

Carlos M. Padrón
A través de comentarios puestos en artículos de «El baúl de los recuerdos de IBM» o de e-mails relativos al mismo tema, se me ha pedido varias veces que explique el por qué de esa especie de devoción —o «IBMitis»— que muchos exIBMistas sentimos por IBM.
Creo que gran parte de la respuesta puede encontrarse en este excelente VÍDEO —cuyo título original «100×100 High» viene a ser algo así como «100 años al 100% de grandes inventos«— preparado como parte de lo hecho hasta ahora para conmemorar los 100 años (1911-2011) de vida de esta compañía, y de su evolución, según lo que en el muy buen artículo Historia y evolución de una empresa llamada IBM contó el amigo y compañero exIBMista Leonardo Masina.
Si al vídeo se le presta atención quedará claro que, para quienes como yo y los que en IBM estaban cuando entré (no puedo responder por los otros), tuvo que ser muy gratificante formar parte de una compañía que se distinguía, entre otras cosas, por:
Tecnología de punta
Por muchos años se había mantenido, y siguió manteniéndose, a la cabeza de la tecnología más innovadora, revolucionaria y prometedora del momento.
Todavía en 2010 IBM consiguió más patentes que Microsoft, HP, Oracle, EMC y Google juntas.
Filtro fino
Era muy escrupulosa a la hora de escoger al personal destinado a representarla en la calle, pues en entrenarlo invertía luego, y constantemente, decenas de miles de dólares para que pudiera entender las necesidades de los clientes, entender esa tecnología, y vender, instalar y poner a funcionar los productos derivados de ella.
De ahí que el solo hecho de ser aceptado por IBM ya era motivo de orgullo y satisfacción.
Trabajo de por vida
Algo que a quienes entraron a partir de los comienzos de los ’90s suena muy raro, pues esta gente esperaba, y espera, trabajar dos o tres años en una compañía; pasar luego a otra en la que, por un periodo similar, pueda hacer algo diferente o conseguir mejor paga por hacer lo mismo; y así sucesivamente.
El concepto de trabajar muchos años en la misma compañía les resulta aburrido y hasta opresivo.
Los tiempos cambian, y algo que IBM nos decía era que había que saber adaptarse a los cambios.
Principios, políticas y normas
Mantenía, cumplía y hacía cumplir, entre otros, el respeto al individuo, la igualdad de oportunidades, el trabajo en equipo, el pago por mérito, el control de calidad, y la búsqueda de la excelencia.
Encuestas de opinión
Conducía periódicamente, y usaba como guías, encuestas destinadas a conocer el índice de satisfacción de su personal, y la opinión que éste tenía acerca de la gerencia y de otros aspectos clave del día a día y del negocio.
Continuamente fijaba metas mayores a quienes por su desempeño mostraban potencial para crecer, y les premiaba cuando eran alcanzadas, contando así con un excelente filtro para escoger a quienes podían ser promovidos a posiciones de mayor responsabilidad y, por supuesto, mayor remuneración.
Evaluaciones
Al menos una vez al año, en una sesión empleado-gerente se evaluaba el desempeño que en el cumplimiento de sus objetivos había alcanzado el empleado, se determinaba (si procedía) el incremento en su remuneración, y se le fijaban los objetivos y metas para el año siguiente, pues el primer deber de cada gerente era la atención a quienes reportaban a él o ella.
Arriba o abajo
El tipo de culto a la personalidad que existía en algunas otras compañías —y que se manifestaba en que un empleado debía acatar a pie juntillas lo que su jefe (gerente) dijera, adularlo, llegar a casi reverenciarlo, y aceptar de él hasta vejaciones, en público o en privado— no existía en IBM; simplemente no podía existir.
Todos debíamos estar conscientes de que quien hoy era mi empleado podía ser mañana mi jefe. La igualdad de oportunidades y el ascenso por méritos permitían que eso ocurriera, y a mí me ocurrió dos veces que quien fuera mi empleado llegó a ser mi jefe.
Al saberse esto la primera vez, alguien me preguntó con sorna: «¿Cómo te sientes reportando a quien una vez reportó a ti?».
Mi respuesta fue: «Ahora tendré oportunidad de comprobar si lo entrené bien, de acuerdo a los lineamientos de IBM».
Por todo esto y más, IBM fue por muchos años la más deseada por quienes buscaban una compañía en la que trabajar.
Un gerente que en IBM tuve me dijo una vez «En un medio en que se busque la excelencia no se puede ser feliz». Esto es un sentir, o principio de vida, que en sí no es malo ni bueno sino una forma de ser que también puede deparar satisfacciones,… pero que no era compatible con lo que IBM esperaba de su gente, ni con mi forma de ser, pues nunca podría yo sentirme a gusto en un medio en el que no se buscara la excelencia.
Si aún con la experiencia de vida que tengo hoy pudiera yo retroceder el tiempo 40 años y se me ofreciera la oportunidad de entrar a trabajar en IBM, la aceptaría.