actriz tiene buenas piernas las muestran a cada rato; cuando no, o anda siempre en pantalones o sólo las muestran hasta las rodillas.

Otras veces las tienen horribles y ni siquiera les da vergüenza mostrarlas, como hace, por ejemplo, Cameron Diaz, o la que es el colmo, la tal Sarah Jessica Parker, la de “Sex and the City”, que no sólo por sus piernas sino por toda ella es una verdadera cura contra la lujuria.

Desde mi adolescencia me decían en El Paso que mi debilidad por las piernas femeninas la heredé de mi abuelo paterno, quien había llenado de pequeños huecos la puerta de la cocina de su casa —la misma casa en la que nací y me crié, y recuerdo muy bien esa puerta— para mirar por ellos cuando las muchachas del colegio que funcionaba en la casa vecina —el colegio del tío Pedro Castillo— salían al recreo y jugaban en el patio. El delirio de mi abuelo era poder ver algún tobillo.

Como buen nieto suyo, analizo a una mujer de abajo hacia arriba. Si las piernas no me gustan, es poco probable que el veredicto final sea bueno, así tenga una preciosa cara.

Si lleva pantalones, procuro verle las extremidades superiores, pues las más de las veces el brazo indica cómo es el muslo, el antebrazo indica cómo es la pierna, la relación entre brazo y antebrazo es la que hay entre muslo y pierna, y la relación entre antebrazo y muñeca es la que hay entre pierna y tobillo.

Si las piernas de la foto se salvan es porque tienen una cierta “barriguita” que no las hace aparecer como palos de escoba.

***

17/01/2008

LONDRES.- No sólo son los hombres quienes consideran hermosas las piernas largas. Las mujeres opinan también que los hombres con las piernas más largas son físicamente más atractivos, según ha averiguado un estudio.

Las investigaciones, que han contado con la opinión de más de 200 hombres y mujeres, revelaron que las personas cuyas piernas son un 5% más largas que la media están consideradas más atractivas, independientemente de su sexo.

Los estudios de atracción sexual ya han demostrado que las personas más altas suelen ser consideradas como físicamente más atrayentes para el sexo opuesto. Pero, hasta ahora, poco se sabía sobre el efecto de la longitud de las piernas en las personas y en su atractivo general.

Los psicólogos, dirigidos por Boguslaw Pawlowski de la Universidad de Wroclaw, en Polonia, realizaron sus investigaciones pidiendo a 218 voluntarios de ambos sexos que evaluaran el atractivo de siete hombres y siete mujeres a partir de fotografías modificadas digitalmente.

Aunque todas las personas medían lo mismo, se alteró la longitud de sus piernas para hacerlas igual a la media en Polonia, o incluso un 5%, un 10% o un 15% más largas.

El equipo averiguó que, independientemente de la forma del cuerpo de los voluntarios y la longitud de sus propias piernas, se calificó a las personas con las piernas un 5% más largas de la media, como más atractivas. El siguiente grupo más atractivo fue el de personas con una longitud media de pierna, o las que tenían unas piernas hasta un 10% más largas de lo normal.

Los científicos creen que existen excelentes razones evolutivas en esta preferencia. “Las piernas largas son un signo de salud», explicó Pawlowski a la revista ‘New Scientist’.

Otras investigaciones anteriores han vinculado las piernas más cortas con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y con la diabetes de tipo 2 relacionada con la obesidad en ambos sexos.

También se ha demostrado que los hombres con las piernas más cortas son más propensos a tener elevados niveles de triglicéridos, algo que está relacionado con las enfermedades arteriales y los derrames cerebrales.

Aunque el estudio se centró únicamente en los habitantes polacos, Pawlowski sospecha que el efecto es común en todas las culturas.

Martin Tovee, un profesor adjunto de cognición visual de la Universidad de Newcastle, afirmó que las piernas más largas están consideradas como una de las numerosas pistas que sugieren buena salud, especialmente en las mujeres.

“La longitud de las piernas es un excelente indicador de la nutrición infantil femenina, ya que las piernas dejan de crecer una vez alcanzada la pubertad. De ahí que, si una mujer tiene las piernas más largas, esto sugiere que creció en un entorno excelente, algo que tiene un efecto muy positivo sobre la fertilidad. El efecto en los hombres es más sutil, ya que sus piernas continúan creciendo más allá de la pubertad», añadió Tovee.

El Mundo

[*Otros}– Los Canarios en América / José Antonio Pérez Carrión: Antonio de Chávez

Nuestro compatriota, el licenciado en jurisprudencia Antonio de Chávez, de cuyos personajes nos hemos ocupado en otro lugar de la historia de los Canarios en América, después de haber acompañado a Francisco de Pizarro en la conquista de Perú, fue nombrado gobernador de Cuba, tomando posesión de su elevado cargo el 4 de junio de 1547, reemplazando a Juan de Dávila.

En su administración y gobierno de la Isla, que duró tres años, se promovió el importantísimo proyecto de traer agua del río Almendares para surtir a La Habana.

Este proyecto fue aprobado por Real Orden del 11 de febrero de 1548, facultando al Ayuntamiento de la dudad capital de Cuba para establecer la «Sisa de Zanja» y costear el acueducto que habría de conducir tan precioso líquido.

Antonio de Chávez llevó asimismo a efecto la total emancipación de los indios esclavos, que le valió las censuras y calificativos más absurdos por parte del impertinente caciquismo.

Este ilustrado hijo de las Islas Canarias falleció en Madrid, después de haber prestado grandes e importantes servicios a la patria.

[*ElPaso}– Personajes de mi pueblo, disminuidos pero no olvidados: Fernando el de Avelina

21-01-2008

Carlos M. Padrón

Al igual que Alfredo, en sus últimos años de vida nuestro personaje de hoy trabajó en Monterrey. Vivía cerca de mi casa, y de hecho había nacido en la que fue la casa de mis padres, donde nací y me crié, y su madre murió en esa misma casa como consecuencia del parto del que nació Fernando. Lo crió su tía, hermana de su madre, de nombre Avelina —de ahí el ‘apellido’ de Fernando— a quien él llamaba ‘Amá’.

Desde joven mostró, y mantuvo siempre, afición por los actos religiosos, en particular las procesiones, tal vez porque atraían a mucha gente y le daban oportunidad de lucirse. Ya de mayor, participada en ellas portando un pendón.

En época anterior a cuando yo lo recuerdo, gustaba de reunirse con otros muchachos, aunque de tales reuniones saliera siempre trasquilado, pues las muchas veces que algunos muchachos, más o menos de su edad, se reunían para jugar en la entonces llamada Casa de Sandalio —muy cerca de la de Avelina, y aún sin terminar para la época a la que me refiero—, sabedores de que a Fernando le gustaban las procesiones, lo invitaban a sacarlo en procesión, como si de imagen de santo se tratara, y para ello, y con materiales de la construcción de esa casa, improvisaban unas andas sobre las que sentaban a Fernando, y después de unos pocos pasos llevándolo “en procesión” dejaban caer las andas, con lo cual Fernando iba a dar con sus huesos contra el suelo.

Cuando a los muchachos les daba hambre, invitaban a Fernando a “jugar a comer higos pasados”. Él iba corriendo a su casa y, sin que Avelina lo viera, llenaba con higos pasados sus bolsillos y regresaba a reunirse con sus amigos, que se daban banquete. (Y lo de banquete lo digo con envida porque higos pasados, almendras y queso palmero ahumado constituyen mi bocado preferido, sobre todo si, además, dispongo de un buen vino tinto natural, o sea, de la parra, sin aditivos químicos).

Y así una y otra vez. Creo que él entendía que si ése era el precio que tenía que pagar para que los muchachos toleraran de alguna forma su presencia, lo pagaba con gusto.

El Fernando que yo conocí, años más tarde, era mentiroso empedernido, chismoso, bastante amanerado y tímido selectivo, pues las más de las veces que algún hombre no muy allegado a él le preguntaba algo, entraba como en pánico social, daba una respuesta que nada tenía que ver con la pregunta, y echaba a correr.

Por ejemplo, una vez que de Venezuela llegó a El Paso un primo mío, al encontrarse con Fernando cerca de la casa de éste, mi primo, alegrándose de verlo, exclamó con alborozo: «¡Hola, Fernando!». La respuesta de Fernando fue echar a correr mientras decía «¡Este año los tunos están todos podridos!».

Si cuando soltaba lo que claramente era una mentira alguien se lo hacía notar, daba media vuelta, exclamaba «¡Déjame ir a echarle de comer a las cabras!», y huía a toda carrera.

Gustaba de andar cerca de mujeres, y no por interés erótico —aunque por años dijo que tenía una novia en Tendiña— sino sólo para enterarse de lo que ellas contaban e ir luego a repetirlo en otros lados.

Sin embargo, lo erótico estaba presente en sus mentiras y folclóricas respuestas, y así un día en que en una de las ventas vecinas alguien le dijo

—Fernando, te veo muy gordo. ¿No estarás tú preñado?

La respuesta inmediata de Fernando fue:

—Pues si estoy preñado, es de Arturo.

Al enterarse de este incidente, que pronto se propagó por el barrio, don Arturo, hombre por demás honesto y respetado, exclamó impotente: «Caballeros, ¡lo que uno tiene que aguantar!». ¿Qué otra cosa podía hacer?

Pero estaba claro que Fernando el de Avelina sentía afecto por quienes afecto le mostraban, y entre estas personas estaba mi hermano Raúl con el que Fernando posó feliz con su traje oscuro, el especial para las solemnidades, para que el 25/06/1995, día de la Fiesta del Sagrado, les tomara yo esta foto, que mi hermano tuvo en gran estima: