David W. Fernández
Francisco Díaz-Pimienta y Pérez de Mendizábal
(1594-1652)
El 17 de mayo divisaron el archipiélago, pero hasta el día 19 no penetraron los arrecifes, que eran su principal defensa, quedando mal parada la urca «San Marcos», que tuvo que volver a Cartagena con 270 hombres de tropa, bastimentos y municiones, El día 20, el almirante propuso a los jefes de la escuadra el plan que, a su juicio, mejor convenía, consistente en el desembarco de 1.200 hombres en dos tandas cerca del Castillo. El plan fue aprobado, pero el estado del mar impidió su ejecución, tanto aquel día como el siguiente.
Al amanecer el día 24 comenzó el asalto a las trincheras enemigas que cedieron ante el impulso de la infantería, replegándose hacia nuevas posiciones, de las que fueron también desalojados, siendo ocupadas las alturas y estrechado el Castillo, cuando sus ocupantes, ante tal situación, despacharon dos parlamentarios para ofrecer la capitulación, que les fue aceptada, tomando posesión del Castillo el día 25, y así, con pocas pérdidas, se logró un completo triunfo.
Es tradición, no confirmada documentalmente, que predominando la idea de que el ataque debía realizarse de frente a la pequeña ensenada próxima al Castillo, mientras otros jefes eran partidarios de hacerlo por otra parte, para esquivar los disparos del Fuerte, Díaz-Pimienta se lanzó personalmente al mar, en un bote, con muy pocos tripulantes, en direccion a aquella playa para ir, sondalla en mano, marcando la ruta sin escollos por donde debían ir avanzando, sin peligro, los navíos, y así iba adelantándose bajo el intenso fuego de las baterías de tierra que cruzaban sobre su cabeza con los disparos que detrás de sí hacían desde su propia escuadra, hasta acercarse lo necesario para poder facilitar el desembarco de sus hombres.
En 1642 regresó a Cádiz con sus galeones cargados de dinero, y el Rey, para premiar sus hazañas, lo hizo Caballero de la Orden de Santiago, a la que ingresó el 28 de julio de 1642, y en cuyo expediente de ingreso hay algunas inexactitudes respecto a su genealogía. Publicó la “Relación del svcesso qve tuvo Francisco Díaz-Pimienta. General de la Real Armada de las Indias, en la lfla de S. Catalina. Dafe cuenfa de como la fomó a los enemigos que la poffeian, echándolos della. y la eftimación de los despojos, u número de prifioneros”.
Con licencia del feñor don Miguel de Luna y Arellano, Cavallero del Abito de Santiago, del Consejo de fu Magestad, y fu Oidor en la Real Audiencia de Sevilla lo imprimió Francisco de Lyra. Año 1642. 4°, 12 pp., s.f. Parece que hay otra edición del mismo año pero de distinto editor; En Madrid. Por Juan Sánchez. Año 1642. Fol., 6 pp.
Entre los despojos que tomó en aquella memorable gesta, se hallan algunas banderas inglesas, dos de las cuales envió, junto con un cuadro representativo de las islas tomadas, para que todo ello fuera colocado en la capilla de Santa Ana, de la parroquia matriz de El Salvador, de Santa Cruz de La Palma. Dicha capilla había sido comprada por su padre a Andrés de Armas, Procurador de causas, y a Inés de Llanes, su mujer, mediante escritura del 8 de enero de 1601, ante el escribano Bartolomé Morel, y su dicho padre la reedificó y fue sepultado en ella, pero al ser colocada en la misma, en 1818, el Paso de la Negación de San Pedro, comenzó a dársele el nombre de dicho Apóstol. En efecto, el 25 de enero de 1644, después de una solemne función religiosa con asistencia de numeroso público, fueron colocadas, con pomposa ceremonia, las dos banderas y el cuadro, pero en 1850, cuando el gobierno de la Nación reclamó dichas banderas y cuadro para su colocación en el Museo Naval, de Madrid, ya no existían ni el uno ni las otras,
Por sus grandes servicios a su patria Díaz-Pimienta fue también nombrado Maestre del Consejo de Guerra y AImirante Genera] de la Real Armada del Mar Océano, Gobernador General de elIa, en propiedad, con honores de Capitán General. Por ello, habiendo dado Felipe IV orden para que en Granada se hiciera leva de gente con destino a su servicio naval, la ciudad nombró por capitán de la compañía de cien hombres que había puesto en pie de guerra, a don Andrés Perez, la cual fue incorporada por orden de Díaz-Pimienta al tercio del marqués de Falses, destinado a su armada, y el 22 de julio de 1645, hallándose en Cartagena Díaz-Pimienta con la escuadra de su mando, concedió licencia al mismo don Andrés Pérez para volver a Granada por falta de salud.
En 1648 visitó Nápoles, y en 1650 tomo parte activa y se distinguió en la expedición que, capitaneada por don Juan de Austria, recuperó brillantemente las plazas de Plombino y Puerto Logón.
A sus expresados títulos agregó el de Señor de la Villa de Puerto Real, fundada por los Reyes Católicos en 1484, y la cual compró a la Corona, aprobado por Real Cédula del 20 de mayo de 1646, pero luego fue reincorporada, y dado en compensación a sus sucesores el Señorío de Vicálvaro, aprobado por Real Cédula del 2 de mayo de 1664, y posteriormente quedo sin efecto, por lo que recompensaron a su viuda con la merced del título de Castilla con la denominación de Marquesado de Villarreal de Burriel, por decreto del 14 de diciembre de 1671, el cual unió al condado de Hervias, que ya poseía, y a su primogénito, don Francisco Díaz-Pimienta y Vallecillos, lugares de Burriel, Albilla y Renuncio, de la jurisdicción de la ciudad de Burgos, además de poseer ya el mayorazgo fundado por su padre y de ser el sucesor de su madre en el marquesado que, por Real Provisión del 12 de abril de 1672 se determinó habíia de ser Vizcondesa de Villarreal y, por otra del 10 de mayo del mismo año, por el de Marquesa de la misma denominación, Interrumpido este título en 1886, por morir sin sucesión don Luis Díaz-Pimienta y Ramírez de Arellano, lo solicitó, en 1915, don Felipe Morentes y García-Alesson, descendiente, por linea femenina, del fundador del título, y le fue concedido. Desde 1957 lo posee don Antonio de Morenes y Medina.
Fue asimismo Díaz-Pimienta gobernador y capitán general de la isla de Menorca (Baleares), y Virrey de Sicilia.
